• Luto •
Había pasado el tiempo, la noche estaba en su máximo esplendor, las oscuridad reinaba en aquella casa, solo podía verse un pequeño resplandor de la habitación del chico, estaba trabajando en uno de sus múltiples proyectos.
El aroma a café se podía sentir en todas partes de la casa, no era un aroma agradable para cierta chica espacial, quien apenas lograba mantenerse despierta.
Seguia sollozando un poco, el hecho de recordar la horrible sensación de estar atrapada la tenía en un estado de desesperación, los recuerdos de su pasado no dejaban de atormentarla, parecía que su tragedia nunca acabarían, se abrazo a si misma, ya que era lo único que tenía.
Pasaron las horas, no parecía ceder al sueño, quería dormir, que aquellas horribles visiones se fueran, lo que más deseaba ahora era tener un poco de paz consigo misma, pero, era imposible. Siempre se mostró fuerte, alguien de una fortaleza grande, parecía alguien que no dudaría en actuar, orgullosa y con una voluntad inquebrantable, fue hasta que tuvo que ser la prisionera de aquellos dos, en especial del más alto Rojo, quien no solo la tomo como una de sus sirvientas, dónde todo aquello acabo tan drásticamente.
Quería acabar con esos pensamientos que circulaban por toda su mente, por lo que optó salir de la habitación, quería mantener su mente ocupada en otras cosas, quizás el humano cabezón tendría alguna cosa en la cual podría mantenerse distraída. Cuando salió del cuarto el intenso olor a café se mezcló con la tierra húmeda, producto de las macetas regadas con el líquido vital terricola.
En el comedor, una ligera luz tenue alumbraba el pequeño espacio, ahí estaba Dib trabajando con su primitivo computador portátil, te notaba cansado, pero parecía teclear cosas lo suficientemente rápido, solo de vez en cuando, se escuchaba como hojeaba un libro.
La mirada de la chica alienígena se concentró en el humano, mientras eso sucedió, el ruido del estómago hambriento de la chica resonó en los oídos del joven, provocando que se exaltará un poco.
– Tak ¡Por Saturno! Me asustaste, lamento mucho si te desperté Tak, es solo que tengo tareas por terminar ¿tienes hambre?
La chica estaba un poco apenada por lo que optó por irse, pero antes de que lo hiciera, Dib se levantó rápidamente para tomar su mano, la acercó hasta él, la abrazó con un suave agarre
– Oye, no se que habrá ocurrido allá afuera, no tengo idea de lo mucho que sufriste, pero lo que si te puedo decir es que ya no volverá a pasar
– ¿como lo sabes? ¿como sabes que eso no sucederá?
Dib dejo de abrazarla, la tomó de la mano la guío nuevamente al techo de su hogar, la chica Irken estaba confundida, al llegar le señaló el cielo.
– Lo que sea que te este atormentando está allá arriba, a años luz de distancia, no podrán encontrarte, te lo prometo
Tak suspiró, no era algo que le importará al terricola, sin embargo se escuchaba determinado, se veía muy convincente de lo que estaba hablando. Pobre humano, tan ingenuo, pensaba que realmente podría protegerlo de su pasado, de sus propios temores, de lo que ellos llamaban: "sus demonios".
Dib comprendió que seria un tanto complicado para ella tener que confiar, hasta cierto punto, él tambien dudada un poco en su palabra, pero de algo si debian tener la completa razón y era en que él jamás dejaría que le hicieran daño.
– pase lo que pase, te prometo que estaré para ayudarte.
Dicho esto el humano se retiró, dejó a la chica sola, observando el cielo, las estrellas apenas visibles, le dieron un poco de esperanza, quizás no era lo que realmente quería oir, por que en el fondo, sabe las cosas no son faciles ni rápidas, no hay atajos ni mucho menos vida sin dolor, eso le quedo muy en claro cuando probó el fracaso.
Cuando aquel nuevo recluso, Tak pasó de ser una prisionera a una torturada, temía por su vida cada instante, aquel ser era repulsivo en todos sus aspectos, era considerado como uno de los mejores sicarios, él solo podría asesinar a una población si lo quisiera, sería un excelente candidato del imperio, si tan solo no hubiera tenido la osadia de ir en contra de los monarcas.
