Día 34.
—¡Es Ian! ¡Ian lo atropelló! —gritó Carlos.
—¡Dios mío, no! —Rosa comenzó a correr hasta la calle, nosotros fuimos detrás de ella.
Ian solo detuvo el auto, sin bajar del auto.
—Tenemos que llamar a una ambulancia —dijo Rosa comenzando a llorar. —Por favor.
Oh por Dios, fue él.
—¡Fue Ian, Ian mató a Cat!
—¿Estás segura? —preguntó Hanna confundida.
—Muy segura, Candice dijo que alguien de nosotros lo había hecho, encontré a Ian viendo a través de tu ventana hace un rato, esto lo confirma.
Carlos se dirigió a la puerta del piloto, me levanté y caminé hacia él.
—¡Puso el seguro! —Carlos estaba molesto, así que comenzó a golpear la puerta. —¡Abre la puta puerta!
—Ian, por favor, abre.
Él negó inmediatamente, supongo que esta asustado de la actitud de Carlos y de que lo estamos acusando de asesino.
—¡Yo no lo hice Ana, todo fue un accidente! —gritó Ian, él se miraba muy nervioso.
Miré que giró la llave, la camioneta ahora estaba encendida, Ian pisó el acelerador, la camioneta esquivó a Isaac, estaba huyendo.
—¡Se va! —gritó Rosa llorando.
Carlos caminó hasta Isaac, lo cargo y lo metió a la casa.
—¿Creen que tengamos que llevarlo al hospital? —preguntó Rosa asustada.
Carlos rápido negó, pues Isaac ya estaba despertando, además parecía estar bien.
Isaac abrió los ojos, solo se quedó en silencio viéndonos a todos, creo que esta algo confundido.
—¿Qué pasó?
—¡Gracias a Dios que estás bien! —exclamó Rosa.
Me alegro tanto que Isaac este bien, Hanna y yo salimos de la casa de Rosa, ella llamara a la policía, Ian no puede seguir libre, es un maldito asesino.
***
POV Pablo.
—Me alegra tanto tener una buena amiga como tú.
Gaby sonrió.
—Gracias, Pablo.
—Sabes, creo que tienes razón, Candice ya se olvidó de mí.
Llevo cuatro tres días escondido, Candice ahora está ocupada con sus estúpidos retos, así que quiero pensar que ya estoy libre.
—¿Crees que fue buena idea no decirle a Rosa que ya no estamos en la cabaña a la que me llevo ella?
—Si, mira piensa en esto, Candice puede chantajearlos con algo, ellos inmediatamente van a poner a su familia antes que, a ti, ni siquiera te han llamado.
—Seguro están ocupados, ellos son buenos amigos, Gaby, tanto como tú.
Empezaron a tocar la puerta fuertemente, mi corazón comenzó a latir.
—¡Tranquilo, Pablo! Seguro es mi padre —Gaby se puso de pie para ir hasta la puerta.
—¡Abre la maldita puerta, sabemos que estás aquí! ¡Ana me lo dijo!
Mierda, mierda, ¡Son ellos!
—¿Ana? Pero ella no lo sabía —Gaby me miró confundida.
Me levanté de la cama, la pierna ya no me dolía tanto.
—Tenemos que salir de aquí, Gaby, ellos vienen a matarme.
—¡Abre la puerta o vamos a tirarla! —pude notar que era la voz de Henry.
Estoy seguro que viene toda la manada, Ariana y Elena acompañando a esos estúpidos.
—Pablo vete tú, yo los distraigo, por favor vete.
Estaba muy asustado, pero por ningún motivo dejaría a Gaby sola, no puedo hacerlo.
—No, me quedaré contigo.
Henry comenzó a golpear la puerta.
—Pablo rápido, vete, a mí no me harán nada, en cambio a ti te mataran.
No puede ser, es verdad, ellos ya me quisieron matar en dos oportunidades, no quiero morir aún, tengo mucho por vivir.
—¡Sal por la ventana!
Me dirigí a la ventana, justo cuando salí, la puerta cayó, pude ver a Candice, Elena y Ariana.
—Pablo no está aquí.
—Puede ser verdad, pero tenemos la manera de que el venga a nosotros —Candice sonrió, es una maldita.
—Todo será por ti —dijo Ariana. —Él vendrá por ti.
Ariana le puso un pedazo de tela a Gaby en la cara, luego la sacaron de la cabaña.
Pobre de ella, espero no le pase nada, haré lo posible por salvarla.
***
Día 34.
Narra Ana.
Desperté, dormí muy bien, me levanté y fui a darme una ducha, luego bajé a desayunar, mis padres estaban en la mesa.
