Día 12: Amor

Disclamer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen su dueño es Hidekaz Himaruya.

Nota: Disfruten :D 

Nota x2: La imagen de arriba no me pertenece crédito a su respectivo autor :)

***

Eran las altas horas de la madrugada.

Feliciano se sentía el ser más feliz del universo, sentir aquellas grandes manos recorrer cada centímetro de su piel le causaba sensaciones que ni el mismo podía explicar.

Se sentía lleno de vida como en los antiguos tiempos donde él vivía en la pequeña granja junto a su familia, de cómo se trasladó hasta Venecia para vivir con su abuelo, de cómo caminaba por las hermosas calles de Roma junto a su hermano.

Horas, minutos inclusive hasta segundos no le importaba a Feliciano aunque llevaban seis rondas seguidas.

Ahora se encontraba recostado en la cama —Eres perfecto— escucho susurrar al alemán que calmaba su respiración agitada —Ve~ grazie— dijo Feliciano sorprendiendo al alemán. Minutos después Ludwig se vestía con la misma ropa del día anterior.

—Toma— hablo el alemán entregándole en la mano derecha algunos billetes —Juro que algún día tú y yo nos encontraremos otra vez— comento el alemán saliendo de ahí.

Feliciano a duras penas se vistió y salió de la habitación para regresar a la suya, apretaba el dinero en su mano derecha, su cuerpo dolía demasiado y más sus caderas. Abrió su habitación lentamente encontrándose con que el sol que se empezaba a asomar, se sentó en la hamaca sin cerrar los ojos admirando el paisaje.

—¿Feli?— pregunto un somnoliento Alfred que se rascaba un ojo débilmente —Oh ve~ Alfred ya despertaste— comento el italiano volteándolo a ver —Es muy temprano Feli— hablo Alfred mientras giraba en la cama para poder estirarse haciendo reír a Feliciano.

Al aroma de la comida hizo que todos bajaran hasta la cocina para comer. Todos se mantenían callados disgustando la comida preparada por Katyusha y Elizabeta.

Todos miraron extraño a Feliciano quien sonreía muy tontamente —¿Feli... te sientes bien?— pregunto Alfred algo asustado por aquellas sonrisas bobas —Ve~ claro piccolo— contesto Feliciano sin voltearlo a ver —¿Seguro?— pregunto Bella un tanto extrañada por el comportamiento —Si ve~— contesto otra vez Feliciano sin voltearlo a ver —Tuviste que trabajar muy duro esa noche Feliciano mira cuantas cosas tienes en el cuello da— comento Iván haciendo que Feliciano lo volteara a ver.

Todos voltearon a ver las marcas que Feliciano tenía en el cuello, marcas rojizas inclusive moradas; Feliciano se sentía muy avergonzado por lo que abotono su camisa hasta el cuello.

—Si Feliciano trabajo eso significa que me debe dar algo que me pertenece da— hablo el ruso mientras sonreía, Feliciano no quería entregar aquel dinero era dinero extranjero, era dinero alemán, era dinero que Ludwig le habia dado. Se aguantó las lágrimas —No— susurro Feliciano —Da— comento Iván mientras su sonrisa se volvía más ancha.

En un momento para otro las cosas se descontrolaron.

Iván agarro a Feliciano del cuello de su camisa jalándolo fuertemente —Dame el estúpido dinero Feliciano— ordeno lleno de rabia el ruso.

Pero de un momento para otro las cosas no fueron buena jugada para Iván.

Alfred jalo la bufanda con tanta fuerza como si fuera una soga ahorcando fácilmente a Iván, todos quedaron atónitos por la acción de Alfred —Suelta a Feliciano— ordeno Alfred mostrando su ira, Iván soltó a Feliciano rápidamente.

Alfred le jalo toda la bufanda haciéndola caer al suelo mostrando el cuello de Iván cubierto con una venda —Oh rayos— susurro para sí mismo el infante, Iván se acercó hacia el para llevárselo hasta su oficina.

Los gritos eran insoportables para los presentes, Feliciano se mantenía con la mirada agachada; lo que pudo haber sido un día de amor y felicidad fue arruinado por él mismo.

