No me dejes ir pt.2
[...]
– Pasa, Taehyung -Jimin abrió la puerta, entrando detrás de él mientras la cerraba detrás de sí y se sacaba los zapatos para ponerlos en el pequeño mueble a un costado. Taehyung miraba todo de forma curiosa, oliendo el singular olor a manzana cocida provenir de una de las habitaciones, sintiendo como Jimin lo empujaba despacio para que caminara-. Si mi madre se pone rara, no le hagas caso.
– ¿Rara en qué sentido?, ¿Cómo tú o como yo? -cuestionó Taehyung, enarcando una ceja.
- ¿Un poco de ambos? -se quedó pensativo Jimin, recordando lo incómoda y parlanchina que suele ponerse su madre cuando algún Alfa está cerca, aún recuerda cuando conoció al Alfa de Jin, Namjoon, y lo rígida que se veía al saludarle, pero con el tiempo fue más natural para ella conversar con ellos y, luego de todas las sesiones con la psicóloga, estaba empeñada en que Jimin estuviera con un Alfa como lo fue su padre, así que negó con la cabeza para sacar esos pensamientos de su mente cuando escuchó el golpe sordo de algo cerrarse-. Sólo no digas...
De repente se vio interrumpido por la aparición de su madre proveniente de la cocina; su cabello amarrado con una coleta, sus gafas a media nariz, su delantal con flores amarillas y rojas y sus guantes rojos de cocina para el horno a medio sacar.
– ¡Chim! ¿Cómo te fue en la...? -exclamó su madre, deteniéndose con sorpresa al ver la presencia de Taehyung, quien no dejaba de mirar hacia todos los cuadros de paisajes pintados al óleo que colgaban de las paredes-. ¡Hola!, ¿Eres...?
Jimin vio como Taehyung sonreía de forma encantadora, era la misma sonrisa en la que sus comisuras se levantaban a cada lado dejando entrever todos sus dientes inferiores. Como un niño pequeño juguetón a punto de hacer una broma.
- Mamá, él es...
- Wow, Jimin-ssi, tu madre de verdad se parece a ti, tiene tus mejillas -le interrumpió Taehyung, dirigiéndole una mirada divertida, haciendo que Jimin le pellizcara el abdomen para que se comportase. Sintiéndose regañado además de darse cuenta lo descortés que estaba siendo, borró su sonrisa y caminó dos pasos hacia ella, para luego hacer una reverencia-. Un gusto conocerla, me llamo Kim Taehyung y soy amigo de Jimin, estamos en la misma universidad y tenemos algunas clases juntos, como la de atletismo y...
- Eres... eres... ¿Eres un Alfa? -balbuceo su madre, anonadada a la par que curiosa, acercándose peligrosamente a la cara de Taehyung mientras arruga la nariz, olisqueando-. Eres muy alto y tus orejas... por alguna razón me haces acordar a los osos pardos...
- ¡Mamá, aléjate un poco, invades su espacio personal! -refunfuño Jimin avergonzado, tomándola de los brazos y haciéndole retroceder. Recordó abochornado la primera vez que llevó a Yoongi a su casa y el como su madre le pellizco las mejillas como una abuela que ve por primera vez a su nieto, diciéndole que estaba muy feliz de que su hijo por fin invitara a alguien a casa y le dio tanta comida y dulces que el Beta terminó con un malestar estomacal.
- ¿Cuál espacio personal? Chim, déjame conocer a tu amigo... -dijo su madre con cierto tono cantarín, enfatizando el <<amigo>> y poniendo una expresión que rebosaba indirectas. De seguro su madre pensaba que Taehyung era su Alfa, como la mayoría de las personas que ahora sabían que él era un Omega.
Bufó hastiado y negó con la cabeza, queriendo que su madre desechara todas esas conclusiones apresuradas. Pero antes de siquiera hablar su madre ya estaba guiando a Taehyung a la sala de estar, dándole un vaso con bebida y galletas recién horneadas. Su madre era el paquete completo; podía ser perfectamente moderna y hogareña a la vez.
Dándose por vencido -su madre estaba consciente de su amor por el Beta, así que decidió dejarlo pasar- empezó a ver los últimos mensajes de su conversación con Yoongi en su celular. Acostado de lado en el sillón, viendo como Taehyung conversa con su madre de las pinturas al óleo que ella misma pintó colgadas en la pared, trata de pensar en una solución no violenta para hacer que Jonghyun lo deje en paz. Porque por ahí empezaba todo; si ese Alfa lo dejaba en paz, entonces podría tranquilamente convencer a Yoongi de tener una relación de verdad. Mentiría si dijese que no le aterraba el hecho de tener una relación con él, porque lo ama tanto que la sola idea de que termine mal, de que se separen o pase algo malo como lo que le pasó a sus padres, lo llena de ansiedad, pero sabe que ya no puede seguir siendo su amigo, no desde que se besaron, ya más de dos veces. Es imposible hacer como que no se dan cuenta de los sentimientos del otro.
Porque si rememoraba el pasado, Jimin se conformaba con pensar que todos esos toques sutiles y esas miradas que le daba su hyung eran sólo afecto hacia él como dongsaeng, nada más. Pero ahora se daba cuenta todas esas veces en las que Yoongi le rehuía la mirada avergonzado cuando se cambiaba de ropa en su habitación o lo abrazaba y le hacía pucheros, o todas esas veces en las que Yoongi pasó sus manos por sus hombros delicadamente, masajeando su cuello con sus pulgares y todos esos toques a sus mejillas, a su cabello, a sus muslos, a la comisura de su boca cuando se manchaba con algo, roces banales, pero que se sentían tan íntimos que el solo recordarlo le estremecían de emoción, porque eran muestras de que sentían lo mismo.
