🍒 150505: I NEED U first win.
JiMin miraba por la ventana, perdido en sus pensamientos después de que el show acabara y que, por primera vez desde su debut, BTS ganara la competencia de un programa musical.
Eran casi las dos de la madrugada, pero JiMin no podía hacer que su cabeza calmara sus caóticos pensamientos, manteniéndolo al borde de las lágrimas desde el momento en que se sentó allí para poder admirar la vida nocturna desde el pequeño departamento que era su hogar, el lugar dónde él y sus compañeros, y mejores amigos, vivían y convivían aprendiendo a llevarse cada vez mejor.
De su cabeza no podía sacar el momento en que dijeron su nombre como ganadores. Y no podía evitar recordar todo lo que habían trabajado, no sólo en el álbum y la canción, sino desde su debut hasta ahora, cuando después de tanto tiempo, su esfuerzo parecía empezar a dar frutos. O al menos eso quería creer.
Una parte de él estaba muy emocionado con esto, decía que poco a poco empezarían a subir más y más alto y serían reconocidos finalmente, que sería un largo camino lleno de increíbles aventuras y un futuro grande.
Sin embargo, otra parte de él, la más pesimista, le decía que no se hiciera ilusiones, que eso no pasaría, que fue sólo suerte o casualidad. Decía que tenía mucho por mejorar y que todavía no era nadie. Que nadie podía quererlo si estaba gordo, o que si no sabía bailar bien o no cantaba mejor no llegaría a ningún lado.
JiMin hubiese deseado tener un interruptor para apagar a ambos lados, ambos estaban volviéndolo loco y lo único que había querido era poder disfrutar el haber ganado y ser feliz con eso, sin estar todo el rato maquinando si era justo o no, si habría más o no.
JiMin siempre odio su mente por eso. Él era incapaz de controlarla y se dejaba llevar mucho por lo que decían, incluso por lo que sus pésimos pensamientos creían. Era tan débil. Él deseaba poder tener un poco más de control sobre sí, tener la fuerza para detener esos pensamientos y sobre todo para no creerse sus propias mentiras.
Con un suspiro tembloroso en medio de la habitación oscura, quiso darse por vencido, tirar todo eso a la basura y, quizás, hacer una vida normal.
A veces ese deseo era tan fuerte que no podía controlarlo. Otras veces, él simplemente recordaba todo lo que peleó para estar ahí y recordaba cuánto amaba a las personas que lo acompañaban ahora. Recordaba cuánto amaba a JungKook, a TaeHyung, a HoSeok, a NamJoon, a SeokJin y a YoonGi, y se recordaba a sí mismo que a pesar de todo, él amaba lo que hacía.
El reconocimiento que habían obtenido hoy debería estar motivándolo, pero él siempre había sido tan pesimista, que simplemente no podía evitarlo.
Estaba feliz, por supuesto que lo estaba. Más feliz de lo que había estado nunca, pero a su vez, el miedo estaba comiéndole la cabeza. El miedo al fracaso, el miedo a no ser suficiente, el miedo al qué dirán. Todos sus peores temores estaban a flor de piel en ese momento.
— ¿Jiminnie?
JiMin saltó de su lugar dando un respingo cuando oyó esa voz ronca y adormilada cerca, y rápidamente miró hacia dónde provenía la voz, tranquilizándose cuando ese alguien prendió la luz y vio que simplemente era YoonGi.
— Dios, hyung, casi me das un infarto —susurró con algo de diversión, intentando disimular su verdadero estado, e intentando acostumbrarse a la luz de la pequeña sala.
YoonGi lo miró un momento con el ceño fruncido y luego tomó el control del televisor; apagó la luz de la sala, prendió el aparato y le bajó el volumen al mínimo, para luego sentarse en el sofá.
JiMin agradeció que apagara la luz principal, no sólo porque ahora sus ojitos se sentían mejor, sino también porque así no atraería más público.
— ¿Qué ocurre, JiMin-ah? —preguntó YoonGi recostándose en el sofá sin mirarlo. Era obvio que YoonGi se daría cuenta de que algo pasaba con él, si no habían sido sus ojos cristalinos, probablemente el aura a su alrededor lo había delatado. — ¿Quieres contarme?
JiMin suspiró. No quería contarle, pero incluso si hubiese querido, no sabía cómo poner en palabras entendibles y coherentes lo que pasaba por su cabeza.
— Estoy bien, hyung, sólo un poco pensativo. —Pero YoonGi no era estúpido, por el contrario, era mucho más dedicado y observador de lo que quería pretender. YoonGi lo conocía lo suficiente para saber que "pensativo" era la mejor palabra para disimular el caos de pensamientos.
