11. Una noche de rechazo pt.1

Tras la profunda y oscura noche
el canto de tu voz
invoca al rojizo amanecer.
Un paso y otro más.

[...]

Un Jimin de siete años está dibujando una mariposa en su cuaderno, de vez en cuando muerde la parte trasera de su lápiz de carboncillo y piensa qué color le vendría mejor a las alas. Está tan concentrado en su dibujo que no ve como un chico más alto que él se le queda mirando fijamente con el mentón apoyado en sus brazos en los asientos de atrás.

- Oye, Jonghyun, ¿Qué miras?, ¿No vas a hacer tu tarea? La señorita Yoona se va a enojar contigo si no dibujas algo... -dice Seunghoon, un Alfa de su misma estatura pero con el cabello más largo y lacio, sentado a su lado, el cual juega con los tarros de pintura, marcando palmas amarillas en las hojas de su cuaderno.

- N-nada y no, ella no me retará, yo... ya hice mi dibujo, pero se lo entregaré después... -responde exaltado, desviando la vista y frunciendo el ceño para ocultar su evidente vergüenza. Seunghoon alza las cejas y desinteresadamente vuelve a su pintura. 

Jonghyun de soslayo ve como Jimin sonríe hacia su dibujo ya terminado y se levanta para ir a entregarlo al escritorio de la profesora; Jonghyun siempre se había preguntado qué era lo que hacia de ese pequeño Omega tan atrayente para él, y solía compararlo como ver esas donas de chocolate que su tío le compra en su tienda de dulces favorita. Jimin era como esas donas de chocolate; le hacían sentir cálido y tenían una apariencia dulce, delicada y rechoncha como sus mejillas.

Se levanta también de su asiento, tomando el dibujo que hizo de sus donas favoritas y apuró el paso para ser el primero en entregarlo y así Jimin pudiera darle un poquito de su atención, porque el Omega parecía tener cierta afición por mirar todo el tiempo sus zapatos. 

Se puso rápidamente delante del Omega y entregó su papel, ganándose una mirada de aprobación por su dibujo y una buena nota cuando de reojo vio como Jimin lo miraba sorprendido, para luego volver a bajar la cabeza y esperar detrás de él a que la profesora terminara de decir lo bien que había pintado.

Cuando por fin se hallo libre de las palabras de aliento, se dio la vuelta para volver a sentarse y tratar de que Jimin volviera a mirarle, pero no fue así. El Omega pasó por su lado y entregó su dibujo, dedicándole una sonrisa a la profesora. Jonghyun sintió algo estallar en su pecho y no podía definir aquel sentimiento que le hacía gruñir y resoplar insconcientemente, tan desconcertado que ni siquiera se fijo que había pintura en el piso haciendo que se resbalara, cayendo de espaldas al suelo y con las manos ardiendo por el impacto y con un poco de sangre en las raspaduras.

Al instante escucho como todos se reían y sintiendo la rabia correr por sus venas, vio como unas mejillas apretujables aparecían frente a él, luego unas manos pequeñas tomando su mano herida y unos ojos amables preguntándole si estaba bien. El corazón se le detuvo unos instantes hasta que escuchó a los estúpidos de sus compañeros.

- ¡Aw, miren, Jonghyun se va a poner a llorar!, ¡Jimin, anda, limpia sus mocos! 

Un gruñido inintencionado sale de su garganta, asustando al Omega quien soltó su mano y se le quedo mirando, entre horrorizado y tímido. Jonghyun se preguntó si había otra forma de llamar su atención que no fuera esa, la de humillarse completamente.

- ¡Aw, a Jimin le gusta Jonghyun!, ¡Miren como lo ve, está rojo!

Y los comentarios tenían razón; el Omega estaba sonrojado hasta las orejas, pero por la simple razón de que odiaba ser el centro de atención como en ese momento. Y a Jonghyun le encantó verlo así, tal vez por eso una idea maliciosa apareció en su mente, nublando todo lo demás.

- ¡No me gusta! -exclamo Jimin en un balbuceo que solo Jonghyun pudo escuchar, lo que hizo de su idea algo más concreto, algo que llevaría a cabo. Incluso si no pensaba mucho en ello, de seguro terminaría haciéndolo después.

Porque ese pequeño Omega era la persona más tierna y apretujable que había visto, y quería toda su atención para él.

[...]

Un Jimin con once años cumplidos está fuera de su escuela, con la mirada fija en los tacones azules de su madre que, acuclillada frente a él, le acaricia el cabello con suavidad pasando sus dedos de forma conciliadora por detrás de sus orejas. Jimin levanta la vista lo suficiente como para verla sonreír con un brillo de tristeza en sus ojos cafés y se siente tan angustiado que su estómago se retuerce tanto que duele.

