♜Cap. 8. "Reina de fantasía"
Y todo sucedió tal como lo imaginé, pues mis queridas tías abuelas no pudieron mantener el secreto de mi posición real y lo hicieron saber ante todo el mundo con orgullo preocupándome muchísimo, pues no todo lo que les conté fue verdad y desde luego esa repentina subida de puesto provocó que diversos protestantes lucharan en mi contra después de saber que ahora había resultado ser de la realeza iniciando así lo que sería una importante pero pequeña revolución en contra de Rasputín, el menos culpable de todos, pues al final Él solo quiso ayudarme después de saber la verdad de mi viaje en el pasado al notar que mis manos tenían más líneas que los demás, al verme fijamente a los ojos descubriendo que eran similares a los de mi abuelo Alexei, al trasladarme de un lugar a otro mágicamente, por conocer secretos la realeza imposibles de saber por cualquiera y al escuchar de boca de mis tías abuelas que ahora yo era "Reina" de una aldea.
Rasputín comenzó a sospechar de mi y una tarde decidió confrontarme a pesar de estar en peligro al hablarme de frente, pues mi bisabuelo Nicholás II se lo había prohibido por el incidente conmigo en las cortinas, evento donde no sucedió nada malo, sin embargo, ahora por mi culpa Él era visto diferente por mis bisabuelos y el mundo entero acusándose de ser mi "amante secreto" a la misma vez que con mi pobre bisabuela Alejandra, lo cual era falso.
—Muy bien niña misteriosa, quiero que me digas qué demonios pasa con... —decía Rasputín entrando bruscamente a la habitación de mi tía abuela Olga, sin embargo se llevó la sorpresa de su vida, pues mi presencia ahí era aún más poderosa y extraña que antes.
—¡Rasputín!, ¿Qué haces aquí?, ¡Tú no puedes entrar así a nuestras habitaciones!, le diré a mis padres, tonto entrometido... Mira que meterte con nuestra madre y otras mujeres a escondidas. —aseguró mi tía abuela Tatiana estando en verdad muy molesta por el gran atrevimiento de aquel pobre hombre.
—¿QUÉ?, ¿Meterse con quién?, ¿Perdón?, esperen, ¿Este hombre del demonio les ha hecho daño, a caso?, ¡Ohhhh! —Pregunté encontrándome enserio muy sorprendida tras lo escuchado, ya que mi familia podía estar en riesgo por culpa de ese mal hombre mientras me levantaba bastante furiosa de la cama.
—¡Ashh!, ¡Tú otra vez!, ¿Y a ti eso qué te importa, eh? —Preguntó Rasputín con algo de ira, pues me vió fijamente con sus ojos azules infernales para poder hechizarme, ya que su poder de hipnotismo me estaba comenzando a afectar.
—Solo por curiosidad, Rasputín, pero veo que lo dicho es verdad, ¡Ah!, por cierto, ¿Para qué me buscabas, si se puede saber? —Pregunté estando algo nerviosa pero feliz de por fin poder enfrentar a aquel monge loco.
—Muchacha inmunda, ¿Pero cómo te atreves a hablarme así de altanera, ehm? —Preguntó igualmente Rasputín encontrándose muy molesto y nervioso por mi gran osadía con Él, ya que se creía intocable.
—¡Así es Rasputin!, ¿Me puedes ver ahora mismo?, ¡Soy una mujer diferente desde ahora!, pues ya no soy la que conocieron todos aquí, una simple e inocente muchachita que temía del mundo y la cual nunca debió esconder su verdadera identidad... —aseguré estando bastante seria pero riéndome internamente de Rasputin, pues era obvio que se quedó atónito por mi gran cambio de vestuario y actitud al verme con una corona de zafiros puesta sobre mi cabeza al igual que con mi nueva pero misteriosa manera de ser y actuar ante todos ellos.
—¡Ya no podrás maltratarla o humillarla más, Rasputín!, anda, ¡Híncate ante ella!, ¡Haz una reverencia en señal de respeto, por favor! —aseguró mi tía abuela María estando igualmente orgullosa de mi, pues se rió de Él y su gran ignorancia al considerarlo desde entonces como un enemigo, pues de un pronto a otro inició a comportarse muy extraño y siniestro con mi familia.
—¿Cómo?, ¿Reverencia?, ¿Y a ella por qué si se puede saber?, ¿Qué les pasa a los sirvientes que se están arrodillando, eh?, ¡Ella es solo una campesina más! —Preguntó Rasputín encontrándose igualmente confuso frente a nosotras 5, pues dejó caer unas cosas de valor al arrecostarse contra una pared, ya que no creía lo que estaba viendo.
—¡Saluda a la REINA Amelia Cestos!, tu majestad desde ahora, ya que ella resultó ser la Reina de una aldea cercana y al parecer tienen que ver con nosotros por relaciones comerciales. —exclamó mi tía abuela Olga riéndose de Rasputín mientras que se cruzaba de brazos, ya que finalmente había conseguido borrarlo de sus vidas para así evitar la gran desgracia que les ocurriría, pero no resultó tan bien como esperaba.