Ahora que los sentimientos de Yoongi por él estaban claros, podía darse cuenta de todos esos hechos. De todas esas veces que Yoongi silenciosamente le dijo que le gustaba pero él hacía como que no se daba cuenta. Y lo mismo iba para él, ¿Yoongi ahora podía darse cuenta que todas esas veces en las que actúo posesivo no eran más que simples celos porque le gustaba tanto que sólo lo quería para él? Jimin estaba seguro que sí, que tanto como él, ahora se daba cuenta de todas esas indirectas y que las aceptaba... Pero aún quedaba el hecho de que Yoongi no se sentía seguro de estar con él, Jimin sabía que Yoongi tenía miedo de tener ese tipo de relación otra vez, desde su novia Beta y más aún el hecho de no ser el perfecto prototipo de pareja Alfa-Omega o Beta-Beta.
Jimin sabía que Yoongi a veces tenía relaciones pasajeras con otras Betas, que a veces se liaba con ellas en las fiestas y que nunca las volvía a ver. Recuerda una vez en la que lo siguió y lo vio enrollándose en uno de los armarios de la casa; fue una de las veces en las que se dio cuenta de la clase de amor que sentía por él, que estaba muy lejos de sólo <<amistad>>. Le hacía desear poder ser una Beta sólo para estar con él y besarlo y poder hacer todo lo que hacía con ellas.
Porque podía, podía hacerlo, pero las consecuencias daban miedo.
Trataba con fuerza de no pensar con profundidad sobre ello, porque su mente terminaría hecho un lío más grande y no quería eso. Prefería pensar en el milagroso hecho de que Yoongi sentía lo mismo que él, que también quería besarlo y tocarlo y estar con él de esa forma en la que siempre deseó. Estaba seguro que, por más inseguro que Yoongi se sintiese, Jimin iba a esforzarse en convencerlo de que ambos podían con ello. Porque se quieren y quiere creer que eso es suficiente.
Porque eso es suficiente para él.
[...]
Hoseok iba de camino a la universidad; tenía varios trabajos que terminar y estar ya en el último año hacía que todo se tornara más pesado de lo que ya era. Con su bolso y materiales, como rollos de papel y su laptop a cuestas, caminaba a paso rápido por las calles dirigiéndose a la parada de autobús, sintiendo su collar golpear sus mejillas por la rapidez de sus movimientos; era el collar de un tigre rojo que le había regalado Taehyung para su cumpleaños, su dongsaeng, aquel pequeño que lleva conociendo hace años porque sus padres son compañeros de trabajo en una empresa de hoteles. Teniendo ambos hijos Alfas, era obvio que ambos crecerían viéndose las caras en las fiestas de celebración que hacía cada familia o la misma empresa, volviéndose amigos de infancia. Recuerda que gracias a él Yoongi y Taehyung se conocieron, además de que Yoongi le daba clases de piano al hermano pequeño de Taehyung.
Doblando en una esquina, acarició el pequeño tigre rojo entre sus dedos y recordó que Taehyung tenía uno igual, solo que era verde. Verde. Su color favorito. Y él tenía el rojo porque era el color favorito de Taehyung.
Suspiró pesadamente, sintiendo la migraña atravesar su cerebro; últimamente Taehyung lo estaba ignorando y él no sabía el porqué, le dolía tanto que empezaba a enojarse. Estaba enojado. Odiaba que lo ignorase. Odiaba estar lejos de él. Pero tiene que hacer lo que tiene que hacer; conseguir una linda Omega. Su padre se lo repite tantas veces que ya es imposible que piense otra cosa. No tiene tiempo para Taehyung, por más que su pecho se retuerza ante la idea de no verlo después de clases. Simplemente, ya no tiene tiempo.
Divagando entre sus pensamientos más oscuros e irritado al sentir como unas gotas de lluvia empiezan a caer de las nubes que empiezan a juntarse por encima de su cabeza, apenas escucha los ruidos provenientes de la siguiente calle mientras trata de cubrirse con su bolso para no mojarse más de lo que ya está empezando a mojarse. Va a seguir de largo, sin inmutarse, pero por el rabillo del ojo ve como un cuerpo se tambalea entre los cestos de basura y se tropieza, gimiendo adolorido. Está a unos metros y al ver su palidez y su complexión, que se le hacen tan conocidas, no puede evitar detenerse de golpe.
Es Yoongi.
Aterrado y sorprendido, va hacia él corriendo mientras grita su nombre. Ve una sombra esconderse a lo lejos pero lo ignora y sólo ve como Yoongi cae al piso como un peso muerto. Se pregunta tantas cosas, balbucea tantas cosas ante el terror de ver a su amigo en el peor estado que alguna vez llegase imaginar y opta por cargar a Yoongi en su espalda y llevarlo al hospital más cercano, porque apenas puede sentir su respiración.
¿Quién demonios había golpeado tanto a Yoongi dejándolo inconsciente, con heridas, su cara hinchada y sucio con su propia sangre?, ¿Quién lo había dejado en ese estado?
[...]
- Odio la lluvia -confesó Jimin, abrazando sus piernas contra su pecho, sentado en la banca de la parada de autobuses. Ve los aguaceros que se forman debajo de él y el reflejo del cielo distorsionado en el agua. Apenas hay autos pasando frente a él y ya llevan dos horas esperando a que pase el autobús. Son los únicos esperando y la lluvia empieza aminorarse de a poco, dejando entrever el cielo ya limpio de grises nubes.
Yoongi está sentado a su lado, pero a comparación de él, no le importa mojarse los pantalones ni las zapatillas, aun cuando es bastante propenso a resfriarse en climas húmedos y torrenciales como ese. Se queda mirando los charcos de agua frente a él y como las gotas que caen van disminuyendo de a poco, como el agua y las hojas de los árboles a su alrededor empiezan a brillar por efecto de los escurridizos rayos del sol. Su mente empieza a divagar cuando siente los dedos de Yoongi acariciar el cabello húmedo de su nuca.