- Chim, este será tu último día, cachorro -esbozo ella melosamente, aún con sus ojeras, palidez y sus pómulos marcados por la delgadez, pero se ve mejor que en meses anteriores-. Te despedirás de todos tus amigos y nos iremos, bebé, sólo tienes que soportarlo por hoy.

Jimin negó con la cabeza, aferrándose al brazo de su madre con la presión suficiente como para no dejar que se levante. Su madre se ve mejor que antes, pero aún así no quiere dejarla sola. No puede porque sabe que si lo hace rompería su promesa y tal vez su madre se rompería de verdad.

- No quiero entrar... —murmura, suplicando con la mirada—. Quiero quedarme en casa contigo.

- Yo también quiero que te quedes conmigo —murmuró devuelta, posando su fina mano en la mejilla de Jimin y rozando su nariz con la de él, sonriendo con ternura—... pero es algo que tienes que hacer por ti mismo.

- Min Jonghyun va a estar ahí... no quiero verlo más.

- Y no lo harás, bebé  —asegura su madre, abrazando a Jimin luego de que él hiciera sus manos un puño al decir el nombre de aquel chico— Estarás bien, siempre has sido un Omega fuerte y bonito.

Su hijo se remueve entre sus brazos, mirándola fijamente y con una seriedad y frialdad que nunca antes le había visto.

- Mamá... no soy un Omega.

- Jimin... —balbucea su madre con una expresión de dolor. El pequeño agacha la cabeza porque no soporta ver a su madre triste y vuelve a insistir en lo anterior.

- Mamá, ¿De verdad es necesario?

Pero su madre no parece dejarlo ir fácilmente como antes, no ahora que está en sus cinco sentidos y un poco más entera.

- Cariño, ¿Por qué no quieres hablar de eso?

- No quiero... —gruñe Jimin, casi como un gimoteo. Escucha a su madre suspirar y decide que ya es hora de ser fuerte, de ser un buen hijo y un buen Alfa—. ¿Después nos iremos a vivir a la casa de la abuela?

Su madre se queda callada unos segundos, mordiéndose el labio inferior preocupada, otra vez aguantando el dolor en su pecho. Jimin lo puede sentir y es por eso que decide sujetar con más fuerza las correas de su mochila.

- Sí, por un tiempo mientras encuentro un departamento para nosotros dos.

- B-bien, yo... voy a entrar... —balbucea Jimin, para luego abrazar fuertemente a su madre y depositarle un beso suave en la mejilla. Ambos se miran con los ojos humedecidos y se sonríen, tratando de darse ánimos. Su madre se yergue a la misma vez que Jimin camina hacia la puerta donde los otros chicos van entrando, pero se detiene y se da la vuelta, volviendo a mirar a su madre con seguridad—. Vas a estar bien, mamá.

Su madre sonríe, abrazándose a sí misma en aquel abrigo negro de su padre que se ha puesto y que no se ha quitado desde hace meses. Ella asiente y es entonces cuando él reúne las fuerzas suficientes para entrar, porque sabe que esto lo hace por ella. Solo por ella.

– Vas a estar bien, Chim.

[...]

Un Jimin de ocho años está en el patio de su escuela, ocultando la cara en su antebrazo mientras se apoya en el árbol más grande que está dentro del alambrado del jardín. Puede ver de reojo como las cabezas de sus compañeros husmeando por encima de los arbustos y trata de no echarse a reír porque puede ver perfectamente la mitad del cuerpo de Sehun, uno de sus compañeros, agachado detrás de los arbustos a su lado.

–... Nueve, nueve y medio, y... Diez, ¡Salí! —gritó Jimin, corriendo directamente hacia los pies de Sehun y agarrándose de ellos—. ¡Te pille, Sehun!

Grande es su sorpresa cuando no es Sehun quien gruñe de sorpresa, sino Min Jonghyun, el Alfa que había estado extorsionándole por chicles para mantener su silencio sobre el incidente de sus pantalones mojados.

— ¡No soy Sehun, bobo! —gruñe el Alfa, malhumorado. Jimin hace un puchero y va a rebatirle su insulto, pero ve como una sombra corre hasta el árbol que reacciona y se da cuenta que ha perdido el juego porque ha sido muy descuidado, pero además ¿Qué hace Jonghyun ahí? Él había dicho que era demasiado maduro para jugar a las escondidas, por lo que no iba a jugar. Eso solo hace que Jimin se enoje aún más.

– ¡El bobo eres tú, has hecho que pierda el juego! —exclamó indignado, abultado sus mejillas rojas y apretando sus manos en un puño.

Jonghyun se levanta del suelo y le gruñe como respuesta, para luego irse de ahí.

