05 | el (estúpido) plan
V. THE (STUPID) PLAN
Estaba harta. Cada vez que Harry abría la boca, cuatro de cada cinco palabras estaban relacionadas con Malfoy. A Allison le costaba un esfuerzo enorme no darle un tortazo para que se callara.
Además, últimamente Ron y Hermione se portaban muy bien el uno con el otro, eran cariñosos y pasaban tiempo juntos. Y, por supuesto, a Harry le incomodaba entrometerse, así que pasaba más tiempo con su hermana, llenándole los oídos de sus locas ideas sobre que si Draco era un mortífago.
No le quedaba más remedio que hacer que cerrase la boca para siempre, y eso solo lo conseguiría demostrando que el idiota del chico solo era eso, un idiota, y que no tenía la dichosa marca tenebrosa. Por lo que acudió a la persona más adecuada: Ginny.
La vio en la Sala Común mientras hacía tarea con Dean, y decidió acercarse. Le pidió hablar a solas de algo muy importante, a lo que Ginny se despidió de su novio y la acompañó a su habitación.
—¿Qué ocurre? —le preguntó, cerrando la puerta.
—Necesito tu ayuda con una cosa, Ginny.
—Dime.
—Verás... Sabes lo pesado que Harry se pone con Malfoy, ¿no? Como si le gustara o algo así.
Ginny asintió. Había estado presente en muchas de esas conversaciones durante el verano, y había escuchado las sospechas de Harry desde el día en el que vieron a Malfoy entrar a Borgin & Burke.
—Bien, pues desde lo que pasó con Katie y el collar maldito, es peor. Y quiero que se calle, así que necesito pruebas de que no tiene la estúpida marca tenebrosa para que me deje en paz —repuso Allison, hablando de carrerilla.
—¿Y qué piensas hacer?
—Mmm, para eso quería tu ayuda.
—Pues como no le arranques la camisa, no sé cómo vas a ver si tiene la marca —dijo Ginny en tono bromista.
Allison no contestó y se quedó mirándola con aire pensativo.
—Oh, no lo estarás pensando en serio —dijo Ginny con los ojos muy abiertos.
—Es que... depende de cómo lo veas... —mustió Allison.
—¡No hay ninguna forma de verlo! —saltó Ginny, atónita—. ¿Qué vas a hacer, acostarte con él?
Más silencio. Allison se rascó la nuca.
—Dime que no te lo estás pensando. Era una broma.
—A ver, Malfoy no está tan mal, ¿no? —admitió Allison—. Digo, está bueno. Si no me queda más opción, tampoco sería tan grave —añadió, tratando de justificarse.
—Estás como una jodida cabra, es Malfoy. El hurón saltarín, Allison. —Ginny se mantuvo callada durante unos segundos—. Además, ¿no estás con esa chica de Hufflepuff?
—No estamos saliendo. Solo nos hemos enrollado en... varias ocasiones.
Ginny le dedicó una mirada de advertencia.
—Oye, necesito saber si es o no un mortífago, ¿vale? Si Harry te estuviera hablando de él todo el día, tú también lo harías —replicó Allison, cruzándose de brazos.
—¿Y qué crees que hará Harry cuando se entere? —repuso Ginny—. Se lo tendrás que contar para decirle si es un mortífago o no. Y sabes que se enfadará.
—Pues que se enfade, no puede controlar mi vida —dijo Allison, resoplando, y con más decisión que antes.
Puede que se hubiera vuelto loca si pensaba intentar hacer algo así, pero una vez dicho en voz alta no quería echarse atrás.
¿Cuándo he tomado yo una buena decisión? No es momento de empezar ahora.
—Será mejor que vayamos a las cocinas a por algo de comer —dijo Ginny, rindiéndose y mirando el reloj—. Necesitamos fuerzas para pensar en cómo vas a hacerlo.
—Eres la mejor, Ginny.
Después de pasar gran parte de la noche cavilando, Ginny y Allison habían llegado a la conclusión de que eso solo iba a acabar mal. Pero, aun así, el lado impulsivo de las chicas sobrepasaba a su sensatez, y querían averiguar cómo salía.
—¿Y qué pasa si me insinúo y se mofa de mí? No puedo caer tan bajo —susurró Allison, escondiendo su cabeza en la almohada.
Habían usado el hechizo Muffliato para que las compañeras de cuarto de Ginny no las escucharan. Allison se moriría si alguien más se enterase de lo que planeaba.