— Ven aquí —dijo. Y JiMin frunció el ceño sin comprender, sin embargo, se levantó de la silla que tenía junto a la ventana y caminó hasta el sofá donde YoonGi estaba recostado con la vista en la pantalla del televisor.
Se paró en una esquina del sofá y lo miró, y enseguida el mayor le devolvió el gesto. — Ven —insistió tranquilo. Y el corazón de JiMin se aceleró de una manera desconocida para él hasta entonces.
— Estás tú allí —advirtió lo obvio, pues si bien Suga no era exactamente el más corpulento del grupo, era lo suficientemente grande como para ocupar todo el sofá.
— Acuéstate conmigo —ofreció mirando a JiMin a los ojos, en medio de la oscuridad.
JiMin no pudo evitar extrañarse y ponerse nervioso. El espacio del sofá era muy pequeño, y dormir pegados era algo que sólo hacía con TaeHyung y a veces con HoSeok, nunca con YoonGi.
— ¿Estás seguro? —inquirió un poco tímido, se sentía demasiado extraño que YoonGi estuviera invitándolo a acostarse con él. Pero YoonGi asintió y se acomodó contra el respaldo dejándole lugar a su lado. No había mucho espacio, y JiMin tenía que apoyarse en el pecho de YoonGi para no caer, lo cual sólo lo ponía más incómodo.
Sorpresivamente, YoonGi lo abrazó cuando estuvo recostado allí, envolviendo uno de sus brazos alrededor de su espalda para sostenerlo cerca y su mano contraria sobre su cabeza acariciando su cabello con cariño. Y una vez más JiMin se sintió al borde de las lágrimas ante la calidez que lo envolvió.
No era la primera vez que Suga lo consolaba, por el contrario, el mayor siempre lo hacía con todos (aunque no fuera exactamente un experto ello, pero por lo menos siempre lograba su cometido), y tampoco era la primera vez que abrazaba al mayor, pero había algo distinto allí hoy. La forma cálida en que YoonGi lo apretó, la manera que acarició su espalda y lo acunó en su pecho como a un niño pequeño, sólo hicieron que lentamente algunas lágrimas rebeldes se escaparan y mojaran la camiseta del más grande.
Parecía mentira la manera en la que YoonGi parecía saber, siempre, qué necesitaba JiMin para sentirse mejor. Y justo ese día, en ese mismísimo instante, JiMin necesitaba que alguien lo abrazara y lo contuviera justo como YoonGi lo estaba haciendo.
— ¿Qué ocurre Jiminnie? —insistió el mayor despacio, aún con voz ronca. JiMin suspiró en silencio, con su rostro levemente mojado aún y demoró un buen rato en analizar si quería o no, responder esa pregunta.
— Quisiera poder apagar mis pensamientos, hyung —murmuró con su voz inestable y quebrada por las ganas de llorar. — Me están volviendo loco —fue lo único que dijo. Principalmente porque no sabía poner en palabras sus ideas, no era que no quisiera compartir con YoonGi lo que pasaba por su cabeza.
— ¿Qué pasa con ellos?
— Son tan confusos, hyung. Tan molestos.
JiMin reparó en lo extraño que era estar en el pecho de YoonGi, siendo contenido y abrazado. Se sentía extrañamente bien pero muy lejano, como si estuviera en un muy buen y cálido sueño.
— ¿Confusos cómo? —siguió preguntando el mayor. JiMin miró su mano plantada sutilmente entre los pectorales del mayor, la luz del televisor a su espalda iluminaba bastante aunque él no pudiera ver demasiado debido a su posición, y reparó en la forma en la que el pecho de YoonGi subía y bajaba lentamente, tranquilo, mientras esperaba su respuesta.
— Una parte de mi está feliz de haber ganado, pero otra es pesimista al respecto —murmuró. Ahora que parecía estar más tranquilo, algunas cosas empezaban a salir con más sentido que antes, aunque no quería decir que fueran menos molestas, incluso si parecían algo tontas.
— Sobre si lo merecíamos o no, sobre si ve la pena festejar o no, sobre si estamos haciendo lo correcto o todavía nos falta mucho —habló YoonGi. El corazón de JiMin dio un vuelco en su pecho.
— ¿Cómo lo sabes? —preguntó levantándose sólo lo suficiente para mirar al mayor a los ojos. YoonGi se rió muy despacio.
