2. Buenos Tiempos.
En un sombrío parque
un pájaro anónimo canta
"¿Dónde estás?"
Oh, tú.
[...]
Todos hemos tenido buenos tiempos, temporadas en la que las tormentas nunca aparecen, no llueve tanto y el sol ilumina cada rincón del planeta.
A veces los buenos tiempos pueden durar años, meses, semanas, días, horas o segundos, todo en un tiempo tan relativo pero radical que siempre dejan una marca en tu memoria.
Como la huella de una mano en las calles recién pavimentadas, o la gota de una lágrima cayendo en un libro y desparramando la tinta, volviendo las palabras ilegibles, donde sólo queda el recuerdo de lo que alguna vez fue.
En la que haces recuerdos con gente que quieres, conoces personas que cambian tu vida de formas diferentes y te sientes como si no fueras a morir nunca.
Jimin recordaba casi siempre los buenos tiempos, porque jamás se dio cuenta que los tenía. Se preguntaba como era posible que los estuviera viviendo y nunca se haya dado cuenta hasta que ya pasaron.
Sabe que nada hubiera cambiado, pero le hubiera gustado sentirlos en la piel y grabarlos mejor en la memoria.
Por eso recordaba vagamente las tardes en la habitación de Yoongi, cuando ambos llegaban de la escuela y jugaban en la habitación del mayor o en la suya.
A veces veían películas cuando hacía frío, otras jugaban en la consola cuando habían truenos o iban a jugar básquetball en el parque frente a los departamentos cuando hacía calor.
Y cuando los buenos tiempos ya no eran buenos tiempos para los dos, Yoongi le lee un libro.
Y aunque sabe que es menor que él por tres años, Jimin siente que no hay diferencias cuando él le lee sus libros.
Empiezan así: uno de los dos tocará el timbre de la puerta del otro, cinco veces, porque cinco timbrazos bastan para que el otro le abra la puerta. Luego se miran a los ojos, el color triste y la oscuridad infinita de sus ojos y eso basta para que el otro lo deje entrar y lean, perdiéndose en las palabras, nadando en ellas hasta perder la noción del tiempo y quedarse profundamente dormidos, sin ninguna pesadilla que los torture.
Recuerda cómo lo conoció, y sabe que ese es su recuerdo favorito. Ese es su buen tiempo.
Ahora, de vuelta a la realidad, se da cuenta que el pequeño despacho de su psicóloga no ha cambiado en absoluto. Ordenado, pulcro y con olor a aromatizantes caros.
- Jimin-ssi, ¿Sabes por qué estas aquí?
- Tal vez.
Le gusta desquiciar a sus psicólogos con preguntas cortas, siempre terminan perdiendo el interés o se aburren. Esta mujer Beta es de temer porque, aunque se sumerja en la profundidad de sus pensamientos, siempre logra sacarle a flote alguna que otra palabra reveladora.
- Háblame de ello.
- Estoy aquí porque me fui de putas a un bar en el auto de mi mamá - dice, con una sonrisa pícara.
La psicóloga Lee mira fijamente al Omega frente a ella. Jimin sabe que su expresión de niño bueno no la engaña ni tampoco la irrita. Más bien, la entristece, lo que a él no le provoca más que náuseas. La lástima le provoca náuseas.
- Hicimos un trato sobre no mentiras, ¿Verdad?
- Exacto.
- ¿Entonces?
- ¿Por qué cree que estoy mintiendo?
- Es lo que llevas diciendo siempre que te pregunto a dónde te vas a medianoche, es lo que siempre le dices a tu madre, aunque a ella le dices: "Voy a conversar sobre la relatividad del tiempo con mis amigas de la vida galante"
- Bueno, es mi madre. Decir puta en su cara va a provocarle un infarto...
- Jimin... Vamos ya en la décima sesión, y no has querido cooperar más que para contarme sobre lo enamorado que estás de Min Yoongi y de tus aventuras en la comisaría. Estás aquí porque no quieres aceptar que eres un Omega, y eso es un problema.
- ¿Por qué? Señorita Lee, siendo honesto conmigo y con usted, me importa un comino ser Omega. No quiero serlo.
- ¿Por qué no?, ¿Por qué no quieres ser tu mismo?
- ¡Porque es más divertido! - se ríe Jimin, apoyando el rostro entre sus manos, con los codos en su regazo-. Es divertido hacerle creer a todos que soy un alfa.
