No me dejes ir pt.3

[...]


Si hay una manía que Jimin ha ganado con el tiempo, es la de caminar mirando hacia el cielo, vagamente consciente del movimiento y tratando de no caer a la primera piedra que se le interpone. Aún así es casi involuntario el que su barbilla se levante y sus ojos admiren la forma de las nubes, el estado anímico del mundo. Pocas veces su estado anímico coincidía con el del planeta, pero ciertamente era contagioso. Los días de lluvia dan una sensación de melancolía. Los días de sol, un cierto aire de esperanza. Ese día, el sol estaba oculto por las blancas nubes pero se podía ver un cielo vasto detrás. 

Habían pasado tres días desde que Yoongi fue internado en el hospital por sus fracturas y heridas. El doctor les había dicho que no eran tan graves, pero por su estado encontraba mejor el que descansara en un hospital que en casa. Así mejoraría más rápido. Si fuera un Alfa o un Omega, estaría repuesto de sus heridas en una semana; pero los Betas tardaban más en recuperarse. Y más si son especiales como Yoongi, nacidos de padres Alfa-Omega y bastante enfermizos, por lo que estar al pendiente de la recuperación de sus heridas era importante. Así que Jimin, saliendo de la universidad, se encontraba yendo hacía el hospital con dos libros, que ambos querían leer, y los cuadernos de las materias a las cuales ya tenía exámenes ese mes, en el bolso. 

Con el tiempo y de forma casi imperceptible, Jimin le había ido agarrando el gusto a la lectura; la de ciencia ficción era su favorita. La de Yoongi, todo tipo de literatura, menos las policiales y era esa misma razón por la cual Jimin había empezado a leer por cuenta propia últimamente, porque el Beta se niega a leer una policial de nuevo, la primera que leyó la detestó, pero sólo por Jimin la terminó de leer en voz alta. 

Yoongi -por fin- había conseguido sumir a Jimin en el mundo de la lectura voluntaria, lo que era un logro de por sí muy importante, más para el Omega que para el Beta. Como un tipo de comensalismo inconsciente. Últimamente, ahora es Jimin quien busca libros para leer.

Mirando el cielo, Jimin no podía dejar de recordar todos los besos que le dio en urgencias luego de que Yoongi le permitiera besarlo. Más bien, aquella pregunta había querido decir otra cosa, no un simplemente <<¿Puedo besarte? Quiero besarte>>, había querido más bien decir <<¿Podemos estar juntos de esa forma en la que yo pueda besarte y nadie más? Algo así como novios de verdad>>  porque Jimin quería algo seguro. Algo oficial. No quería que un día una Beta cortejara a Yoongi y él no pudiese decir <<Es mi novio, aléjate>>, porque el solo pensarlo le hace regodearse como un niño pequeño.  Le entusiasmaba poder decirlo y no sólo hacer como hacía siempre: gruñir... y gruñir.

Y mientras seguía perdido mirando de reojo el cielo, caminando con paso regular porque ya estaba cerca del hospital, pensaba en la suavidad de los labios del Beta, en como su cara se había puesto más roja de lo que ya estaba -o morada-, en como había empezado a hablar con balbuceos nerviosos luego de que Jimin se rehusara a dejar de besarlo, incluso cuando una enfermera entró para informarle que lo iban a llevar a una de las habitaciones del hospital para su estadía.

Para Jimin fue realmente tierno ver como Yoongi decía << Park, ya p-para, p-puedes b-besar...me... después>> en un gruñido, tratando de imponer seriedad. 

Al final, tuvo que desistir de besarlo sólo porque la hermana pequeña de Yoongi, Lehyun, se había puesto celosa y le había alejado de un palmazo. Para ser omega, era inclusive más celosa que Jimin ahora que se había dado cuenta de las intenciones reales que tenía para con su hermano. Así que en ese instante, ambos empezaron una pequeña rivalidad; quien era mejor cuidando al Beta. Y para dos Omegas jóvenes, el saber cuidar era un instinto a flor de piel del cual ninguno de los dos quería perder ante el otro. Así que de seguro Lehyun estaría ahora en la habitación de Yoongi, como los tres días anteriores, sin importarle que Yoongi le diga que su presencia no es necesaria. Pero luego, el Beta no se quejaba, ya que su hermana solía cocinar casi tan bien como su madre y le llevaba comida -en su mayoría, solo dulces. Y Jimin... bueno, él podía traerle las galletas de su madre y decir que eran suyas -aunque Yoongi jamás le creería.

La cocina no es su fuerte. La de todos los demás, al parecer sí, incluso Yoongi cocina al nivel de su madre. Y por eso mismo se pregunta cómo Yoongi puede ser tan perfecto y que no se de cuenta. Jimin lo intenta -el arte de la cocina-, pero a veces... simplemente prefiere comprar pollos BBQ. 

Por eso mismo, gracias a Lehyun y a Kyungsoo, un paciente Beta compañero de habitación de Yoongi, Jimin no había podido hablar sobre lo de ese día en Everland. Sí, estaba claro que ya no eran sólo amigos, pero lo que le dijo en el parque de atracciones sigue grabado en su memoria. ¿Aún seguía pensando que un Alfa -cualquier Alfa- se iba a interponer entre ellos, más bien, iba hacer cambiar sus sentimientos? 

Jimin lo entendía, entendía esa inseguridad; la naturaleza había creado al Alfa y al Omega para que estuviesen juntos. Los había creado como un todo, una sola persona, nacidos para el otro y destinados al nacer por un lazo que va más allá de cualquier cosa. Destinados a encontrarse,  evolucionar, a vivir y a procrear. En la historia, años atrás, los Betas no eran más que simple error de la naturaleza; un fallo. Y ni qué decir de los Deltas, ni siquiera se pensaba que pudiese existir alguna relación que no fuera Alfa-Omega. Incluso hoy en día, hay personas que discriminan, personas enfrascadas en su jerarquía.

Es difícil explicar para Jimin, pero ni su lobo ni su alma misma se ve con alguna persona que no fuera Min Yoongi.

Como si él mismo hubiera sido creado para conocerle, una conspiración de la naturaleza, siempre que miraba al Beta, cuando todo se estaba en silencio, con él leyendo su libro y él mismo admirando su quietud, le recorre por el pecho esa sensación de que por más caminos que hubiera tomado, al final del día, siempre terminaría en el mismo lugar, conocido a Min Yoongi una y otra y otra vez. Más allá de su naturaleza, Yoongi despierta en él algo que incluso su lobo mismo no entiende, sin ser un Alfa; lo huele. Ahí donde él mismo está, también sabe donde Yoongi está. Cuando se creía perdido, esperaba algo. Y llegó, en forma de un chico de aspecto casi desnutrido y tez apagada, que escribía en su libreta, que miraba el cielo como si en cualquier momento pudiese irse volando.

Es tan indescriptible todo lo que Jimin siente por Yoongi, que a veces le asusta de sobremanera, pero siendo un Omega joven, nunca piensa demasiado en ello. Jimin prefiere sentir más que pensar en lo que está sintiendo, como suele hacer Yoongi la mayoría del tiempo.

El amor es el amor, no importa como se presente, no importa si encaja o no; porque cuando se sabe que se tiene se es tan afortunado. 

Y Jimin se siente tan afortunado de conocerlo.

Sumido en sus pensamientos, apenas es consciente de la figura que lo espera en la esquina de la calle del Hospital. Basta un rayo de sol que aparece detrás de una nube y da en sus ojos, para que Jimin vuelva a mirar el camino frente a él.

