Secreto / Misterio
Horacio tenía un secreto bien guardado, uno que Ford no sabía y era que aún sigue enamorado de Volkov.
Es cierto que siente algo por Ford, pero solo lo esta usando para olvidar a su verdadero amor, hace días que se le había confesado, sin saber que hacer le correspondió, desde ese entonces lo trata como algo delicado, le regala cosas, lo invita a comer, hablan todo los días. Cada dia que paso, hacía que un sentimiento nazca.
Una mañana como otra cualquiera, ya era costumbre despertar aun lado de Ford o que el lo despierte, miró hacia su derecha viéndolo dormir, con esa paz y tranquilidad que mostraba. Al levantarse busco su ropa y se fue a bañar, una ducha rápido.
Se cambio, se arregló y se fue sin desayunar.
Como cada mañana despertaba sin la presencia de Horacio.
Comisaría de Sandy, un bonito lugar, con su ambiente de trabajo familiar, donde todos se llevan bien y se apoyan mutuamente, justamente en este momento, Collins se encuentra hablando con Ford y cómo se siente.
Pues últimamente su pareja Horacio lo evitaba y no respondía sus llamadas, solo miraban en las noches o más bien, lo encontraba dormido en la cama.
- Estoy seguro que Horacio te ama Ford, deja aun lado tus miedos y paranoias -. Suspiro sentado en las sillas de la comisaría.
- No entiendo Collins, ¿Por qué no me responde el teléfono? ¿Porque cuando nos vemos me evita? -. Miro al suelo con su mirada perdida, su corazón le dolía por la forma en que su pareja lo trataba.
- Vamos a ver Ford, debe de tener sus motivos, a lo mejor está ocupado, ya sabes como son los Federales y su forma de trabajar
- Pero Horacio no es como esos Federales que tu dices, el es diferente
Mientras que en el sur, Horacio patrullaba alegremente con Volkov, si con el ruso, hace unos días había regresado, tuvieron una plática y arreglaron las cosas.
Pero hay algo que lo hace poner nervioso, y es que, ya nada es lo mismo con él, ya no disfrutaba patrullar, ya no disfrutaba hablar con él, ya no anhelaba darle un beso y pasar su vida con él.
No, ya no más, ahora a la única persona en la que pensaba era en Ford, por esa razón lo comenzó a evitar, por eso ya no le respondía sus llamadas y fingía dormir cuando lo escuchaba llegar, pensaba que si hacía eso olvidaría a su pareja y lo dejaría de amar.
Resultó todo lo contrario, cada dia lo extrañaba, cada día pensaba en él, quería volver a patrullar con Ford, tenerlo aun lado, escucharlo hablar, que le de mimos y tiernos besos, extraña que lo consienta y le compre ropa y mas.
Su mente se perdía en sus pensamientos pensando en su pareja, en el daño que le puede estar causando.
- ¿Horacio? ¿Estas bien? -. Preguntó el ruso en una parada de semáforo para voltear a verlo. Lo miraba con una mirada preocupada.
- Eh… si, estaba… vagando en mi mente, lo siento -. Volteo a verlo también, haciendo contacto con sus ojos, ese color que tanto le gustaba en su momento.
- ¿Seguro? -. Volvió a preguntar Volkov sin dejar de verlo. Quien diría que se diera cuenta demasiado tarde.
- Si…
Los besos no paraban, en el departamento que compartía con Ford, se sentía mal, fatal de estarlo engañando, ya no anhelaba con sus besos, ya no se moría por probarlo, ahora solo quería tener a su pareja, a Kevin Ford con el.
Tampoco podía hacer aun lado a Viktor, después de que se le confesara no pudo evitar aceptarlo, fue su primer amor y con el que se obsesionó, pero ahora, ya no sentía eso. Ya no lo amaba.
Los besos comenzaron hacer más salvaje, las caricias pasaban a otro nivel, los jadeos se podían escuchar, por parte de ambos.Pero todo acabó al escuchar un ruido en la puerta separándose.
Horacio al ver quien era, quería que la tierra se lo tragara, Ford había llegado temprano y con la cena. Lo vio besándose con otra persona. Las palabras no salían por parte de ninguno.
Se fue, Ford se había ido dejando a Horacio en un mar de lágrimas. Había perdido a la persona que tanto ama y ahora no sabía qué hacer para recuperarlo, nunca tuvo que ver correspondido los sentimientos del ruso, fue todo un error y hay esta las consecuencias.
- Horacio… -. Susurro Volkov, sin recibir respuesta.
- Vete… porfavor… ¡Vete!
Se escuchó la puerta siendo golpeada varias veces, cuando la puerta estaba abierta, no dudó en abrazarlo y comenzar a llorar en su hombro.
Ford fue a la casa de Collins, se sorprendió al ver a su amigo derrumbado y más cuando le contó lo que pasó con Horacio, como lo vio besándose con otra persona. Por esa razón Horacio se encontraba raro, distante con él.
No podía creer que la persona que más ama lo estaba engañando, no quería creerlo, no lo aceptaba, sintiendo su corazón romperse más, intentando volver a ser fuerte, pero no podía, no podía.
Bart le trajo un té para calmar sus nervios y relajarlo un poco.
- Ten Ford -. Le entregó la taza de Té.
- Lo siento mucho… -. Suspiro Collins sentándose al lado de Ford.- El se pierde la gran maravillosa persona que eres
- ¿Por qué jugó conmigo? -. Susurro mientras le daba un sorbo a su Té de manzana que le dio Bart.
- Yo te dije que los Federales son malos y creen que pueden hacerlo que quieran -. Respondió Collins mirando a su compañero.
- Horacio no era así…
La mañana siguiente pasó, Ford se había quedado a dormir con ellos, no quería que condujera en ese estado en el que se encontraba, fue un milagro que llegara sano a su casa.