- ¡Jimin es un Omega burro tonto! —exclaman sus compañeros en coro, guiando hacía él aquella corona de la derrota que le ponían a los perdedores de los juegos.

El Omega siguió quejándose, diciendo que no era válido entre balbuceos porque Jonghyun lo había distraído, pero a todos les divertía tanto ver a Jimin con orejas de burro que lo ignoraron entre bromas y entraron a clases.

El profesor aun no llegaba por lo que Jimin se quedó amurruñado en su pupitre y tan avergonzado por las burlas aún con sus orejas de burro, viendo con curiosidad como su compañera de asiento, una chica Alfa llamada Mina con un lindo cabello largo y negro hacia corazones en su cuaderno encerrando su nombre con el suyo.

– Mina-ssi, ¿Qué haces? —pregunta el Omega, inclinándose hacia su cuaderno. Mina se sonroja y lo tapa con sus brazos bruscamente.

– ¡Nada, no es nada! –exclama ella en voz alta, sin darse cuenta que ha logrado captar la atención de Sehun a su lado, mirando también con curiosidad aquel cuaderno pintarrajeado y quitándoselo de las manos, provocándole un salto a los dos.

– ¡Yo quiero ver! —dice animado Sehun, abriendo el cuaderno y esquivando las manos de Mina.

– ¡Basta, devuelve eso! —pide ella, parándose para perseguirlo. A Jimin le da un poco de gracia ver como esa chica más bajita que él salta y brinca para agarrar el cuaderno, pero aún así le da pena por ella pero es demasiado tímido para intervenir. Una cosa es que lleve orejas de burro por haber perdido en un juego al cual le han invitado por primera vez y otra distinta ser un héroe, pero aún así por impulso se para y trata en balbuceos inútiles de parar su discusión.

- Mina... Sehun... C-chicos, paren...

– ¡Sehun, no lo leas! —vuelve a gritar la Alfa, para luego ver como todos tienen su atención puesta en ellos. Sehun extiende el cuaderno hacia el techo, lejos de ella y abre la boca leyendo con un tono cantarín y burlón lo escrito en él.

— ¡Mina y Jimin, juntos para siempre! ¡Wow, Mina, de verdad te gusta Jimin-ssi!

Todos en la sala hacen sonidos con su boca, divertidos por la información. Jimin ve a Mina casi temblar de la vergüenza y va hacia ella para consolarla pero se sorprende al igual que todos escuchar su voz temblorosa y cargada de enojo.

– ¿H-hay algún problema con eso?, ¡A ti te gusta Luhan! -contraataca ella, haciendo que Sehun se sonroje también.

– Chicos, dejen de pelear, va a llegar el profesor... —murmura Jimin, siendo ignorado.

– ¡Mentira, cállate! —grita Sehun hacia ella, ahora con la expresión igual de molesta que Mina. Ambos son Alfas y eso no está terminando para nada bien—. ¡Lo dices solo porque a Jimin no le gustas!

– ¡Yo sí le gusto! —rebate ella en un grito furioso, para luego bajar la voz vacilante casi en un murmullo—. Un poco...

Todos se giran a mirar a Jimin, pero lo que más le sorprende es escuchar la voz de Jonghyun burlona en la esquina de la sala.

– ¿Es así, Jimin?, ¿Te gusta Mina?

Jimin tiembla igual que Mina e incapaz de mirarla baja la cabeza, fijando la vista en sus zapatos. Se pregunta en qué momento las cosas se voltearon así, porque él nunca fue demasiado sociable ni conversador; no tenía ningún encanto que pudiera gustarle a una chica Alfa como Mina.

– B-bueno... y-yo... sí, me gusta... como amiga —balbucea finalmente.

Todos empiezan a murmurar, otros a reírse y cuando cree que la pelea ha terminado, vuelve a escuchar la voz sarcásticamente burlona de Jonghyun.

– ¡Chicos, a que no saben que Jimin se mojó en los pantalones!

Y ahora es Jimin quien estalla, con todo el rostro caliente por la vergüenza y la ira, porque Jonghyun había roto el pacto que habían hecho.

– ¡Es un bebé, Jimin es un bebé que usa pañales!

Y no sabe cual fue lo que más le molesto, si las burlas estúpidas o las risas de sus compañeros hacia él, incluso las risas de Mina y Sehun preguntándole si de verdad había pasado, riéndose aún más con su expresión.

Ni siquiera sabe que fue lo que detonó el hecho de que se abalanzara encima de Jonghyun para darle un puñetazo.

[...]

– Este lugar apesta.