Y lo ve, fumándose un cigarrillo que, luego de consumido, aplasta contra la calzada.

Una mueca de profundo desagrado y desprecio aparece en su rostro; sus ojos tiñéndose de recelo. Aprieta los puños para que aquella ira conocida no explote por todas partes y lo ignora, tratando de pasar por su lado porque no está listo para enfrentar algo tan dañino como Min Jonghyun. Y porque, últimamente, todo lo que le interesa está acostado en una cama dentro de aquel hospital, y es tanta la preocupación que ni siquiera tiene tiempo para pensar en sus propios sentimientos de venganza contra ese Alfa petulante.

Simplemente hace como que no está allí, mirándole tan fría y arrogantemente como sólo el Alfa puede mirar. Obviamente, a eso él no le importa, porque al instante que pasa por su lado siente como lo agarran fuertemente del brazo, deteniéndose abruptamente.

- Suéltame, pedazo de mierda -masculla el Omega, reiterándose que no debe perder la paciencia. ¿Qué sería de él si se pone a pelear frente al hospital? No, esos eran otros tiempos. Simplemente, ya no podía ponerse a pelear y no quería. Lo único que quería en ese momento era leer su novela policial en paz y entre capítulos besar a Yoongi hasta que el rostro se le vuelva un tomate con cuerpo de llavero de calavera.

- Tenemos que hablar, Park Jimin -articula el Alfa con seriedad, luego de soltar el agarre a su brazo y levantar la mirada que tenía gacha. 

Jimin no le quita la vista de encima, tratando de leer en el rostro del Alfa alguna señal de peligro; pero no siente nada. Lo único que ve es al lobo de Jonghyun tranquilo, casi apasible, mirándole con esa característica frialdad suya.

Pero desconfía, y con razones. ¿Qué espera ya ese Alfa de él?, ¿Secuestrarlo? 

- No voy a secuestrarte, Park -esboza Jonghyun, frunciendo más el ceño si cabe, igual que Jimin, que pega un respingo al ver como le leyó la mente, ¿Tan obvio era?- Así que no me mires así.

- Si intentas hacerme algo, no creas que no lucharé, Jonghyun. Uno de los dos va a morir si lo haces, y no me importa -sentencia Jimin, casi con la misma frialdad que el Alfa desprende.

Algo parece ablandarse en la expresión rígida del Alfa, lo que le hace carraspear.

- No voy a hacerte daño, lo prometo. Sólo quiero hablar contigo, charlar como dos personas, si es posible en esa cafetería comiendo algo -añade, señalando con el mentón la cafetería frente al hospital-. Te he estado esperando hace tres horas y no he comido nada.

Aquello suena casi como a reproche, lo que hace que la cara de Jimin se vuelva roja de la irritación y de pura rabia e impulso, agarra con rapidez el cuello del chaleco de Jeans de Jonghyun y lo zarandea de un lado a otro, acercando su rostro y fulminándolo con la mirada, pero ni aún así logra intimidar al Alfa, que alza una ceja como preguntándose, <<¿En serio vamos a pelear aquí afuera?>> 

- Por todos los lobos, dame una razón para seguirte y no matarte aquí mismo con una piedra.

La voz le sale más grave, como en boca de loco, de la impotencia que le da que Jonghyun esté tan tranquilo (aunque puede ver la cicatriz que adorna su frente) mientras Yoongi está en una cama de hospital en vez de su casa. Sumándole a la propia culpabilidad sobre el asunto, el que ya no sea tan impulsivo como antes no quita el hecho de que de verdad le gustaría golpear a Jonghyun. Hacerlo papilla. Como mínimo.

- Porque luego de que yo coma algo y diga lo que quiero decirte -responde Jonghyun, poniendo los ojos en blanco y retrocediendo unos pasos cuando Jimin lo suelta-. Ya no me verás más, nunca, me iré de tu vida, ¿Suena bonito, no es así?

- De todas formas no te vería, sé que fuiste expulsado de la universidad -replica, mirándole con más recelo aún. Se había enterado dos días atrás, a boca del entrenador que les había dado la noticia a toda la clase. No dijo el porqué y él tampoco me preguntó, ya de por sí sintió un alivio enorme al no encontrárselo por los pasillos. 

Jonghyun esboza una media sonrisa burlona y Jimin lo mira preguntándose qué demonios pasa por su cabeza, de verdad, si pudiese diseccionar su cerebro lo haría, aunque no sirva de mucho y termine tirándolo al cesto de la basura.

- Sí, agradéceles a tus amigos por eso -dice con sarcasmo, y a la vez, encogiéndose de hombros-. Nunca me gustó esa jodida carrera... así que me hicieron un favor.

 - ¿Cuáles amigos? -pregunta extrañado, como si a Jonghyun le hubiera salido un ojo en la frente-. ¿De qué hablas?

- ¿No lo sabes? -reitera Jonghyun, un poco más extrañado, pero mueve la cabeza impacientemente-. Mira, te lo explicaría mejor si vamos a esa cafetería ahora, que aquí parados en medio de la calle. ¿Lo captas?

Jimin lo analiza con la mirada una última vez, sin moverse un ápice y viendo como Jonghyun empieza a impacientarse. Luego de unos segundos, suspira y, aunque la cafetería está llena de personas, deja el celular desbloqueado para en cualquier momento llamar a la policía si el estúpido Alfa se pasa de listo.

- Jodido imbécil... -masculla, a sabiendas que puede oírlo, y camina hacia la cafetería sin importarle que el Alfa lo siga o no- Que sea rápido, no tengo todo el tiempo.

Jonghyun no responde, sólo lo sigue caminando unos pasos por detrás de él casi como si fuera su guardaespaldas. Entran a la cafetería, simple por fuera, pero por dentro Jimin se queda extasiado al ver la cantidad de flores y cuadros de fotografías de paisajes que hay colgadas adornando el lugar. El lugar huele a vainilla y una linda Omega les recibe, guiándolos a una mesa al lado de la ventana que da a la calle. Desde ahí, Jimin puede ver las personas que salen y entran del hospital y las ambulancias, que yacen estacionadas a un costado.

Cuando la mesera toma la orden de Jonghyun (Jimin se rehúsa a comer frente a un tipo tan desagradable) se va, dejándolos a los dos sumidos en un silencio incómodo y tenso.

- ¿Y bien? -habla primero Jimin, apoyando los codos en la mesa-. ¿Qué me quieres decir? Te escucho.

Jonghyun suspira, apoyándose en la mesa también, desviando la mirada hacia el mantel color mostaza con bordado de flores en la mesa para luego posarla fuera de la ventana. Para la tranquilidad de Jimin, no se tarda mucho en responder; más que escucharle, su mente aún sigue pensando en que quiere alejarse lo antes posible de él.

- ¿Alguna vez has sentido que tu mente a veces se desconecta de tu lobo?

- ¿Qué? -se desconcierta Jimin; no se le ocurría nada que el Alfa pudiera decirle, por lo que de todas formas, era extraño.

- Que tu mente racional se apaga... -explica, sin mirarle-... que no eres tú, sino otra... cosa... que actúa por ti. Puede ser nuestro lobo, pero hasta nuestro lobo puede ser más inteligente que nosotros.

Jimin lo piensa unos segundos; y algo parecido siempre suele pasarle cuando él pelea. Tal vez Jonghyun se refería a eso, tal vez venía hablar sobre la pelea de él y Yoongi. El Beta le había dicho que, en parte, había sido su culpa por ir a buscarle sabiendo como era el Alfa, así que Jimin supuso que Jonghyun no había ido a golpearlo como decían sus amenazas anteriores.