Se bañaron, comieron y se fueron. Evitando tocar el tema de ayer.
Mientras que Horacio no quería salir de la casa, estaba con Tono, el perro de Ford, con Perla su perrita y Pablito su cerdito. Aferrándose a Tono, sin soltarlo, quería sentir a Ford cerca, tenerlo a su lado y disculparse, arreglar las cosas con él, pero tenía miedo. Miedo a perderlo más.
Como pudo se levantó, pues sus mascotas estaban arriba de él y no lo querían dejar ir, miro con tristeza a Tono y se fue a cambiar sin antes darse una ducha rápida.
Al salir de su casa, en su mente tenía planeado ir a ver a Ford, pedirle disculpas y confesarle su secreto, junto con la razón del porqué aceptó salir con él.
Sus nervios aumentaban cada vez que se acercaba a la comisaría de Sandy, su corazón latía a mil y sus ganas de llorar eran retenidas. Sus manos temblaron al estacionarse, apretaba el volante y su respiración se agitaba. ¿Cómo era posible esto? ¿Por qué terminó enamorado de Ford sin darse cuenta?
Salió del auto dispuesto a entrar a la comisaría, fue cuando sintió su corazón detenerse, verlo salir por la puerta, sus miradas conectaron unos breves momentos, pues terminó pasando de largo, sin un saludo, una sonrisa o una pequeña risa.
No había nada, sintió esa distancia, esa barrera que le puso, sin evitarlo se soltó llorando. Alarmando a Ford, dejándolo confundido, noto como se había quitado la máscara sin importarle que alguien lo viera. Su pecho dolía, sus piernas fallaban, su cuerpo temblaba, lo necesitaba a su lado.
Terminó tranquilizado al notar que Kevin Ford lo había abrazado, no supo en qué momento terminó en el suelo de rodillas llorando, no supo cuánto tiempo sintió que Ford lo estaba abrazando. No supo en qué momento se había destrozado frente a él. Frente a la persona que más ama en este mundo.
Sus caricias en la espalda, nunca, incluso besos en su frente lo ayudaron a relajarse más, recibir ese afecto de amor que tanto necesitaba de él. Lo hacía sentirse mejor, como si nada de esto hubiera pasado. Cómo si fuera una pesadilla del cual despertaba.
Las palabras no eran necesarias, el silencio cómodo y reconfortante que necesitaban, con esas pequeñas caricias que le daba Ford le decía todo, que lo extrañaba, que lo perdonaba, sabía perfectamente que su pareja es el novio perfecto.
Fue levantado del suelo, siendo cargado al auto donde llegó, lo puso en el copiloto y se fueron de comisaría.
Todo el camino fue silencio, Horacio miraba por la ventana perdido en sus pensamientos mientras que Ford volteaba a verlo de vez en cuando. Mentiría si dijera que no está nervioso, pues su corazón latía a mil, tenerlo tan cerca, verlo abrazado, destrozado por dentro, le daba entender que Horacio lo ama y que no lo quiere perder.
Al llegar a su departamento, no dejó que Horacio caminara, más bien lo cargó al estilo princesa, siempre con esos pequeños mimos, consintiendo demasiado, ya era costumbre. Se aferraba al gran cuerpo de Ford, escondiendo su rostro entre su cuello. Respirando su colonia que lo embriagaba, su corazón no dejaba de latir, poniéndose más nervioso.
Al entrar al departamento, lo dejo en el sillón, incandose para ponerse de su altura. - ¿Quieres que te traiga un Té? -. Preguntó con una voz suave y calmada, intentando darle seguridad.
Solo asintió con la cabeza, sin decir ni una palabra, esto lo estaba matando por dentro.
Tras unos pequeños minutos le trajo dos taza con Té de manzanilla para calmar sus nervios y los el. Tenían una conversación pendiente con Horacio, muchas dudas rondaban su cabeza. Pero ninguno tenía el valor de hablar primero.
- Lo que vistes… -. Susurró Horacio con un toque de nervios en su voz.
- Te encontré besándote con Volkov -. Suspiro Ford dándole un sorbo a su té.- ¿Por qué Horacio? ¿Acaso no soy suficiente para ti?
- Si lo eres Ford, eres lo mejor que me ha pasado… pero… -. Su mirada terminó en el suelo sin poder decir lo que quería, sus lágrimas volvían apoderarse de sus ojos.
- ¿Pero qué? -. Su voz ya no parecía calmada, ahora era exigente.
- Antes de conocerte me gustaba Volkov -. Soltó de repente, esas palabras que no quería escuchar. - Acepte tus sentimientos para olvidarlo -. Su mirada seguía en el suelo, no era capaz de mirarlo a los ojos. - Pero… con el paso de los días… me di cuenta que no lo amo a él -. Sus manos comenzaron a temblar levemente y sus lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas.- Te amo a ti… -. Sin poder más alzó su vista viendo el rostro de Ford. Dolido era la palabra correcta.
El silencio volvió a reinar por unos segundos. Sintiendo su corazón acelerado, tenía miedo de su respuesta, de su relación, de lo que vaya a pasar a partir de ahora.
Sus miradas conectaron, Ford dejó su taza de Té en la mesita y tomó el rostro de Horacio acercando su rostro, rozando sus labios.- Y yo te amo a ti… -. Susurró en sus labios dándome un suave y tierno beso.
Correspondiendo el beso, Horacio se sentía en el mismo cielo, se derretía por cada toque que hacía el mayor en su mejilla, como lo acariciaba con delicadeza, sabía que tenía al hombre correcto frente a él. Y ahora ya no guardaría más secretos. No a él.
Ven, guardar secretos a veces puede ser malo uwu
Nos vemos prontito uwu
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top