Es lo primero que dice Jimin al entrar al lugar que le ha escrito Jonghyun en el papel.
Es un lugar grande, donde hay un ring  para pelear en el medio y alrededor sacos de boxeo con pesas, colchonetas y asientos para ver las peleas. Huele a sudor de Alfas por todas partes y Jimin siente que va a devolver su almuerzo en cualquier momento, agradeciendo por no tener ni una pizca de su olor de Omega por los supresores, el spray y el hecho de que ha pasado tiempo de su celo.

Ha terminado yendo allí solo, siendo respaldado por Taehyung; si Yoongi pregunta por él o quien sea, será él quien le cubra. No puede acompañarlo durante la pelea porque tiene trabajo después, pero le ha prometido que le llamara si las cosas resultan ya sea bien, o mal.

Hay muchos hombres y mujeres Alfas allí, sudando mientras golpean las bolsas o hacen sentadillas. Incluso ve como una pareja de Alfas sube al ring para practicar movimientos de combate cuerpo a cuerpo. Jimin veía los movimientos maravillado, además le encanta boxear, pero en la sala de pesas de la universidad o en su habitación con el pequeño saco que tiene colgado de la pared; nunca en un lugar tan público como ese.

Luego de unos minutos vagando por el lugar puede oler el aroma a bergamota de Jonghyun tras su espalda. Siempre se pregunta porque su olor es tan fuerte cuando se le acerca y ahora tenía una idea; el lobo de Jonghyun lo estaba cortejando.

Esa sola idea le hizo arrugar el rostro asqueado.

– Por fin te dignas aparecer, pequeño Omega –dice Jonghyun sonriente, con los guantes de boxeo colgados de su ancho cuello. Trae puesta una polera sudorosa que deja ver sus brazos musculosos y unos short. Jimin resopla y se saca su sudadera quedando con una polera negra de manga corta, desordenando su cabello con sus dedos y alzando una ceja, mirándolo retadoramente.

– Cállate y acabemos con esto.

[...]

Golpea la puerta de la casa de Jimin cinco veces, pero nadie contesta.

Sabe que la madre de Jimin nunca está, porque va a la junta de la Sociedad de Omegas los sábados, donde hacen obras caritativas en donde a veces Jimin y él también iban cuando eran más pequeños.
Esperaba encontrarse con Jimin a solas, porque ha visto a su madre irse esa mañana. Pero a Jimin no le ha visto y eso empieza a molestarle.

No ha hablado con el menor desde ayer cuando se fue de la sala de enfermería y él volvió a casa, hecho un lío, porque aún no sabe qué hacer exactamente pero aún así las ganas irrefrenables de verlo lo han llevado a su puerta, tratando de ser optimista y que las cosas no resulten tan desastrosas como se las imagina.

Se siente tan ansioso que no deja de restregar sus manos por sus pantalones y tragar saliva de forma nerviosa. Vuelve a tocar el timbre diez veces más cuando decide llamar al celular de Jimin, sintiendo como su estómago se contrae con nerviosismo. Nunca había estado tan nervioso por hablar con él, tanto que no tarda en morderse las uñas.

No contesta.

Llama a la madre de Jimin, pero esta le responde que Jimin ha salido con Taehyung al cine en la mañana.

Empieza a preocuparse, no sabe porqué, y termina llamando a Taehyung, pero no tiene su número por lo cual termina llamando a su hermano, el pequeño al cual le da clases de piano.

– Hyung está en su trabajo, profesor Min —le contesta cuando le pregunta sobre su paradero y su número de celular— y no me sé el número de Hyung, es muy complicado, pero se lo enviaré por mensaje.

– ¿Sabes la dirección de su trabajo? Por si no me contesta, necesito preguntarle algo –dice Yoongi, arrugando el entrecejo.

Si Taehyung estaba en su trabajo, ¿Entonces dónde estaba Jimin? Anotó mentalmente el número de Taehyung y la dirección, pero tal como se esperaba no respondió a sus llamadas ni a sus mensajes.

Volvió a casa, donde el silencio reinaba porque sus padres trabajaban y Lehyun estaba en la casa de su amiga. Entró en su habitación, donde la manta de One Piece de Jimin se burlaba de él enredada entre las sábanas de su cama y odió el hecho de ser tan inseguro, odió el hecho de sentirse de esa forma.

Odia la forma en la que todos sus sentimientos se entremezclan sin dejarle pensar con claridad. En esos momentos, todo lo que piensa es en Jimin pero también piensa en todas las cosas malas que podrían pasar como romper su corazón o que él rompa el suyo. O destruir aquel escondite que ambos crearon solo para ellos dos.

Si ambos tuvieran ese tipo de relación, ¿Funcionaría?, ¿Ambos serían capaz de hacerlo funcionar?