— Tampoco podía dormir por ellos —confesó el mayor mirándolo a los ojos— ¿Todo nuestro trabajo por fin está dando frutos o fue sólo un golpe de suerte? ¿De verdad lo hicimos bien? ¿Cómo puede estar bien si aún soy tan malo en ello? —susurró sin dejar de mirarlo fijo.
JiMin mantuvo la mirada un momento, hasta que simplemente no pudo más.
Era demasiado extraño oír sus pensamientos en boca de otra persona. Tan raro, distinto y a su vez muy parecido. Pero incluso le parecían aún más tontos. Lo cual era irónico.
— Suenan más estúpidos cuando vienen de alguien más, ¿Verdad? —preguntó YoonGi tomándolo por sorpresa.
— ¿Cómo puedes pensar eso, hyung? —susurró recostándose otra vez en el pecho del mayor, plantando su mano entre sus pectorales otra vez y viéndola subir y bajar al ritmo de la respiración ajena. Y sintiéndose cálido y cómodo como nunca antes. — Tu eres genial, hyung. Escribes, compones, rapeas, lo haces todo...
El brazo de YoonGi se envolvió alrededor de él otra vez mientras contestaba. —Es lo mismo que pienso de ti, JiMin-ah. Cantas de maravilla, bailas como los dioses, y todos te aman, te adoran, ¿Cómo alguien tan genial cómo tú puede tener esos pensamientos?
—No soy genial —dijo instantáneamente.
YoonGi asintió con la cabeza. — ¿Entiendes ahora?
JiMin no contestó, simplemente se quedó pensando en si YoonGi tenía razón o no.
Cuando sus pensamientos venían de la boca de otra persona, le parecían absurdos, pero cuando estaban en su propia cabeza eran una tormenta, ¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser así?
¿Por qué no podía evitar esas horribles ideas que lo único que hacían era hacerlo querer tirarse de un puente?
¿Qué tenía su propia cabeza contra él, que no lo dejaba simplemente disfrutar el momento sin preocuparse?
— Si tú también tienes estos pensamientos, ¿Por qué estás intentado ayudarme? — cuestionó sin comprender. En cualquier caso, YoonGi podría estar ahorrándose esto e intentando resolver su propia mierda. Pero estaba allí, abrazando a JiMin con cariño, manteniéndolo cálido y cómodo, hablando sus miedos con él.
Pasó un momento antes de que YoonGi respondiera: —Si no puedo conmigo, por lo menos puedo ayudar a alguien más..., o al menos intentarlo.
JiMin permaneció en silencio. Si lo pensaba mejor, no estaba lejos de lo que él hacía casi todo el tiempo, ayudar el resto cuando no podía con lo suyo. Siempre era más fácil concentrarse en los demás que resolver sus propios problemas.
— Desearía tener un interruptor..., o por lo menos conocer una manera de apagar esos pensamientos —murmuró, no supo en qué momento su mano comenzó a acariciar suavemente el pecho del más grande, pero ahora no podía dejar de hacerlo.
— Yo también, JiMin-ah. Yo también —susurró el mayor apretando su brazo un poco más. — Sólo quiero que mi cabeza se calle por diez minutos. Es todo lo que pido. Diez minutos de paz, de no pensar en nada más que en el momento que estoy viviendo.
JiMin suspiró con la piel cálida, estirándose un poco para esconder su rostro en el cuello del mayor, sintiéndose completamente a gusto donde estaba. En brazos de su hyung, uno de sus mejores amigos, en brazos de la persona que sabía cómo ayudarlo, como calmarlo y consolarlo, cómo hacerlo olvidar por unos instantes.
— Daría lo que fuera..., aceptaría lo que fuera por diez minutos sin tener que soportar a mi propia cabeza diciéndome lo mal que esto todo el tiempo —murmuró cerrando los ojos y tomando una respiración profunda.
—Si pudiera... yo haría..., no. Nada, olvídalo.
La curiosidad surgió de JiMin al oír aquello, y se apoyó en sus brazos para mirar al mayor quien de pronto no lo miraba a él, sino a la oscuridad a su alrededor.
—¿Qué harías? —preguntó. Su corazón desenfrenado en su pecho quería más motivos para permanecer tan cerca de YoonGi como fuera posible, quería aprovechar al máximo esta extraña faceta de pura honestidad entre ambos y de poco comunes muestras de afecto que realmente volvían loco su corazón de una manera con la que apenas estaba familiarizándose.
—Nada. Olvídalo —se rió un poco avergonzado el mayor— Iba a decir algo muy cursi, estúpido y fuera de contexto.