—Pues te ríes de él diciendo que no iba en serio. Ally, tienes que hacerlo.
—¡Pero si me dijiste que era una idea terrible! —replicó ella, alzando la voz.
—Ya, pero quiero ver cómo sale —dijo Ginny, con una sonrisa de burla.
No tenía ni idea de cómo conseguiría acostarse con él si se detestaban. Pero, según Ginny, «Del odio a la cama hay un solo paso».
Pensaba sobre todo esto el lunes, mientras esperaban a que Slughorn llegara a clase. Cuando apareció y les abrió la puerta del aula, les pidió que no se sentaran todavía en sus asientos habituales.
—Hoy vamos a trabajar por parejas, así que elegid un compañero. —Hermione y Ron se emparejaron rápidamente, a lo que Allison fue a acercarse a su hermano—. Será mejor que Harry trabaje solo, Allison, somos impares y él es el que va más adelantado —dijo Slughorn, dándole palmaditas en el hombro al chico. Allison fingió una sonrisa—. Ponte con Malfoy. Nott, tú con Macmillan.
Allison se mordió la lengua, porque iba a protestar, pero realmente le venía bien acercarse al chico. Él solo gruñó y se dirigió a la mesa del final del aula con mal genio.
—Prepararéis una poción de la memoria, tenéis su elaboración en el capítulo cinco, página cincuenta y tres. ¿Alguien puede decirme en qué ocasiones es de ayuda esta poción?
Hermione levantó la mano en el aire con ímpetu y Slughorn le dio la palabra.
—Se utiliza para recuperar los recuerdos arrebatados por el encantamiento Obliviate—contestó con seguridad.
—Excelente, señorita Granger. Cinco puntos para Gryffindor. Ahora, si no tenéis ninguna duda, podéis empezar.
Allison dejó caer su mochila a los pies de la silla, abriendo el libro por la página que les había indicado. Empezó a sacar ingredientes, mientras Malfoy, a su lado, la observaba con una mueca de fastidio.
—¿Vas a hacer algo o te vas a quedar mirándome?
Él resopló y se levantó a por los ingredientes que faltaban. Pensando en todo menos en la poción, Allison leía distraídamente los primeros pasos, empezando a encender el fuego y colocando el caldero.
—De todas las personas que hay en clase, tenía que tocarme contigo —dijo Malfoy entre dientes, cuando llegó de nuevo a su lado y comenzaba a verter ingredientes—. Maldito Sluggy.
—Sigues picado porque no te ha invitado a su club, ¿eh?
—Una gran pena no poder verte la cara aún más a menudo, por supuesto —ironizó él, rodando los ojos.
Sin responderle, Allison comenzó a remover la poción. Izquierda, derecha, derecha... ¿Debería decirle algo más, o esperar? Derecha, izquierda... Definitivamente, si no hablaba ella, Malfoy permanecería en sepulcral silencio. Dos vueltas más, quizá podría acercarse a él, cogió las plumas de jobberknoll...
—Idiota, tienes que esperar un minuto antes de echar las plumas —regañó Malfoy de repente, y le agarró la mano para que las soltara.
Pero Allison no las soltó, lo que cabreó más al chico.
—¿Qué haces?
—Es que te noto frustrado, Malfoy.
—Me frustra que no sepas hacer nada bien.
Allison soltó una carcajada y miró el reloj. Había pasado ya el minuto, así que las dejó caer, soltándose del agarre del rubio. Él la miró con los ojos entrecerrados.
Pasaron así la primera hora. Malfoy se quejaba de todo lo que Allison hacía y ella se burlaba de él de forma insinuante, lo que le descolocaba siempre. Pero, una vez había empezado, era más fácil y no podía parar.
Veía las miradas de reojo que Harry les dirigía, como si no se fiara de lo que Malfoy pudiera hacer. Pero él estaba suficiente ocupado intentando que Allison no dejara arder la poción como para notarlo.
—¿Se puede saber qué pasa contigo? —gruñó Malfoy—. Pone claramente salvia en polvo. Esto no está triturado, apenas está partido en trozos.
—No quiero cortarme con el cuchillo al hacer tantos cortes.
Malfoy arrugó la nariz en un gesto de cansancio y volvió a agarrarle la mano, la derecha, que sujetaba el cuchillo. Cogió los trozos de salvia y, con fuerza, los trituró contra la mesa, sin soltar su mano. Ella sonrió para sí misma.
