• Pesar •
El movimiento de las copas con poco follaje de los árboles se mecían al compas del viento frío. El clima era menor, por lo que el ambiente dentro de la escuela era un poco gélido.
Varios alumnos llevaban sus abrigos, el invierno pronto llegaría por lo que las temperaturas bajarían en los próximos días.
En aquel salón, el azabache pensaba en sus siguientes movimientos, poco se concentró en aquella clase, solo fingió prestar la atención necesaria, la profesora explicaba los últimos temas de la asignatura, la mayoría de los alumnos fingían interés, siendo adolescentes muy pocos eran los que realmente escuchaban.
El sonido del timbre volvió a la realidad al joven Membrana, como pudo tomó y guardó sus cosas en su mochila, saliendo sin mucha prisa a la parte remota de la escuela, solo quería una cosa, aliviar su tensión.
Ya tenía suficientes problemas, su vida no pareciera mejorar, al menos no en la suya. Comenzaba a sentir la presión de que todo empezaba a salirse de control, todo era un desastre, mantener su ritmo de vida era una constante pesadez, aquello ya lo abrumaba a paso acelerado.
Sin más el joven tomó uno de los cigarrillos que tenía escondido en uno de los bolsillos de su mochila, debido al viento le fue difícil encenderlo, pero al lograrlo el joven comenzó a dar caladas apresuradas, dejaba que el humo se fuera con el viento.
– ¿estás consciente de que si te descubren fumando pierdes la beca? – aquella voz hizo que el azabache intentara apagar rapidamente aquel cigarrillo, comenzando a toser por el susto
– ¡ZITA! ¿Qué no tienes otras cosas más importantes que seguirme?
– Las tengo, pero eh notado que ultimamente estas actuando más extraño que de costumbre ¿que sucede contigo?
– Deja la simpatia aún lado – contestó de manera agresiva el muchacho
– ¿Por qué sigues siendo tan hostil? ¡YO SOLO TRATO DE SER AFABLE CONTIGO! – mencionó Zita irritada con todo el asunto
– ¿y todavia preguntas? Vaya mierda... Nunca voy a confiar en alguien que me trató como un bicho raro en toda mi infancia, desde que nos conocemos, tu y esos amigos tuyos no han sido más que un dolor en él trasero, deja esa falsa "cortesía" aún lado Zita
Despues de eso, el muchacho apago el cigarro para comenzar a caminar rumbo a los salones de clase, dejando a la chica algo confundida, no esperaba esa reaccion de aquel joven.
•••
Eran las 3 de la tarde, normalmente ya estaría rumbo a casa, sin embargo tenía que ir a su terapia obligatoría, mientras caminaba veía a sus compañeros yendo a sus respectivos hogares, deseaba con todas sus fuerzas que ninguno de ellos lo notará, ya tenía suficiente para que fuera el centro de atención de todos aquellos jovenes.
En cuanto llego a la puerta de aquella terapeuta, como pudo se metió, afortunadamente estaba casi vacia, salvo por otros dos jovenes que esperaban pacientemente a que aquella profesional indicara quien entraría.
Dib llevó su mirada a la chica que estaba sentada en la esquina, por alguna razón le hizo recordar a Tak, ya que tenia un cabello negro azulado, solo que su corte de cabello era diferente, notó que era demasiado delgada, quizas tenía problemas alimenticios. Del otro extremo en cambio habia un joven no mayor a 14 años, casi no notaba su rostro ya que lo tenía cubierto por la capucha de su sudadera verde menta, hizo lo mismo que los otros, apartarse y tomar una revista de las que habia en aquel aparador, la mayoría eran revistas de lectura de interes juvenil, normalmente habia libros de autoayuda escrito por algun demente creyendo que era el próximo Freud o el siguiente Wundt.
Comenzó a leer la revista que habia tomado a la hazar, esperando el momento de pasar, sin embargo la puerta de la psicologa se abrió, mostrando a una joven no mayor a 40 años o al menos eso pareciera, de su privado salio un jovencito de cabello rizado rojizo, ese chico se le hacia muy familiar.
– Te vere la siguiente semana, Samia, tu sigues.
...
Tras pasar los minutos, Dib por fin habia pasado con aquella mujer, ella se veía como cualquier otra persona, sin embargo al ver varios de sus diplomas en su pared, lo hacian dudar sobre aquella femina que estaba en el sillon esperando a que él comenzara a hablar.
– ¿Y bien? ¿de que te gustaría hablar? – la voz de la psicologa sonó amable no era la actitud a la que se había acostumbrado cuando era un infante
– realmente no lo sé, normalmente espero un interrogatorio, creía que ustedes eran los que debían comenzar con toda esta parte – respondió Dib un tanto a la defensiva.