—¿Cómo así que ella es una "Reina de una aldea rusa"?, ¿Qué clase de locura es esta, ehm?, ¡Esta maldita perra merece estar en el infierno como sus asquerosos padres ladrones y muertos de hambre! —Preguntó Rasputín estando algo intrigado cuando de pronto comenzó a reírse macabramente frente a todas nosotras, pues se burló en mi cara luego de insultar a mi familia así que me enfadé a nivel Dios, pues ese sucio hombre me ponía muy nerviosa al tener poderes como yo.
—¡No es ninguna locura!, ¡Ella es una REINA como nuestros carismásticos antepasados así como lo son nuestros padres hoy en día! —aseguró mi tía abuela María estando bastante orgullosa de mis muchas mentiras, pues desde ahora ellas me iban a proteger de quien fuera.
—¡No!, ¡Esto se acabará ahora mismo!, ¡Ella es una farsa y con gusto la desenmascaré yo mismo!, no es justo que las engañe de esa manera tan cruel y fría. —aseguró Rasputín fijando sus ojos sobre los míos mientras movía sus manos como loco, pues quería hacerme daño.
—¡Ohhhh!, ¿Me vas a hipnotizar?, ¿De verdad?, pues vamos, ¡Adelante! ¡Quiero ver que lo intentes!, pero eso si, te juro que pagarás muy caro por esta ofensa y haberles hecho daño a mis t... A las duquesas. —exclamé estando un poco molesta con Él, ya que los rumores de sus amoríos y conspiraciones dentro de mi familia no fueron confirmados nunca.
—¡Sí, exacto esa era mi intención!, hipnotizarte, pero no puedo hacerlo por alguna misteriosa razón, ¿Y me preguntas qué quién me creo niña?, ¡Yo soy su médico real!, ¿Y si eres una "Reina" por qué no nos dices ahora mismo cuál es tu apellido familiar, eh Amelia? —Preguntó Rasputín retándome nuevamente al verse obligado a hacerme una reverencia en contra de su voluntad poniéndome mucho más ansiosa que antes.
—Am... Cestos —Titubé por un segundo, pues introduje mis manos en un bolsillo oculto del vestido que tenía mientras que Rasputín se reía aún más de mi, ya que mis descaradas mentiras eran obvias.
—¿Cestos?, ¡Lo sabía!, ¡Ese apellido no es real!, ¡Ashh!, vamos queridas niñas, ¡Ya deténganse por favor!, ¿Por qué le hacen caso a esta mujerzuela?, ¡Es obvio que nos está mintiendo en la cara desde que llegó como toda una farsante! —aseguró Rasputín acercándose a mi malvadamente, pues me dió una fuerte cachetada en el rostro en señal de desprecio, ya que sabía perfectamente que yo no era quien decía ser en ese lugar.
En ese momento, Rasputín me tomó del cabello y me lanzó al suelo arrastrándome dolorosamente hasta la puerta en señal de repulsión siendo intervenido por mi bisabuela Alejandra, quien al ver semejante escena decidió finalmente mandar lejos a Rasputín, sin embargo mi ira fue mucho mayor y exploté de rabia diciendo parte de mi vida real con algunas grandes mentiras piadosas por accidente de nuevo.
—¡Ahhh!, ¡Ya estoy harta de ti Rasputín!, y puede que yo solo sea una extranjera pero tú eres un maldito violador que hipnotiza mujeres para después poder quitarles todo lo que tienen, pero, ¿Por qué no puedes aceptar que yo soy mucho mejor que tú, eh?, ¡Soy LA REINA DE FRANCIA!, y como tal me debes de tener respeto absoluto en lo que te resta de vida... —afirmé estando en verdad molesta con aquel hombre, pues exploté de rabia tras mostrar mi lado más oscuro mientras me encontrababa completamente alterada, pues levanté la voz al acercarme a Rasputín como si tuviera el poder suficiente como para poder detenerlo en sus maldiciones.
—¡Ohhhh!, Amelia, ¿Cómo así que eres "la Reina de Francia"?, ¿Eso es verdad? —Preguntó mi tía abuela Olga estando aún más emocionada que antes, pues me abrazó en señal de que creía ciegamente en mi.
—Jamás, ¡Eso es mentira!, pues hace poco descubrí mediante el horóscopo que a nuestras vidas vendría un muy mal presagio DEL FUTURO y ahora se que esa vibra solo puedes ser tú, ehm, "Reina" Amelia. —aseguró Rasputín cruelmente tomándome del cabello, pues me arrastró por el suelo sin piedad para tratar de desenmascararme, ya que aquel hombre loco me estaba comenzando a descubrir poco a poco.
—¡Ahhh!, ¡Estás demente!, de verdad que si Rasputín, ¡Eso no puede ser verdad! —exclamé completamente adolorida en el suelo con medio cabello entre mis manos mientras que estaba muy nerviosa y asustada al saber que Rasputín sabía de mi verdad cada vez más rápido.