- ¿Te refieres... a las peleas?

- Sí, eso mismo -Jonghyun alza la mirada, con una sonrisa ladeada y un brillo de tristeza en sus ojos- Entras en un estado donde no sientes nada más que rabia y dolor y no encuentras como desquitarte que destruir todo a tu paso, ¿Lo has sentido, no es así? Por eso te metías en tantos problemas, por eso me golpeaste la primera vez que nos vimos, por eso eres como eres.

- T-tal vez -esboza Jimin, frunciendo el ceño-. ¡Pero tú te lo buscaste, era como si imploraras que te diera con la silla!... Ahora soy diferente.

- No... no creo que lo seas, cualquier día vas a volver a perder el control si alguien te saca de quicio, igual que yo.... Bueno, yo nunca había pensado en eso con tanta profundidad antes, somos deportistas -dice, apoyando su cara entre sus manos-. Sacamos nuestra rabia ejercitando, corriendo, boxeando... pero pensé en ese estado de rabia tan pura, de destrucción en el que nos sumergimos... lo comprendí luego de... luego de haber golpeado al Beta.

- Se llama Yoongi, no Beta -rectifica Jimin, poniendo los ojos en blancos al igual que el Alfa.

- Como sea, lo sigo odiando igual -espeta, resoplando casi como un niño de cinco años-. No me arrepiento de nada, no me arrepiento de haberlo casi matado... de lo que sí me arrepiento, es de haberte hecho llorar. No lo supe en ese momento, pero más que gustarme, me importas mucho -Jonghyun se acomoda en la silla, apoyándose en el respaldo-. Cuando éramos pequeños, nunca te burlaste de mí porque mi padre me había dejado, incluso una vez te oí decirle a los demás que cerraran la boca, eras muy tímido pero tenías esa mirada tan seguro de ti mismo y nunca llorabas cuando te molestaba, de hecho, me mirabas fijamente y una vez hasta escupiste en mi zapato -se ríe, con los ojos brillantes de una admiración que nunca había visto en él-. ¡Eras genial y eras un Omega! Me gustabas porque eras lo que yo no era, porque tenías aquello que yo no tenía; una linda familia que se preocupaba por ti. Yo siempre quise llamar la atención de todos... más aún la tuya, y cuando no la obtenía, me frustraba demasiado... Ser un Alfa no es fácil y me enojó más el hecho de que quisieras serlo después... del incidente de tu padre y mi tío... no lo entendía, no te entendía. ¿Por qué querías ser un Alfa? Estabas bien como eras, totalmente perfecto... Mi madre estaba orgullosa de que yo fuera un Alfa, pero luego de que mi padre nos dejase, empezó a repudiarme con todo su corazón, si tan solo la hubieras visto, gritándome un montón de cosas, incluso ahora... -la mirada de Jonghyun se pierde por unos instantes, luego se encoge de hombros y vuelve a recargarse en la mesa-. Como sea, los Alfas somos el escalafón más alto, ¿No? Simplemente, somos un mal chiste. No te quiero pedir perdón por las cosas que te he dicho y hecho, porque lo volvería hacer si así pudiera tener tu atención. Sé que me comporté como un animal, soy un animal, mi lobo me domina la mayoría del tiempo, y es por eso mismo, que me afectó verte llorar. ¿Cómo puede un Alfa hacer llorar a su Omega? Es irónico, ya que te golpeé en el combate de boxeo que tuvimos, pero eso... es diferente. Yo no quería hacerte llorar... eres como esos cactus que sobreviven a las sequías y me gustas por eso, siempre me has gustado, el único Omega que ha querido mi lobo de forma... pura.

Jimin traga saliva, porque el tono de voz de Jonghyun es tan frágil y amargo, enmascarado con cierto aire de burla, como si con eso no fuera a echarse a llorar como un niño. Le daba lástima, pero no iba a ser amable con él; simplemente, no podía. Jonghyun había dañado a la persona que más quería y eso no se lo iba a perdonar nunca. 

- Pero mi lobo no te quiere, Jonghyun -termina por decir, inexpresivo-. Hagas lo que hagas, golpees a quien golpees, nunca te voy a querer.

- Lo sé, y duele como la mierda, porque he sido una verdadera basura contigo. Te he dado muchas malas visiones de mí, de hecho, si no fuera porque ese Beta me dio con la piedra en la cabeza, lo hubiera matado... y tú estarías libre.

Jimin golpea la mesa de puro enojo con los puños, casi impulsivamente. ¿Qué él estaría libre? Hablaba con tanta frivolidad que hasta olvidaba la lástima que sentía por él.

- Estás enfermo si piensas eso, ¡Yo jamás-!

- Lo sé, idiota -le interrumpe Jonghyun, riéndose amargamente entre dientes- Me hubieras matado... lo sé. Amas al Beta, es más que obvio, cuando te vi en urgencias... fue la primera vez que te vi llorar por alguien, ni siquiera en el entierro de tu padre te vi llorar de esa forma, y lo odio. Lo odio tanto que... no quiero perder la cabeza ni la poca humanidad que tengo. Cuando te vi llorar, me acordé de mi tío, del cómo terminó pudriéndose en la cárcel y yo no quiero eso. No me importa que me odies, eso sería un honor, pero yo no quiero odiarme a mí mismo más de lo que ya lo hago. Suelo defender a mi tío porque, además de ti, era el único que se interesaba por mí, pero era un maldito maniático, más que yo, mucho más. Su lobo estaba loco por tu madre y perdió la razón. Yo no quiero perder la razón y hacerte llorar otra vez, eres... importante para mí. Por más hijo de puta que haya sido. Eres un recuerdo que quiero mantener intacto, eres el recuerdo más puro que tengo de mi infancia, ¿Sabes? Porque aunque pasamos la mayoría del tiempo peleando, los juegos en el jardín, las veces que me sonreíste cuando decía algún chiste, incluso tal vez no te acuerdes, pero cuando jugamos al santa secreto, yo tuve tu regalo; hiciste una grulla de papel muy bonita. Me gustó mucho, aun la tengo... eras lo único que me hacía feliz cuando los problemas en mi familia eran demasiado para mí.

En ese instante la mesera llega a su mesa con el pedido de Jonghyun, que no es más que jugo de naranja recién exprimido y emparedados de mantequilla de maní con una tarta de chocolate. Todo bastante infantil tomando en cuenta que Jonghyun luce como un físicoculturista.

- ¿Fuiste al entierro de mi padre? -pregunta Jimin, luego de que la mesera se haya ido.

- Fui solo. Mi madre me dijo lo que había pasado ese mismo día, me dijo que tenía que decirle si mi tío iba a la casa... pero yo fui a esperarte al cementerio. No lloraste en ningún momento, parecías más cansado que triste. Me preguntaba en qué momento irías a llorar, incluso las peleas que tuvimos después fue por eso... quería ver si podía hacerte llorar, pero sólo logré que nos expulsaran a los dos -una risilla vuelve a brotar del pecho del Alfa, quien empieza a sorber de una cañita el jugo de naranja- . En cierta parte, fue divertido el intentarlo, parecías cada vez más reacio a llorar... 

- ¿A dónde te irás ahora?

- ¿Estás preocupado por mí? -exclama Jonghyun, con un brillo juguetón en sus ojos. Jimin frunció el ceño, ¿Cómo ese Alfa podía ser tan irritante? En ese gesto juguetón, hasta le hizo recordar a Taehyung.

- No -niega, sin siquiera titubear-. Sólo quiero saber para así mantenerme lo más lejos posible de ti.

- Lo supuse -se encoge de hombros, casi decepcionado.