—Mira quién se está insinuando ahora —comentó Allison con burla.
—En tus sueños, tal vez —respondió con hastío, soltándola enseguida.
—Me has cogido la mano dos veces. ¿Qué será lo siguiente, me vas a abrazar en el recreo, o no estás preparado para dar ese paso?
Él alzó las cejas y apartó la mira, esbozando una media sonrisa. Allison se giró y se puso frente al caldero, echando la salvia dentro.
Hasta que sintió que se ponía detrás de ella, tan pegado que escuchaba su aliento. Al voltear la cabeza, vio que leía el libro para ver el siguiente paso, pero notó una mano apoyarse en su espalda antes de que pudiera preguntarle qué hacía.
—No sé qué pretendes, Potter, pero si sigues jugando con fuego te vas a quemar —dijo en voz baja, sin apenas mover los labios ni despegando la vista de la página.
Allison tragó saliva. ¿Eso era una amenaza o una insinuación?
Antes de poder responderle, un ruido de explosión sonó, asustando a ambos, que se apartaron en cuanto su poción comenzó a echar una espuma verdosa. Debía de haber hecho algo mal mientras se despistaba.
—¡Potter! ¡Malfoy! No me digáis que habéis echado toda la salvia de vez sin remover entre medio.
—Lo lamento, profesor... —se disculpó Allison, intentando frenar la espuma. Pero, cuando la tocó con la mano, sintió un agudo pinchazo y la retiró.
Slughorn movió su varita y toda la poción desapareció. Les miró con cierta desaprobación y, unos segundos después, sonó la sirena del final de clase. Los que habían acabado la poción la guardaron en frascos y se la entregaron. La de Harry parecía exactamente igual de lo que el libro describía como un resultado perfecto.
—Vais a quedaros a limpiar el aula, señor Malfoy y señorita Potter —ordenó Slughorn.
Se quedaron solos cuando el profesor salió del aula después de los demás alumnos. Harry, Ron y Hermione le habían dedicado una mirada de pena, porque tendría que quedarse con Malfoy.
—Esto es tu culpa. Si no fueras una patosa... —murmuró él, haciendo levitar con un hechizo la basura que quedaba en la mesa y llevándola a la papelera.
—Perdón por no poder concentrarme con tu aliento en mi nuca, idiota —resopló ella, apilando los calderos.
—Si no te conociera pensaría que te pongo.
Allison se encogió de hombros y empezó a recolocar los ingredientes en el armario, mientras él la miraba de reojo. El resto del tiempo se instauró el silencio.
* * *
—Lo tienes en el bote. En un par de días te lo estará rogando —le aseguró Ginny al día siguiente, mientras se cambiaban para el entrenamiento.
Acababa de contarle toda la escena de clase de Pociones. Hablaban en voz baja para que nadie más las escuchase, a pesar de que estaban apartadas del resto.
—Tú sigue incordiándole cuando te lo encuentres —añadió Ginny, terminando de ponerse la camiseta del uniforme.
—Todavía no me creo que esté intentando hacer esto.
El entrenamiento no habría ido tan mal si ignorabas el hecho de que Ron estaba tan nervioso que acabó por pegarle un puñetazo a Allison cuando ella fue a marcar gol.
—¡Ha sido un accidente! ¡Lo siento muchísimo, Ally!
Ella le gruñó mientras bajaba al suelo con el labio ensangrentado.
—¡Te has dejado dominar por el pánico! —le reprochó Ginny, muy enfadada, mientras examinaba el labio de Allison—. ¡Eres un idiota, Ron! ¡Mira cómo la has dejado!
—No pasa nada —dijo Allison, notando el sabor metálico de la sangre en su boca. No quería poner más nervioso aún a Ron y que le dieran más ganas de renunciar a su puesto.
—Yo te lo arreglo —se ofreció Harry, apuntando al labio de su hermana con la varita—: Episkey. Y no llames idiota a Ron, Ginny. Tú no eres la capitana del equipo.
—Ya, pero como tú parecías demasiado ocupado para llamarle idiota, me pareció oportuno…
Desde entonces, el entrenamiento fue a peor por parte de Ron. Aunque Ginny y Allison hacían buen equipo con Demelza, y eso era reconfortante, pues esperaban marcarles varios tantos a Slytherin en el partido del sábado.