—Ahora me siento más curioso —insistió él— ¿Cómo callarías el caos en mi cabeza, hyung?, te agradecería mucho una respuesta. —En realidad, era una súplica desesperada para que YoonGi lo ayudara a deshacerse de su tormenta interna.
Finalmente YoonGi lo miró a los ojos, había algo extraño y distinto en su mirada, nada que hubiese visto hasta ahora, algo que le aceleró el corazón de una manera que antes no había experimentado. Y él sentía curiosidad, quería saber qué era ese brillo tan diferente en sus orbes.
— Yo te haría el amor, JiMin —soltó entonces, deteniendo el corazón y la respiración de JiMin mientras una de sus manos subía y acariciaba su mejilla suavemente. —Te haría el amor para hacerte olvidar, aunque sea por un momento, todo lo que te atormenta... y sería egoísta, te usaría para olvidar yo también —confesó sin dejar de mirarlo fijamente, provocando que su corazón latiera cada vez más y más rápido. — Simplemente sería tan fácil olvidar mis pesares si todo mi ser estuviera concentrado en hacerte sentir bien, en hacerte sentir amado y deseado...
La respiración de JiMin se desestabilizó mientras en su vientre crecía la necesidad como nunca antes la había sentido, sentía su sangre correr ardiendo por todo su cuerpo y despertando todas sus terminaciones nerviosas. Y en su corazón quería apretar a YoonGi contra sí y nunca jamás dejarlo ir después de escuchar aquella sincera y caótica confesión.
— Lo siento, no debí decir eso —se disculpó YoonGi evitando su mirada con algo de pánico, probablemente con el rostro tan rojo como JiMin sentía el propio ahora.
Pero antes de que YoonGi pudiera intentar huir de allí, JiMin tomó su rostro con cariño y lo obligó a mirarlo a los ojos.
— Sería tan fácil olvidar si todo mi ser estuviera concentrado en lo que provocas en mí, queriendo mostrarte lo bien que me haces y lo bueno que eres para mí... yo querría..., —se interrumpió a sí mismo sin entender en qué momento sus respiraciones se volvieron pesadas, en qué momento sus pupilas se dilataron de aquella manera, y mucho menos en qué momento aquellas palabras vergonzosas salieron de su boca— yo querría que te sientas bien también, amado y valorado, hyung...
Ocurrió lo obvio entonces.
Sus labios se encontraron ansiosos y desesperados, ardientes y húmedos. Se aferraron al otro con fuerza, se devoraron como animales hambrientos. Ellos sintieron por primera vez, lo que era hacer el amor de verdad, lo que era olvidarse de todo menos del nombre de la persona que lo miraba a los ojos como si fuera el único en el mundo, como si fuera una piedra preciosa.
Hicieron el amor lento y con cuidado a pesar de la ansiedad de sus cuerpos. Gritaron el nombre del otro en susurros silenciosos, marcaron la piel del otro como muestra de su locura y como prueba de su amor de una noche. Se dedicaron palabras de amor como gemidos, y gemidos cantados como la más romántica poesía.
Sintieron por primera vez qué era sentirse amados y valorados, no sólo por el otro, sino también por sí mismos, sin miedo de mostrar sus cuerpos, sin miedo de que el otro viese sus imperfecciones; simplemente sintiendo. y dejándose llevar.
Se miraron a los ojos, y lo único en sus caóticas mentes, era la persona con la que estaban haciendo el amor tan suave, dulce, profundo y ardiente.
Y cuando la magia acabó, cuando tuvieron que volver a la realidad, lo hicieron en paz, con sus mentes tranquilas y por primera vez equilibradas.
Se dedicaron unos cuantos besos y unas cuantas caricias más, se susurraron con amor y dulzura, como si de verdad fueran amantes enamorados.
Y finalmente, tras un abrazo sincero y amoroso, un beso dulce como la miel y el susurro de sus voces adormecidas, cada uno se dirigió a su respectiva habitación, con el cuerpo hormigueando, y la promesa de un secreto que quedaría sólo entre ellos por el resto de sus vidas.
Empecé las dos primeras partes de este mini-fic que mas parece una colección de shots, mucho antes de empezar KMLT. Entre ayer y hoy, terminé las últimas tres partes. Seguro tarde en subirlas porque estoy intentando que la longitud sea parecida a esla de este cap y me queda mucho por corregir. Y espero que no se note mucho que llevo tiempo sin practicar la escritura.
En fin, se siente bien traer algo nuevo. Espero que lo disfruten a pesar de ser corto y sin mucho sentido.
Gracias por leer 💜
—Lu Shi 27 04
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top