- No sé qué planeas al decirme esto... no voy a cambiar mi visión de ti...

- Lo sé... sólo quería verte cuando estuviera en mis cincos sentidos -Jonghyun le da una mordida al emparedado, el cual no tarda en tragar-. Sabes que los Alfas solemos perder la razón, nuestro instinto es más fuerte, nos dejamos llevar más fácil por nuestros deseos más básicos... Ah, de verdad no entiendo cómo el verte llorar... -se detiene, tras un profundo suspiro-... da igual. 

- Dijiste que mis amigos habían hecho que te expulsaran... no lo entiendo.

- Fueron tus amigos Alfas, Hoseok y... ¿Cómo se llamaba el otro?, ¿El de cabello castaño y cara de mafioso...?

- Taehyung -esboza Jimin, apoyando su mentón en su palma. Jonghyun comía vorazmente, como si no hubiera comido hace días.

- Eso. Taehyung. Enviaron fotos comprometedoras a la directora, sobre mis... 

Se queda callado, pero Jimin no sabe si es porque se atoró con el pan o si está pensando sobre si decirlo o no. La mirada de Jonghyun se posa en sus ojos y puede ver algo de nerviosismo en ellos.

- ¿Tus? -le incita a seguir, luego de un breve silencio en el que Jonghyun parece sumergido en su jugo.

- Atajos... y gustos. 

- No entiendo... -Jonghyun arruga la nariz, y Jimin no sabe como, pero algo se le viene a la mente-. ¿Consumías drogas?

Jonghyun le dedica una mirada de reojo y se puede decir que está avergonzado. O casi. Jimin no sabe como interpretarlo.

- Se supone que te hacen más fuerte. Algo así como los esteroides, pero no provocan dependencia... aunque te hacen sentir como si estuvieras en el maldito cielo, como el chocolate pero que te hace poder correr un kilómetro en cinco minutos.

- Entonces ya comprendo como es que me ganaste... -esboza Jimin, tranquilo, hasta que termina apuntándolo con el dedo indice disgustado-. ¡Eres un jodido tramposo!

- Dejé de consumir un mes después de intercambiar a tu universidad, Park, te gané limpio -rebate Jonghyun, devolviéndole la expresión de molestia-. Costaban mucho dinero y yo apenas tenía lo de la beca...

- Y dices que fueron mis amigos los que te delataron.

- Sí, es obvio. Después de ti, ellos también querían matarme por tocar el delicado cabello de ese fideo que tanto te gusta... aunque me pregunto si no fue ese fideo el que le dio las fotos...

- ¡Que se llama Yoongi, no fideo con patas! -espeta, volviendo a perder la paciencia.

- Dije fideo, no con patas -rectifica Jonghyun, con total inocencia, esta vez tomando un trozo de tarta y llevándosela a la boca- Conste que te lo acabas de inventar tu solito. 

- Cállate. Yoongi no haría eso.

- Tal vez no él, pero tus amigos sí. Los rumores dicen que el consejo estudiantil siempre está al tanto del historial de cada estudiante, que inclusive van a tu casa sin que tú lo sepas, para ver de dónde provienes, tú familia... como el maldito FBI pero coreano -explica, con cierto aire de misterio que hace a Jimin reír por lo absurdo que suena-. Tú Yoongi es parte de él, ¿No? Incluso me amenazo antes, no quería que me acercara a ti. ¡Si lo hubieras visto, hasta parecía un Alfa tratando de protegerte! Fue patético, pero valeroso, debo aceptarlo... Además, hasta tú lo habrías hecho si hubieras tenido la oportunidad, el delatarme...

- ¡Si tan solo no fueras un jodido loco, Jonghyun! -exclama Jimin, cruzándose de brazos- ¡Hasta hubiéramos podido ser amigos!

Jonghyun levanta la mirada, con los ojos bien abiertos y la mandíbula medio desencajada. 

- Enton-

- No. Ni lo pienses -le corta, reacio a darle esperanzas al Alfa. Jimin ni siquiera quería ver a Jonghyun-. Ya es muy tarde.

- Entonces no digas esas cosas, joder, Park Jimin, eres cruel...

- Sí, lo soy -gruñe Jimin, hastiado. Ve en la hora en su celular y se da cuenta que se han estado mínimo media hora hablando, lo que significa que llega media hora tarde de encontrarse con Yoongi-. Así que, si me disculpas, llego tarde, Jonghyun.

Jimin se levanta del asiento, pero se detiene al ver el ademán de Jonghyun para retenerlo del brazo.

- ¿A verlo a él?, ¿Ni siquiera vas a esperar a que termine de comer?

- No.

- ¿Tampoco te despedirás con un abrazo?

- ¡No!

- ¿Y un beso?

- ¡Que no, jodido pesado! -termina gritando, llamando la atención de varias personas a su alrededor. Jonghyun gruñe y bufa, levantando las manos a la altura de su pecho como si estuviera dándose por vencido.

- ¡Está bien, está bien, pero no me insultes que me estás sacando de quicio!

Jimin vuelve a caminar, pero antes de irse, se vuelve hacia Jonghyun que le sigue los pasos con la mirada mientras mastica el emparedado perezosamente.

- Adiós, Min Jonghyun -se despide, para luego volver a retomar su camino-¡Por favor, sé una persona normal y no acoses a la gente!

- ¡¿Qué?!, ¡Pero si yo nunca te acosé! -rebate ya a lo lejos, luego de tragar lo que tenía en la boca.

Jimin sale de la cafetería y no puede evitar sonreír de medio lado, un poco nostálgico y más aliviado que nunca. Jamás se había sentido más aliviado; ahora sabía que ya no iba a dañar a nadie más. Porque, aunque no quisiese aceptarlo, aun recordaba a Jonghyun como ese niño que esperaba solo a su madre a las afueras del jardín y de la escuela. Por más horrible que fuese, por lo menos Jimin sabía, que había al menos una posibilidad de que se salvase.

Porque todos las tenemos. Sólo hace falta un buen golpe para saberlo.


[...]



- Hola, me llamo Min Jonghyun, ¿Cómo te llamas?

Jimin levantó la mirada del castillo de arena mojada que estaba haciendo en el arenal del jardín. Vestía sus botas de lluvia amarillas, esas que rechinan cuando caminas, con una jardinera gris y una pala roja en su mano. Al encontrarse con ese niño de tez tostada y bastante sucio, acompañado de otros dos a sus espaldas, algo enclenques a comparación de él, le hizo caerse de culo en la arenilla. Volvió la vista hacia el suelo, avergonzado por las risas de los otros dos, excepto del niño que le había saludado. El niño que le había saludado seguía mirándole fijamente, casi sin parpadear.

- M-me llamo Park Jimin.

- ¿Eres Omega, no?

- Uh, s-sí...

- ¡Yo soy un Alfa! -exclama con emoción, haciendo que Jimin de un respingo por la sorpresa. No sabe qué decir exactamente y mira de reojo como aquel niño sonríe, haciendo que sus ojos se achinen y muestre su diente salido.

- U-uh...-titubea, nervioso.

A lo lejos, oye un chillido, seguido de unos pasos apresurados y luego se haya levantado por la fuerza de Eunwoo, su amigo y compañero de clase. Eunwoo era bastante gordito y tez pálida como la nieve, por lo que pudo reconocer de inmediato las manos que lo arrastraban lejos del arenal.

