Día 0: Prólogo

Disclamer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen su dueño es: Hidekaz Himaruya.

Nota: La tercera es la vencida D:

***

Moscú, Rusia 1999

El frió cubría aquella ciudad junto a la noche inundaban profundamente las calles de Moscú

La chica se froto las manos intentando obtener calor, el cuarto en donde vivía era demasiado frió y su chaqueta no la calentaba lo suficiente. La música se adentraba a la habitación haciendo vibrar la ventana.

Un toque en la puerta llamo su atención —Emily, alguien busca tus servicios— hablo alguien desde el otro lado de la puerta —Ahorita voy— contesto ella arreglándose el pelo —Emily, en el cuarto—dijo la voz la chica soltó un oh sorpresivamente.

La puerta se abrió mostrando a alguien, un hombre aparentemente de su misma edad —¿Eres Emily?— pregunto el joven mientras se arreglaba su saco —Sí, soy Emily mucho gusto— respondió ella mientras le extendía la mano.

Al hombre le pareció muy curioso aquel gesto, extendió también la mano agitándola con la de ella, era demasiada felicidad para un cuerpo.

La luz de la ciudad iluminaba las siluetas de aquellos dos cuerpos tendidos en la cama como si el último día se tratase...

—Eres hermosa— susurro el hombre mientras la besaba —Lo sé, muchos me lo dicen jeje— comento ella mientras le seguía el beso.

Una semana después.

—Emily ¿Te sientes bien?— pregunto Bella mientras veía a su compañera acostada en su cama mirando la pared —Bel... estoy e-embarazada— dijo Emily mientras le enseñaba la prueba de embarazo —Oh no, Emily cariño Iván no lo aceptara— comento la mujer mientras le acariciaba sus cabellos color rubio.

—Me iré de aquí y tendré a mi niño— respondió Emily mientras se paraba —Pero ¿cómo escaparas?— cuestiono nerviosa Bella —En la noche, hoy en la noche— contesto Emily decidida.

Salir de aquel edificio fue fácil para ella, el solo caminar daba miedo sus manos abrazaron su vientre, necesitaba buscar al padre de su hijo o mejor irse de ahí para siempre. Tengo dinero puedo irme mejor pensaba la mujer

Llego al aeropuerto más cercano pidiendo el primer vuelo a Estados Unidos, la encargara la miro mal por el simple hecho de su ropa, un simple sostén cubierto con su chaqueta de cuero, una mini falda y sus botas ¿Qué tenía de malo su ropa?

Llego a su hermosa tierra natal más rápido de lo normal, su hogar en New York sus padres tal vez la aceptarían y la ayudarían.

Camino desde el aeropuerto hasta su casa, el viaje fue muy largo para ella al llegar a lo que posiblemente vivían sus padres todavía toco la puerta varias veces siendo recibida por su padre —Hello dad— hablo la mujer mientras movía sus manos nerviosamente —Emily ¿Eres tú?— pregunto el hombre —Yes dad— contesto ella —Amelia ¡Emily está en casa!— grito mientras abrazaba a su hija.

—Es extraño no saber nada de ti desde que viajaste a Moscú— comento su padre mientras dejaba la bandeja del té en la mesa de la sala. Emily suspiro nerviosa, debía decir la verdad.

—Es bueno verte hija— hablo la madre mientras tomaba su té —Dad mom estoy embarazada— soltó Emily asustada de las posibles reacciones —El padre es... ¿Estás casada?¿Es Iván?— pregunto la mujer mientras respiraba profundo. —No y no— respondió la hija —Entonces lo mantendrás tu misma— contesto la madre.

Los meses pasaban muy rápido para la chica estadounidense quien ahora trabajaba en una cafetería aun estando embarazada.

—Te llamaras Alfred Frederick Jones, no se te hace bonito bebe— hablo la chica mientras acariciaba su abultado vientre recibiendo una patada —Bebe malo— dijo la mujer con una sonrisa.

Al cumplir los ocho meses el milagro sucedió —¿Qué le paso a la mujer?— pregunto el doctor revisando su pulso —Llego diciendo que él bebe ya venía— comento el enfermero —Pero si apenas cumplirá las 32 semanas— comento otro enfermero —Felicidades ya cumplió las 32 semanas señorita— felicito el doctor a la mujer.

