80. NO PUEDE SER TAN MALO.
-no, Mycroft, no es una broma-
-sí, Mycroft, pensábamos decírtelo-
Esas eran ejemplo de algunas de las respuestas que John había dado, donde lo único que cambiaba era las palabras con las que acompañaba esos sí y no, donde a cada minuto que pasaba, comenzaba a fastidiarse más y más, solo preguntándose cuánto más necesitaba el hermano de Sherlock para dejarlo ir.
-no, Mycroft, Sherlock no lo hace para molestarte-respondió, aunque en realidad no le había preguntado nada-escucha, sé que es algo sorpresivo...-
- ¿sorpresivo? Esta conclusión tiene muchos antecedentes, toda la evidencia alrededor de ustedes dos señalaba los sentimientos reprimidos que ambos mantenían-
- ¿Cómo es que todos sabían que estábamos enamorados antes que nosotros? -se quejó el doctor, un poco indignado, al menos alguien debió señalárselo.
-Sherlock no tenía interés en ese sentimiento y tú lo negabas rotundamente cada que se te señalaba-le dijo Mycroft-en cualquier caso, atribuí esa decisión a un razonamiento superior a tus capacidades, mismo que has demostrado no tener al decidir comprometerte con mi hermano-
-necesitas una pareja, hablo en serio-le señalo John-me casare con Sherlock, no contigo, no entiendo por qué te molesta tanto-
-hay tantas cosas que no entiendes, John y esta no será la excepción, así que solo te daré algunas instrucciones, las cuales deberás cumplir al pie de la letra-comenzó a decirle-volverás a tu departamento y no le dirás a Sherlock nada de nuestro encuentro, en cambio, lo que, si le dirás, es que no estabas pensando bien las cosas y que retiras tu oferta...-
- ¡no fue una oferta! Le pedí matrimonio-
-que es la unión de dos personas mediante determinados ritos o formalidades legales y que es reconocida por la ley como familia, tú le ofreciste compartir su vida contigo y hacerlo parte de tu familia y al decir que si, él acepto fueras parte de la nuestra, fue un ofrecimiento, una oferta, así que la retiraras antes de que se cierren el acuerdo matrimonial y comiencen a desperdiciar su tiempo y dinero en organizar la boda-
-No lo hare-le respondió John en seguida-no voy a hacerlo, en verdad amo a Sherlock y me quiero casar con él, él quiere lo mismo ¿Por qué no puedes solo aceptarlo? Lo único que te pediríamos es que vayas a la boda...-explico, suspirando al ver la mueca de desagrado del hombre frente a él-...o no, eso funcionaría para ambos-
-lo siento, John, pero me temo que esta no es una negociación y aunque no suelo aplicar este método para amenazas de alto riesgo...-
- ¿soy una amenaza? ¿en serio Mike? –le dijo, retrocediendo un par de pasos cuando los hombres que se habían mantenido a sus espaldas comenzaban a avanzar hacia él-tiene que haber otra forma de arreglar esto ¿no crees? –
-te di la solución lógica y la rechazaste-
- ¡porque es una tontería! –exclamó el doctor, mirando como lo comenzaban a rodear, sabiendo que, aunque fuera un ex militar, no podría pelear contra todos ellos y salir triunfante, o al menos esos eran sus pensamientos, mismos que se vieron interrumpidos por el sonido de un auto acercándose, mismo que se terminó estacionando frente a él, interponiéndose entre John y los hombres.
-ehh disculpen caballeros, llegó una alerta de los alrededores ¿todo bien aquí? -
- ¿Lestrade? -preguntó John con sorpresa, haciendo que el hombre se girara a verlo.
-ohh... hola, John, no esperaba verte aquí ¿dónde está Sherlock? -le pregunto, con un tono que era bastante extraño para el doctor, en especial porque él y Mycroft no dejaban de mirarse como si quisieran decirse algo.
Ambos parecían molestos, pero todo eso pareció desaparecer cuando el inspector se giró a verlo de nuevo.
-no está aquí, pero gracias por pasar, haces un grandioso trabajo ¿lo sabías? -le dijo, para aprovechar y abrir la puerta del lado del copiloto-no hay nada de qué preocuparse, solo hablábamos y ya terminamos ¿podrías acercarme a Baker Street? -
-Claro, John, no hay ningún problema-acepto Lestrade, apenas si intercambiando una mirada con Mycroft a modo de despedida, acelerando para regresar de nuevo a la calle, sin siquiera intentar esconder que sabía lo que había estado a punto de pasar- ¿estás bien? –
-llegaste justo antes de que no, eso en verdad fue suerte-le respondió John, mirando hacía atrás, como si estuviera esperando que alguien los siguiera- ¿te envió Sherlock? –
-no, él no tiene ni idea-le dijo el hombre, con John esperando que agregara algo más, pero se había quedado callado.