—¡RASPUTÍN!, ¡No creo estar viendo esto de ti!, ¿Cómo es que te atreves a hacerle eso tan cruel a alguien de la realeza, ah? —Preguntó de pronto mi tía abuela Anastasia estando completamente indignada al ver como era injustamente maltratada por aquel mal hombre.
—A ver, ¿Por qué aún no puedes comprender que ya no soy una chica mugrosa y manipulable, eh?, ¿Solo porque soy una mujer?, ¿Es por eso a caso?, mira, ¡Soy una Reina porque al final yo también nací teniendo ese derecho! —dije encontrándome bastante molesta, ya que traté de remediar las cosas con la mentira más grande que pude decir en toda mi vida y ahora estaba en serios problemas con todo el mundo.
—¡Detente ya, moustro hechicero!, ¡Tú no eres más que un simple monje loco infeliz!, anda, ¡Vete de aquí!, y deja por fin en paz a nuestra familia y a la nueva Reina. —afirmó mi tía abuela Olga estando furiosa y decepcionada de Rasputín, pues me ayudó a levantarme del suelo con delicadeza, ya que merecía ser respetada desde ahora.
—¿Pero qué carajos sucede aquí, eh niñas? —Preguntó de pronto mi bisabuela Alejandra estando enserio sorprendida al verme en el suelo portando una de sus coronas.
—¡Ohhhh!, madre... Mira, Rasputín ha lastimado física y emocionalmente a nuestra amiga Amelia frente a nosotras y enserio merece ser encerrado por ser "una bestia incontrolable". —aseguró mi tía abuela María cruzándose de brazos ante semejante ofensa, pues se atrevió a escupirle en la cara a Rasputín.
—¡María, Olga, Tatiana y Anastasia!, ¡Compórtense por favor!, además, ¿A caso llamaron a nuestro Grigory una bestia incontrolable?, ¿Y por qué demonios Amelia tiene una de mis coronas en su cabeza? —Preguntó mi bisabuela Alejandra encontrándose realmente confundida ante mi nuevo y repentino cambio de look.
—Mira Mía, si no le dices tú lo hago yo, ehm. —aseguró mi tía abuela Anastasia tomándome de la mano en señal de apoyo y lealtad verdadera.
—¡Ohhhh!, bueno, es que yo... ¡Yo soy la Reina de FRANCIA!, querida Alejandra. —dije nuevamente mintiendo por su seguridad, pues no me quedó de otra luego de hacer ese mar de confusiones un auténtico tsunami que pronto me sepultaría como a un débil cangrejo.
—¿Pero qué estupidez dijiste sucia muchachita?, no, ¡Eso NO puede ser verdad!, pues la actual Reina de Francia es L... —Preguntó mi bisabuela Alejandra hallándose totalmente impactada, pues me veía con asombro al sentirse un poco mareada ante mi mentira.
—¡Exacto!, ¡Lo mismo digo yo!, pero como veo que ya no me ven como antes ahora SI me convertiré en el cruel brujo de sus vidas y las haré miserables hasta el final de mis días, pues, ¡Sobre sus cabezas pesa un destino fatídico y pronto sabrán lo que es vivir en el infierno!, ¡Dios proteja al Zar! —aseguró Rasputín amenazándonos de muerte frente a mi bisabuela la Zarina de Rusia, pues salió de esa habitación dramáticamente mientras nos veía fijamente a todas nosotras con sus enormes ojos azules en señal de profundo odio y confusión.
—¡Rasputin!, ¿Tú que opinas?, ¿Enserio nos harás daño después de todo? —Preguntó mi bisabuela Alejandra encontrándose algo sobresaltada por tantas nuevas emociones.
—¡Claro que no les haré daño!, pero si me permite darle mi más humilde opinión lo haré... Por favor NO confien en ella, su Majestad, pues esa chica de nombre Amelia tiene algo muy extraño que me tiene con gran intriga desde que llegó, y si, esto es lo último que puedo decirle o aconsejarle, ¡Ya yo no soy parte de su corte real y todo es gracias a ella, una sucia farsante que muy pronto van a descubrir! —aseguró Rasputin encontrándose enserio conmocionado por lo que le decía a mi bisabuela, pues Él me observaba de reojo sin quitarme los ojos de encima.
—¡Su Majestad!, hay cientos de personas gritando y abucheando en las puertas del palacio, pues traen antorchas, están enardecidos y dicen que quieren la cabeza del monge RASPUTÍN por traición a la corona rusa y abuso de poder, pero no lo podrá evitar más, ya que todos creen en los sucios y morbosos rumores sobre Él y usted. —aseguró una de las sirvientas reales estando muy preocupada por la seguridad de mi familia, ya que la población comenzaba a querer una sangrienta revolución.
—¿Qué?, ¿Qué dijiste?, ¡Ohhhh!, ¡Ya voy de prisa!, pero contigo no he terminado eh, Amelia, pues ahora soy yo la que debe ocuparse de esto personalmente en lugar de mi esposo para poder terminar con esta farsa de una vez por todas. —aseguró mi bisabuela Alejandra estando algo asustada mientras corría por lo que realmente le importaba dejándonos solos en aquella habitación.
...
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