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Jisoo se encontraba en la librería terminando de colocar los libros en sus respectivos estantes, trabajo que su jefe le había ordenado explícitamente que concluyera ese día, incluso si se demoraba horas en hacerlo o perdía el sueño.

La castaña refunfuñó con indignación. Que fuera su maldita ayudante definitivamente no significaba que tuviera que ser su mula incluso hasta para ir al baño. Sin embargo ahí se encontraba ella, haciendo caso a su orden y sin poder hacer nada al respecto para evitarlo.

El cansancio la dominaba, sus músculos se sentían adoloridos por la pose que había adoptado y los ojos se le cerraban de forma involuntaria. Estaba dando todo de sus energías para terminar con ello. Y muy dentro suyo, deseó tener un poder mágico para teletransportarse directamente a su cama y dormir como se lo merecía. Sin trabajo extra ni horas innecesarias pasadas de medianoche.

Y cuando por fin pudo terminar la tarea, no dudó dos segundos en levantarse de golpe y sujetar el bolso y el abrigo que se encontraban en recepción. Rápidamente tomó las llaves de su bolso y se dispuso a caminar hacia la salida de forma rápida. Vió la hora en su reloj y casi se desmaya al darse cuenta de lo tarde que era. 03:15 a.m. 

Al llegar a su casa arrojó todas sus pertenencias al sofá más cercano y se tiró totalmente exhausta hacia el suave acolchado de su cama. Gimió con placer, mientras se quitaba la coleta que era amarrada fuertemente en su oscuro cabello y luego se quitó los zapatos. No se molestó en quitarse la ropa ni el maquilaje.

Con sus ultimas fuerzas, tomó su teléfono y le envió un mensaje a su novio Seokjin.

'Llegué, cariño' 03:30 a.m

La respuesta no tardó en llegar.

'¡Qué tarde! Gracias por avisar, amor mío. Ahora dormiré tranquilo. Descansa'

Jisoo le sonrió a la pantalla y finalmente lo arrojó a algún lado de su cama sin molestarse en al menos apagarlo. Se acomodó entre sus acolchados y almohadas con una sonrisa en el rostro, para finalmente ser recibida gustosamente en los brazos de Morfeo.

"Por fin descansaré" pensó.

(...)

Al cabo de un rato, Jisoo se despertó de golpe sobresaltada, sin tener noción de donde estaba o qué la había sacado de su sueño.

Miró a su alrededor desorientada e hizo una mueca sintiendo como su cabeza comenzaba a darle punzadas. Dormir mal le estaba pasando factura en esos momentos y se arrepentía de no tener el suficiente cuidado.

Sus ojos se adaptaron a la luz del lugar en cuestión de segundos. Confundida, comenzó a buscar a ciegas el teléfono que habia provocado su repentino despertar, y que no dejaba de sonar insistentemente provocandole mal humor a Jisoo. Imposibilitándole en el trayecto la tarea de dormir de nuevo tal como quería.

Una vez que tuvo el aparato entre sus manos, apretó el telefono verde para atender con fastidio y colocó el teléfono en su oído sin mirar la pantalla por producto del cansancio que la dominaba.

No creía que fuera importante, por eso pasó por arriba el número en la pantalla.

Grave error.

—Cariño. Estoy durmiendo, ya te dije que he llegado bien. ¿Porque llamas a esta hora?

Jisoo esperó unos segundos para oír la respuesta de su novio. Porque claro, creía que se trataba de él. ¿Quien más si no?

Sin embargo lo único que escuchó del otro lado fue un silencio sepulcral. Jisoo se alertó enseguida, rápidamente despegó el telefono de su oido y observó de quien se trataba.

El sueño ya había pasado a segundo plano.

Numero desconocido. Brillaba en la pantalla.

El corazón le saltó en un latido de pánico al leer aquello. Miró la hora en su reloj. 04.00 a.m. ¿Quien demonios llamaba a esa hora?

Miles de preguntas sin respuesta rondaron en su mente.

Frunció el ceño y tragó duro ignorando el latir desesperado de su corazón.

Y luego, muy confundida, decidió hablar:

—¿H-hola? ¿Quién eres?

Eso fue suficiente para que el numero desconocido colgara dejando el clásico piiii al otro lado de la linea.

Jisoo frunció el ceño preocupada.

Eso fue extraño.

Demasiado extraño.