- ¡Jiminnie, venga, vamos!, ¡Corre, que llegaremos tarde a comer espárragos! -exclama su amigo, apresurado mientras tira de él hasta que, sin siquiera haberse despedido del chico que lo saludo, es apresado por un brazo que rodea su cuello y la voz de su amigo susurrando fuertemente en su oído-. Jiminnie, no te juntes tanto con él, siempre molesta a todos. ¡De la que te salve!

- ¿E-en serio? Yo creo que es muy amable...

- ¡Pero si piensas eso de todos!

- ¡Eso no es cierto!

A unos pasos de ellos, Jonghyun hacía un puchero pero sonreía, porque al menos ahora sí conocía a una persona que pensaba que él era amable y no intimidante como todos creían. 

La primera persona.


[...]



Rita se encontraba mirándole divertida, mientras leía la frase escrita en el yeso que cubría parte de mi hombro, pecho y brazo. Yoongi casi gruñó, removiéndose en la cama y apoyando bien su cabeza en la almohada con forma de plátano que le había comprado Jimin. En la sala de hospital en la que se encontraba, la compartía con otro Beta en igual de condiciones que él o peor; a él si le habían atropellado, pero había sobrevivido y ahora, se encontraba escuchando música en su celular. Se llamaba Kyungsoo, unos años mayor que él y no era demasiado hablador, lo que a Yoongi le parecía excelente; así podía leer sus libros con mayor tranquilidad.

- Con que ahora eres propiedad de Park Jimin -dice Rita, leyendo en voz alta para luego carcajearse divertida-. No sé porqué no me sorprende.

Yoongi ve como la Beta camina hasta su velador y deja unas flores de varios colores. Frunce el ceño, porque hasta el momento nadie le había traído flores. Sí, le habían ido a ver varios chicos de la universidad, entre ellos Hoseok y hasta el hermano de Taehyung, pero sólo le traían comida, en cambio, Rita le traía unas flores. Unas flores que, por cierto, le hacían recordar a Jimin. A él le encantaba oler el aroma de las flores, aunque terminase con la nariz roja y goteante de mocos por el polen. 

- Gracias por las flores -esboza Yoongi, burlón-, pero no me he muerto aún.

- ¡Que comentario más desagradable! -resopla la Beta, para luego sentarse en la silla a su lado-. Puedes decir que están preciosas.

- Conozco cosas más bellas y preciosas.

- ¿Cómo cuales?

- Su existencia -farfulla, impulsivamente, pensando en el Omega y la forma en la que suele estornudar. Rita lo mira con una ceja alzada y se da cuenta que no lo ha pensado, sino que lo ha dicho y ella le ha escuchado. Su cara explota como si le hubieran tirado un tomate en la cara y quiere pegarse contra la pared-. ¿Qué?, ¡N-no he dicho nada!

- ¡Eres tan romántico! -se burla Rita, para luego sacar su celular, ignorando los bufidos de Yoongi -. Aún recuerdo, en esa fiesta hace años, cuando estuviste con Kyung Jess, la Beta de gastronomía. Todas creíamos que eras un chico decente, pero terminaste en un armario con ella sin ningún compromiso. Ahora mírate, ¿De quién es la existencia tan bella para ti?

- Cierra la boca -refunfuña Yoongi, volviendo la vista hacia la ventana a su lado-. En esos tiempos, las hormonas habían aparecido en mí como el acné. Además... el hacer esas cosas, sin nada más que el instinto, encuentro que es un acto de frivolidad para la especie mínimamente evolucionada en la que nos hemos convertido...-dice, para luego quedarse unos instantes callado enfrentado la mirada divertida de la Beta, como si le dijera <<no puedes negarlo>>-. Sí, tienes razón, me he vuelto más romántico.

- ¿Por Jimin? Sé que es Omega, todo el mundo lo sabe ahora.

- No creo que sea gran problema, ¿Verdad?

- Es un Omega que ha ganado respeto, pero debe tener cuidado; la gente odia cuando le engañan -responde Rita, alzando las cejas.

- Jimin no quería engañar a nadie... -murmura Yoongi, algo molesto.

- Quería engañarse así mismo. Creo que eso es peor.

Yoongi se queda callado, afirmando en silencio. Sí, encontraba que eso había sido peor, y él no pudo hacer mucho para cambiarlo. Piensa que las cosas pudieron haber sido un poco mejor si  hubiera hecho algo antes, pero a veces hay momentos que se tienen que vivir. Simplemente, no puedes esquivarlos ni hacer nada más que enfrentarlos a como de lugar.

- Gracias por venir -termina por decir, volviendo la mirada hacia la intravenosa que aún seguía en el dorso de su mano. El suero puesto caía con igual lentitud que el primer día-. ¿Cómo te has enterado?

- Por Hoseok, obviamente. Y los rumores en los pasillos de las bibliotecas.

- Vaya... ¿Qué dicen? -pregunta, curioso.

- Que te ha atropellado un camión de helado -responde Rita, echándose a reír y tomando el libro que Yoongi había dejado a medio leer en su regazo-: O uno de libros. Aún pensamos en ello, nos divierte.

- Me gusta más la versión de los libros; es más real, ya me veo en medio de la calle queriendo una edición especial de Bajo la misma luna -dice sarcástico. 

- ¡Oye, es uno de mis libros románticos favoritos! -exclama Rita, casi mirándole ofendida-. Luego de Cincuentas sombras del lobo, claro.

- Eres... -en la cara de Yoongi se hace una expresión de asco, como si no fuera Rita la que estuviera a su lado, sino un ser baboso con tentáculos-. Por favor, vete. Y llévate tus flores.

- ¿Qué? -se queja, haciendo un puchero-. ¿Qué tiene de malo?

- Hay tantas novelas y tú eliges esa basura -reprocha, con tono de decepción.

-  Sí, sí, como sea -Rita mueve la mano hacia el, como quitándole importancia porque sabía que rumbo tomaría la conversación; conocía lo suficiente a Yoongi para saber su asco por las novelas sin contenido que ella se daba el placer de leer- ... Entonces, ¿Te gusta Jimin?

Yoongi casi se atraganta con su saliva. Casi. Si no fuera porque se le da bien aparentar que no le ha dado un mini infarto por la pregunta tan directa de la Beta, que empieza ya a mirarle con una total diversión y una carcajada que se le sale de la garganta.

- ¿Qué te hace pensar eso?

- Bueno, ahora que lo pienso... cuando te vimos en el armario con Kyung Jess, vi que Jimin también los había visto -de repente, la Beta se estremece y ya no hay diversión en su rostro-. Su expresión era como la de un asesino, tenía esa misma expresión que suele poner cuando me acerco a ti. Es... intimidante... además, la mayoría del tiempo están juntos, como si fueras la mamá pato.

Yoongi aprieta los labios, dudoso de si decirle o no a Rita; aun no tiene muy claro que rumbo quiere que tome la relación de él y Jimin. Últimamente ni siquiera piensa en ello, sólo disfruta como Jimin suele besarlo cuando su hermana se despista o va al baño. Está tan inmerso en lo feliz que Jimin le hace que no se ha parado ni ha pensar en lo que, hace días, le aterraba de sobremanera; un maldito corazón roto y un desastroso final.

Obviamente, ya es muy tarde para echarse marcha atrás. Ahora ya no se pregunta << ¿Y qué pasa si...? >> porque en su mente solo puede haber cabida a todo lo que Jimin se ha vuelto; ese todo que por años había ignorado. Y ahora que todo estaba envuelto en una tranquila sensación de comodidad y seguridad, Yoongi apenas se había parado a pensar en las cosas malas.

Y es que con Jimin a su lado, las cosas malas ni siquiera le rozaban.