- ¿Por eso te empeñas en ejercitar tu cuerpo?, ¿Quieres parecerte a uno? Los medicamentos que tomas para tener más masa muscular te hacen menos fértil, Jimin. Te provocan un desorden hormonal y es por eso que no puedes controlar a tu lobo interior.
- Lo dice por lo de la Alfa en el grupo de apoyo, ¿No? -frunce el ceño Jimin, hastiado-. Yo puedo controlar a mi lobo interior, sino fuera así ellos podrían conmigo. Los omegas somos débiles.
- No, Jimin... Los omegas son fuertes, soportan todo tipo de dolor emocional que un alfa no puede. Los alfas nacieron para combatir, no para soportar el dolor como los omegas. Dime, ¿Cómo crees que puedes soportar la voz de mando de los Alfas? Ningún Omega puede soportarlo, se doblegan, pero tú puedes hacerlo. ¿Por qué crees que eso pasa?
- Porque mi yo humano es más fuerte.
- No... Jimin, tu yo humano es débil, tu lobo interior lo sabe y actúa para protegerte. Eres como un cachorro que necesita ser cuidado. Tu lobo interior te cuida, por eso no te doblegas ante la voz de mando de los Alfas. Los Omegas cuidan a sus cachorros de todo lo que consideren una amenaza, incluso si esa amenaza es el propio padre...
- No empiece... -gruñe Jimin, incapaz de evitarlo al escuchar la palabra padre. Porque aquella Beta ya sabía la historia, Jimin sabía que su madre se la había contado porque ella también le había dado sesiones-. ¿Otra vez con el tema de mi padre? Ese tema lo supere. A lo hecho, pecho, el tema ya se ha desecho.
- No, Jimin... No lo has hecho, si lo hubieras hecho no pelearías con cada Alfa que te encuentres.
Demasiados hechos.
- Mire, sé que no puedo evitar pelear con los Alfas, pero hay veces en que ellos se dan cuenta lo que soy y tratan... tratan de humillarme, de cortejarme, ¡Que se pudran!, ¿Quiénes se creen con el derecho de cortejarme?
- Jimin, eres un Omega, es obvio que traten de hacerlo.
- Pues que tragedia, yo no presto mi culo tan fácil.
- Jimin, si no cumples con lo que prometes, seguiremos viéndonos. Tu madre seguirá sufriendo y tú también, no te das cuenta pero cada vez que golpeas o peleas con un Alfa, estás reviviendo lo que pasó con tu padre y todo lo demás... No lo estás superando.
- ¿Quiere que hable de ello?, ¿Quiere que le diga lo que pasó?
- No, quiero que tú quieras decírmelo. Quiero que te aceptes a ti mismo, que dejes de autodestruirte. Tu madre lo sabe, por eso te mando conmigo.
- Mi madre es diferente -dice Jimin, sin expresión.
- ¿Por qué?
- Porque es una Omega.
- Jimin, tu también eres un omega. Creí que habíamos avanzado en eso.
- Pero aún no tengo claro que quiere que haga... -exclama Jimin, afligido. Esa Beta sabía sacar lo más triste de él-. No puedo decirles a todos que soy un Omega cuando todos creen que soy un Alfa.
- No te pido que le digas a todos... sólo tienes que decirle a Min Yoongi.
Ante la mención de ese nombre, Jimin levanta las orejas agitado.
- Ay no, no, no. Eso sí que no -niega reiteradamente Jimin, asustado-. Yoongi no lo va a saber jamás, ¡Es mi amor platónico, si sabe que le mentí se va a enojar muchísimo! Yoongi odia, detesta que le mientan.
La Beta lo mira detrás de sus lentes rojos y sonríe, un poco divertida ante la situación.
- Jimin... En cada sesión me cuentas lo fenomenal que es Min Yoongi, cada cosa que te gusta de él, que quisieras ser su Omega.
- No quiero ser su Omega, quiero ser su Alfa -aclara, inflando los mofletes.
- Pero Yoongi no es Omega y ni siquiera es un Alfa. Es un Beta que no tiene ni idea de que tomas supresores fuertes para que no sienta ni un poco de tu olor.
- ¿Y qué tiene que ver eso con decirle que soy omega? -dice, desparramándose en el asiento y mirando el techo-. De todas formas, dudo que se fije en mí.
- Tiene que ver porque, si le dices quién eres en realidad a una de las personas más importantes para ti, podrás dar un paso para aceptarte. Él no va a actuar diferente contigo porque seas un Omega.
