53. SIN MI NO IRAS.

Realmente ya no sabía que pensar del rubio, pues ahí, entre sus brazos, parecía un cachorro buscando amor. Un cachorro muy grande, por supuesto, de esos que te tiraría al suelo con solo un poco de fuerza.

Pero no le molestaba, de hecho, eso le encantaba, ya podía imaginarse quien sería quien dominaría en aquella relación y gracias a eso, podría burlarse de Sherlock y de Holmes más seguido, especialmente del más alto, pues con un John de ese tamaño, si era un poco vergonzoso que el detective fuera el pasivo.

Por algo el único con apellido Stark era él.

-bueno, bueno, no estoy en contra de todo este agradable apapacho, Steve, pero aún hay cosas pendientes-le dijo Tony, palmeando la espalda del rubio mientras hablaba.

-pueden esperar, solo un poco más-

-nop, no puede, quisiera acabar con este asunto lo antes posible-se negó el millonario, divertido por poder fingir que él era un adulto responsable y para nada inmaduro-haré algunas llamadas, acompañare a John y Sherlock a ese interrogatorio y luego tú y yo pasaremos el resto del tiempo juntos, hay que quitarte esa facha de vagabundo barbón-termino bromeando, acariciando aquella sexy barba, mordiendo su labio inferior ante la profunda mirada del rubio llena de azul.

-¿tú iras también?-pregunto Steve algo contrariado, poniéndose serio de inmediato-no, Tony, estará encerrado, pero de ninguna manera dejare que vayas solo-

-no te estaba pidiendo permiso-

-yo tampoco estaba pidiendo ninguna clase de invitación, voy a ir contigo-contesto también el rubio, no estando dispuesto a tomar un no como respuesta.

Tony soltó un suspiro, asintiendo lentamente, aunque realmente hubiera preferido hacerlo solo, pues aún tenía un poco de miedo por lo que pudiera decirles Isaac. No por él, sino por Holmes, por aquella conexión que al parecer siempre había sido entre su antepasado y su acosador pero aún le quedaba una duda y era la que más le preocupaba la respuesta.

-tú no empezaste con esto-le dijo Steve suavemente, sabiendo lo que estaba pensando, pues a esas alturas, sabía identificar perfectamente aquél gesto, cuando el millonario se culpaba así mismo.

-es una posibilidad-

-no es cierto-

-tal vez yo fui quien detono todo...-

-deja de culpart...-

-...todo comenzó conmigo perdido en el Londres del pasado, piénsalo, podría ser-trato de convencerle Tony, pero el rubio volvió a negar.

-¿confías en mí? Si o no-

-Si-

-pues entonces créeme, la culpa no es tuya, sino de Isaac Burrell y todos lo saben, ese hombre fue el que causo todo, el que nos hizo daño a todos, por eso iré contigo, porque no permitiré que más mentiras que puedan dañarte salgan de su boca-

-Con la golpiza que pool le metió no creo que pueda siquiera abrirla-comentó Tony con diversión, sacándole otra sonrisa al rubio, logrando bajar la tensión que se había comenzado a formar entre ellos.

-parece que ya te agrada-

-¿agradarme? ¡Para nada! Solo estoy admitiendo que no es tan inútil como creí al principio-bromeo el millonario, tomando la mano del súper soldado para salir al pasillo-iremos juntos, iré a cambiarme, tú has lo mismo y por lo que más quieras, no le digas nada a Holmes ni a la señora Hudson... es más, cuídate de la señora Hudson, si ella se entera es muy probable que el resto del continente también-

-eso es exagerado-se quejó Steve, riendo por la seriedad con la que lo decía el castaño.

-igual no le digas-le advirtió de nuevo, levantando su rostro hacia el rubio-dame un beso de despedida-

-pero nos veremos en unos minutos-replico Steve confundido.

-no me importa, quiero mi beso Rogers-le exigió Tony, cerrando sus ojos, esperando algunos segundos hasta que sintió la rubia barba rozarle la piel, dejando un suave y cariñoso beso.

Al sentir que se despegaba, abrió los ojos para mirar al rubio con cierta inconformidad, notando gesto de satisfacción de Steve, solo levantando las manos como preguntando qué había pasado.

-hay mucho que debo enseñarte-murmuro Tony, pues aunque aquel beso en su frente había estado bien, él esperaba al menos un choque breve entre sus labios.

Debía recordar que a pesar de todos los músculos y de que parecía la masculinidad en persona, Steve aún era una inocente palomita que él necesitaba pervertir.