- ¿Puede el cielo verse tan hermoso en un sucio charco de agua?
Las caricias se detienen. Siente la voz de Yoongi más gruesa y profunda que nunca, tal vez porque no hay ningún ruido además del cantar de los pájaros que le interrumpa.
- ¿A qué viene eso?
- No lo sé -musita, casi avergonzado.
- A mí me gustan los días lluviosos -declara como si nada, volviendo acariciar su cabello-. Te conocí en un día lluvioso, así que me gustan.
Una sonrisa para nada tímida se forma en sus labios, ese cosquilleo nervioso carcomiendo la boca de su estómago y la punta de sus dedos picando. Sus mejillas calientes, luego de unos segundos, para controlar ese nerviosismo absurdo decide bromear, como siempre lo hacen.
- ¿Es eso una confesión, Hyung?
- Cállate... -exclama casi en un murmullo y una risa ligera. Ambos sonríen y se quedan callados, viendo como la lluvia se esfuma dejando atrás las calles con charcos tan grandes como ríos-. ¿Puede un día triste volverse hermoso a las cuatro de la tarde?
- ¿Y eso a qué viene? -pregunta el menor, imitándole divertido.
- No lo sé -responde Yoongi, más serio de lo que se esperaba, para luego agregar con una risa suave-. Los días lluviosos sacan tu lado más filosófico. ¿Puede un tomate volverse una manzana si no conoces lo que es un tomate?, ¿Puede el pequeño Jimin volverse un pastel de arroz por las noches si cierro los ojos?, ¿Puedo tocar la punta de mi codo con mi lengua si me corto el brazo?, ¿Puedo sacarme un diez en matemáticas si me la paso viendo películas y leyendo libros?
- ¿Puedo comer diez pizzas y no engordar si pienso que es una ensalada? -sigue Jimin, reprimiendo la risa y manteniendo su expresión de seriedad-. ¿Puedo ser más alto y golpear a todos los que me desagradan si uso tacos?, ¿Puedo decirle a Hyung que es su culpa que estemos en medio de este desolado lugar?
- ¿Por qué?, ¡No es mi culpa! -se queja Yoongi, dejando de acariciar su cabello para posar su mano en su bolsa de compra que está en su regazo-. Tú querías pasar a comprar ropa, yo sólo quería ir a pedir mis libros a la biblioteca.
- Como sea -lo ignora Jimin, acomodándose la capucha de su sudadera que oculta su cabello-. ¿Qué haremos ahora? El autobús sigue sin pasar...
- Esperemos diez minutos. Si en diez minutos sigue sin pasar, entonces nos vamos caminando hasta el otro paradero.
- ¡Pero el otro paradero queda a una hora de aquí caminando! -exclama sorprendido.
- ¿Entendí bien?, ¿Park Jimin está quejándose de hacer ejercicio?
Jimin hace una mueca ante la mirada burlona del mayor y vuelve a mirar hacia la copa de los árboles a su alrededor.
- Creo que la lluvia saca mi lado más oscuro, me estoy pareciendo a ti.
Puede ver por el rabillo del ojo como Yoongi se pone una mano al pecho, dejando caer la mandíbula y abriendo los ojos de par en par.
- Eso podría ofenderme... podría y lo hace, así que te ignoraré leyendo mi libro en estos diez minutos que quedan -dice, para luego sacar un libro viejo, con las páginas amarillas y un poco arrugado en las esquinas. Jimin arruga la frente y empieza a moverse de un lado a otro. A los dos les encanta el melodrama y el sarcasmo.
- ¡Oh, eso es tan cruel!, ¡Oh, que dolor, detente!
- Mocoso tonto... -masculla Yoongi, casi como si estuviera leyendo del libro en voz alta.
- Tú eres el tonto... -se defiende Jimin, para luego estirarse en el asiento, sin importar que sus zapatillas se mojen con el charco bajo sus pies.
Jimin no sabe cuantos minutos pasan en silencio, donde no puede evitar observar el azabache resplandeciente de las pestañas y el cabello del mayor, como sus labios vibran sutilmente o el como sus pálidos dedos acarician las hojas de su libro. Ciertamente le fascina la forma en la que Yoongi se zambulle cuando lee, como se pierde para luego volver en cuestión de segundos. Como un momento está ahí y luego no. Y es precisamente por eso que, en cierta parte, odia que lea cuando está con él.
- Mi corazón raptado por las flores del cerezo, ¿Volverá a mi cuerpo cuando se dispersen? Kotomichi.
Al principio cree que es la voz en su cabeza quien lee aquella frase, pero luego ve como Yoongi alza la vista hacia él como si le estuviera preguntando qué le parece. Le toma cinco segundos darse cuenta de donde viene aquella frase, porque ya había escuchado de ella, así que poniendo una expresión pensativa recuerda otra frase para decir. Y sorpresivamente, recuerda aquellas frases.
- Si el águila enjaulada se siente sola, bate sus alas -esboza con una sonrisa, ante la perplejidad del mayor-. Hakyo.
- No sabía que conocías los haikus -dice, sin poder ocultar su desconcierto.
- Mi madre es profesora... hay muchas cosas que sé sin necesidad de buscarlo. Ella ama la poesía japonesa.
Jimin sonríe satisfecho y Yoongi no puede evitar levantar las cejas y la comisura de su boca, gratamente sorprendido.
- Estupendo.
- Las flores han caído, ahora nuestras mentes están tranquilas -vuelve a recitar de memoria, mirando a lo lejos. Puede sentir la mirada penetrante de Yoongi traspasarle el cuerpo-. Koyu-Ny.