El sufrimiento de la chica no solo eran extremas golpizas, aquel tipo supo quebrarla de maneras psicológicas, había momentos en la ella no dormía por temor a que "Grawdel" entrará para abusarla o peor aún, para matarla.
Ningún día, ella tuvo piedad, su vida corria peligro, Grawdel solía jugar con ella, era un experto haciendo que Tak perdiera el control, realmente era un psicópata, uno que sabia muy bien lo que era mantener a alguien en un punto critico.
Tak pensaba que era un castigo impuesto por lo más altos, ya que ella era la única "favorita" de aquel sujeto de aspecto reptiliano. No fue hasta que, el más alto rojo fue al planeta junto con su escolta personal, fue por ella personalmente, al parecer tenía otros planes. Tak demacrada y martirizada aceptó la propuesta de pertenecer a las damas de compañía de su corté, para ella nada podría ser peor que vivir la agonía actual.
nunca pensó que aquello solo era la punta de lo que le esperaba siendo parte de las desafortunadas damas de diversión de aquel egocéntrico monarca.
Tak volvio a la casa, no se sentía cómoda mirando el cielo, la culpa de su luto, estaba allá arriba, en el espacio, no era algo que pudiera olvidar. Al llegar, se dirigió hasta Dib,. el seguia concentrado en aquel aparato.
"lo que sea que te este atormentando está allá arriba, a años luz de distancia, no podrán encontrarte, te lo prometo" recordó aquellas palabras dichas por él ¿estaba bien en tratar de confiar en él? no parecía alguien que pudiera dañarla, cuando se enfrentó a él, no parecia ser alguien inofensivo y eso que tecnicamente era una larva humana, ahora era alguien más maduro, que fácilmente podría hacerle daño, pero nunca lo hizo, al contrario, la estaba cuidando, la alimentaba y procuraba que ella estuviera bien, realmente era una situacion algo confusa.
– ¿todo esta bien?
La chica simplemente no pudo más, se acercó rápido haciendo que él se levantará del asiento, ambos se estaban abrazando, era una sensación un tanto reconfortante, Dib coloco sus manos en la cabeza y otra en la espalda, quería mantenerla pegada a él, Tak por su parte se permitió llorar un poco, todo realmente era una terrible confusión de la cual apenas y sabía lidiar.
– Llora, desahógate, saca todo de tu sistema – habló el joven aferrándose aún más a la chica
– ¿Porque haces esto por mi? – su voz sonaba quebrada, estaba cansada de sufrir
– Tak todos merecemos sanar, tú también lo mereces – después de eso Dib comenzó a tratar de calmarla.
– ¡No quiero parecer débil!
– Y no lo eres – respondió de manera gentil el muchacho.
•••
A la mañana siguiente, Dib despertaba de poco en poco, aun se sentía adormilado, con sumo cuidado salio de su cama, no quería despertar a Tak quien yacía aun costado en posición fetal, toda la noche estuvieron juntos, no quiso dejarla sola ni un segundo, solo estaban abrazados, mientras ella se desahogaba en llanto.
Tomó su ropa limpia y su desodorante, salió rumbo al baño para poder alistarse para ir a la escuela.
Estar bajo la ducha lo hizo reflexionar, aún había muchas cosas que un le quedaban dudas, al parecer vivir en la soledad le hizo entender que debía mostrar un poco de comprensión. Tak necesitaba un poco de esa comprensión. Puede que una parte de él quisiera saber el pasado de la chica, pero si ella no estaba dispuesta a hablar, él no la obligaría.
Tras una hora, el chico salio de su casa como siempre, sintió el aire helado chocar en su rostro, que suerte que a cobijó a Tak, aun así no dudaba de ella lo haría, caminó unas cuantas cuadras antes de llegar a la parada de autobuses, en esa ocasión se le hizo raro que Zita estuviera parada ahí.
– Buenos días – saludó el joven Membrana de forma cortés
– Nunca me saludas ¿a que se debe el honor? – la chica le contestó de manera extrañada al chico.
– Solo quise ser educado
Dib trataba de ser amable con ella, pero en el fondo, aun sentía resentimiento por todo lo que pasó por culpa de ella (y en parte culpa suya) en la época de su infancia.