* * *

Miro con cierta curiosidad sus alrededores, prestando atención luego a los vendajes que cubrían parte de sus piernas y una de sus muñecas. La herida que más le llamó la atención, fue la que se encontraba en su mano izquierda, pues le faltaba su dedo meñique.

Se sentía un poco adormilado, drogado; no tardó mucho en identificar los síntomas para saber que era morfina.

Su rostro se sentía adolorido, igual que varias partes más de su cuerpo, estaba seguro que de revisar su piel, encontraría varios moretones, su cara debía estar llena de ellos, eso o el dolor que sentía era por alguna fractura en la mandíbula, aunque de la nariz si estaba seguro que la habían roto.

Isaac sabía lo que venía y también sabía que de eso no había escapatoria.

Recapitulo todos y cada uno de sus crímenes, soltando un suspiro solo al darse cuenta que había ganado.

Pepper, Rhodey, May, Mary del pasado, Mary del presente, Nathaniel... ahora eran solo nombres de muertos.

Sherlock, John, Laura, Wanda, Tony, Holmes.... No pudo evitar sonreír al recordar su tiempo con el detective del pasado, aquellos preciosos momentos donde sin que nadie lo notara, había terminado por logar su objetivo.

El pequeño Peter se había salvado por poco, algo que de cierto modo le molestaba un poco, pues le hubiera justado poder saborear el momento en que pudiera burlarse del mercenario por no haber podido proteger a al castaño.

-para estar dentro de prisión, luces bastante feliz-le dijo alguien, interrumpiendo sus pensamientos.

-¿duele mucho? Espero que si-le contesto Burrell con una sonrisa, misma que iba creciendo mientras Ross más se acercaba a la celda.

Aún lucía algo lastimado, pero con el traje limpio que ahora usaba, poco se veían sus heridas, aunque había notado una sutil cojera al caminar.

Pensaba volver a hablar, decir algo inapropiado, burlarse de Ross un rato, pero lo que sea que pensaba decir se atoro en su garganta al ver al hechicero supremo aparecer tras de él, caminando hasta colocarse a su lado.

-señor Burrell-le saludo Strange, con cierto tono de advertencia en su voz.

-que sorpresa caballeros-murmuro Isaac-¿a qué debo el honor de esta... visita?-

-nada muy importante-contesto Ross de inmediato, sonriendo al ver el cambio de actitud del hombre frente a él-solo venía a asegurarme que estuvieras en una celda y... ¡ah! Si, han solicitado se te haga un interrogatorio-

-lo sé-dijo Burrell con orgullo-deben querer respuestas, aunque, es probable que yo no desee proporcionárselas ¿hay algún problema con eso?-

-de hecho, no, ninguno-respondió Strange-después de todo, nosotros no haremos ese interrogatorio, ya que yo solo vengo como escolta y el agente Ross solo ha sido amable al hacerle una visita antes de que eso suceda-

-entonces vendrán más visitas, por mí está bien, hay tanto que tengo que decir-

-tal vez no te guste lo que tus palabras puedan provocar-le dijo Everett, haciendo que Isaac soltara una risa.

-he cometido crímenes, sí, pero aún soy un ser humano, un ciudadano norteamericano, por si no lo sabían, tengo derechos y mientras este aquí, cumpliendo una fabulosa sentencia, ustedes no pueden tocarme-

Ross lo miro con seriedad un par de segundos más antes de dar media vuelta, bastante molesto con el hecho de que aquel infeliz tuviera razón.

-no dirá nada-le comento el pelinegro.

-Tony parecía saberlo y aun así insistió, así que tienen un plan, tal vez deba esperar aquí mientras llegan, asumo que usted también desea algo de información... en caso de que esa amenaza de ¿Cómo la llamo? ¿Fractura temporal? Bueno, en caso de que eso suceda-

-si no le soy inoportuno, aceptare el ofrecimiento, es de gran importancia-aceptó Strange, sabiendo que no era necesario, pues habían descubierto el momento exacto en que ocurrió la anomalía temporal, solo sintiendo curiosidad por cómo había pasado.

-en ese caso le pediré me acompañe señor Strange-

-solo dígame Stephen-le interrumpió el hechicero, sonriendo con amabilidad, siendo correspondido casi de inmediato.

-muy bien Stephen, hay un área especial para que puedas esperar con mayor comodidad de este lado-

-se lo agradezco agente-

-solo dígame Everett-le respondió Ross-creo que ya estamos en confianza ¿no lo crees?-le dijo, sin esperar a recibir respuesta, siguiendo su camino mientras guiaba al otro a través de los pasillos de la prisión "la balsa".

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