– quizas debería ser yo la que empiece – ahora fue ella la que le contestó dando ligeros golpecitos en sus labios con la pluma – podríamos usar ese metodo, pero ¿en donde queda que tu sientas confianza en hablar conmigo?
– ¿Acaso yo debo abrirme primero? – eso dejó muy perplejo al joven – ¿En que parte yo debo hacer su trabajo?
– Eres alguien que cuestiona todo a su alrededor, eso es un avance – dijo mientras escribía en aquella tableta electronica – ¿Te han cuestionado todo el tiempo? ¿cierto?
Aquello provocó una enorme sorpresa para el muchacho, puesto que había acertado con algo. Al ver las reacciones del azabache, aquella mujer empezó a escribir en aquel aparato, sacando sus propias hipotesis, quizas este chico sería uno de sus más enigmáticos pacientes.
– Digame algo ¿Que usted no ha revisado mi expediente? – Ahora Dib trató de defenderse
– Sinceramente, lo hice sin embargo noté que eres un buen estudiante, veo que tienes un buen comportamiento, todo el mundo tiene sus secretos ¿hay algo en lo que debería preocuparme?
– Creo que no...
Tras algunos momentos de tension, Dib por fin habia salido de aquel infierno, le había nacido un extraño pavor en visitar a los psicologos, incluso pasar cerca de algun pabellón psiquiátrico le provocaba mucho pánico.
Todo porque él era un chico diferente cuyas ideas le provocaban pavor o vergüenza a la sociedad, Dib era el clásico niño incomprendido a la cual el mundo debió aislarlo, nunca se sintió bienvenido en el entorno en el que se desarrollaba, aunado al abandono parental y responsabilidades desde pequeño, él aprendió a sobrevivir por u cuenta.
Al llegar a casa, se detuvo nuevamente en la puerta, dudaba que la ex conquistadora lo estuviera esperando, sabía que si lo hacía era porque él era su proveedor de comida y seguridad, Tak no podría verlo más alla del compañerismo y eso era algo que le era imposible de aceptar, para aquella fémina, Dib solo era un tonto humano que satisfacía las necesidades de supervivencia.
...
Durante los siguientes días el joven azabache trató de estar tranquilo, fingiendo que no pasaba nada, aunque era un placebo temporal, ya que tarde o temprano la cruda realidad podría golpearlo en el rostro, cosa que parecía que llegaría en cualquier instante.
Cada instante se podía percibir aquella desesperacion que trataba de ahogar con aquellos cigarrillos, hasta que finalmente ya no pudo controlar, haciendo que finalmente su rostro lo delató.
Traía ojeras que apenas logró disimular, algunos profesores solo veían al joven, pero solo uno intentó hablar con él, sin embargo como siempre lo lograba desviar el tema.
Aun tenía mucho con la cual lidiar, entre sus procupaciones estaba aquella chica alienigena, si había algo por la cual debería estar preocupado era en ella, la culpa lo carcomía, odiaba ir a la escuela, pero más odiaba llegar a casa, no deseaba encontrarse con ella, no deseaba darle explicaciones, pero sobre todo no quería AFRONTAR SUS PROBLEMAS..
...
Volvío a escapar de todo, nuevamente estaba escapando de todo, la llegada de Tak fue una manera en la que el universo lo golpeó en la cara, recordándole aquellos pecados que ocasionó antes de intentar "vivir" aquello que por años anhelaba, se esforzaba por ocultarlo, pero en el fondo tarde o temprano lo alcanzaría, ahora lo veía, de una forma deprimente pero podía verlo. La vida era una ruleta rusa, podría salir intacta tantas veces pero con el temor de que alguna vez saliera la bala y diera directamente en la cabeza, todo parece indicar que Dib habia sobrevivido a las balas, aunque ninguna lo mató siempre le había dejado herido, difícilmente había logrado que no siempre le tocara la peor parte.
Ahora con la terapeuta podía verlo, su padre; un hombre de ciencia, solo centrado en aquello que sus abuelos le habían inculcado, aquella falta de tacto provocó que el profesor no viera a sus vástagos más que el producto de una relación reproductiva.
