three


Jisoo al despertar se quedó algo sumergida en sus pensamientos durante todo el día. Jin asumió que se trataba de algo tan simple como estrés por su labor en la biblioteca. Le volvió a aconsejar que dejara el empleo pero ella se negó. Así que sin más se fue, dejando a Jisoo sola con su mente.

La castaña respiró hondo y se pasó las manos por la cara frustrada. Se negaba a dejar entrar sentimientos que había guardado con candado en lo profundo de su ser, y aunque se mintió a sí misma tanto que casi se lo creyó, terminó siendo todo en vano.

No podía negarse a si misma que aún le importaba Taehyung... aún le importaba su bienestar aún a pesar de todo.

Y se odió por eso. El le había mentido de una forma horrible, la había engañado y le había roto el corazón en mil pedazos. Al principio no podía ni verlo a la cara, pero luego Jisoo aprendió a perdonar ese desliz, después de todo él había sido un gran soporte en su vida, además Jisoo no era de los que odiaban a alguien para siempre. Era lo bastante fuerte y sensata como para seguir adelante sin rencor y sin odio en su corazón...y así lo había hecho.

Pero verlo la puso nerviosa, demasiado confundida. Y su llamado la dejó angustiada. ¿Taehyung había vuelto a tomar? ¿Por qué? ¿Habian vuelto los problemas en su casa?

Jisoo se mordió la uña sin poder evitarlo. Y cuando se dio cuenta, se maldijo porque ya era la hora de volver al trabajo. De repente todo lo que amaba hacer se había vuelto un real fastidio para ella. Todo porque la ansiedad de saber que Taehyung visitaría el lugar durante su horario laboral le ponía los pelos de punta. Pero aún así se fué, armandose de valor para lo que estaba por llegar.

Apenas entró a la librería saludó a sus amigos y se sentó en un pequeño sofá de descanso que los 3 se permitían tener. Jungkook le contó que su relación con la chica iba increíble. Que era hermosa, delicada, graciosa, amable... los halagos siguieron tanto que Jisoo perdió el hilo de la conversación.

Jisoo miró de reojo a Chaeng y esta rió notando lo que quería expresar. "¡Wow! ¿Viste como lo trae loco la muchacha?"

De repente su jefe ingresó al panorama y regañó a los 3 por andar chismoseando en horas de trabajo. Fue entonces cuando para la sorpresa de Jisoo, el hombre tocó su hombro y le dijo.

—Jisoo, necesito hablar contigo.

Jisoo lo miró confundida, pero al cabo de unos segundos asintió.

—Claro.

Jungkook y Chaeyoung fruncieron el entrecejo extrañados.

—¿Desde cuando el jefe tiene algo importante para decirte?—pensó en voz alta Jungkook, una vez que este volvió sobre sus pasos hacia su oficina. Su tono era sospechoso, preocupado de alguna manera por Jisoo.

—No lo sé.—respondió la castaña dándose media vuelta y siguiendo al mayor.

La oficina siempre fue pequeña, pero a Jisoo le parecía linda. Los vidrios estaban cubiertos con un plástico blanco para que nadie de afuera supiera lo que sucedía adentro. Lo que a Jisoo más le gustaba era la pequeña biblioteca que tenía a un costado, donde libros muy destacados se encontraban en ese sector.

—¿De que quería hablarme, jefe?—preguntó algo nerviosa. Temía que se tratara de algo malo o que la llegara a despedir.

El hombre apoyó su mano en su mentón y la analizó detenidamente a Jisoo, dándole escalofríos.

—Trabajas hace mucho tiempo aquí ¿verdad?

—Un año.

—¿Qué edad tienes?

—Diecinueve.—dijo sin dudar.

—Eres demasiado joven...—murmuró algo pensativo. A Jisoo aquella mirada en ella la empezaba a asustar. Era una analítica, la observaba de arriba abajo llegando hasta sus piernas descubiertas.—por eso creo que mereces mas que nadie este empleo.—sonrió de repente—pero necesito que hoy te quedes haciendo turno extra. ¿Bien?

—Bien.—concluyó Jisoo, algo incómoda. Se incorporó rápidamente y se bajó un poco más la pollera que ese día llevaba.—cuente conmigo señor.

Ese día a la noche estaba cenando con Jin, quien miraba la televisión como siempre bastante concentrado. Jisoo dejó de comer y llamó la atención de su novio.

—Jin, tengo que contarte algo.

—Habla, cariño.—le cedió la palabra volteando la vista a ella.

Jisoo apretó los dientes y pensó como contarle los sucesos de ese día con su jefe.

—Hoy sucedió algo extraño en el trabajo...

Jin frunció el ceño. Jisoo analizó la postura que tenía y viendo que no era furiosa o preocupada, tomó el valor suficiente para seguir hablando.

—Fue una conversación extraña. Él me pregunto que edad tenía, hace cuanto trabajaba allí y..—suspiró—me miraba de una forma que me dio miedo. Como tenía una pollera corta, me miró mucho las piernas. Me sentí intimidada.

Cuando terminó de contar su pequeño relato en un intento desesperado de que Jin le aclarara sus confusiones, su novio la miró esta vez enojado. Aunque Jisoo jamás pensó que se enojaría con ella.

—¿Y porque demonios te pones una pollera? ¿Quieres que todos los hombres del trabajo se quieran acostar contigo?

Jisoo entreabrió la boca como pez fuera del agua.

—Jin...ni siquiera estaba provocando a nadie..—refutó Jisoo elevando el tono de voz.

—Pues ahora ves que sí lo haces. Deja de ponerte polleras y ya verás como te dejan de mirar.—concluyó dejando los cubiertos sobre la mesa con el plato ya terminado. Y sin decir nisiquiera adiós o ayudar a Jisoo a limpiar, salió disparado hacia su habitación.

Jisoo se quedó mirando el punto por el que se fue congelada. Jamás creyó que le echaría la culpa a ella. Pero Jin siempre fue acertado en sus pensamientos.. quizás sí se trataba de ella y no se había dado cuenta.

Era su culpa. Jin tenía razón, no era prudente ir así por la calle sin pensar en las consecuencias, sin pensar en lo que ella podía provocar en los demás.

Así que Jisoo terminó de lavar los platos y los cubiertos tardando unos 5 minutos. Otros 10 en limpiar la cocina y levantar por completo la mesa. Cuando fue a la habitación se encontró con un Jin totalmente dormido. Jisoo se acostó en silencio a su lado dándole la espalda hasta que los ojos comenzaron a pesarle y se durmió.

El teléfono comenzó a sonar de repente asustando a Jisoo. Al principio se sintió aún en la bruma del sueño y decidió sensato no responder. Pero cuando recordó al chico de ojos tristes y voz rota de la noche anterior lo tomó de repente con miedo de que Jin despertara y la viera hablando por teléfono. Tal como sospechaba, observó el reloj y vió que eran las 4 a.m.

—¿Hola?

Su voz sonó ronca y en un hilo de voz. Pasaron unos segundos de silencio, hasta que alguien detrás de la línea habló.

—Hola...

Jisoo se tapó la boca conmocionada. Era él. Era Taehyung.

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