– perdona, es solo que hoy no es mi día, mis padres no me llevaran a la escuela por culpa de mi abuela, debo entender que la anciana necesita comprensión y apoyo pero, hay veces que pareciera que no existo para mi familia
– Vaya problema – respondió con cierto sarcasmo.
Aquello hizo que Zita frunciera el ceño, no estaba de humor para aguantar el ácido humor del chico de lentes, estaba a nada de hablar con él pero el autobús por fin había llegado. Dib fue el primero en subir, afortunadamente encontró lugares para no ir parado. Al sentarse dejó su mochila abajo, sacó un libro para leerlo, Zita se sentó aun lado, quería que él se disculpara con ella, pero desgraciadamente eso no iba a pasar.
– ¡ES TODO! – dijo la chica molesta – ¡Quiero que te disculpes!
– ¿Porqué? No dije nada ofensivo, además tu eres la que esta sentada a mi lado, no yo – le respondió el azabache sin dejar de leer.
Aquello provoco aun más la ira de la chica, quien parecía perder los estribos
– ¡ERES UN INSENSIBLE MEMBRANA!
Aquello hizo suspirar al muchacho, realmente no quería soportar una pelea infantil, por lo que optó por seguir leyendo.
No obstante, algo dentro de él quería saber el motivo de la cual él era un insensible, cerró su libro y la observó detenidamente.
– Bien, según tú ¿porqué crees que yo soy un "sensible"?
– es por que te cuento algo personal, esperando a que me dieras un poco de comprensión de mi situación
– ¿algo más?
– Es justo lo que estas haciendo ahora
– Vamos a aclarar algo, tu solo estas sufriendo por que tu padre no te llevo a la escuela en carro, mira al rededor, toda esta gente usa el transporte y no se queja ¿por que crees que es un problema? ¿Es por tu abuela? ¡Por favor Zita! Ya no eres alguien pequeño para quejarte por ello
– Si, tu novio tiene razón – contestó una señora que iba detrás suyo.
– Ella no es mi novia – dijo Dib algo molesto.
En cuanto llegaron a la escuela, Dib apresuro el paso, realmente no quería pasar un segundo más con ella, si algo aprendió es saber a quién darle un poco de apoyo. Zita quien iba atrás, trataba de poder alcanzar al azabache, pero se perdió entre la multitud.
•••
Tak recién se estaba levantando, observó que estaba en la habitación del humano cabezón, por alguna razón no se sintió incómoda, al contrario, sintió una paz profunda al recordar que le había pedido quedarse con él, no quería dormir sola, quería tener cerca a alguien, Dib no era su mejor opción pero era la única.
Por primera vez en años, no sintió aquella sensación que la acombojaba, era como el le diera confort, abrazó la colcha que tenía. Estaba en un dilema consigo misma, pero estar en aquella habitación, estar acostada ahí, le daba ánimos, quizás, solo quizás... Ella podría confiar en alguien y ese alguien era aquel humano.
"– Llora, desahógate, saca todo de tu sistema
– ¿Porque haces esto por mi?
– Tak todos merecemos sanar, tú también lo mereces"
Recordó aquella plática que tuvo con el humano, realmente ya era tiempo de que ella sanará, también tenía derecho a hacerlo.
Aún había cosas que la atormentaban, pero si algo podría estar segura es que su pasado no volvería a ella, ya nada podría complicar su existencia, tenía que dejarlo ir.
"Lo que sea que te este atormentando está allá arriba, a años luz de distancia, no podrán encontrarte, te lo prometo"
– espero que realmente digas la verdad – se dijo a si misma – voy a creerte
Continuará...
Hola, mis adorables y sensuales lectores y lectoras, ya por fin pude actualizar, uff lamento mucho pero mucho no poder escribir como quisiera pero por cuestiones personales, laborales y emocionales, no tenía la forma en como seguir escribiendo (se alegrarán saber que ya por fin tengo el medio para seguir escribiendo)
Espero mucho que les guste el nuevo capítulo, por cierto, la historia va a tener un cambio en cuanto a portada y a descripción...
[Spoiler: se viene un capítulo oscuro]
¡Los quiero mucho!
~See you later 🖤
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