Harry y Allison intentaron animar a Ron mientras regresaban al castillo. Cuando iban a pasar por un atajo para llegar antes a su Sala Común, se toparon con Ginny y Dean, detrás de un tapiz, liándose de forma apasionada.
Antes de que Allison pudiera llevarse a los dos de ahí para no molestar, Ron decidió comportarse como un idiota y llamarles la atención. Ambos se dieron la vuelta, y Allison le pegó en el hombro a Ron con reproche.
—¿Qué pasa? —preguntó Ginny con crispación.
—¡No quiero volver a ver a mi hermana besuqueándose con un tío en público!
—¡Este pasillo estaba vacío antes de que vinieses a meter tus entrometidas narices!
Allison no sabía qué hacer, tan perdida como Dean o Harry. Dean intentó irse con Ginny a la Sala Común, pero ella no quiso y él se marchó solo.
—Mira, Ron, vamos a aclarar esto de una vez por todas. No es asunto tuyo con quién salgo ni lo que hago…
—¡Claro que es asunto mío! —saltó él, tan enfadado como Ginny—. ¿Crees que me gusta que la gente diga que mi hermana es una…?
—¡Ron! —gritó Allison, apartándose de su lado.
—¿Una qué? —replicó Ginny, sacando su varita—. ¿Una qué, Ron? ¿Qué ibas a decir?
—No iba a decir nada, Ginny —terció Harry, intentando poner paz.
—¡Claro que sí! —le espetó ella con rabia—. Que él solo se haya dado un pico con Allison hace más de un año porque a ella le daba pena…
—¡Cierra el pico! —bramó Ron, totalmente rojo y evitando la mirada de su mejor amiga.
—¡No me da la gana! Ya te he visto con Flegggrrr. Te mueres de ganas de que te dé un beso en la mejilla cada vez que la ves. ¡Es penoso! ¡Si salieras un poco por ahí y besaras a unas cuantas chicas, no te molestaría tanto lo que hacen los demás!
Ron sacó su varita, y Harry y Allison se interpusieron entre ambos.
—¡No sabes lo que dices! —gritó Ron, intentando esquivarlos—. ¡Que no lo haga en público no significa…!
Ginny se rio y trató de empujar a Allison para atacar a su hermano.
—¿Y con quién más te has besado? ¿Con Pigwidgeon? ¿O tienes una fotografía de tía Muriel debajo de la almohada?
—Eres una…
Ron intentó lanzarle una maldición, pero no acertó. Harry empujó a Ron contra la pared y Allison tiró de Ginny hacia atrás.
—¡Harry se besaba con Cho Chang! ¡Y Allison se ha dado el lote con un montón de gente! —gritó Ginny—. ¡Incluso Hermione se besaba con Viktor Krum! ¡El único que se comporta como si eso fuera algo malo eres tú, Ron, y es porque tienes menos experiencia que un crío de doce años!
Ginny se marchó hecha una furia. Allison sabía que era mejor dejarla sola en esos momentos si no quería recibir una maldición mocomurciélago. No les quedó más remedio que marcharse cuando vieron aparecer a la Señora Norris.
En el séptimo piso, vieron a una niña parada, sosteniendo una botella que se le cayó cuando Ron le gruñó para que se apartase.
—No sabe nada… —dijo entre dientes—. No me besaste por pena, fue para molestar a Harry.
El nombrado hizo una mueca, molesto porque Ron parecía haberse olvidado de su presencia.
—Y un beso es un beso, así que sí que cuenta. Si ella no lo ve, no es mi culpa…
—Si tú lo dices… —murmuró Allison.
—¿Es verdad que Hermione se dio el lote con Krum? —preguntó Ron, frunciendo el ceño.
—Si no quieres oír la respuesta, no sé por qué me preguntas.
Ron solo gruñó y se metió en la Sala Común después de decir la contraseña.
Cuando Allison llegó a su habitación, la única que se encontraba ahí era Hermione, quien leía un libro de Runas Antiguas sentada en su cama. Al verle entrar con la cara que llevaba, fue a levantarse, pero Allison la frenó.
—¿Qué pasa? —preguntó con preocupación.
Allison se sentó a su lado en la cama y suspiró con pesadez. Le puso en contexto antes de contarle que Ron se había enterado de lo de Krum.
—¿Se ha enfadado por eso? —dijo Hermione, con una cara que Allison no supo descifrar—. No debería haberse enterado, ahora que estábamos tan bien…
—No creo que esté enfadado, solo le ha molestado lo de Ginny, y ya venía cabreado del entrenamiento. Está celoso porque Vicky te ha besado y él no. O porque tú lo has besado y él no, no lo tengo claro.