—Ana, hoy iremos al médico —mi madre ni siquiera me miraba a la cara, simplemente se dedicaba a comer lo que había en su palto.
—No quiero ir, no tengo problemas —dije, y empecé a comer.
—¡Vas a ir! —gritó mi padre molesto y golpeó la mesa, haciéndonos estremecer.
—Está bien —mi madre me entregó una hoja, en la cual había unos datos, era la dirección.
—Te veré ahí a las 6 de la tarde, tengo que hacer algo —mi madre se levantó de la mesa.
No tengo ganas de ir, pero ya que insisten.
Hanna bajo a desayunar, al terminar salimos de la casa, iremos a ver a Pablo, hace mucho que no lo veo.
Primero fuimos a casa de Rosa, su madre había llevado a Isaac al hospital, le dijo que solo fue un accidente que no fue nada grave.
Salimos de casa de Rosa, pero mi celular y el de los demás comenzó a sonar.
Mensajes:
Candice: Gracias por la ubicación de Pablo, aunque solo pude conseguir a su estúpida amiga Gaby.
Ana: ¿Qué? ¿A Gaby?
Candice: Sí, dile al estúpido de Pablo que, si no viene hoy en la noche, Gaby tendrá que morir.
Candice: Tu reto es traer a Pablo a mi cabaña, todos tendrán el mismo reto, así si uno falla, otro lo podrá hacer.
—Rosa, ¿Qué hicimos?
—No puede ser, Pablo no estaba en esa cabaña, solo hay una cosa, tal vez se movieron ellos sin decirme nada —Rosa estaba sorpresa.
Unos ruidos raros hicieron presencia, no entendía nada hasta que comencé a buscar de donde venían.
—¡Anaaa! —gritaron desde un árbol.
—¿Es Pablo?
—Si, es él —dijo Rosa.
Caminamos hasta allá, era Pablo, él estaba escondido detrás de un árbol.
—Siento mucho que tengan a Gaby
—¿Tú se los dijiste? —preguntó Pablo.
—Si, pero le dijimos otra dirección.
—Lo supe, tuvimos que haberles avisado —Pablo agacho la cabeza arrepentido.
—Ellos te quieren, si no vas, ellos mataran a Gaby —mencionó Hanna.
—No puedo permitir que le hagan algo por mi culpa, tengo que ir —Pablo salió de entre los árboles decidido a ir con Candice.
Nos fuimos a sentar al parque, Pablo tiene que ir al anochecer a la estúpida cabaña de Candice.
No quiero perder a un amigo más, no podemos, Pablo no puede morir, nadie, nadie debe morir.
Al llegar la noche, vimos a Luis y a Valeria llegando al parque, ellos rápido se acercaron a nosotros.
—¿Qué pasa? —pregunté confundida.
—Queremos a Pablo, tenemos que llevarlo con Candice —mencionó Valeria.
—Él irá por sí mismo, nadie lo está obligando —dijo Rosa.
—¡Ana! —gritó Saul acercándose a nosotros.
—Déjame adivinar, ¿También vienes por Pablo?
—Si, Candice lo quiere, yo solo obedezco sus órdenes.
Maldita Candice, en verdad es el reto de todos, pero al menos el ira solo, caminamos hasta el auto de Saúl, nos metimos, él comenzó a conducir, espero que Pablo pueda llegar a un acuerdo con Candice.
Al llegar Candice tenía a Gaby amarrada a un tronco en medio de su propiedad.
—¡Ya estoy aquí, Candice, suéltala! —gritó Pablo, en su voz podía notar que, si estaba asustado, aunque quisiera hacernos pensar que no.
—¡Que valiente eres! Imagine que te tendrían que traer amarrado o algo —Candice comenzó a burlarse.
Ariana caminó hasta Pablo y se lo llevó hasta Candice.
—¡Candice esto no es necesario! —gritó Elena.
Elena siempre intenta salvarnos, ella no es como los demás.
—¡Cállate, no hables! —Henry le dio un pequeño golpe a Elena para que se callara.
Henry amarró a Pablo en otro tronco, Ariana se acercó a él con un galón de gasolina, empezó a tirarla encima de él.
—¡Dios mío! Van a quemarlo.
—¡Que inteligente, Ana!
—¡Candice no, por favor no lo hagas, puedo hacer lo que tú quieras, pero por favor no me quemes vivo —comenzó a gritar Pablo asustado, él forcejeaba tratando de quitarse las cuerdas.
—¿Lo que sea? —preguntó Candice pensativa.
—¡Si, solo quítame de aquí, por favor Candice, hago lo que sea! —volvió a gritar Pablo.
—¡Entonces mátalo! —Candice señaló a Luis.
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Espero y les haya gustado.
¿Creen que Pablo sea capaz de matar a Luis?
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