02:00
月が綺麗ですね
De pronto estaba frente a mi armario, buscando entre mi ropa algo que ponerme hoy. El agua aun recorría mi cabello, los nervios aceleraban mi corazón cada que pensaba en hoy.
El conjunto sobre mi cama que había elegido mi madre especialmente para mi este día no se veía tan mal, pero el hecho de que lo eligió como si de una cita demasiado importante se tratara me decía que no era el adecuado para ir a comprar un juego. Por primera vez en muchos años me ayudo a escoger ropa, y aunque se sentía extraño, era un gesto agradable.
Me volvía loco en la cabeza pensar que ponerme, como lucir bien pero sin que parezca que me esforcé demasiado.
Tras muchos suspiros y escenarios patéticos en mi cabeza me decidí finalmente por el que escogió mi madre.
Seque mi cabello y lo alisé para que se viera mejor que otras veces, use cremas que regularmente no usaba y un poco de loción. Me puse la ropa y bajé las escaleras, aún faltaban unos minutos para salir a buscarla pero yo ya está listo.
Usaba mis dedos para calmar mi nerviosismo mientras el tiempo pasaba, hasta que apareció mi madre.
— Oh Kenma~ — me dijo con un tono dulce — Te ves muy bien, mi hijo se ve muy bien. estoy tan feliz de que tengas una novia.
Aunque llamarla mi novia sonaba bien ese no era el caso, aun no.
— No es mi novia.
— ¿Qué esperas? Deberías traerla a comer algún día, tu padre también quiere conocerla.
— ¿Le dijiste a-? no, olvídalo, me voy ahora — abrí la puerta para salir a la calle listo para ir a buscarla, para verla, pánico empezaba a presentarse en mí.
— Que les vaya bien — grito mi madre.
Camine lentamente pensando en todo y nada a la vez, pensando cómo llegar y tocar la puerta, ¿Qué debería decir?
Hola, nos volvemos a ver = muy amenazante.
¿Estas lista? = muy simple.
Tan hermosa como siempre = No es momento.
¿Nos vamos? = seco.
Buenas tarde (N) ¿quieres acompañarme el día de hoy? = excesivamente formal.
¡Hey! = suena bien, pero muy indiferente.
Abrí la rejilla que daba a la puerta de su casa y toque suavemente, demasiado quedito para mi gusto, quizás ni me escuche. Estaba a punto de tocar cuando abrió la puerta rápidamente.
...E
Ella... ella se veía tan bien hoy, se veía como una diosa, tan preciosa.
— Hola~ — dijo ella con un tono dulce.
— Hola, eh, bien te ves — mierdaaaaaaaaaaaaa ¿Qué dijiste estúpido?
Frunció el ceño y dejo escapar una jadeo nervioso, mientras yo me lamentaba por mi estúpido léxico.
— ¿Gracias?
Quería que la tierra me tragara, que un avión bajara desde el cielo y me chocara, que un ladrón se llevara mi cerebro.
— ¿Nos vamos? — le pregunte y ella asintió animada.
De camino a la tienda los dos íbamos caminando juntos, solo los dos, vestidos como si estuviéramos de camino a un evento importante y solo íbamos a comprar un juego. Ella hablaba de cosas raras que había soñado y que creía que significaba eso.
Algo que se había convertido en mi nuevo vicio era escucharla hablar, cada palabra que salía de su boca era una melodía perfecta para mis oídos.
— ¿Qué quieres hacer de tu vida? — pregunto de repente.
Nunca me plantee seriamente el concepto de crecer y trabajar, siempre aspire a quedarme en casa o algo por el estilo. Dedicarme al voleibol nunca fue una opción y sólo me quedan lo videojuegos. Entonces lo lógico sería...
— Algo relacionado con videojuegos, supongo. Pero no lo he hablado con mis padres, así que no se si lo acepten.
— Mmm, yo te apoyare, me veras apoyándote en todo lo que hagas.
Me gustaría, sería bonito que me acompañaras.
— ¿Qué me dices tú?
Se quedo pensando, divagando entre un montón de ideas y pensamientos que no pude deducir.
— No lo sé, siento que no llegare tan lejos para preocuparme por eso, sólo quiero sentir que estoy aquí.
Lo que dijo me dejo pensando, pensar en estar aquí, no preocuparte mucho por el futuro parecía una buena idea, pero era complicada, deja de sobre pensar las cosas es un caos completo para mí, hacer más esfuerzo por hacer las cosas a las que le tengo miedo ahora, o mañana lamentarme.
Está bien, tomare impulso y caminare a tu lado.
Llegamos a la tienda de videojuegos, entre y ella me siguió pero se perdió viendo los discos de juegos, examinando cada uno mientras yo iba hasta el mostrador.
Diría que esto fue más rápido de lo que me gustaría ahora, en otra ocasión hubiera aceptado y agradecido no tardarme demasiado, pero hoy, hoy fue excesivamente rápido. Fue como si todo fue en vano, como si todo el día fuera un desperdicio, no lo quería así.
— ¿Quieres ir a jugar al arcade?
Las palabras salieron de mi boca sin pensarlo mucho. ¿Desaprovechar la oportunidad?, lo he hecho tantas veces, pero hoy tengo que vivir el presente. Caminar a tu lado.
— Vamos — dijo ella y caminamos juntos hasta el lugar de videojuegos más cercano, el que a mi experiencia era el mejor para ser exactos.
Entramos y pagamos algunas fichas de juego, le propuse escoger el juego que ella quisiera pero se negó y me dejo la decisión a mí.