- ¿Y si lo hace?
- ¿Tú que crees? -le sonríe ella, tranquilizadora-. Eres el que mejor conoce a Min Yoongi, por lo que me has dicho. Dijiste que era valiente, justo, de buen carácter, tolerante y un chico genio con mucho... ¿Swag? Y por supuesto, me has dicho las cosas que no te gustan de él, como que tenga vida social, lo que es otro punto que tenemos que hablar, no puedes ser tan obsesivo con él, Jimin-ssi, las cosas no funcionan así. Cada persona necesita su espacio, tanto como él y como tú.
- Yo no necesito espacio, puedo darle todo el espacio que quiera a Yoongi hyung. De hecho, quisiera ser su calzoncillo para-
- Jimin-ssi, -le interrumpe tajante la Beta-. ¿No crees que si te comportas así Min Yoongi se va alejar? A todos les gusta su espacio.
- Ahí está la cosa, señorita Lee, yo le doy espacio a Yoongi hyung, lo que no dejo es que otros se acerquen a nuestro espacio -sonríe plenamente Jimin, como si le hubiera dado una buena noticia.
- ¿Y en qué momento él va a tener una relación amorosa normal? En algún momento se va a fijar en alguien, Jimin-ssi, ¿Qué harás cuando eso pase?
- ¡Voy a desgarrar el cuello a quien se atreva a tocar a hyung!, ¡Hyung es mío, señorita Lee! -gruñe otra vez, mostrando los colmillos al piso-. Es mi amor... es mi hyung... es mío, no quiero que nadie se acerque a él, quiero que sea mío por completo.
-¿Y por qué no le dices quién eres? Una relación entre Omega y Beta es difícil, pero no imposible, podrías darte una oportunidad con él.
- Yoongi hyung es... es demasiado inocente para este mundo -sonríe Jimin, levantando la mirada-. Es bueno y noble y aunque se burle de algunas personas nunca lo hace para hacerte sentir mal... Yoongi hyung es mi luna, él espanta a los monstruos por mí, él sabe lo que se siente perder a alguien. Yoongi hyung y yo somos iguales, pero él jamás podría amarme, porque yo nunca me tomo nada en serio excepto él. Tengo muchas inseguridades, señorita Lee, perder a hyung es una de ellas. No puedo ir y decirle que estoy enamorado de él desde que lo conocí.
- ¿Por qué crees que lo vas a perder?
- En realidad... -corrige Jimin, acomodándose en la silla-. Él me ama, pero no de esa forma. Me ve como un chico Alfa problemático al que hay que cuidar, así que si sabe que soy un Omega, va a ser peor. En el momento en que lo sepa, me pondrá un jodido babero en el cuello y me dará de comer en la boca, y no es que me moleste la idea, pero yo quiero ser quien proteja a Hyung. Alguien tiene que protegerle, ¿No lo sabe? Es demasiado tierno y lindo para este mundo, ¿Quiere que vuelva a mostrarle mis álbumes de fotos que tengo de él dormido en mi celular?
A Jimin le brillan los ojos, arrugando la nariz por la ternura que le provoca su amigo mientras saca el celular y empieza a mostrarle fotos nuevas de Yoongi durmiendo, comiendo y despistado. Jimin está perdido por él, y la psicóloga Lee puede verlo por la forma en la que se retuerce al hablar de él todo le tiempo. Luego se calma al terminar de mostrarle las fotos y hace un puchero, triste.
- Creo que lo amo tanto que, si le digo quién soy en realidad, temo que él aún así me rechace. Prefiero que me rechace por lo que no soy, que por lo que soy si eso pasa. Lo amo tanto que lo más probable es que yo muera si él muere, y no es necesario que tengamos un lazo. Lo amo tanto que mi amor por él me basta.
La psicóloga Lee no sabe que más decir, porque aunque sabe que Jimin tiene las cosas claras sobre su trauma y su personalidad, en realidad no tiene ningún motivo para cambiar excepto su madre, pero eso toma tiempo. La psicóloga Lee lo sabe, lo sabe tan bien como que ahora se acaba el tiempo de la sesión.
- Jimin-ssi, piensa en esto: ¿De verdad quieres vivir toda tu vida persiguiendo a Min Yoongi, alejando a las personas, alejándolo a él de ti, manteniendo al margen sobre quién eres en realidad y hacer que te ame por lo que quieres que él vea en ti y no por lo que eres?