—No le llames así tú también, por favor —suplicó Hermione, tapándose la cara con su almohada.
* * *
Los tres días que quedaban hasta el partido se hicieron eternos. Ron estaba insoportable e ignoraba a Hermione todo lo posible, pero al menos Harry no había vuelto a mencionar a Malfoy. Y eso que se lo habían cruzado varias veces por los pasillos y él siempre se la quedaba mirando con el ceño levemente fruncido.
Cuando llegó el sábado, el ambiente de la escuela estaba tan agitado como siempre que había un partido. Al entrar en el Gran Comedor, los alumnos de Gryffindor les aplaudieron. Los Potter sonrieron y saludaron, mientras que Ron solo hizo una mueca, abatido.
—¡Ánimo, Ron! —gritó Lavender—. ¡Sé que vas a jugar muy bien!
Él no le hizo caso. Allison ya no sabía qué pensar sobre el tema. Quería mucho a Lavender, pero se notaba que a Ron solo le interesaba Hermione. Por supuesto, no podía decirle eso a Lavender.
Cuando Hermione llegó, lo hizo con sospechas hacia Harry. Decía que le había echado algo en la bebida a Ron, y lo vieron guardándose una botellita en la túnica. Ron se la bebió, a pesar de las advertencias de Hermione, quien se marchó enfadada.
Al llegar al vestuario, Ginny ya estaba ahí y llevaba puesto el uniforme.
—Las condiciones parecen ideales —comentó—. ¿Y sabéis qué? A uno de los cazadores de Slytherin, Vaisey, lo golpearon con una bludger en la cabeza durante el entrenamiento de ayer y no podrá jugar. ¡Y por si fuera poco, Malfoy también está enfermo!
—¿Cómo? —preguntó Allison de golpe, sacando la cabeza del cuello de la túnica con rapidez, pues se había comenzado a cambiar—. ¿Enfermo?
Ginny no ocultó una risilla.
—Sí, esperemos que de nada contagioso. —Los dos chicos les miraron sin comprender, pero Allison en verdad esperaba que no fuera nada contagioso. Lo último que le faltaba era ponerse enferma por acercarse a él—. El caso es que para nosotros es mejor. Lo sustituirá Harper; va a mi curso y es un inútil.
Cuando llegaron al campo, tras los vítores de la multitud, la señora Hooch pidió a los capitanes que se dieran la mano. Enseguida dio comienzo el partido y se alzaron en el aire. Demelza atrapó la quaffle.
—Bueno, allá van, y creo que a todos nos ha sorprendido el equipo que ha formado Potter este año. —¿Era Zacharias Smith quien estaba comentando?—. Muchos creían que Ronald Weasley, después de su irregular actuación el año pasado, quedaría descartado, pero, claro, siempre ayuda tener una buena amistad con el capitán...
Allison se acercó a Demelza con la intención de que le hiciera un pase, pero el capitán de Slytherin, Urquhart, lo neutralizó.
—Ahí va el primer ataque de Slytherin. Urquhart cruza el campo como una centella y... ¡paradón de Weasley! Bueno, supongo que todos tenemos suerte alguna vez...
Y tanto que tenía suerte, en media hora había conseguido parar todos los lanzamientos, dejando el marcador sesenta a cero a su favor. Ron estaba jugando de lujo.
Smith se dedicó a meterse con todos los miembros del equipo durante el partido. Allison habría querido seguir siendo golpeadora para lanzarle una bludger a la cabeza.
El partido avanzaba a un ritmo sorprendente para Gryffindor. Allison había marcado un montón de goles, igual que Ginny, e incluso Demelza se estaba luciendo. Las gradas cantaban la versión buena de «A Weasley vamos a coronar».
—¡Me parece que Harper, de Slytherin, ha encontrado la snitch! —anunció Smith por el megáfono, cuando iban ganando por cien puntos—. ¡Sí, ha descubierto algo que Potter no ha visto!
Harry tardó lo que pareció una eternidad en reaccionar y perseguir la snitch. El público se llenó de gritos, algunos emocionados y otros angustiados. Harper iba por delante, a unos palmos de la pelota dorada. Cuando todo parecía perdido, Harper falló al intentar cogerla, escapándose de sus dedos, y fue Harry quien logró atraparla.
