0.5

—¿Perdón? —cuestiona él mostrando su rostro lleno de confusión.

Y ahí estaba, aquella mirada que Rose temió recibir, aquella que claramente decía: "estás loca, mujer". Bueno, tal vez era su culpa y no se había presentado de manera apropiada.

—Hola, soy Rose Jonhson —dice extendiendo su mano hacia él.

—Chris Evans —le responde tomando su mano —, ¿decías algo de la investigación de Arthur Aron? ¿Las 36 preguntas? —cuestiona.

La chica es ahora quien lo mira con sorpresa.

—¿Quieres aplicar la prueba? —pregunta él.

—¿Acaso tú no? —le devuelve el cuestionamiento la chica—. Somos un par de desconocidos y no tenemos mucho que perder.

—De funcionar el experimento será una historia rara para contarle a nuestros hijos y nietos —le responde aquel hombre con un tono juguetón.

—Podríamos inventar algo original, ya sabes, como que me salvaste o algo así —sugiere la chica.

Chris suelta una pequeña risa, su voz retumba en los oídos de la joven quien no puede evitar sonreír. Observa el juego de movimientos que realiza el rostro del rubio cuando él comienza a reír, es realmente guapo.

—¿Qué dices? —vuelve a cuestionar la joven.

—Digo que estoy sorprendido por la convicción que tienes para hacer aquella prueba —le dice con sinceridad —, ¿no te da miedo?

—¿Miedo de qué?

—De enamorarte. De que todo resulte real y termines enamorada de un desconocido —murmura él mientras gira su cuerpo hacia ella, la chica tiene un peculiar atractivo que lo mantiene interesado en ella.

—No sería un desconocido, luego de esas 36 preguntas ya habrá un punto de confianza —le explica —, aunque creo que tienes razón, no sé por qué estoy haciendo esto.

Chris piensa en decirle que es mejor que desista, pero una parte de él no quiere dejar que se vaya, ha despertado su interés y recordando algunas de aquellas preguntas, quiere saber qué respuesta tendrá para alguna de ellas.

Rose piensa en agradecer a Chris no reírse de su idea, disculparse por hacerle perder el tiempo y retirarse, pero no le da oportunidad.

—Acepto —dice él sin más.

—No quiero presionarte —musita ella.

—No lo haces. Te confieso que cuando leí esa investigación me pareció absurda los primeros momentos, pero, ahora que alguien, una desconocida me lo ha planteado, has reavivado esa curiosidad y me gustaría intentarlo.

—¿Seguro? —Rose no quiere hacerse ilusiones hasta estar segura de que él ha aceptado.

—Lo estoy —dice y suelta un suspiro —. Hay una cafetería a un par de cuadras, si quieres podemos ir ahí para hacer la ronda de preguntas, aunque el documento menciona que debe ser en un laboratorio para evitar estímulos externos, para evitar momentos incómodos en ir a lugares solitarios, sugiero esa cafetería —menciona él.

—Me parece bien, acepto —menciona ella.

Ambos se levantan de la banca y comienzan a caminar hacia dicho local, cuando entran, piden la mesa más solitaria y alejada, él pide un café americano y ella un cappuccino, Chris sugiere una orden de galletas de vainilla para compartir, a lo que Rose no pone objeción.

—¿Tienes las preguntas contigo? —cuestiona él una vez que traen sus bebidas.

—Sí —responde sacando su teléfono —, ¿te parece si nos alternamos para leer la pregunta? Cuando tú la leas, yo respondo primero, y viceversa —sugiere ella.

—Me parece perfecto —menciona antes de beber de su café —, primero las damas.

—Gracias —responde con una pequeña sonrisa y desbloquea la pantalla de su teléfono para leer la primera pregunta...

Espero les guste, a decir verdad me sorprendió su respuesta ante esta nueva historia :3

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