- Ocurren cosas mágicas, cuando el sol marca las cuatro.
- ¿Ese es un haiku? -pregunta extrañado, volviéndose a mirar al mayor, quien se encoge de hombros y despreocupadamente se levanta de un salto, haciendo que el agua salpique aun más en sus pantalones. Una sonrisa burlona y casi tímida se forma en su rostro sonrosado.
- Ya quisiera -responde Yoongi, agarrando sus bolsas con una sola mano y con la otra, tomando la mano de Jimin quien las mantiene oculta en las mangas de su sudadera y lo jala hacía sí perezosamente-. Arriba ese trasero, tu madre se va a preocupar.
Jimin trata de no desviar toda su atención a la mano de Yoongi apresando la suya por encima de la tela y trata de concentrarse en la pequeña hoja reseca que fue a parar en el hombro del mayor. La toma entre sus dedos y desea que no suelte su mano en ningún momento. Y aquel deseo le sorprende de sobremanera, pero lo ignora.
- Hyung, deberías aceptar que estás más preocupado porque tu padre está en casa que por mi madre.
Jimin se vuelve a mirar a Yoongi, quien al instante pega un salto, ve la hora en su celular y aprieta su mano con más fuerza, casi inconscientemente. Con una expresión casi asustada y bastante cómica para Jimin, Yoongi lo jala para caminar -y correr- hacia el próximo paradero.
- Oh, demonios, ¡Es verdad, va a matarme! Vamos, corre, ¡Son más de las seis, Park y no me dijiste!, ¡Santos lobos!, ¡Corre antes de que se de cuenta que tiene un hijo!
[...]
Cuando Jimin abrió los ojos, lo primero que vio y escucho fue la lluvia que golpeaba con insistencia la ventana a un costado de su cama. Las cortinas transparentes y celestes como el cielo solo dejaban entrever las sombras de los árboles del parque y la pequeñas gotas que se deslizaban hacia bajo como venas tortuosas. Sus párpados se sentían un poco pesados y resecos, lo que le hizo fruncir el ceño y removerse en la cama, viendo a su lado a un Taehyung sentado en la alfombrilla, con la mirada fija en la televisión, donde daban una película de acción la cual Jimin desconocía por completo. No supo en qué momento se había quedado dormido, solo recordaba que al llegar a su departamento su madre saludó a Taehyung como si fuera su hijo, les dio de comer del pastel de manzana -y galletas- que había hecho días antes y conversaron un rato hasta que su madre volvió a su trabajo en la computadora pórtatil sentada en el sillón de la sala de estar. Como ese era el día libre de ambos y había empezado a llover, no tuvieron otra opción que quedarse en su habitación. No sabía cuantas horas se había quedado dormido, pero debía ser tarde al ver como la habitación empezaba a oscurecerse en un azul oceánico.
Vuelve a mirar hacia la ventana y, de repente, siente como su corazón se oprime unos segundos, desestabilizándose y con la agustia empezando a subir por su estómago. Su visión se vuelve borrosa unos segundos aterradores y su lobo empieza aullar en sus oídos.
- Taehyung, Taehyung... -lo llama Jimin, asustado por la fuerte opresión. Por un momento piensa que le va a dar un paro cardíaco o se va a desmayar, incluso su lobo corre de aquí para allá como si algo malo pasara.
El mencionado lo mira preocupado y se acerca hacia él gateando, tomándolo de los brazos.
- ¿Qué pasa, Jimin-ssi?, ¿Te sientes mal?, ¿Quieres vomitar? Tienes cara de querer vomitar, te dije que no comieras tantas galletas, eres muy pequeño para comer tanto...
Jimin niega con la cabeza y cierra los ojos, llevándose las manos al pecho. Trata de concentrarse en respirar porque hasta eso le ha quitado el fuerte dolor en el pecho y aunque el lobo de Taehyung ayuda al suyo a sentirse más tranquilo, la sensación de ahogo y el dolor de la punzada no se va.
- De repente... sentí algo en mi pecho... y mi lobo...- musita débilmente. Al instante, una sonrisa con encías rosadas se le viene a la mente y la angustia vuelve a crecer hasta llegar a su garganta. Su lobo vuelve a ahullar-... ¿Crees que... Yoongi Hyung esté en su casa?
- ¿Por qué lo dices? -pregunta Taehyung, mirándolo sin entender-. ¿Qué tiene que ver Yoongi?
- N-no sé... yo... quiero verlo, es decir... no sé...
Taehyung se sienta a su lado en la cama, sin soltarlo, porque el cuerpo de Jimin está empezando a temblar bajo su toque. Ambos están empezando asustarse porque hay un mal presentimiento haciendo presencia en la habitación. El Alfa recuerda lo que dijo Yoongi, sobre hablar con Jonghyun, ¿Y si aquella conversación terminó mal?, ¿Y si en ese preciso momento había pasado algo malo? Decidió quedarse callado, borrando esa idea de su cabeza y concentrándose en sostener a Jimin, que parecía ido y asustado.
- Tranquilo, Jimin, respira... él... él debe estar en su casa, ¿Quieres llamarlo?
Jimin asiente reiteradas veces y por fin decide llamarlo, luego de ver tantas veces su buzón de mensaje esperando uno de él. Incluso su lobo empieza a sollozar al pensar en el Beta.
- Sí, voy a... voy a llamarlo... -dice, marcando su número, pero al primer timbrazo lo lleva al buzón y lo intenta varias veces, pero son en vano y un vacío doloroso emerge en la boca de su estómago-. No me contesta, ¿Qué hago? Me siento raro... yo...