Quizas amaba a su progenitora, pero aquel duro y estoico hombre no logró interpretar el sentimiento por ellos, quizas solo con su hermana menor floreció aquel "amor" pero siempre a él lo había hecho a un lado, siendo su padre un gran científico, no podía creer en cosas tan banales que la ciencias exactas no pudiera explicar, pero no solo era aquello, Dib presentía que aquel hombre siempre se avergonzaba de él, jamás mostró intereses en nada de sus pasatiempos, siempre trató de disuadirlo de todo lo que creía. En cambio con Gaz, las cosas eran tan diferente para ella, pareciera que era la niña dorada de su padre, no importaba que tan crueles fueran sus acciones, jamás recibía las consecuencias.
Era estúpido pensar que hasta la vida lo tenía en una mala posición para él, nadie ni nada estaba conspirando contra él, aunque si habia un problema que lo afligía no lo reconocería como tal.
– ¿Entonces me dirás que sucede esta vez? – la voz de aquella terapeuta lo trajo a la realidad, era su tercera terapia, había ido más a regañadientes que por voluntad propia.
Dib suspiró, no estaba seguro de como empezar aquello, el temor junto con el pánico se estaba apoderando de sus pensamientos ¿Como comenzar? ¿Como reaccionaría aquella mujer? ¿Acaso ella lo trataría como toda la gente de su niñez? Todo aquello le impedía que él se abriera, los prejuicios que le provocaron desde su infancia impedían que él lograra abrirse, pero aquellos secretos le quemaban la conciencia ¿Era bueno entonces que los soltará?
– realmente no se por donde empezar, para ser honesto, quisiera que algunas cosas se quedaran sin decirse
Aquella femina lo observó detenidamente, no había que ser un genio para deducir que ella esperaba que él logrará abrirse aunque sea un poco.
– ¿Me estas diciendo que no quieres soltar aquello que te hace infeliz? Sabes, a decir por tus ojeras puedo deducir que tienes una culpa que apenas puedes cargar, no es sano retener las cosas
Dicho eso, Dib apenas pudo contener la compostura, si, había una inquietud con la cual apenas podía cargar, hizo algo horrible, aquello siempre lo arrastraría por el resto de lo que pareciera ser su existencia, ahora con el regreso de Tak aquello se volvia más latente que esa enorme culpa se hacía más pesada. Pero no podía contarle a nadie sin parecer un psicopata en el proceso.
– Tienes que aprender a soltar lo que sea que te aflija, creeme que es más facil si dejas que te ayuden.
Aquella mujer era extremadamente persistente por lo que quizas podría decirle la verdad a medias ¿que es lo peor que le podría pasar?
– supongo que el código médico/paciente aplica conmigo de la misma forma ¿cierto?
– es correcto – respondió aquella mujer
– Verá, quizas esto le suene extraño pero ¿Que haría si usted decide ponerle fin a algo que es un dolor en el trasero? aunque en teoria es a alguien...
...
Tak apenas salia de la habitacion y cuando lo hacia era para satisfacer sus necesidades alimenticias, ultimamente veia que él humano apenas le dejaba lo suficiente, cosa que en momentos llegaba a preocuparla, no tanto por la escasez de nutrientes. Desde el incidente de la nave, apenas lograban dirigirse la palabra, odiaba admitirlo pero ya le estaba comenzando a gustar la compañia del humano cabezón, era lo más civilizado que había tenido desde hacia ya un tiempo.
Vió aquella rebanada de pan en la mesa, sin más la tomo de manera esperanzadora, probando lentamente aquel alimento, desganada tomó asiento en aquel sillón, realmente no quería que las cosas con aquel humano cambiarán pero tal parecía que ahora era él quien la evitaba y eso la llenó de rabia.
Ese día hablaría con él, lo esperaría en la sala hasta su regreso, sin embargo las horas pasaron, el chico no aparecía, aquello realmente mortifico a la fémina Irken. Más que miedo era enojo, realmente la estaba evitando.
Frustrada volvió a la habitación, dónde tomó una almohada para poder colocarla en su rostro y gritar, odiaba toda esta situación, odiaba que ahora el estupido humano cabezón la hiciera a un lado, todo se volvia complicado.
Gritó tanto que podría quedarse afónica, pero debía guardar la compostura, por lo menos hasta que ese cabezón llegara. Sin embargo ese chico no aparecía, por una vez en toda su vida, la chica comenzó a sentir preocupación por alguien, aunque consideraba a los humanos seres demasiado inferiores, Dib era el unico al que veía como un posible rival en especial cuando frustró sus planes con el idiota de Zim, nunca subestimó al chico, siempre lo vío como un digno oponente.
Todo era tan confuso para ella, lidiar con su exilio, lidiar con el humano y ahora lidiar con el hecho de que su nave estaba a metros de ella sin que pudiera hacer algo para poder irse.