Decidí uno donde implicaba la búsqueda del tesoro, pero competiríamos el uno con el otro para llegar a ese tesoro, ¿debería contenerme?
Y con esa pregunta termine perdiendo ante ella en la primera ronda.
Está bien, fue un golpe de suerte de su parte.
De nuevo, volví a perder.
Coincidencia.
Una vez más, esta vez voy con todo.
Una carcajada provino de su lado, la pantalla marcaba winner para ella de nuevo.
— Tres veces ya, vamos juega bien, no te contengas — hablo a mi lado.
¡Lo estoy dando todo!
Game over para mí, de nuevo, como las veces anteriores.
¿Qué me pasa hoy? No he ganado nada.
Y así, transcurrió la tarde hasta que se hizo de noche y tuvimos que dejar de jugar. Cierta frustración existía en mi en este momento, no haber ganado nada me afectaba.
— El universo me ayudo hoy — dijo ella mientras caminábamos por la acera de la calle.
— Sorprendentemente jugaste muy bien.
— ¿Sorprendentemente? — me respondió y yo solo pensaba en cómo lo había arruinado otra vez — Bueno tienes razón, tuve mucha suerte, yo solo corría sin sentido y encontraba el tesoro, pero te gane y me siento feliz.
La caminata era lenta, el cielo estrellado y el aire fresco abundaban en este momento.
Mientras caminábamos en silencio llegamos cerca de un parque, vacío e iluminado solo por unas cuantas farolas pero en su mayoría abundaba la luz de la luna. Jale un poco su camisa para llamar su atención y cuando la tuve completamente le susurre — ¿Quieres ir ahí?
Ella asintió y me siguió hasta una banca que se encontraba en el centro. Me senté primero y ella a mi lado.
— ¿No esta magnifico el cielo hoy? — ella me pregunto mientras veía las estrellas flotar en el universo, yo la veía apreciar el cielo y esa era mi mejor vista hoy — Las estrellas mueren ¿sabías?
Negué con la cabeza (aunque si lo sabía) y observé el cielo examinando cada formación de todas esas estrellas, las constelaciones de las que hablaban los profesores empezaban a formarse ante mis ojos en el cielo. Cerré mis ojos y sentí como la luz de la luna chocaba contra mi rostro, me concentré en los pequeños sonidos a mi alrededor, alejado del bullicio de la ciudad solo escuchaba los grillos cantar y sentía el calor del cuerpo de (N) chocar con el mío. Aunque era leve lo cálido que transmitía aun así lo ame.
— El chico de tus mensajes ¿era Kuroo? — le pregunté cuando abrí mis ojos.
Soltó una carcajada y cruzo sus brazos, giro a verme y cuando nuestras miradas chocaron dijo — No.
De reojo vi como volvía a ver el cielo, apreciando de nuevo lo que tenía delante.
— ¿Es Yaku?
— No
— ¿Inuoka?
Esta vez una suave risa escapo de sus labios y una sonrisa se formó en su rostro — No Kenma, en realidad de quien te hablaba es un chico de cabello negro, aunque ahora lo tiene teñido de rubio, pero me gusta como le quedan ambos colores. Ama los videojuegos y el pay de manzana, juega voleibol y es el número 5, es muy dulce y tímido, también es muy atento a los pequeños detalles, es muy buen chico.
— Suena pésimo.
— Mmm no, en realidad es genial — decía aun mirando el vacío en el cielo, buscando formas en la luna.
— No, no me suena, no sé quién es.
— ¿No?
— No.
— Su nombre comienza con Ke y termina con nma.
— ¿Kema?
Negó con la cabeza y un poco nerviosa giro su cabeza para buscar mis ojos, yo ya la veía pero ahora ella también a mí. El brillo en sus ojos y la clara expresión que se formaba en sus labios para pronunciar palabras la hacía ver tan vulnerable y libre a la vez.
— Eres tú, Kozume Kenma tú me gustas.
Mantuve mi mirada en ella, tratando de parecer lo más cuerdo posible, ignorando el hecho de que quería saltar de felicidad.
Cinco minutos para tomar el valor.
Los primeros dos fueron para mí, intentando concentrarme en las palabras que saldrían de mi boca, como decirle que también me gustaba.
Me acerque más a ella para colocarme a su lado. Miraba el gran cielo despejado, la luz de la luna chocando con su cara y la brisa del aire revoloteando su hermoso cabello. Eso se transformó en el minuto tres.
Descansé mi mano a unos cuantos centímetros de la suya, sentí la necesidad de acercarme más y tomarla de las manos. Pero seguía en los tres minutos.
El tiempo era lento, dulce pero lento. Vino una gran ráfaga de viento que hizo que todo su cabello descubriera por completo su rostro, su boca se curveo ligeramente y su piel brillaba más que nunca, lo sé, sueno tan estúpido, fui como un hombre que haría todo por esa mujer, y lo soy. Ha sido poco el tiempo que hemos intercambiado y tal vez me esté precipitando, pero (N), yo haría todo por ti.
Igual seguí apreciándola con todo mi ser, y aunque fue lento llegó el minuto cinco, reuní todo el valor que pude, tomé su mano, ella se sobresaltó ante mi toque, estaba un poco fría. Entrelace nuestros dedos, puedo jurar que este si fue el momento que más me sonroje en la vida.
Suspiré hondo mientras ella me observaba y yo le dije;
— La luna está hermosa hoy.
Lo dije, las palabras salieron de mi boca, mi esperanza se apoyaba en que lo entendiera, que dedujera el significado detrás de este.
— Puedo morir en paz — dijo ella.
死んでもいいわ
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