- Sí, me gusta -confiesa, luego de unos segundos de silencio-. Desde hace tiempo... desde antes que Kyung Jess y de cualquiera.

- ¿Por eso hacías aquella frivolidad, no? -pregunta Rita, como si fuera una psicologa y el libro que tenía en el regazo su cuaderno para anotar-.Te gustaba Jimin, pero no podías hacer esas cosas con él... y buscabas un reemplazo.

- ¿Eres una bruja? -exclama Yoongi, consternado. 

- Todos los hombres son predecibles. Y sí por bruja te refieres a muy inteligente; pues lo soy.

Rita solía ser así, realmente parlanchina a lo que su imagen pudiese decir con la falta de maquillaje y esa trenza a un costado de su cabello, desde que se la encontraba por los pasillos y hablaban de libros, le había parecido una buena chica.

- ¿Dónde quedó esa Beta tan tímida que le pedía que le encontrara los libros? 

- A eso se le llama agarrar confianza, Min Yoongi -vuelve a reír, con un tono bastante chillón para el oído del Beta- O agarrar la pata, como tú elijas.

Yoongi pone los ojos en blancos y termina por sonreír apenas con la comisura; las heridas en su rostro, increíblemente, aún seguían doliendo. Apenas y podía ir al baño, bañarse, todo con ayuda, sin gruñir y gemir como un cachorro. Mira de reojo el reloj en la pared y se da cuenta que falta poco para que Jimin llegue de la universidad; lo hace todas las tardes sin falta. Y como siempre, no puede evitar un cosquilleo ansioso al pensar que en unos minutos más podría verlo. Y besarlo, tocarlo, estar con él... Para Yoongi, eso era lo mejor de estar vivo.

- Gracias por venir -dice Yoongi, sacándole un resoplido indignado a la Beta.

- ¿Me estás echando?

- Con cordialidad. Jimin va a llegar en diez minutos, dudo que quieras estar aquí cuando aparezca.

- ¡Demonios, no! -exclama la Beta asustada, levantándose de un salto- Sus gruñidos dan miedo.

- Yo creo que son tiernos -dice, otra vez, impulsivamente. 

- ¡Ya dije, mamá pato, el amor! -se burla Rita, devolviendo el libro a su regazo-. Nos vemos cuando te recuperes, ¿en cuánto?, ¿Un mes?

- Una semana.

- ¡Pues eso! -dice Rita, haciendo ademán de irse, pero antes se vuelve hacia él y, de su velador, saca un plumón que suele usar Jimin para rallar su yeso-. Oh, oh, no puedo sin antes escribir algo... -la Beta se inclina hacia él, casi rozandole la cara con su larga trenza y, aunque Yoongi trata de leer lo que ha escrito, no puede porque lo ha escrito en un costado alejado entre su costilla-. Ya está. A Jimin le va a encantar -esboza, como si estuviera mirando una obra de arte.

- Oye, no hagas eso -se queja Yoongi, frunciendo el ceño. No quería algo estúpido escrito en su yeso, aunque Hoseok y Jimin habían dejado varios dibujos raros. Taehyung hasta le había dibujado un pene, por Dios, ¡Un pene, el mocoso! Tuvo que pedirle a Jimin que lo borrara a cambio de varios besos- ¿Qué escribiste?

- ¡Adivina!-se ríe malévolamente, devolviendo el plumón a su lugar para luego marcharse y antes de cerrar la puerta, exclamar un-: Adiós, Yoongi, ¡Recúperate!

Yoongi gruñó por lo bajo, tratando inútilmente de ver lo que había escrito, pero fue en vano; todo le dolía. Suspiró resignado y volvió a la lectura que estaba teniendo antes de que Rita entrara, que era un libro tan bueno que no podía dejar de leerlo. Sólo faltaban diez páginas para que terminara y Yoongi ya estaba sintiendo esa sensación de nostalgia por todas las emociones; el libro se trataba de una joven señora Omega, viuda, que luego de perder a su marido por una enfermedad se recluye en su casa en lo profundo del bosque; pasan los años y los árboles son demolidos para hacer más casas, a lo que la señora no está de acuerdo, por lo que empieza a hacer todo tipo de cosas para que nadie se vaya a vivir ahí, tira cosas, pone alambradas y canta todo los días canciones de protesta enfrentándose al gobierno y al status. Durante la historia, conoce a varias personas que quieren hacerle cambiar de opinión, pero ninguna logra convencerla, hasta que un día, conoce a una niña pequeña que va a vivir allí, una Omega que perdió a sus padres y ambas terminan cantando juntas. Luego, aparece el tío Alfa de la niña, también viudo y ambos, aún con sus años, se enamoran perdidamente del otro, luego de tantos problemas y situaciones tanto desgarradoras como profundamente cómicas, ella está preparada para amar y para aceptar al Alfa, todo está yendo viento en popa, Yoongi está preparado para el final perfecto, pero a la siguiente línea, ella...

Muere.

- No. No. No. -repite Yoongi, como si fuera un disco rayado. 

Abre los ojos descomunalmente y la mandíbula se le desencaja, por lo que se tapa la boca. Vuelve a leer, esperando haberlo hecho mal, pero no. La protagonista muere. Y por una estúpidez. Yoongi no puede creerlo, está patidifuso, en trance. La protagonista murió cuando tenía la felicidad por delante. ¡Así, tan simple! Y Yoongi sigue leyendo, esperando a que sea una broma, a que la protagonista sea salvada, que alguien la ayude y siga viviendo. Pero la protagonista sabe que va a morir y, en sus últimos momentos, empieza a despedirse de todos sus seres queridos; del felino albino llamado Chan que le hacía compañía, aquella amiga de años que volvió a su vida, la niña, el Alfa, incluso su marido muerto... 

Y Yoongi no puede evitar tirar el libro hasta la otra punta de la habitación, provocando un pequeño grito de sorpresa a su compañero en la cama de al lado, que lo mira como si estuviera loco.

- ¿Otra vez murió alguien?

Mira hacia donde provino la voz, y ve a su querido Omega mirarle cariñosamente, con una total ternura. No sabe en qué momento llegó Jimin ni tampoco sabe en qué momento unas ganas horrorosas de llorar aparecieron en su pecho.

- ¿Por qué son así?, ¡No lo entiendo! -empieza a refunfuñar, haciendo un puchero y aguantando esas ganas horribles de pararse, tomar el libro yacido en el piso y botarlo a la basura-.  ¡Ella tenía mucho porque vivir!, ¡Y la matan, tan simple como arrancar un hoja! Jodido libro...

- ¿Vas a llorar? -exclama su compañero de cama, atento a sus palabras. Yoongi lo fulmina con la mirada y él vuelve a ponerse los audífonos. 

- No estoy llorando... -masculla, desviando la mirada hacia la ventana. 

Estúpido libro...pensó Yoongi. Ahora que miraba a Jimin, le daban ganas de abrazarlo fuertemente y quedarse ahí bien pegado a él, pero apenas y podía mover las piernas. Tal vez pueda abrazarle con las piernas...

Jimin sonríe, va hacia el libro tirado en el piso, lo limpia del polvo y camina hacia su velador para guardarlo en el primer cajón y luego sentarse lo más cerca posible de su cama. Yoongi da vuelta el rostro, admirando lo precioso que Jimin se ve y estira la palma, esperando que Jimin una la mano con la suya y la entrelace como lo hacen últimamente, lo que no tarda en suceder. La mano de Jimin está helada, por lo que la toma gentilmente y empieza a sobarla entre su mano -su mano es casi dos veces más grande que la de Jimin- para darle calor.