- Señorita Lee -dice Jimin, con seriedad-. Si algo yo sé de Yoongi hyung, es que él me ama por lo que soy. Tal vez incluso ya sepa que soy Omega, pero si hyung no dice nada, entonces yo tampoco lo haré, además...
Jimin mira la hora encima de la cabeza de la Beta, y se espanta al ver que le quedan diez minutos para llegar al parque para encontrarse con Yoongi. Diez minutos para las cuatro de la tarde, y sabe que no puede llegar tarde o sino Yoongi se irá.
Jimin se levanta estruendosamente y hace una reverencia a la psicóloga Lee, quien ya está acostumbrada a los movimientos bruscos y sorpresivos de Jimin.
- ¡Tengo que irme, hyung me está esperando! De verdad me divirtió esta sesión, a la próxima traeré galletas, ¿Quiere de chocolate o de almendras?
- Almendras.
- Vale, almendras. Nos vemos la próxima semana.
- Nos vemos, Jimin-ssi. Por favor, piensa en lo que te dije.
- Lo pensaré cuando esté en el baño, ese es mi momento iluminador -bromea Jimin, ganándose una pequeña sonrisa reprimida de la Beta antes de salir por la puerta.
[...]
Lo primero que ve al llegar es a un chico sentado en la orilla de una fuente, donde un ángel extiende sus alas y en el cual se posan todos los pájaros de temporada. Jimin sigue corriendo, y corriendo hasta que llega a su lado, y sabe que sólo podría ser Yoongi, con esa capucha tapando su cabello y un libro en la mano.
- ¡Yo..yoon...gi...hyung! -jadea Jimin, poniéndose las manos en las rodillas, controlando su respiración. Por más que se ejercite, esos jodidos supresores siguen haciéndole sentir raro.
- Oh, hola Jiminnie, ¿Qué tanto hacías? -pregunta Yoongi, cerrando su libro y guardándolo en su mochila-. Siempre llegas más temprano que yo cuando nos juntamos.
- Es que ya sabes como es la profesora de la clase de atletismo -mintió Jimin, porque le daba un poco de vergüenza decirle a Yoongi que iba a una tratadora de locos, como suele bromear su madre-. Nos hace correr tanto tiempo que ya no siento mis piernitas, hyung.
- Oh, no. No. NO -exclama Yoongi, parándose y negando con la cabeza-. No voy a cargarte.
- ¿Y por qué no? -pucherea Jimin-. Yo te cargue anteayer cuando te quedaste dormido en clases.
- Yo no te pedí que me cargaras.
- Cierto, la profesora Jong me lo pidió. Todos los que trataban de despertarte se ganaban un puñetazo tuyo, y después a mí me dicen el problemático...
- ¡Eso es mentira! -refunfuña Yoongi, para luego suspirar rendido ante la mirada de Jimin-. Es mentira que golpee a todos, sólo golpee a Hoseok.
- Me gusta eso -susurró Jimin para sí mismo.
- ¿Te gusta que haya golpeado a Hoseok?
- ¿Qué? Pff, OBVIO NO -sí, sí le gustaba porque Hoseok era demasiado cariñoso con Yoongi.
- Como sea, vayámonos a ver esa película, quiero ver qué desastre harán con esa adaptación del libro.
- No te entiendo, hyung, ¿Por qué vas a gastar dinero en el cine en una adaptación del libro que sabes que será un asco?
- Me gusta burlarme cuando veo una mala adaptación de un libro, y si el público llora porque está demasiado dramático, me hace reír el doble.
- Hyung, eres tan raro... -se ríe Jimin, empezando a caminar con Yoongi-. Espero que no esté tan mala.
- Yo sí, así podré reírme mucho hoy.
- Hyung -lo llama Jimin, deteniéndose.
Espera a que Yoongi se detenga, y cuando está a punto de voltear la cara hacia él, Jimin salta a su espalda y se queda allí, agarrado como un koala.
- ¡Aaagh, Park, pesas!
- Oye, eso es grosero.
- ¿Qué quieres que haga? Cuando sea viejo tendrás que comprar una silla con ruedas de esas que se manejan solas, porque si sigo así de seguro no volveré a caminar jamás.
- Hyung, ya cállese y corra.
- ¿No te basta con que camine contigo cargado como un mono?
- Nop.
- Bien.
Y Yoongi empieza a correr, con todas las fuerzas posibles mientras Jimin no deja de reírse.
Yoongi no quiere que lo vea, pero él también se está riendo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top