El amor es más difícil de lo que parece, porque es importante, porque puede cambiarlo todo; todo tu mundo, vida y el universo entero. Y porque tanto como te puede revivir, también te puede destruir.

Yoongi se acostó en su cama de espaldas, sintiendo a Jimin por toda su habitación. Había sido así desde siempre, y se dio cuenta que querer a Jimin era lo mejor de su vida porque él es tan precioso en todos los sentidos inimaginables y le hacía sentir tan vivo.

Y ahí acostado en su cama, cerrando los ojos para sentir en su memoria los labios del Omega en los suyos, supo que tal vez Jimin supiera las respuestas a todas sus preguntas.

[...]

– ¡Y aquí tenemos a escorpión Min Jonghyun, el Alfa con más músculos que cabeza, mirada de perro rabioso y chico de todas las Omegas, y a...! -—el Beta se inclina hacia Jimin, susurrando—. Perdón, ¿Cuál es tu sobrenombre?

– Chim —respondió, encogiéndose de hombros.

– ¡Chim, chico bajito sin ojos y con un culo que es la envidia de todo Seúl!

– Kai, ya cállate y toca la maldita campana —espeta Jonghyun, quitándose el protector dental para hablar mejor. Kai lo ignora y a Jimin le agrada demasiado aun cuando dijo eso de su culo.

– ¡Ambos tendrán una hora de duelo, que se dividirá dos tiempos! —explica mirándolos de hito en hito, ignorando al Alfa— Ya saben las reglas, no pegar patadas ni golpear debajo de la cintura, no bajarse los jodidos calzoncillos ni hacerse tropezones y no estar más de veinte segundos en la lona o en el piso, ¡Les deseo la jodida mejor suerte a ambos y que gane el mejor Alfa!

El Alfa miró directamente a Jimin y sonrió de lado con superioridad.

– Es realmente bueno que seas un Alfa, ¿No, Jimin? 

Jonghyun se volvió a poner el protector dental antes de dedicarle un guiño, provocando que el Omega solo pusiera los ojos en blanco dedicándole todos los insultos que conocía en su mente.

El que pegó el primer puñetazo ante el sonido de la pequeña campana colgada en una esquina de la tarima fue Jimin.
Incluso si era más bajo que Jonghyun, la agilidad y rapidez de sus movimientos le daban cierta ventaja. El Alfa retrocedió unos pasos, manteniéndose en guardia mientras saltaba de atrás hacia delante al igual que el Omega. Ambas miradas chocaban como dos truenos y los gruñidos se oían casi por todo el lugar.

Los Alfas a su alrededor empezaron a tomar atención a la pelea, porque incluso el sujeto Beta llamado Kai que hacia de árbitro hacia la pelea más <<formal>> y entretenida, ignorando el hecho de que apenas tenían un protector dental y los guantes. 
Como Jimin es más bajo que Jonghyun, ambos se mantienen a una distancia prudente para encestar los golpes por la diferencia. El Alfa hace ademán de darle un golpe en la mejilla haciendo que Jimin se cubra con su antebrazo, pero al instante siente el dolor en su costado izquierdo, sacándole un jadeo. Ve a Jonghyun sonreír para luego alejarse y es él quien vuelve abalanzarse rápidamente hacia el Alfa pegando puñetazos en su cien siendo protegido por sus brazos, a lo que Jimin aprovecha ese pequeño descuido para darle un golpe bajo en su costado derecho con su mano izquierda.

– Vamos, ¿Eso es todo lo que tienes? —balbucea Jonghyun en un gruñido extraño que apenas entiende por su protector dental, mirándolo siempre con burla y eso es lo que Jimin más odia. Él siempre lo ha recordado así; un chico que le encanta divertirse a costa de los demás y jodidamente malhumorado. 

Jonghyun se acerca otra vez como una avalancha, dándole golpes tras golpes tan fuertes en los costados de su cara que por un momento pierde el equilibrio, apoyándose en la lona. Cada golpe que le de en la cabeza o torso es un punto y hasta el momento van casi empatados. Jimin ve como Jonghyun va a darle otro golpe pero lo esquiva agachándose y propinando un golpe en el centro de su torso.

El Alfa retrocede para estabilizarse y vuelve atacar a Jimin, quien esquiva con rapidez cada golpe directo a su rostro, porque si se trataba de fuerza, Jonghyun le ganaría, por eso se concentraba en esquivar los golpes que pudieran noquearlo en esos veinte minutos que quedaban del primer tiempo.