- Puedes llorar si quieres, siempre lo haces cuando tu personaje favorito  se muere, ¿Te acuerdas cuando...? 

- ¡No voy a llorar! -vuelve a refunfuñar Yoongi, un poco avergonzado-.  Joder... me gustaba mucho el personaje, que injusticia.

- La vida es así, Hyung. -trata de consolarlo Jimin, lo que no se le da demasiado bien, pero ya es un consuelo el hecho de que, con su mano libre, esté empezando a tocar su cabello poniendo las hebras de su cabello en su lugar-. De repente, somos arrancados como una hoja de papel. Así de simple.

- Es triste... los libros deben darte esperanza, ¡No una jodida muerte! -exclama Yoongi, afligido por eso, pero mirando hipnotizado como Jimin se inclina un poco más a su rostro, ordenando su cabello sin mirarle, por lo que el Beta aprovecha la situación y le da un beso fugaz, pero lo suficientemente profundo, como para que Jimin sonría, sonrojándose. Con los días, Yoongi ya se sonrojaba menos. O eso creía él.

- ¿Dónde está Lehyun? -pregunta Jimin, sin alejarse ni un ápice a los pocos centímetros que separan sus rostros. 

- No va a venir, tiene clases de ballet... aunque tal vez venga más tarde.

Yoongi está anonado mirando al Omega, que se acerca lentamente a él y le devuelve el beso tan lentamente, a cortos intervalos, disfrutando totalmente de la sensación cálida, suave y dulce que sus labios le brindan. Siempre que Jimin lo besa... es como la morfina. Lo dejaba en un estado de trance tan placentero, tan adictivo y a veces tan desesperado por más... era maravilloso. Jimin le hacía tan feliz, pero de una forma tan diferente a como lo hacía todos esos años, que lo dejaban en un estado de idiotez en la que no podía dejar de sonreír. Supuso que eso provocaban los besos.

Cuando Jimin se alejó, solo unos centímetros, haciendo que Yoongi abriera los ojos que había cerrado, vio como la nariz del menor se movía, lo que le pareció malditamente tierno. Iba a decir una broma, como que parecía cachorrito olisqueando comida, pero justo en ese instante Jimin estornudó en todo su rostro.

Malditas flores, pensó Yoongi, parpadeando varias veces.

- ¡Oh, lo siento, lo siento, Hyung! -se lamentó el Omega, limpiándole el rostro con las mangas de su sudadera. Yoongi no pudo evitar reírse bajito esperando a que ya no tuviera su saliva en el rostro.

- ¿Esa es tu forma de saludar ahora, Jiminnie?, ¿Puedo hacerlo también? -dice maliciosamente.

- ¡No fue apropósito! -se quejo Jimin, viéndose culpable pero riéndose también, cuando se dio cuenta de las flores a su lado y luego, ahí en su costado donde Rita había escrito algo. Jimin dejó de reírse y frunció el ceño. Yoongi ya podía oír el gruñido en su garganta-. ¿Y esas flores?, ¿Y esa... dedicatoria?

- Es de Rita, la Beta, ¿Te acuerdas de ella? -dice Yoongi, adorando la forma en la que Jimin siempre se pone celoso. Sus expresiones eran tan bonitas, incluso cuando pareciese como si hubiera chupado limón-. Escribió algo, no sé que dice, ¿Qué dice?

Jimin se inclina un poco más, leyendo la frase en voz alta, con un tono de voz monótono y lleno de veneno. Era tan gracioso para Yoongi.

- Recúperate pronto, mi querido Yoonie... de Rita... ¿Con que Yoonie, Min? -alza la mirada el Omega, fulminándole. Yoongi ni siquiera rió. Esa frase era tan absurda que ni era graciosa, además, no le convenía reírse; de seguro Jimin no volvería a besarlo. Jimin sabe con exactitud todos sus puntos débiles...

- ¿Puedes borrar ese insulto de la faz de la tierra?

- Con gusto...

Inmediatamente Jimin busca el marcador negro en el velador, le saca la tapa con la boca y comienza a rayar encima de la frase que escribió la Beta. Yoongi levanta la mano, esa en la que tiene la intravenosa -y la única que mueve libremente- y empieza a frotar con su pulgar el entrecejo arrugado de Jimin, el que no tarda en relajarse. Riéndose bajito, Jimin está dibujando quien sabe qué cosas alrededor la raya negra que ha hecho tapando la frase, dejando a un lado la tapa del marcador.

- Jimin...

- ¿Sí? -responde Jimin, inmerso en sus dibujos.

- Mírame -pide el Beta. 

Jimin levanta la mirada y otra vez se ve sorprendido por el Beta que, como segundos antes, vuelve a besarle, esta vez con una mano en su nuca e impidiéndole que se alejase; aunque poco efecto hacía, ninguno de los dos quería estar a más de cinco centímetros del otro.

- Se me olvidaba... -susurra Yoongi contra su boca, con los ojos entreabiertos al igual que el Omega-. Hola, Park. Me alegra que vengas todas las tardes...

- Hola, Min. Me alegra venir -responde Jimin, sonriendo divertido y volviendo a besarle con más intensidad; si tuviera una cola, ya se imaginaba meneándola de lado a lado. Luego de unos segundos, donde ambos tienen que volver a recuperar el aliento y su compañero de habitación empieza a toser para llamar su atención, Jimin se separa-. Oye, Yoongi... uh...b-bueno... ahora que estamos s-solos...

- No están solos, yo estoy aquí -espeta con molestia Kyungsoo, que se ha sacado los audífonos y los mira enojado. Jimin pega un respingo, como si recién se hubiera dado cuenta de su existencia, pero lo ignora monumentalmente. 

- Ahora que estamos solos... -repite, marcando cada palabra, supuso que para que Kyungsoo entendiera que le importaba un comino que estuviese ahí, por lo que gruñe pero no dice nada más, sólo vuelve a ponerse los audífonos y cierra los ojos. Jimin le da una mirada de reojo y sonríe triunfante-. Gracias, señor.

Yoongi se muerde el labio, tratando de no reírse, y vuelve su atención al Omega que juega con sus dedos nerviosamente y también se muerde el labio inferior, pero por razones diferentes. Era obvio que tenía que decirle algo importante.

- ¿De qué quieres hablar?

-  Bueno... he estado preguntándome... es decir... he estado pensando... que nosotros, o sea, hm...eh... es... más bien... uh... -empezó a balbucear, pasándose nerviosamente las manos por el cuello.

- Eres tan tierno cuando balbuceas -confesó Yoongi, en voz alta. Jimin lo miró, tan ensimismado en lo que tenía que decirle que no le escuchó.

- ¿Qué? 

- ¿Qué? -respondió Yoongi, desviando la mirada. Odiaba que se le fuera la lengua, era tan vergonzoso-. No dije nada.

Jimin volvió a bajar la cabeza, pensativo, mientras volvía a tomar su mano y empezaba jugar con sus dedos.

- B-bueno... nosotros... uh... tú... y yo... y tú... y yo... ¡Ah, maldición! -gruñó, haciendo un puchero y sonrojándose hasta las orejas.

- ¿Qué pasa?, ¿Quieres pedirme algo? Porque si es sobre leerte otra vez esa novela policial, no lo voy a hacer, excepto, tal vez si...-empezó a decir, tratando de ayudarle porque parecía que en cualquier momento le iba a dar un ataque; nunca había visto a Jimin tan nervioso. Más bien, pocas veces le veía así. Y estaba recordando esas veces cuando fue interrumpido de sopetón, por un Jimin ruborizado que lo mira de reojo.

- ¿Qué somos?

- ¿Cómo?

