25. ACEPTO PERDER
Disfruto cada segundo que pasaba en aquella habitación, moviendo sus dedos lenta y suavemente sobre la piel expuesta del detective.
Este apenas se movio por el contacto, pero no le importo, ya haría que se perdiera por completo en el acto. De eso se encargaría él.
Beso su frente, no despegandose hasta haber olfateado su cabello por unos segundos.
Era la parte que más disfrutaba sin duda. Ver como su orgullo poco a poco se iba desvaneciendo y mostraba el lado más sensible y frágil de su persona. Era lo que amaba, en ello culminaban todo sus esfuerzos.
Era ahí cuando su presa por fin era destruida. Cuando la leve luz que quedaba se esfumaba hasta apagarse por completo. Pero aún había trabajo que hacer. Solo era el inicio del fin.
Después de haberlo puesto a dormir de nuevo, se aseguro de acomodarlo perfectamente sobre la cama, preparandolo para lo que tenia planeado hacer con él.
-¿se encuentra cómodo?-le susurro al oido, chupando su lobulo para luego darle una leve mordida.
-un asesino en serie-murmuró Holmes entre dientes, con la mandíbula tensa-todos violan a su victima antes de asesinarla-
-hago más que eso-le contestó el hombre-para cuando las personas llegan a este punto... Ya se encuentran muertas por dentro-dijo con burla.
Paso en sus dedos en una suave caricia sobre los cabellos de Holmes, cerrando luego su mano en un puño brucamente, tomando con su boca los labios del detective, chupandolos y lambiendolos, disfrutando del control que tenía sobre el otro.
Un gemido de dolor escapó de Holmes cuando sintió la fuerte mordida sobre su labio inferior.
Isaac también la saboreo, asaltando con su lengua la boca del pelinegro, devorando con gula a su adversario.
Holmes jadeo en busca de aire apenas le dejaron respirar. En su vida habría imaginado que llegaría a eso.
Al tener sus ojos vendados, el resto de sus sentidos se habian intensificado, sintiendo hasta el más minimo roce. Escuchaba su propia respiracion agitada, con su pulso martillandole la cabeza y los oidos.
La risa estruendosa de Isaac lo hizo estremecerse, sorprendido por el alto sonido cuando habían estado hablando entre susurros.
-hay que admitir que es bastante atractivo-exclamó su captor, quien miraba los labios hinchados del detective, decidiendo si volvia a devorarlos o mejor pasaba al plato fuerte.
Paso su lengua por el cuello de Holmes, deteniendose breves instantes para morderlo de nuevo, sintiendo como ahogaba un grito de dolor.
Nuevamente un color escarlata comenzo a manchar la piel del detective, con la sangre brotando de forma lenta y pausada, dandole un tono tétrico a las marcas de dientes.
-nada va a lograr con esto-le enfrento Holmes, usando todo el aplomo que podía.
-lograre destruirte-lo contradijo-no pensaba llegar a esto contigo, pero mereces un castigo-
Por unos breves segundos no ocurrio nada más, mas pronto un líquido caliente cayo sobre su pecho. Apreto aún más la mandíbula, debía resistir, no podía gritar.
De nuevo sintio la quemazon, pero a la altura de su abdomen. Un ardor que duraba pocos segundos y después quedaba como con una plasta.
Era una vela, estaba usando la cerilla derretida para vertirla sobre su piel. No le gustaba a donde iba la cosa, poco a poco se iba acercando a sus pantalones, los que agradecía tener puestos aún. Eso no duraría si no buscaba una forma de salir de ahi... Pero hasta donde veía, no tenía grandes opciones.
-¿nervioso? ¿o excitado? Mira que has comenzado a temblar-notó Isaac realmente complacido.
Esta vez acerco mucho más la vela, con la llama golpeando sobre el costado de Holmes. Varios quejidos se escucharon ante el esfuerzo del pelinegro por no gritar, pero la llama seguia avanzando por todo su costado.
La cerilla no se comparaba con el dolor que la llama que la causaba. Era una vela aromática, de una fragancia que incluso en otro momento le parecería agradable. Pero justo ahora su dulce olor le quemaba la nariz, lo estaba sofocando.