Bloquea un golpe que iba directo a su mentón y golpea con fuerza el costado izquierdo de Jonghyun reiteradamente, tan fuerte y repetitivo como los gritos de las personas a su alrededor alentándoles e incluso apostando por ellos. Podía escuchar que apostaban dinero por él y eso le daba más energías de alguna forma, sumándole el hecho de que romperle la cara a Jonghyun era mil veces mejor. Se lo merecía por ser tan idiota incluso cuando ya han pasado años.

Y si bien no podía usar las piernas para patearlo como en la pelea en la cafetería y eso le daba cierta desventaja, los puñetazos no se le daban para nada mal.

– ¡Fin del primer tiempo, chicos!

[...] 

En total le tomó una hora y media encontrar la pizzeria donde trabaja Taehyung.

Aunque sabía más o menos donde quedaba la dirección, se equivoco de autobús -desventajas de pasar la mayoría del tiempo en casa leyendo libros en vez de salir- así que tuvo que tomar dos más para que lo llevaran al centro de Seúl, en Gwangnam-gu y caminar diez cuadras hasta el lugar. ¿Cómo Taehyung podía ir desde la universidad hasta allí? Todo el camino fue una tortura, porque el viento lo golpea tan fríamente haciéndole temblar y desordenando todo su cabello que se podía sentir como el invierno hacia su aparición. Estaban a finales de otoño, así que Yoongi se puso dos abrigos encima; él no era como Jimin, un chico que dormía en calzoncillos incluso en invierno. Él tenía que ponerse casi cinco capas de ropa encima para no sentir el frío de la noche calarle hasta los huesos.

La pizzeria estaba en la esquina de una intersección, por lo que podía ver las motocicletas estacionadas a fuera de la tienda con candados para evitar robos y en uno de ellos, vio un casco que tenía un gran sticker de tigre. Supo inmediatamente que era de Taehyung y lo comprobó al ver como éste salía corriendo fuera de la tienda, con dos cajas de pizza en una mano y una bolsa -supuso que de papas o pollo- en la otra. Yoongi corrió hacia él, cruzando la calle y llamándolo a gritos, pero el Alfa estaba tan apurado que metiendo las cosas en la pequeña maleta trasera arrancó apenas se puso el casco.

– ¡Kim Taehyung, cabeza de coco, ven aquí! —gritó, pero el Alfa ya había doblado la calle perdiéndose entre los autos. 

Resoplo cansado, apoyándose en sus rodillas y respirando con dificultad. Tal parece que ese no era su maldito día, porque vio a Rita y a sus dos amigas Betas caminando hacia él, preguntándole si estaba bien y aunque quería gritarles << ¡No, mierda, no estoy para nada bien!, ¡Quiero saber dónde mierda está mi Jiminnie y estoy desesperándome por eso, maldita sea! >> pero en cambio sonrió como siempre lo hacía y agitó la mano, quitándole importancia.

— No es nada, solo... estaba ejercitándome, corriendo para mantenerme en forma, ya saben –mintió, a lo que las chicas rieron entre ellas.

– ¿Estás ejercitándote con un abrigo? —pregunto Rita con ironía.

– Sí, es mi estilo —respondió Yoongi con simpleza— Presentable ante todo.

– ¡Eres muy divertido, Yoongi-ah! —exclamó una de sus amigas peli-castaña, baja y rellena, la cual había visto en la biblioteca al igual que Rita pero no recordaba su nombre— ¿Quieres ir a comer pizza con nosotras? Íbamos a ver una película pero hoy cerraron por mantenimiento.

Al final, después de toda la insistencia por parte de aquellas chicas y porque de verdad se sentía tan cansado que se sentía a punto de desplomarse que no le quedo de otra que entrar en la pizzeria, ordenar un café, sonreír y bromear como si nada pasara, como siempre, esperando a Taehyung.

[...]

Cuando acabo el primer tiempo con Jonghyun ganándole a Jimin por dos puntos, ambos fueron a tomar agua y aunque él seguía burlándose de Jimin, lo ignoraba, porque estaba más concentrado analizando los movimientos del Alfa en su mente y así poder tener una táctica para vencerlo. Entre tanto, descansaba su cuerpo en una de las colchonetas, le dolían las costillas y sentía como si tuvieran quemándole con un mechero. Apenas podía mover la mandíbula por los golpes pero no se arrepentía porque Jonghyun estaba igual que él y un poco peor, porque Jimin había logrado darle un puñetazo encima de su ojo, haciendo que se le hinchara.

Sabe que debería sentirse mal por eso, pero en realidad no es así; detesta al Alfa desde pequeño y peor aun al enterarse de que aquel detestable hombre era su tío. Simplemente no comprendía como era tan descarado para invitarle a salir, amenazarlo y además tratarlo así; los Alfas jamás golpean a un Omega, podrían encerrarlo en la cárcel por eso. Y en ese momento Jimin, rememorando todos sus recuerdos del Alfa, se daba cuenta que él jamás le había golpeado antes, simplemente se burlaba todo el tiempo, lo que era incluso más doloroso que los golpes, pero ahora era diferente. 