- Vamos a su casa -exclama Taehyung, porque él también se está preocupando más de lo que cree. Si algo le pasa a Yoongi, está seguro que Jimin le matará por no decírselo. Y él mismo se matará por no hacerlo y es que, ¿Quién en su sano juicio dejaría un Beta hablar con un Alfa como Jonghyun?
Taehyung de verdad deseaba que estuviera equivocado y que sólo fuera eso; un mal e indefenso presentimiento.
[...]
Si hay algo que Yoongi odia es la sala de urgencias, cuando niño varias veces fue por simples resfrios que en él repercutía ya sea en la peor de las gripes, en sus pulmones o en una fiebre letal. Recordaba todas esas veces en las que fue puesto en esa camilla, con sueros y medicamentos y apoyo de oxigeno. Como ahora, en la que una naricera le ayudaba a tener más oxigeno en su cuerpo. Lo malo es que ya no recordaba el porqué estaba allí, ¿Se había resfriado otra vez? El rostro le dolía de forma horrible, respirar dolía, hasta mover su brazo derecho dolía, de hecho, ni siquiera podía moverlo porque había un yeso en él, cubriendo hasta su hombro y toda su costilla derecha.
Ahí fue cuando se asustó.
- ¿Qué demonios...? -gruñó en voz alta, tratando de moverse, pero al ligero movimiento todo empezó a dar vueltas y vio como tenía una intravenosa puesta en el dorso de su mano libre conectada a una bolsa de suero. También ni siquiera podía mover con libertad su cuello; fijo por una cuellera ortopédica.
En ese instante vio la sombra de su madre tras la cortina, hablando a susurros con otra sombra la que supuso sería un doctor, por la forma en la que tenía una bata puesta. Luego vio como su hermana Lehyun entraba, con los ojos llorosos y las mejillas rojas, suspirando de alivio al verlo por fin despierto.
- Eres un hermano idiota, siempre dices que tengo que mirar a los dos lados antes de cruzar la calle, ¡Y tú no lo haces y mírate!
- Lehyun, deja a tu hermano dormir... -escuchó la voz cansina de su madre, para luego verla a ella con una expresión devastada corriendo la cortina, hasta que se fijó en él y todo en ella se iluminó-. ¡Hijo, despertaste!
- ¿Me atropelló un auto? -preguntó Yoongi, sintiendo la garganta seca, como si no hubiera tomado agua en años. Aun no recordaba muy bien que había pasado.
- No lo sé -responde su hermana, con un puchero, mientras ve como su madre reprime sus ganas de llorar y empieza acariciar su mejilla tal delicadeza que apenas la siente-... pero sí fuera así, de seguro ha de haber sido un maldito camión...
- ¡Lehyun, no digas palabrotas! -exclama su madre, mirándola con el ceño fruncido.
Su hermana agacha la cabeza regañada y se acerca a él, tomando su mano entre las suyas como cuando era pequeña y ambos iban a comprar a la tienda. Puede darse cuenta lo asustadas que estaban ellas dos y se siente muy culpable, aunque su mente sigue borrosa. Su cabello se pega a su frente y entonces se da cuenta que tiene una venda en la cabeza, por el roce que tiene al moverla.
- ¿Me golpee la cabeza? -vuelve a preguntar, mirándolas de hito en hito. Su madre asiente, temerosa y se sienta en una de las sillas que hay al lado de la camilla.
- Tu amigo Hoseok te encontró en una de las calles cerca de su casa, te vio tan mal que te trajo a urgencias y tuvieron que enyesarte porque tu hombro y codo se dislocaron junto con tu costilla, lo que te quitó la respiración por varios segundos y casi perfora tu pulmón... -explica su madre, tan temblorosa que sus ojos se llenan de lágrimas-. Hijo... ¿Qué pasó?, ¿Recuerdas algo?, ¿Fue un auto o fue... alguien...?, ¿Alguien... te golpeó?
Y fue en ese momento que recordó.
Los golpes. La paliza más grande que alguien le haya dado y la paliza más grande que él haya dado. Jonghyun no tuvo compasión en molerlo a patadas y si no fuera porque él lo golpeó con una roca en la frente, de seguro lo hubiera matado. Definitivamente Yoongi no servía para las peleas, lo que le hizo reír amargamente un poco, ¿En qué demonios estaba pensando al enfrentarse a alguien como Jonghyun?
Él era un Alfa. Y él un Beta. Era más que obvio quién ganaría.
- ¿Qué?, ¿De qué te ríes, Yoongi? -pregunta incrédula su madre, desconcertada luego al ver como de los ojos morados e hinchados de su hijo empiezan a caer lágrimas y a rodar lentamente por sus mejillas magulladas-. Oh, no, no, no llores, hijo, estás bien, ahora estás bien...
-El camión te dio duro, Oppa... -musitó su hermana con compasión, acariciando su mano en consuelo.
Yoongi ya no sabía si se reía por lo patético que se sentía o si lloraba por la tristeza que le provocaba darse cuenta una vez más que él nunca sería quien quería ser para Jimin.
[...]
No había nadie en la casa de Yoongi. Nadie iba a ver a la puerta y el único ruido que había era de su propia respiración, la de Taehyung y las gotas de lluvia contra el pavimento. Empezaba desesperarse, ¿Dónde estaría Yoongi a esas horas? Tal vez en la biblioteca, pero cerraban a las cinco y ya iban hacer las seis, ¿Y Lehyun?, ¿Tal vez en casa de una de sus amigas? Ni siquiera tenía su número... ¿Y la madre de Yoongi? Ella debería estar en casa. Siempre está. ¿Y alguno de los amigos de Yoongi? Bien podía llamar a varios de ellos, para eso estaba kakaotalk, o bien...
- Tal vez esté en la casa de Hoseok hyung -dice Jimin, abrazándose así mismo porque por primera vez empieza a tener frío-. ¿Tienes su número, no, Taehyung-ssi?