Todos volaron rápidamente hacia Harry, quien quedó en medio del abrazo colectivo. Sin embargo, Ginny pasó como una flecha y se estrelló de forma estrepitosa contra la cabina del comentarista.
El equipo aterrizó donde Smith había quedado sepultado por los restos de madera, y Allison se rio con ganas, felicitando a Ginny mientras McGonagall le echaba la bronca. Abandonaron el campo entre vítores, saludando a la afición muy animados.
Allison se marchó muy contenta a la fiesta en la sala común, con todo el equipo menos Ron y Harry, quienes eran unos lentos y se habían quedado en el vestuario. Los recibieron con más aplausos, y Allison se sentía más feliz que en mucho tiempo. Podía ser egocéntrica, pero adoraba la atención y no lo escondía.
Mientras bebía whisky de fuego —estaba en una botella de cerveza de mantequilla, como bien le habían enseñado los gemelos Weasley a camuflarlo—, Lavender se acercó a ella con emoción.
—Has jugado muy bien, Allison —la felicitó con una gran sonrisa.
—Gracias, Lav.
—¿Ha subido ya Ron?
—Creo que todavía está en el vestuario... Ah, no, míralo; acaba de entrar.
Lavender giró con rapidez la cabeza en dirección al retrato de la Señora Gorda, y enseguida se puso a balbucear de forma incomprensible.
—Voy a hacerlo —murmuró al final.
Allison la frenó antes de que avanzase hacia Ron.
—¿Qué es lo que vas a hacer?
—Voy a besarle.
—No puedes hacer eso.
—¿Por qué no? Me gusta, y si no lo hago no se va a dar cuenta nunca —protestó Lavender—. No hay nada que perder.
Como Allison se dio cuenta de que no tenía ningún argumento, Lavender se dirigió hacia Ron, quien había agarrado una botella y parecía estar enfurruñado en una esquina.
En menos de dos minutos ya se estaban dando el lote.
Allison buscó a Hermione con la mirada durante un rato, queriendo evitar a toda costa que lo viera, y al final dio con ella: acababa de salir por el hueco del retrato. Fue a seguirla y, al llegar, se encontró a Harry.
—¿También la has visto salir? —le preguntó él.
—Anda, vamos con ella —apremió Allison, asintiendo y tirando del brazo de su hermano.
Hermione estaba en la primera aula sin cerrar, sentada sobre la mesa del profesor y rodeada de unos canarios que había hecho aparecer de la nada. Tenía la misma expresión que cuando Allison y Ron se besaron, o incluso peor.
—¡Hola, chicos! —les saludó con voz crispada—. Solo estaba practicando.
—No te hagas la dura conmigo, ven aquí —instó Allison, acercándose a ella.
Se subió a la mesa y le dio un abrazo como pudo, mientras Harry se quedó parado sin saber qué decir.
La puerta se abrió, y entraron los más oportunos Ron y Lavender, riéndose, de la mano.
—¡Oh! —exclamó Ron, parándose en seco al verlos.
—¡Uy!
Lavender se rio y salió del aula, cerrando la puerta tras ella. El incómodo silencio reinó dentro del aula, mientras Hermione miraba fijamente a Ron.
—¡Hola, Ally, Harry! ¡No sabía dónde os habíais metido! —dijo Ron, entre chulo y torpe.
Entonces Hermione se bajó de la mesa, con el círculo de pájaros todavía dando vueltas a su cabeza.
—No dejes a Lavender sola ahí fuera. Estará preocupada por ti.
Caminó hacia la puerta, pero antes de salir, apuntó a Ron con la varita y gritó:
—¡Oppugno!
La bandada de pájaros salió disparada hacia Ron, que aunque se tapó la cara con las manos consiguieron arañarle y picarle.
—¡Hermione, por favor! —suplicó, pero, con una última mirada rabiosa y vengativa, ella abrió la puerta de un tirón y salió al pasillo.
—Maldita sea —murmuró Allison, saltando de la mesa y marchándose para seguir a Hermione.
bUeno, no digo nada, solo que no me hago responsable de lo que haga Allison (sí sé que yo la escribo en teoría pero se escribe ella sola, lo siento)
en fin, espero que os haya gustado este capítulo en el que se ve el inicio de la siguiente estupidez de Ally. como veis, cada vez la va liando más gorda, pero si la seguís leyendo es porque la queréis so no me reprocheis nada
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