No encontraba una buena razón para que el Alfa le haya retado a una pelea de Boxeo para conseguir invitarle a salir, ¿Acaso era igual de loco que su tío? Ambos eran Alfas y son de la misma familia, obviamente serían parecidos, lo sabía... pensar en ello le hace temblar del pavor y lo motivan aún más para romperle la cara.

Pero cuando empezó el segundo tiempo, empezó a sentirse cada vez más cansado de esquivar los golpes de Jonghyun y sus muñecas empezaban a doler; no lo comprendía porque él siempre había tenido buena resistencia.

Además, odiaba aceptarlo, pero Jonghyun estaba casi destrozándole la cara ahora.

Lo acorralo en la esquina, encestandole golpe tras golpe sin cansarse en el escudo que había hecho con sus antebrazos tratando de protegerse la cabeza. Trato de escabullirse por debajo pero se tropezó con sus pies y cayó de espaldas al suelo. Jonghyun soltó una risa tenebrosa a sus oídos y retrocedió, deleitándose con verlo en el suelo jadeando con dificultad.

Kai empezó a contar los segundos al igual que el público, Jimin se paró con cierta dificultad a los quince segundos luego de haberse recompuesto del mareo y volvió a ponerse en posición de defensa, sintiendo el sudor cayendo por sus cienes.

Todos gritaron con fervor, porque era obvio incluso para Jimin que iba a perder al ver como Jonghyun ni siquiera sudaba como él lo hacía.

Pero lo seguiría intentando, tenía que seguir intentándolo hasta el límite, tenía que hacerlo.

Él no era de los que se rendía tan fácil.

 Pensó en Yoongi y eso fue suficiente para abalanzarse sobre Jonghyun y golpear, golpear, golpear; en la cien, en los costados de su torso, en su mejilla, en aquel escudo de antebrazos, en todas partes, pero le agarro con la guardia baja al ver como Jonghyun se hizo para atrás, dándole paso a su cara  y aprovechando la oportunidad al ver como estiraba su brazo para golpearlo, el Alfa lo bloqueo rapidamente y le pegó en toda la mejilla, tirándolo hacia atrás y haciendo que escupiera su protector dental.

Volvió a levantarse, sin importarle el protector dental a su lado y volvió abalanzarse con un gruñido furioso hacia Jonghyun, esquivando sus golpes y propinándole uno directo en la nariz, haciendo que le salieran gotitas de sangre. Los ojos de Jonghyun destellaron con tal intensidad que hizo a Jimin retroceder inconscientemente.

Jonghyun volvió acercarse con rapidez y cuando Jimin creyó que iba a darle un golpe en su mejilla descubierta,  dejó a la vista su estómago, por lo que el Alfa luego de darle un golpe en su escucho de brazos para despistarlo, le propino un golpe tan fuerte justo debajo de su costilla que dobló a Jimin en dos, quitándole el aire, para luego volver a propinarle uno en la boca y romper su labio inferior.

Se tambaleo mareado e impactó de espaldas en la lona, escupiendo la sangre que se le atoraba en la garganta. Jonghyun volvió acercarse y volvió a propinarle golpe tras golpe aun cuando trataba de bloquearlos con sus brazos. La pequeña campana sonó y fue cuando Jonghyun se alejó, sonriendo victorioso con la cara semi-hinchada, sacándose el protector dental.

- ¡Y el ganador aquí es el cabeza de musculo, Min Jonghyun! -gritó Kai, elevando las manos y palpeando la espalda del ganador; algunos aplaudieron y otros abuchearon porque perdieron su dinero. Jimin se quedó en blanco, porque odia perder y aquello era demasiado chocante, aun más cuando perdió ante ese patán.

– Dime, Omega, ¿Dónde quieres la cita? —dijo, acuclillándose frente a Jimin que se había quedado sentado en la tarima tratando de recuperar la visión que tenía borrosa y volver a respirar con normalidad— ¿O prefieres que te sorprenda?

Jimin levantó la mirada con veneno y hosco hacia él, lamiéndose el labio roto mientras maldecía entre dientes. No podía creer que había perdido.

– Púdrete, imbécil —espeto entre jadeos, cerrando los ojos con fuerza.

Jonghyun se río, con una risa que le hizo gruñir otra vez y vio como tomaba una toalla y una botella de agua que estaba en la esquina de la tarima. La toalla acabó encima de su cabeza y la botella al lado de sus piernas. Jonghyun se inclinó hacia él mientras Jimin se quitaba la toalla y la tiraba al piso con irritación, frunciendo el ceño y arrugado la cara con tanta molestia que le dolía todo el rostro.