Taehyung quien aun se encontraba tocando el timbre de la casa de Yoongi sin parar, se quedo quieto y hace ademán de decir algo, dubitativo, pero al final cierra la boca, asiente y saca su celular, para marcar y llevárselo a la oreja.
- Sí, Hoseok Hyung, soy yo -empieza a decir, arrugando la frente. En ese momento Jimin recuerda que Taehyung lo está ignorando y se pega en la frente por ser tan insensible, pero aún así sigue escuchando las respuestas y el tono cortante del Alfa-. ... ¿Qué?, ¿De qué hablas? Bueno, no estoy de ánimo para decirte Hoseokie, Hyung, pero eso no es de lo que quiero hablar -bufa Taehyung, a cada segundo más molesto-. ¿Vas a dejarme hablar?, ¿Sí?, ¿Ya? Pues gracias. ¿Sabes dónde está Yoongi Hyung?... -pregunta por fin en un gruñido y Jimin siente que se le detiene el corazón cuando los ojos de Taehyung se abren de par en par y empieza a chillar en pánico-. ¡¿Qué?!, ¡¿Y por qué no llamaste?!, ¡Eres un idiota, debiste llamar!, ¡Jimin también es su familia!, ¡¿Sabes lo preocupado que está?!, ¡¿Lo sab-?!
Y Jimin no tiene tiempo de explicaciones, le quita el celular a Taehyung de un manotazo y se lo pone a la oreja.
- ¡Deja de gritarme, Kim Taehyung o voy a buscarte allá dónde mierda estés y te voy a callar yo mismo! -escucha como le grita Hoseok, con un tono entre grave y chillón que empieza a molestarle los oídos. Se alivia al darse cuenta que no está usando su voz de mando.
- ¡¿Qué le pasó a Yoongi?! -no puede evitar gritar, oyendo como Hoseok se calla abruptamente.
- ¿Uh?, ¿Jimin-ssi? -musita tembloroso.
- Uh, Hyung, por favor... -suplica Jimin, aferrándose al celular en su oreja- dime que está bien...
- Está bien... -contesta rápidamente Hoseok, pero algo en su tono de voz no le convence del todo-. Pero no en perfecto estado, no sé que pasó con él Jimin, pero lo encontré en la calle muy lastimado, de hecho, estoy con él en urgencias ahora, con su familia y...
- ¿Cuál urgencias? -responde Jimin, tratando de respirar y no sentirse tan mareado como estaba empezando a sentirse-. Dame la dirección.
Hoseok le da la dirección, incluso el autobús que tiene que tomar, además de advertirle en las condiciones que está Yoongi. Jimin no puede evitar que las manos le suden de preocupación, ¿Qué le había pasado a Yoongi?, ¿Tan mal estaba que tuvieron que enyesarle el brazo derecho hasta la costilla? Su Yoongi estaba mal y él lo único que quería era estar a su lado.
Hoseok le había dicho que tal vez había sido un auto.
O alguien.
Y Jimin no quería sacar conclusiones apresuradas, pero todo lo que se le venía a la mente era Jonghyun. ¿Había cumplido su amenaza de hacerle daño a Yoongi?
Tan solo pensarlo le dan ganas de llorar.
De rabia, de tristeza, de preocupación, de culpabilidad. No tiene la más absoluta idea, pero todo se entremezcla. Corre hacia la parada de autobús como si su vida dependiera de ello.
[...]
Jonghyun está apoyado en una cabina telefónica frente a urgencias, viendo como Hoseok, el amigo del pálido, está fuera cruzado de brazos, como un guardia, esperando impasible. Se le ve realmente preocupado; él jamás le había visto sin una sonrisa en la cara. Era el tipo de Alfa lleno de energía desbordante, tanto que te noquea. Y ahora estaba serio como una estatua, con la mirada tan filosa como una daga. Jonghyun se preguntaba qué haría si supiera que él es el culpable del estado de su amigo. De seguro tendría su segunda pelea en el día. El maldito Beta le había dejado una cicatriz de cuatro centímetros en la frente y le había sacado un diente.
Delgado y de aspecto enclenque, pero tenía resistencia y sabía pelear. Hasta admiró el hecho de que siguiera despierto con todos los golpes que le dio.
Jonghyun no quería golpearlo tanto, es decir, quería golpearlo. Pero no hasta romperle el brazo y las costillas. No hasta dejarlo como puré de papas. Pero Jonghyun no pudo controlarse, su lobo quería despedazarlo y, si no fuera por el golpe en su frente, tal vez lo hubiera asesinado.
Porque un Alfa jamás deja vivo a su contrincante. Eso todos lo sabían, actualmente hay leyes para evitar las peleas a muerte, a causa de la revolución de Alfas y Omegas contra la violencia cegada de hace años. Ellos querían la evolución de su especie, no querían más guerras, querían orden y paz.
Pero la propia naturaleza es imposible de evitar... Y Jonghyun se hubiera convertido en asesino. Y no se hubiera arrepentido; estaba en sus venas.
O tal vez sí. No lo sabía. En esos momentos no se arrepentía, en realidad, no sabía qué era lo que sentía. Era como un vacío dentro de él que se hacía cada vez más grande.
Y el vacío no hacía más que crecer cuando vio como Jimin y su amigo Alfa se bajaban del autobús, corriendo hacia Hoseok.
Jonghyun contempló la expresión de Jimin y supo que nunca la olvidaría. Nunca se olvidan ese tipo de expresiones, menos cuando vienen de la persona que te gusta. Nunca se olvida la expresión de llanto y miedo de la persona que quieres.
Ve como Jimin, secándose las lágrimas con fuerza, desaparece corriendo dentro de la sala de urgencias. Algo en el corazón de Jonghyun se ablanda y le dan ganas de llorar también, no sabe el porqué. Aprieta los dientes y se da la vuelta, yéndose de allí.
