♥️05♥️

• Afortunados•

Marth se sentía afortunado. Hace un par de días fue el aniversario de su primera cita con Ike. Para Marth, él era el chico perfecto. Amable, comprensivo y muy detallista. Sin embargo, también era algo bruto. Pero Marth lo amaba con todo su corazón.

Con dos años de relación, sólo se necesitaban el uno al otro para ser felices. Aunque, recientemente, Marth empezó notar a Ike algo más...atrevido. Le abrazaba por la espalda, le besaba el cuello e incluso era más cariñoso.

Era una tarde de verano cuando Marth estaba leyendo una de sus novelas. Escuchó la puerta abrirse. - Ya he vuelto.

- Hola cariño.

Marth se acercó y le dió un corto beso en los labios. - ¿Qué tal el trabajo?

- Lo de siempre, padres despreocupados, chicas fingiendo que se ahogan para un boca a boca...un día como cualquier otro.

- ¿Sabes Ikey? Deberíamos hacer una escapada. Solos tú y yo.

El chico asaltó a su pareja en el sofá y Marth se vio obligado a soltar el libro que leía. - Pensé justo lo mismo.

Marth se rió y juntó sus labios. Ike puso sus manos en las mejillas de su novio. Disfrutando del toque del otro tranquilamente en el sofá. Cuando Ike deslizó una mano debajo de la ropa de Marth, éste se tensó.

Ike lo notó y se separó. - Nena, ¿estás bien? Últimamente te noto distraído.

- No es nada...sólo estoy un poco cansado. No estoy acostumbrado a este calor.

- Deberías ir a la piscina. Así te refrescas y me ves sin camisa.

Marth soltó una risita. Ike sabía qué decir para animarlo. Aunque solían ser algo narcisistas. Pero le gustaba que su novio le dijera esas cosas. Le hacía sentir especial.

— Perdona por interrumpir tu lectura mi amor. Sigue relajándote y luego vemos una película, ¿de acuerdo?

— De acuerdo.

Con un corto beso, Ike se levantó y se fue a hacer sus ejercicios. Ike amaba a Marth con todo su corazón. Era una rutina agradable. Mientras Marth leía, Ike hacía su rutina de ejercicios. Y luego pasaban tiempo juntos.

Marth decidió olvidar esos pensamientos y siguió con su lectura. ¿Cómo iba a tratar con esto? — No podré retenerlo más tiempo.

Llegada la noche, ambos chicos se pusieron a cenar. Arroz frito especiado.
— Marthy, hoy te has lucido con la cena.

— Gracias Ike, aunque la receta me la enseñó Link.

— Siempre ha sido buen amigo. Pero me gustaría probar algún día una receta tuya propia.

— Eso está hecho.

Ike notó a su pareja algo deprimido. Tenía la intención de preguntarle qué le pasaba. Pero prefirió no preguntarle. Una vez que cenaron, limpiaron los platos y se sentaron en el sofá a ver una película.

Era una de las favoritas de Marth, pero parecía igual. — Marth, ¿te pasa algo? Has estado raro desde esta mañana.

— Ya te lo dije, estoy cansado.

Ike no le creyó. Lo besó dulcemente e intentó colar su mano debajo de su camisa. Y entonces Marth se tensó. Ike se retiró y Marth se sintió avergonzado. — Marth…¿no quieres…que te toque?

Marth empezó a sollozar en silencio. Parece que Ike lo descubrió. — Y-yo…

El joven se estaba derrumbando. Ike lo atrajo a sus brazos y le acarició el pelo. No pretendía hacerle llorar. — ¿Qué te parece si nos acostamos y lo hablamos mañana más tranquilos?

— V-vale…

Ike cargó a Marth y se dirigió al dormitorio. Lentamente, colocó a su novio en la cama. Ike se quitó la camisa y los pantalones. Y luego acercó al más joven a su pecho. Aún estaba sollozando. — Shh…tranquilo, no pasa nada.

Tras unos momentos, Marth se relajó con las caricias de su novio. Ike miró con preocupación a su pareja. Mañana lo resolverían. A la mañana siguiente, Marth se despertó solo.

Pero vio una nota en la mesita de noche.

"Buenos días cariño. Disculpa por haberme ido tan temprano, pero hoy tengo que sustituir a un compañero. He hecho tortitas de arándanos por si tienes hambre. No sé cuándo regresaré a casa, así que cuídate.

Con mucho amor, Ike♥️."

Marth sonrió suavemente. Aunque parezca mentira, Ike podía ser emocional y físicamente sensible. Parece que lo de anoche, no le molestó en absoluto.