– Báñate, vístete y ponte bonito, tendremos una magnífica cita ahora —dijo Jonghyun, tratando de rozar con sus dedos la mejilla de Jimin pero este lo esquivo toscamente, aun así no perdió su semblante altivo—. ¿Y sabes por qué tendremos una cita ahora? Porque necesitas menos de un día para enamorarte de mí.

Jimin esboza una sonrisa pequeña, porque aquello le parece tan ridículo que no cree que lo diga en serio, pero Jonghyun tiene esos ojos serios y esa boca burlona que se distinguen fácilmente cuando bromea y dice la verdad.

– Eres más idiota de lo que creí si piensas que me enamoraré de ti.

– Una de las condiciones para salir es que no tienes que insultarme o me desquitaré con tu amigo, Omega, te lo estoy advirtiendo y estoy tratando de ser amable.

Jonghyun se levanta y hace ademán de irse, porque Jimin sigue respirando agitadamente. Toma una inhalación profunda y habla, deteniendo al Alfa que estaba a punto de bajarse de la tarima.

– Eres un... —musita, rechinando los dientes. Jonghyun le sonríe de lado y él desvía la mirada porque se siente tan humillado pero aún así vuelve a enfrentarlo—. Deja a Yoongi en paz, ¿Por qué eres tan detestable que tienes que usarlo a él en mi contra?

La sonrisa burlona del Alfa se esfuma y da paso a un brillo triste en sus ojos.

– Porque me hubiera gustado que me miraras como miras a ese chico.

Entre ambos se hace unos segundos de silencio, en donde no pueden dejar de mirarse. Es entonces cuando Jimin recuerda todas esas veces en las que obviamente el Alfa trataba de llamar su atención cuando eran pequeños y como nunca se dio cuenta de ello.

– Jonghyun, me molestabas todos los malditos días y lo haces ahora, ¿Cómo podrías gustarme?

– ¿Es que no lo entiendes? Te molestaba porque quería toda tu atención para mí pero eras tan idiota que siempre te escondías detrás de cada persona cada vez que te hablaba y se volvió peor cuando empezaste con esa maldita manía de actuar como un Alfa -explica, acercándose peligrosamente a Jimin y agarrándolo bruscamente de la polera, haciendo que se levantara-. ¡No eres un Alfa, entiende!, ¡Eres un Omega débil! Cuando supe que ibas en la misma universidad que yo... —el Omega escucha el gruñido lastimero del Alfa y siente el vago sentimiento  repugnante de su lobo al querer consolarlo—. Te vi ahí sentado en la cafetería, fue como si volviera a ser ese chico tonto enamorado de otro chico tonto y me di cuenta que me sigues gustando aun con tus jodidos problemas y aun cuando todo lo de tu padre y mi tío pasó, porque fue su culpa que mi tío muriera de esa forma pero no te culpo a ti, Jimin...

El Omega se había quedado boquiabierto ante la mirada casi desesperada de Jonghyun tan cerca de la de él, pero al escuchar lo último fue como si le hubiera echado gasolina al pequeño fuego que quemaba su interior y con brusquedad apartó las manos del Alfa de su polera y lo empujó haciéndole retroceder.

– ¡¿Qué fue su culpa?! —gritó incrédulo, sin importarle las miradas curiosas que empezaban a verlos—.  ¡Tú sabes perfectamente que tu maldito tío tuvo la culpa de todo!, ¡Él lo mató, es un asesino!

El Omega no aguantó más y con sus últimas energías agarró al Alfa del cuello de su camiseta y lo hizo caer en el piso. Se puso encima de él y volvió a darle puñetazos cerca de su ojo hinchado, queriendo que se retractara de sus palabras porque escuchar a Jonghyun era como ver a ese hombre, siendo tan doloroso ese sentimiento de rabia e ira que no le dejaba respirar.

– Probablemente lo es, a estas alturas ya me da igual —confesó indiferente, agarrando a Jimin de las muñecas—. Te quiero para mí, Jimin, incluso ahora sigues siendo malditamente encantador. Duele, ¿Sabes? Amar duele y ya me canse de solo pensar en ti, así que te lo diré para que empieces aceptarlo; me gustas y saldrás conmigo, quieras o no.

– Estás loco —escupió Jimin, mirándole con horror. El rostro de Jonghyun ya no mostraba ninguna expresión, como un cascarón vacío, para dar paso a ese brillo amenazador que hacía que su lobo quisiera esconderse en lo profundo de algún bosque lejos de él.

– Tal vez lo esté, pero aprenderás a quererme algún día.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top