-entonces ¿Cómo supiste que esta aquí y que necesitaba ayuda? –
-tú lo dijiste, fue suerte-
-no voy a creerme eso-
- ¿Serviría de algo si te pido de favor que creas eso y que no se lo menciones a Sherlock? -le dijo Lestrade, negando un poco-confía en mí, solo cree eso, ya se le pasara a Mycroft-
- ¿Qué se le pasaran? ¿sus ganas de desaparecerme? -quiso saber John, tomando el cinturón para colocárselo-sé que sabes algo, mejor dímelo, si en verdad fuera un asunto policiaco Donovan vendría conduciendo, no te gusta conducir-
-tal vez hoy sentí deseo de hacerlo-
-Mmm no, la verdad lo dudo-le respondió el doctor, haciendo una mueca ante esa idea.
-está bien, sí sabía lo que ocurriría, también sé lo de tu compromiso con Sherlock y que Mycroft solo planeaba tratar de asustarte con lo de la golpiza para que te retractaras-le comenzó a explicar, sin despegar la mirada del frente-lastimarte significaría el inicio de un fuerte conflicto con Sherlock y eso se traduciría en un fuerte problema gubernamental-
-Claro ¿y Mycroft te dijo eso? Puedo reconocer sus palabras en ti-se quejo John, aun disgustado por el intento de intimidación-una advertencia me habría servido de mucho-
-pensaba hacerlo, pero bloqueo las llamadas desde la oficina, de hecho, mi celular aun no tiene línea-le respondió, apenas si girando un poco para verlo antes de regresar la vista al frente, poco a poco reincorporándose al centro de Londres-dijo que después lo arreglaría y que me enviaría un mensaje para que viniera a recogerte-
-si, seguro, después de golpearme-miro por la ventana, metiendo su mano a uno de sus bolsillos, sacando la caja donde tenía el anillo, asegurándose que aun siguiera ahí.
-no le dirás a Sherlock ¿o sí? –quiso saber Lestrade.
- ¿Por qué no quieres que le diga? –
- Solo para evitar un conflicto mayor-respondió después de unos segundos de haberlo pensado-hablare con Mycroft, intentare convencerlo de dejarte a ti y a Sherlock en paz-le aseguró, ya tomando un camino conocido para el doctor hacia Baker Street- sé que suena infantil, pero sabes que Sherlock responderá, tienen una rivalidad más parecida a la de dos niños-
John lo pensó un momento, terminando por suspirar antes de guardar de nuevo la caja, observando la fachada de 221 apenas Lestrade detuvo el coche.
-esta bien, pero si él se da cuenta yo no lo voy a negar-le advirtió, un poco intrigado al notar como esa respuesta parecía haber aliviado a su compañero-y si vuelve a intentarlo no prometo nada-añadió también, desabrochándose el cinturón para luego abrir la puerta y bajar.
-tranquilo, no volverá a pasar, pero trata de evitar salir solo mientras lo arreglo, los tiene vigilados-
- ¿Qué cosa? –
-te veré después-
-si, gracias por traerme-fue último John antes de ver el auto irse, caminando hacia la puerta, observando a su alrededor, no le gustaba la idea de tener a hombres del hermano de su prometido espiándolo.
* * *
Manejó en dirección a Scotland Yard, un poco más tranquilo de haber llegado a tiempo, atento a su alrededor, pues estaba aseguro que había hecho enojar al mayor de los Holmes.
Le había mentido un poco a John, pero era la única manera para que aceptara no decirle nada a Sherlock, de lo contrario, seguramente le causaría varios inconvenientes a Mycroft y lo que Lestrade no quería, era causarle problemas.
Cuando llego, estaciono su auto frente al edificio, apenas si mirando hacia dentro de las instalaciones, pareciendo que todo había vuelto a la normalidad apenas se resolvió el problema de comunicación, incluso su celular ya funcionaba.
Miró con desconfianza a la limosina estacionada a un par de pasos de él, apenas si observando a la joven que tecleaba por su celular, estando por cruzar la calle, pasando apenas por su lado.
La mujer entonces levanto la vista por un breve momento antes de volver a poner su atención en el celular.
- ¿Greg Lestrade? -pregunto, con el inspector deteniendo su avance para volver a mirarla.
- ¿en qué puedo ayudarla? -respondió con cierta cautela, desviando la mirada hacia la limosina cuando encendieron el motor.