- Es decir... -ve como Jimin traga saliva, y vuelve a desviar la mirada a sus manos- ¿Somos novios, no?

- ¿Eh? -descolocado, Yoongi asiente-. S-sí... si tú quieres...

El cambio de tema lo había hecho desconcentrarse demasiado; ciertamente pensaba pedirle a Jimin que fueran novios, cuando estuviera mejor. En un lugar bonito, que fuese especial... no en una sala de hospital y menos oyendo los gruñidos molestos de un Beta a su lado. Pero como siempre, Jimin se le había adelantado. Y era tan vergonzoso como creía que sería.

- ¿Tú quieres? -pregunta inseguro el Omega.

- Sabes que sí -dice Yoongi, un poco molesto; era lo que él más quería y, estúpidamente, preguntó igual que él-: ¿Tú quieres?

- ¡Claro que sí, idiota! -refunfuño Jimin, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. Toda la paciencia que había heredado Yoongi, era la que le faltaba al Omega, pero aún así le gustaba sacarlo de sus casillas; era divertido-. Bueno... ¿Y qué hacen los novios?

Yoongi volvió a mirarle sorprendido; esa sí no se la esperaba.

- ¿Cómo?

- ¿Qué hacen? -se encoge de hombros el Omega, mirándolo sinceramente curioso-. Nunca he tenido uno... tú sí -Jimin apoya los codos aun costado de su cuerpo, en la cama y apoya su cara entre sus manos-. Tengo entendido que ahora tengo control sobre ti, ¿No? Ahora puedo hacer que todas las Betas no te tengan en la mira, pero además de eso... ¿Qué tengo que hacer?

Era sencillamente increíble como Jimin podía ser ingenuo y tiernamente tonto a veces; pero lo entendía. Jimin jamás se había acercado de forma romántica a nadie además de él. ¡Pero todos sabían lo que hacían los novios! bueno, o casi... ¿Qué cosas hacen además de la que hacen los amigos? Pensó en algo, pero se rehusó a decirlo en voz alta, menos si aún tenía el yeso y no podía moverse sin ayuda.

- Bueno... los novios... ellos... hacen... muchas cosas -termina tartamudeando, sin evitar sonrojarse.

- ¿Cómo cuales? -pregunta Jimin, parpadeando de una forma en la que Yoongi se quedó inmerso en sus pestañas. Es tan lindo, ¿Cómo cada día puede ser más lindo que ayer?...

- Bueno... ir al cine, comer juntos, hacer cosas que ambos les guste, tomarse de las manos, uh...-empezó a describir, mirando el techo, a ver si ahí habían más cosas que pudiese decir sobre ello.

- ¿Y?

- ¿Cómo qué <<Y>>? -se vuelve a mirarle Yoongi.

- ¡Eso ya lo hacíamos antes! -refuta el menor, frunciendo el ceño-. Necesito algo nuevo, ¡Algo que no hayamos hecho!

- B-bueno... nosotros...

Iba a decir que viajar juntos, eso nunca lo habían hecho, pero oyó otra voz que respondió por él.

- Oye chico, ¿Sabes qué hacen los novios que los amigos no? -dice Kyungsoo, mirándoles divertido y Yoongi ya sabe lo que dirá desde antes de poder siquiera decirle que se calle-: Sexo.

Maldito entrometido... pensó Yoongi, gruñendo.

- ¡Nadie pidió tu opinión! -Kyungsoo se encoge de hombros ante eso, riéndose, y vuelve a su celular.

- ¡Esa es una idea genial! Gracias, señor -celebró Jimin, tan contento como Yoongi de impactado-. Hyung, hay que hacerlo... pero espera -lo detiene, borrando su sonrisa por una expresión consternada-. ¿Cómo se hace el sexo? Las clases de reproducción que tuvimos en el instituto no eran tan claras y se me ha olvidado todo.

- Jiminnie, t-tú... -balbuceo, sonrojándose horriblemente. Hasta podía sentir que todo daba vueltas.

- ¡Pero no importa! -exclama, sacando su celular, tan feliz que sus ojos desaparecieron por culpa de su sonrisa-. Buscaré en internet, quiero ser un novio genial...

- Por todos los lobos... -Yoongi se lleva la mano con la intravenosa a la cara; era tan vergonzoso. Luego de unos minutos, donde Jimin se ha divertido leyendo sabe qué cosa por internet y la vergüenza por parte del Beta se ha esfumado, Yoongi lo mira con ternura, llamándole para tener su atención-. Park, ¿Sabes que más hacen los novios?

- ¿Qué? -Jimin deja su celular en su bolsillo, poniendo toda su atención en él; como todo un cachorro, con sus ojos brillosos y la boca semiabierta. Yoongi desvía la mirada de él hacia el techo, porque las ganas de querer abrazarlo y besarlo por todas partes le está empezando a estrujar su corazón; late tan desbocado que ya hasta le duele.

- Siempre se dicen que se aman, todos los días... no miran a nadie más,  siempre te dan de comer, te abrazan y duermen contigo.

Yoongi mira de reojo al menor, esperando un comentario suyo, pero a los segundos ve como se encarama en la cama a su lado, donde no tiene el yeso y se acuesta a su lado, entre su brazo sano y acomoda su cabeza al lado de la suya, entre su hombro y su cuello.

- ¡Eso es fácil! -exclama sonriente, para luego depositarle un dulce beso en la mejilla-: Te amo, Yoongi. 

- Santo lobo... -Yoongi está a punto de reírse; es tan tierno que tiene que morderse la mejilla interna para no reír como un idiota. Así que, tratando de respirar con normalidad y no hacer ninguna tonta expresión, da vuelta la cara hacia el menor, quien lo mira fijamente y roza su nariz con la de él, tan cerca que su respiración se mezcla con la suya-: Yo también te amo.

Jimin se ríe, de forma tan cantarina, como un niño pequeño. Ambos se ríen. Y luego se besan tan cariñosamente, tratando de recuperar con cada beso todo ese tiempo que estuvieron sin hacerlo. Cada uno era tan adictivo para el otro, que podían estar allí acostados juntos para siempre.

Después de un rato, donde ambos tienen los labios rojos de tanto mordérselos al otro y succionarlos como si los labios del otro fuesen de caramelo, Jimin se apega más a Yoongi, pasando una pierna por sobre su regazo para mayor comodidad y esconde su nariz en el cuello de Yoongi, inhalando su esencia descaradamente y rozando su nariz, además de darle pequeños besitos cerca de la mandíbula, ahí donde tenía unos diminutos lunares.

- Si sigo así, seré un excelente novio -esbozo Jimin, tan contento y tan sonriente que Yoongi volvió a besarle.

- Ya lo eres... -susurro, otra vez impulsivamente, pero poco le importó. Jimin estaba tan concentrado besando su cuello de forma juguetona que ni lo escuchó, hasta que levanto la mirada y sus ojos brillaron emocionados.

- ¡Pero aún tienes que enseñarme como hacer el sexo!

Yoongi se queda paralizado otra vez, sin siquiera parpadear. Jimin lo besa fugazmente y vuelve apoyar la cabeza en la almohada, a su lado, sacando su celular y buscando algún instructivo en internet sobre cómo hacer bien el sexo a tu pareja Beta, cuando Yoongi oyó una risa ahogada en la habitación.

- ¡No te rías, viejo! -espetó y la risa se hizo mucho más fuerte.


[...]









Las amo, gracias por leer esto que salió tan largo<3

Nos vemos luego~


https://youtu.be/6uuBP8r3NV4

DENLE AMOR A A.C.E!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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