Horas después la mujer se encontraba en cama reposando del duro trabajo de parto, al otro lado de la puerta un hombre hablaba por teléfono —Señor la encontramos y dio a luz, sí, la traeremos inmediatamente— contesto mientras colgaba.

—Enfermera podrían hacer el acta de nacimiento— pidió la mujer débilmente —Claro nombre y apellidos— pidió la enfermera —Alfred, Alfred Frederick Jones nació el cuatro de julio del dos mil— comento la mujer mientras arrullaba al niño.

Horas más tarde la mujer traía consigo el acta de nacimiento —Señora mire aquí está— le entrego el acta a la madre —Muchas gracias— contesto débilmente.

Cuando el hospital estaba tranquilo Emily escapo con niño en brazos, debia escapar y esconderse escapar y esconderse se mentalizaba la madre camino por las frías y oscuras calles de New York.

Un coche negro se acercó cautelosamente hacia el lado derecho de la chica, al estar lado a lado  la puerta se abrió mostrando dos manos que la jalaron para adentro. Grito y pataleo con todas sus fuerzas pero fue inútil.

Fue llevada hasta Rusia otra vez llegando a aquel edificio viejo y sin cuidados.

—Jefe la trajimos— hablo el hombre mostrando a la mujer cargando a su niño —Emily te fuiste de mi lado eres una mal persona da— hablo Iván Braginski dueño de aquel prostíbulo y miembro importante de la mafia rusa.

—Iván extrañaste mi presencia— hablo la chica sarcástica —Sí, extrañe la riqueza que producías— comento sarcástico también —Una chica de quince años llego a Moscú engañada perdiendo todo lo que tenia en lo Estados Unidos terminando trabajando como una prostituta desde aquella edad hasta los veinte y aun no paga la deuda que me debe tal vez ese chiquillo lo hará— hablo Iván mientras tomaba un trago de su vodka.

—No, todo menos él— hablo la chica mientras se aferraba al niño que se mantenía dormido profundamente —Da, el sí— dijo el hombre ruso.

Emily empezó a respirar agitadamente, su mente se empezaba a nublar y sus fuerzas le fallaron —No, todo menos él— hablaba débilmente mientras caía al piso, paso su mano por los pequeños cabellos del niño delicadamente —Alfred, mi querido Alfred espero que encuentres a tu padre y le demuestres cuanto lo ame— susurro mientras cerraba los ojos para siempre.

El niño empezó a llorar desconsoladamente —Señor la mujer murió— comento el hombre mientras le revisaba el pulso inexistente, Iván miro aquel cuerpo con desprecio —Feliciano—llamo lo más normal posible, del techo una pequeña puerta se abrió mostrando la cabeza de un hombre con un pequeño rizo sobresaliente en su cabeza —¿Ve?— incrédulo bajo por aquellas escaleras de soga y madera.

—Recoge al niño, desde ahora en adelante te aras cargo de él— Feliciano no recogió al niño, asustándose al ver el cadáver de la madre camindo hacia atrás demostrando lo miedoso que era.

—Feliciano recoge al niño— pidió Iván a punto de perder la paciencia, uno de los hombres le pasó al niño a Feliciano y a Iván el acta junto a un pequeño cuaderno.

Iván miro el acta curiosamente —Alfred Frederick Jones, curioso nombre— hablo con cierta curiosidad —Te llamas Alfred piccolo— hablo Feliciano mientras lo arrullaba para calmarlo —Ya lárgate Feliciano— ordeno Iván mientras se sobaba los sienes.

Feliciano entro a la habitación con el pequeño en brazos —Ya piccolo— pedía el italiano ya estando en la habitación. El niño se calmó rato después.

Se dispuso a acostarlo en la pequeña cama que desde ahora en adelante serian para los dos, Feliciano se sentó en la cama a su lado, jugueteo con las pequeñas manos del bebe y después de jugar se acostó en la cama.

—Tú serás la luz de varias personas piccolo— susurro el italiano dispuesto a dormir.

***

Piccolo: pequeño en italiano.

Bueno hasta aquí el prólogo :D

Bueno bye**

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