Ni siquiera quiere volver a casa.
Apenas camina una cuadra, sintiéndose como la peor escoria del mundo, cuando siente como lo agarran de la camiseta y lo empujan contra la pared. Gruñe adolorido y enfrenta a quien lo mira con un asco y desagrado.
Taehyung, el Alfa amigo de Jimin, tiene las manos empuñadas como si en cualquier momento fuera a golpearlo.
- ¿Fuiste tú, bastardo? -gruñó enfurecido, con una mirada capaz de congelar hasta la fiera más temible. La mirada de ese Alfa te paralizaba e intimidaba como ninguna otra. Era tan opresora que si no fuera porque Hoseok tomó su muñeca y lo distrajo, hubiera agachado la cabeza en sumisión-. Suéltame, Hyung, este tipo tiene la culpa... ¡Estoy seguro que fue él quien golpeó a Yoongi!
Luego sintió la filosa mirada de Hoseok cortarlo en dos, con las aletas de la nariz moverse con tal rapidez, como si estuviera inhalando todo el aire del mundo.
- ¿Es verdad, Min Jonghyun? -se sorprendió; no sabía que Hoseok supiese de su existencia-. ¿Es verdad que tú golpeaste a MI amigo?
Su tono de voz cortaba incluso más que su mirada. Jonghyun no dijo nada, se quedo quieto y una sonrisa burlona apareció en su rostro, pero al instante fue borrada por un puñetazo que le propinó el mismo Hoseok en la quijada.
- Tal parece que esa sonrisa es un sí...
- ¿Y qué si te digo que no fui yo? -dice Jonghyun entre dientes, aguantando el dolor que se diseminaba por todo su rostro.
- ¿Y qué si te saco la verdad a golpes, maldito mentiroso? -amenaza Hoseok, agarrándolo de la camiseta. Jonghyun ni siquiera tiene ganas de pelear, tal vez sea el golpe en la frente o la expresión de Jimin que se rebobina en su cabeza-. Porque si Taehyungnie dice que fuiste tú, es porque fuiste tú y ten por seguro que te vas arrepentir, Min Jonghyun -Hoseok le da unas palmadas fuertes en su mejilla, casi cachetadas-. Yo no doy segundas oportunidades como Yoongi. Así que más te vale que lo aceptes ahora, o será peor.
- Golpeame si quieres -sonríe indiferente-. No te diré absolutamente nada.
- No... ¿Sabes? -Hoseok sonríe con malicia; una expresión que nunca pensó que alguien como él pudiera poner. Lo soltó con brusquedad de la camiseta y se palmeó las manos, como si estuviera sacándose el polvo-. Da igual. No voy a ensuciarme las manos contigo, tengo una idea mejor -Jonghyun vio como Taehyung seguía sin quitarle la mirada de encima y Hoseok lo tomó de la mano, echándole una última mirada de fastidio-. Vámonos, Taehyung.
- Si vuelves acercarte a Jimin, yo mismo me encargaré de que no vuelvas a caminar -sentenció Taehyung, mirándolo directamente a los ojos y sacándole un estremecimiento-. Y los Kim cumplimos nuestra palabra.
Luego vio como ambos se alejaban tomados de la mano, sin volver la vista atrás. Jonghyun se dejó caer en el pavimento y lo único en lo que podía pensar era en la expresión de Jimin.
Jimin.
Maldito Jimin.
[...]
Cuando entró a urgencias supo al instante donde estaba Yoongi. Lo olió y lo sintió.
Corrió hasta el cubículo oculto por cortinas azules y, aunque ahí estaba la madre de Yoongi y Lehyun, no pudo fijarse en nada que no fuera él.
Se veía pésimo. Peor que cuando se enfermaba.
Con la mitad de su cuerpo enyesado, su rostro tenía varios tonos morados, rojos y violetas, sus mejillas y parpado izquierdo hinchado, algunos cortes en la frente y en los labios. Como si un camión hubiera pasado encima de él.
Verlo así le trajo recuerdos dolorosos y no pudo evitar sollozar, sin ser capaz de moverse un paso más. Yoongi trataba de hacer un ameno de sonrisa, que parecía más una mueca y le pidió a su familia que lo dejaran a solas con el llorón de Jimin.
Apenas se fueron, Yoongi alzó su mano libre -con la intravenosa- hacía él.
- Ven aquí, pequeño koala -pidió, con la voz temblorosa. Siempre que Jimin lloraba, Yoongi trataba de no llorar también porque el llanto del Omega era tan contagioso que era imposible no soltar un par de lágrimas o tal vez Yoongi era igual de sensible cuando se trataba de él. Insistió un poco más, pero Jimin parecía anclado en su posición, llorando con la cara escondida entre sus manos y su cuerpo agitándose y temblando-. Ven aquí... No me hagas ir a buscarte, Park.
Trato de levantarse, pero un gruñido -casi lloriqueo- de dolor surgió de su garganta, lo que hizo que Jimin reaccionara y caminara hacía él, tocando su pecho con tal delicadeza, como si tuviera miedo de que pudiera romperse.
- N-no... te... muevas, es-estúpido... -gimió Jimin entre hipos. Yoongi volvió acostarse en la camilla con lentitud y cuando lo logró, paso su dedo pulgar por las lágrimas del menor, limpiando su rostro. Se veía tan precioso cuando lloraba, con los ojos hinchados, los labios rojos y las mejillas sonrojadas. Parecía un bebé.
- Entonces no llores... estoy bien, Jimin -volvió a tratar de sonreír, pero hasta eso le dolía. Se suponía que el suero que tenía puesto venía analgesia, pero no servía de gran ayuda-. Un poco roto, pero bien.