-Entre, por favor-le pidió la chica, caminando hacia el vehículo para también subir.
- ¿y usted es? –preguntó, un poco más a la defensiva, con la joven apenas si deteniéndose para responderle.
-Anthea-
-me suena a nombre falso-replico, mirando a su alrededor cuando solio sonrió, subiendo al vehículo para tomar asiento, dejando la puerta abierta, esperando porque él también subiera.
Observo de nuevo el vehículo y luego dirigió su atención a las instalaciones de la policía, estando dispuesto a solo cruzar la calle e ignorar a esa sospechosa mujer que creía que iba a subirse solo porque sí, sin saber quien era o para quien trabajaba, sacando su celular cuando este vibro, revisando el mensaje que le había llegado.
Dio media vuelta, caminando hasta la limosina para subir, refunfuñado un poco molesto por que Mycroft no pudiera simplemente hacer una llamada. Alguien debía decirle a ese hombre que no solo podía disponer del tiempo de las demás personas cada que quería.
Cerro la puerta con algo de fuerza, volviendo a mirar a la joven, pero ella ya no le presto atención, demasiado concentrada en su celular como para que Lestrade intentara conversar.
Se dedico a observar por la ventana, esperando a que lo llevaran a donde sea que fuera a ver a Mycroft, sacando su celular para volver a leer el mensaje, tratando de predecir el humor en el que se encontraría el hermano mayor de Sherlock, pero esa única línea no le decía nada.
Tenemos que hablar.
MH.
Odiaba esa oración, aunque al menos por esta ocasión, si sabía más o menos lo que hablarían, por ejemplo, que se había entrometido en sus planes, no estando muy arrepentido por eso, seguro de que volvería a hacerlo.
-lo espera dentro-le dijo de pronto la mujer, cuando se detuvieron frente a un edificio que Lestrade no reconoció-pregunte por él en la recepción-
-si, gracias-dijo antes de abrir la puerta y bajar, dedicándole una breve mirada al verla aun con su celular, teniendo curiosidad de si era por trabajo, si conversaba con algún amigo, su pareja o solo jugaba candy crush.
Entro con lentitud, mirando la elegante estancia, acercándose a la recepción con un poco de nerviosismo, ese era un lugar bastante presuntuoso.
-disculpe, estoy buscando al señor Mycroft Holmes-le dijo, con el recepcionista apenas si alzando la mirada, pareciendo revisar los registros.
-en la zona de forasteros, por el pasillo, al fondo, a la izquierda, sala 2-le señalo, volviendo a su trabajo después.
-eh... esta bien, gracias-repitió en su mente las indicaciones, encaminándose al pasillo, un poco inseguro de si estaba en el camino correcto, pues también había otro pasillo del otro lado, pero atribuyo a que el hombre no le dijera nada a que iba bien, suspirando cuando encontró el letrero de la zona que le había dicho, entrando lentamente, buscando más letreros, guiándose por ellos hasta llegar a la sala 2.
La puerta estaba abierta, por lo que se asomo lentamente, deteniéndose al ver la presuntuosa figura de Mycroft frente a él, ya sentado.
- ¿querías verme? -pregunto, haciendo un ademan con sus manos, tratando de mantener a raya su nerviosismo al verlo tan serio.
-entra-fue todo lo que le respondió el mayor de los Holmes, levantándose para que una vez que paso, cerrar la puerta, señalándole la silla para que se sentara-creí haber sido claro-pronuncio antes de también tomar asiento, recargándose en el respaldo suavemente.
-si, lo fuiste-acepto Lestrade, tratando de imitar su pose, pero termino por inclinarse un poco hacia el frente al parecerle más cómodo-y yo también fui claro de que no estaba de acuerdo-
-jamás mencione ninguna dirección-continuo.
-Los celulares de Sherlock y John tienen rastreadores, en caso de estar en peligro por algún caso, Isaac rompió el de Sherlock, pero el de John sigue funcional-explico, aunque la mirada sería de Mycroft le decía que el en realidad ya sabía eso-también seguí el auto que mandaste por él-continuo, sin saber que más agregar-la verdad, ya no sé que más quieres que diga-
- ¿Por qué los proteges? Lo que van a hacer...–
-es algo muy normal, están enamorados, sobrevivieron a un maniaco, déjalos que se casen y sean felices-le dijo, para después sonreír un poco- ¿en verdad sería tan terrible que se casaran? -le pregunto, pues a su modo de ver las cosas, Londres y el mundo sobrevivirían si el gran detective Sherlock Holmes decidía abrirles paso a sus emociones. Lo único que falta era convencer a Mycroft también de eso.
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