-solo tiene que gritar-le sugirió Burrell-me detendre en cuanto lo haga-prometió-dejare de hacerle daño- La vela había sido retirada, siendo apagada de inmediato, cayendo en alguna parte del suelo al ser lanzada por Isaac. Pero eso estaba lejos de terminar.
Un objeto frío había venido a remplazar la vela, el cual provoco un escalofrio en Holmes al sentirla en el costado que aún no estaba quemado.
Era largo y plano.... bastante delgado, con terminacion en punta. Un dolor agudo le llegó cuando el objeto había comenzado a ejercer presión sobre su piel.
Más sangre. Más miedo.
-solo debe gritar-volvio a decirle su captor, comenzando a hacer un caminito por todo su costado.
Holmes sabía que ninguna de las heridas hechas eran para matarlo. Al menos aún no.
Por mas sangre que hiciera brotar, no podría morir desangrado, hacia falta un daño más grave para que eso pasara.
Gruño buscando mantener sus gritos dentro de su boca. No saldrían, no le daría la satisfacción.
-Estaba bien-aceptó Isaac, retirando el cuchillo de su piel.
Bastante decidido con lo que haría, desabrocho velozmente sus pantalones, bajando hasta las rodillas junto con su ropa interior.
Las caricias sobre sus piernas lo hicieron agitarse, deseando detener el contacto. Pero Isaac se había asegurado de mantenerlas bien sujetas a las patas delanteras de la cama. -se de algo que te hara gritar-escuchó.
Tembló confundido al sentir una débil presión en su entrada. El primer dedo se abrió paso en su cavidad. Apreto sus puños, sintiendo como ese dedo lo exploraba. No le gustaba, no le era agradable.
-muy sutil, lo sé- admitió Burrell, introduciendo otro de sus dedos, abriendolos como tijeras. Se mordio el labio, con su miembro creciendo dentro de su pantalón, empezando a excitarse con aquélla imagen.
Podía ver a Holmes tratando de resistir, de ahogar sus gemidos y que no salieran de su boca, que su cuerpo no hablara por él. Isaac era delicado, bastante paciente en sus movimientos, experto en el uso de sus dedos, causandole gran placer.
Lo cuál lo hacía todo aun peor, él no debería sentirse así, no debería sentirse así de bien. Ronroneo sin ser consiente de ello, sintiendo la forma lenta de besar de Burrell en su cuello, quien subia lentamente hacía su boca, besandolo con bastante dulzura.
Sus dedos simularon embestidas, quebrando poco a poco la barrera de lógica que el detective tenía a su alrededor.
-sigues bastante estrecho-le susurro Isaac al oido, en su respiración notandose la excitación y el deseo-Watson no hizo bien su trabajo-su voz era grave y llena de lujuria.
De haber podido ver su rostro, habría notado lo que realmente buscaba, lo que despertaba ese deseo en él.
Saco sus dedos sin avisar, de forma brusca, sabiendo que Holmes estaba ya bastante perdido. Poco podía pensar, ya nada tenía sentido en ese momento, y lo peor es que no podía entender que era.
Un estremecimiento le recorrió la columna cuando sintió el metal entre sus piernas, tocando apenas su entrada.
Sintió miedo, tenía que admitirlo. Comenzó a sudar frío, sintiendo su cuerpo empezar a temblar débilmente por el terror que crecía dentro de él.
-ya lo has deducido ¿no es así?-le dijo el hombre, empezando a hacer una débil presión.
Luego aplico un poco más de fuerza, escuchando de inmediato el primer grito de dolor que había escapado de los labios de Holmes.
Más presión. Más gritos. Más dolor.
-Aaarg.. AAARGHHH ¡AAAAAAAHHHH!-gritó sin poder contenerse, con aquella acción tomandolo por sorpresa.
El muy maldito lo estaba penetrando con su cuchillo. La venda en sus ojos comenzó a humedecerse, incluso alguna que otra lágrima había terminado bajando por sus mejilla.