- ¿Qué... qué... paso? -murmuro Jimin, tratando de regular su respiración, sin dejar ir la mano de Yoongi en su mejilla que no deja de acariciar con su pulgar.
- Fue un camión. Un maldito camión.
Jimin lo mira tras sus pestañas húmedas y es claro que le está mintiendo. Yoongi siempre le rehuye la mirada cuando le miente y siempre se muerde el labio inferior, aunque eso ahora sea dolorosamente imposible.
- ¿Un camión llamado Jonghyun? -pregunta y el Beta se vuelve a mirarle, sorprendido. Las caricias en su mejilla se detienen-. Yoongi, no es necesario que me mientas... no soy idiota.
- No creo que seas idiota -lo consuela, porque el tono en el que lo dijo sonó más afectado de lo que creyó-. Sé que te lo digo a menudo, pero no lo digo en serio.
- Entonces, si fue él, ¿Verdad?
- Sí... -Yoongi asintió, viendo como la expresión de Jimin se vaciaba cada vez más, tensándose-. En realidad fue mi culpa, fui a hablar con él y bueno... las cosas no terminaron muy bien, como te darás cuenta... -Yoongi trato de señalarse con la cabeza, pero apenas se movió y apenas pudo encogerse de hombros con el izquierdo, que aún seguía vivo-. Lo bueno, es que le rompí un diente.
- Y él te rompió una costilla, hombro y brazo -dice Jimin, quitando la mano de Yoongi de su mejilla para entrelazarla con la suya y sentarse en la silla a su lado-. No sé como lo veas, pero no es muy justo.
- Bueno, él es un Alfa y yo soy un-
- Cállate -lo interrumpe, arrugando la nariz. Yoongi sonríe -con dolor- y ve como Jimin posa su mejilla en su pecho, en su parte no golpeada y empieza a restregar su mejilla como un cachorro. Sus ojos están afligidos y preocupados, pero no tan aterrados como los tenía antes-. Eres lo mejor que podría tener, no quiero que vuelvas acercarte a él, no lo hagas...
- No lo haré, perdón por preocuparte -Yoongi suelta la mano de Jimin y la lleva al cabello del menor, tratando de consolarlo; odia verlo tan asustado-. No me gusta que llores.
Y como por acto de reflejo los ojos de Jimin vuelven a llenarse de lágrimas. A Yoongi le dan ganas de sacarse el maldito yeso y apresar a Jimin entre sus brazos como el pequeño bebé que es cuando llora, porque todo su aspecto rudo -que intenta poner- desaparece por completo. Yoongi vuelve a secar sus lágrimas con sus pulgares y Jimin no deja de mirarle como un cachorro herido; los pequeños gimoteos aun siendo audibles.
- Yoongi, no voy a volver a dejarte ir... así que tú tampoco lo hagas, no me vuelvas a dejar...
No puede evitar que su corazón se oprima dolorosamente incluso más que sus heridas.
- ¿Si sabías que te amo con todos mis huesos y mi alma rota? -murmura lentamente, lo suficientemente alto para que solo Jimin lo escuche. Su cara se contrae porque es tanto amor el que siente por él en esos instantes que no le cabe en el pecho y se desborda por todas partes-. Te amo tanto que hasta me dan ganas de odiarte un poco, es demasiado para mí.
- Está bien si me odias, yo también te odio -dice Jimin, sorbiéndose la nariz y limpiándose -suciamente- con la manga de su sudadera- Eres demasiado lindo.
- ¿No deberías decir que soy demasiado sexy y tan atractivo como un Alfa? -bromea Yoongi, tratando de alzar su yeso-. Es decir, mira mis músculos... Ah, demonios, eso dolió.
- No te muevas, tonto... -gruño Jimin, poniendo ambas manos encima de su pecho. Ni siquiera hacía presión, pero bastaba para que Yoongi se quedara totalmente quieto-. Eres demasiado sexy y tan atractivo como Min Yoongi puede serlo.
- ¿Es decir...? -Yoongi alza una ceja, esperando una respuesta de Jimin, quien lo mira sin entender-. No sé si me estás insultando o me estás halagando.
- ¡Es un halago! -se ríe Jimin, y sus parpados hinchados hacen que sus ojos desaparezcan aún más. Yoongi tiene unas ganas horribles y sofocantes de besarlo, pero apenas y se puede mover-. Amo a Min Yoongi, es el chico que me gusta incluso sin dientes y sin cabello y sin...
- Basta -arruga la nariz Yoongi-. Me vería terrible, ¿O ese Alfa me ha quitado un diente y no me he dado cuenta? Maldición, Jiminnie, ¿Puedes ver? Apenas puedo mover la boca, demonios...
Jimin suelta una carcajada, ese tipo de carcajada que demuestra que todo está bien entre ellos. Yoongi ni siquiera puede imaginar ya en esos momentos estar lejos de Jimin, sea como sean las cosas, está tan locamente enamorado de él que no le importa nada más. Ni siquiera él mismo.
- Yoongi... -lo llama Jimin, volviendo a entrelazar su mano con la suya y llevándosela a la nariz, dándole pequeños besos en su dorso. Era tan cálido y cariñoso que Yoongi sentía como todo su cuerpo se derretía.
- ¿Sí, pequeño koala?
- ¿Puedo besarte?
Yoongi siente como se le corta la respiración. Como si hubiera recibido un golpe de felicidad. El mejor golpe de la vida. Jimin lo mira con inseguridad y Yoongi se pregunta cómo es que puede ser tan perfecto ante sus ojos, tal como la primera vez que lo vio.
Definitivamente ni siquiera él importaba.
- Todo lo que quieras.
THIS IS SO CUTEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE, amo estos fan arts.
gracias por leer y la paciencia <3 lxs amo <3
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