Mientras tanto en la oficina de Iván. Alfred luchaba por no cerrar los ojos, cada parte de su cuerpo era un dolor insoportable, sus pobres muñecas estaban marcadas por la fuerza de Iván, sus pies no los sentía y su pobre cara estaba cubierta por varios hematomas y manchas de sangre.

—Te dije no te metas en lo que no te incumbe— comento Iván mientras jadeaba exhausto —Ese dinero es de Feli— susurro a duras penas el niño tumbado en el piso respirando agitadamente    —Eres tan tonto y estupido— dijo el ruso mientras sacaba una botella de vodka bebiéndola hasta el fondo.

Y de un momento para otro los sentimientos salieron a frote.

—Emily— susurro un ebrio Iván recostado en el escritorio, sus ojos se encontraban vidriosos, su respiración agitada por aguantarse las lágrimas.

Alfred se encontraba todavía tendido en el piso, salía vapor de su boca por tan frio cuarto en el que se encontraban, pero aun así se mantenía quieto como una roca; oír el nombre de su madre lo hizo abrir los ojos como platos.

—Mamá...— susurro al viento Alfred mientras intentaba no llorar también —Da, Emily, lo que ella hizo por mí y como se lo pague de la peor forma posible— contesto Iván mientras tomaba otro trago aún más fondo.

—¿Qué le hiciste a mi madre?— pregunto débilmente el infante —Hacerla trabajar aquí da— respondió el ruso con una tierna sonrisa —En este trabajo conoció a papá— comento Alfred con una sonrisa —En este trabajo ella perdió la vida Alfred— dijo Iván liberando sus lágrimas en silenciosas.

Alfred también soltó sus lágrimas como si de susurros se tratase.

La habitación estaba completamente fría, las ventanas estaban empapadas por el frio que estaba en las calles y se colaba en aquel edificio; los copos de nieve empezaron a caer lentamente y los débiles sollozos de Alfred combinados con unos sorbos de nariz de parte de Iván haciendo que la habitación no se encontrara callada aunque apenas fueran débiles llantos.

—¿Usted la mato?— pregunto Alfred intentando regular su respiración aun estando acostado —Las mismas personas provocan su muerte Alfred— contesto Iván tomando otro trago llegando a acabar la botella rápidamente.

—¿Papá sabe que existo?— volvió a preguntar el infante —Él no sabe nada, no sabe que tu madre está muerta, que tiene un hijo de seis años viviendo aquí, el nunca sabrá nada— respondió el ruso levantando la mirada para observar a Alfred.

Alfred empezó a llorar otra vez haciendo que sus gimoteos se oyeran fuertemente, Iván lo sabía, todos lo sabían, Alfred solo quería conocer a su padre o saber al menos algo de él.

—¿Y si mejor me muero?— cuestiono el infante a la nada, Iván se sobresaltó rápidamente —No soy nadie, nadie me conoce ni mi padre sabe que existo— lloro más fuerte Alfred.

—Yo sé que existe un niño de seis años llamado Alfred Frederick Jones y es alguien importante para mí— contesto Iván sonriendo débilmente. Se paró de su asiento y se agacho para estar a la altura del menor, lo sentó débilmente y lo abrazo fuertemente dejando que el menor se desahogara en su hombro. Toco débilmente los cabellos del menor acomodando el mechón sobresaliente.

Alfred libero todo su llanto empapando la gabardina de Iván. No le importo, no les importo a los dos.

—No eres un desconocido Alfred, eres una luz que ayuda a todos— hablo Iván mientras lo acunaba para poderlo dormir.

"A veces pienso que soy una carga para las personas"

"Pero recuerdas aquellas palabras"

"Y recuerdo que..."

"No soy una carga" 

***   

Palabras finales: ... me gusto este capitulo *o*)9. Gerita y todo lo sucedido al final *explota* este capitulo honestamente es de mis favoritos -_-)9 

Traducciones:

Grazie: Gracias en italiano

Piccolo: Pequeño en italiano

Bueno bye*** gracias por leer y recuerden votar y comentar :V :V/  

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