¡POR AMOR DE DIOS! ¡YA ERA SUFICIENTE!
-¡PARA!-le gritó, retorciendose y lastimando sus muñecas por el roce excesivo con las esposas.
Busco desesperandamente mover sus pies, pero simplemente no lograba liberarse.
Lamentablemente eso no había sido lo peor. El cuchillo entraba y salía simulando embestidas, girando de vez en cuando para provocar un daño mayor.
-¡SUFICENTE! DEJA DE... ¡DETENTE! ¡PARA YA!-su voz se cortaba por el llanto y el dolor. Gritó al punto que le doliera la garganta, demasiado asustado como para poder pensar con claridad. Cada corriente electrica en su cuerpo le provocaba dolor.
-súplica, quiero escucharte-le dijo Isaac con una voz casi inexpresiva, saboreando el momento, sabiendo que era la primera vez que realmente se sentia completamente satisfecho con su trabajo.
-¡NO! ¡DEJAME!-gritó Holmes, retorciendose de dolor, tratando en vano de safarse de sus amarres, sintiendo como le lastimaban. Quería ayuda, Queria que alguien viniera por él y lo sacara de esa pesadilla.
-me encanta esta vista ¿Stark se retorcera también de esta manera? Debo admitir que es bastante sensual-la imagen era bellísima para los ojos del hombre. Escuchar sus gritos, sus sollozos. Viendolo temblar por el miedo, la angustia y el dolor, con aquél liquido escarlata pintando su piel desnuda y la sábana debajo de él.
Un brillo de piedad se vio en los ojos de Isaac, sacando el cuchillo lentamente, regalandole después varias caricias.
Los gritos se fueron apagando poco a poco, al punto de terminar en débiles sollozos. -Ssshhhh-lo calló, con una voz conciliadora que a Holmes le produjo terror.
Sintió el peso del cuerpo de Isaac sobre el de él, pero ya no le quedo fuerza para resistirce, apretando la mandíbula ante la risa burlona que salia de la boca de ese hombre.
-me pregunto si Watson lo estara buscando-le dijo de pronto, pasando su nariz por la mejilla del otro, dando besos sobre los restos de sus lagrimas-no, no lo hace... usted mato a su esposa, él no le extrañara si usted desaparece, nadie le extrañara-
-no va... a escapar-sollozo Holmes debilmente, tratando de controlar sus temblores.
-lamentablemente no puedo matarlo, Stark desapareceria...-susurro Isaac con pena, después sonriendo-espere, en realidad si puedo hacerlo-
-¿de que...habla?-
-estuve investigando... y descubrí que Sherlock es un descendiente directo de su hermano, sorprendente ¿no? Y Stark... bueno, su abuelo perdió a su madre gracias a Moriarty, Irene Atler ¿no le suena? Pero no se preocupe, su hijo vive bien-le dijo Burrell con malicia-de cualquier forma, Tony no se salvara de esto, se justo a donde va-
Holmes ya no respondio, humillado como estaba, prefería que todo acabara ya.
Watson y los bebés estarían mejor sin él, estarían seguros por fin. Y a él... a él ya no le quedaban fuerzas para continuar.
No noto el beso en su frente con el que Isaac se despidió ni sintió la inyección en su cuello.
No escucho la puerta cerrarse de forma silenciosa, ni mucho menos se dio cuenta de la nota que se había tomado la molestia de escribir.
¿qué más daba? Ahora comprendía mejor el trabajo magistral de Isaac.
Le había dejado solo, le había alejado de Watson, la única persona realmente cercana a él, le había hecho dudar de si mismo y ahora ya le había arrebatado hasta la dignidad, el poco orgullo que le quedaba.
Y así cuando te quita todos los motivos por que vivir, es cuando terminas por dejarte llevar por el frío y dulce velo de la muerte.
Tenía razon después de todo. Llegados a este punto todos estan ya muertos por dentro. El era un muerto viviente desde que Watson lo abandonara, creyó que aquella reconciliación había bastado, pero aún le dolia, temía que solo fuera una ilusión más.
Solo había querido que su muerte valiera de algo. E incluso en eso había fracasado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top