...
La noche llegó nuevamente, la luz artificial se colaba por su ventana, toda la tarde se la pasó pensando en millones de cosas, aún seguia tumbada en la cama, mirando el techo, solo abrazaba aquella almohada, era lo único que podia hacer, el ruido de sus insectos era lo unico que podia escuchar en la habitacion, nuevamente el extraño olor a quemado invadio sus fosas nasales, era la señal de el humano habia llegado, contuvo las ganas de salir y confontrarlo pero ahora el ruido de aquello que llamaban musica tambien invadia tenuemente el silencio.
Se levantó de la cama, con cuidado se acercó hasta la puerta, tomo la perilla pero antes de poderla girar se detuvo.
¿Exactamente que haria? ¿Hablar? ¿Aparecer delante de él?
Nuevamente no sabía como reaccionar ante la situación, todo era tan confuso ahora, no entendía el por que ella se sentía por primera vez tan confusa, se sentía vulnerable. Volvio a dejarlo pasar, con paso lento, se adentro a la cama, volvió a tomar su almohada y cerró lentamente los parpados.
Pero la paz no duró demasiado, escuchó el sonido de una puerta azotarse, aquello la hizo reaccionar de manera brusca, dedujo que él estaba molesto, quizas nuevamente tenía problemas, siempre que algo asi sucedía era porque recibe llamadas o quizas era producto de aquello que llamaban escuela, esa noche, sabía que estaría a la defensiva nuevamente, aquello ya la tenía en un estado de hartazgo.
Las cosas se volvian tediosas, en casa era peor que en la escuela, ahora odiaba regresar a casa pero todo aquello fue por culpa suya, sabía que era lo que tenía que hacer, por primera vez, el joven humano estaba llegando a sus limites, poco a poco estaba en su punto de quiebre, asi que realmente si quería acabar con toda aquella situacion de pesar y de bruma, debía de hacer lo correcto, por lo menos una vez en su vida.
Ese fin de semana, justo en la tarde noche, Dib sacó la nave, de las pocas cosas que entendía el joven intentó repararla.
El ruido que produjo su pequeño proyecto hizo llamar la atención de la Irken, todo aquel alboroto produjo curiosidad en Tak, por primera vez, salió a toda velocidad de la casa observando al chico que intentaba reparar aquella nave que con orgullo alguna vez pilotó.
– ¿Que estas haciendo? – preguntó incredula la chica
– Algo que debí hacer hace mucho tiempo – la respuesta del chico solo hizo que las dudas comenzaran a crecer – Te ayudaré a que busques tu propio lugar
– No puedes hacerlo, no sabes nada de la tecnología Irken
Aquello hizo que Dib soltara una risa sarcástica, tal vez no estaba al corriente de aquella tecnología, pero por lo menos la comprendía un poco. Escuchar esa risa burlesca provocó que la femina frunciera el ceño.
– No me subestimes Tak, no soy aquel niño que conociste
– Aunque pudieras comprenderla, no tienes herramientas para repararla
– En eso tienes razon, yo no las tengo pero conozco alguien que si, despues de todo, dudo que Zim pueda hacer algo ahora ¿te conte alguna vez que fue lo que sucedio con él?
Por primera vez Tak miro con horror al chico que tenía en frente, un extraño escalosfrio recorrio su cuerpo, un poco de sudor helado recorrio su espalda
– ¿A caso tu?...
¿Que fue lo que le hiciste a Zim?
.
.
.
¿Que hiciste con él?
.
.
.
Continuara
Hola mi querida audiencia, lamento tanto la demora, ya casi estamos a nada de acabar, espero que les haya gustado este capitulo. Ahora viene un anuncio que debo hacer.
No se si alguien vio los anuncios que hice, pero algunas historias pasaran a estar en privado por un tiempo ya que voy a reescribir las tramas, debido a que ya esta historia queda muy poco para que acabe esta no sera el caso, a lo mucho voy a cambiar la portada, pero aun esta en proceso creativo.
El siguiente capitulo esta medio intenso, por lo que me costará trabajo en subirlo, la verdad me gustaría abordar un poco más sobre los oscuros secretos que aun se guarda el humano cabezón, pero siento que saturare la historia con eso, asi que el siguiente capitulo abordare lo más que pueda, ojo que no lo hago para que lo odien, si no que lo escribo para darle un toque un poco más realista a la historia, espero que despues de esto no lo vean de mala forma. Solo que como en la vida real, no todos somos blancas palomitas, asi tambien con el chico Membrana.
Espero leerlos pronto, hasta luego mis queridos lectores.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top