Pero, ¿cómo iba a explicarle su temor a tener relaciones? Levantándose de la cama, fue a desayunar. Encontró las tortitas que aún estaban calientes.

Se preparó una taza de chocolate caliente de acompañamiento. Ike era un gran cocinero. Las tortitas eran esponjosas y suaves. — Debería intentar hacer tortitas.

Cuando terminó de desayunar, recogió la mesa y se dirigió a su cuarto para vestirse. Hoy no tenía que trabajar, así que se puso una camiseta de manga corta negra y unos pantalones holgados de color azul.

Aún así, seguía nervioso. Marth sabía que en cuanto Ike volviera, tendría que explicar sus acciones de ayer. Pero había algo dentro de él que lo hacía sentir mal. Un sentimiento de culpa, pensando que Ike lo odiaba. Sin embargo, recordó lo que Ike le decía.

"Te quiero, Marth."

"No podría odiarte nunca."

"Eres la luz que ilumina mi vida."

"Dejaría la carne sólo por ti."

"Haría cualquier cosa para verte sonreír."

Siempre se sonrojaba cuando Ike le decía esas cosas. Pero también recibía elogios de sus amigos.

"Qué suerte tienes Marth."

"Ojalá tener a alguien como Ike."

"No desaproveches esta oportunidad."

Marth se sintió más seguro. Así que decidió distraerse hasta el almuerzo. Unas cinco horas después, llamó a Ike, para saber dónde estaba y si estaba bien.

— ¿Marth? ¿Qué pasa?

Ike, hola, yo…quería saber cómo estabas…

— Estoy bien cielo, tranquilo. Además, ya voy de camino a casa.

— Es que… me gustaría que habláramos en cuanto volvieras. Y…no quiero aplazarlo.

— De acuerdo, no tardaré mucho. Nos vemos en un rato, amor.

— De acuerdo…cariño.

Y colgó. Su rostro se calentó. Le encantaba que Ike lo llamara por apodos cariñosos. Y a Ike, le excitaba ver la timidez de Marth al llamarle por esos apodos.

Ya estaba anocheciendo. Marth se sentó en el sofá, esperando pacientemente a su novio. Unos minutos después, escuchó ruidos detrás de la puerta del piso. Ike entró y cerró la puerta detrás de él.

Se acercó sonriente y besó a Marth en los labios. Se sentó a su lado. — ¿De qué querías hablar?

Marth se mordió el labio. Pero encontró el valor para decirlo. — ¿Crees…que vamos muy lento?

— ¿A qué te refieres?— Marth agachó la cabeza. No sabía cómo explicarlo.

— Nuestra relación…— Ike lo entendió. Se rascó la nuca. — No, yo creo que vamos bien. ¿Tú no?

— Yo…simplemente no me siento preparado para, bueno…ya sabes…

Ike notó que su novio estaba algo avergonzado. Y no sabía por qué. Aunque ya se hacía una idea de lo que le asustaba al menor. — ¿Te asusta…tener relaciones sexuales?

Marth agachó la cabeza. El mayor lo adivinó antes de lo que esperaba. Su pulso se había acelerado demasiado. Hasta que sintió que lo abrazaban. — Oh cielo…¿Por qué no me lo dijiste antes?

— Creía que… te molestaría. Estabas tan…cariñoso recientemente que pensé que…querías…— Ike posó un dedo en sus labios y luego lo besó dulcemente. Cuando se separaron, Ike sostuvo su rostro.

— Amor, a partir de la próxima semana tengo que sustituir a una compañera que está embarazada. Estaba cariñoso porque quiero aprovechar cada momento contigo.

Ahora mismo, Marth quería que se lo tragara la tierra. Se había hecho una idea equivocada. — Perdón…por lo de ayer.

— No importa.— ambos se sonrieron. Ike soltó el rostro de Marth y agarró su mano. — Oye, sé que eso…da miedo, pero si quieres…podemos intentar algo.

Marth lo miró preocupado. — P-pero…no estoy seguro de-

Ike lo volvió a besar. Sabía perfectamente qué hacer para que su novio dejara de hablar. — Confía en mí.

El menor quedó prácticamente hipnotizado por esas palabras. Dejó que si novio lo guiara hasta su habitación. Antes de entrar, apretó su mano, dándole seguridad. Y Marth le devolvió la mirada. — Estoy contigo.

Entraron e Ike cerró la puerta. Durante todo el rato, Marth se sintió seguro y tranquilo. Ambos se sentían bien, y Marth no podía expresar lo feliz que era de compartir esa tranquilidad con Ike.

Marth apoyó su cabeza contra el pecho desnudo de Ike mientras intentaba recuperar el aliento. Ike lo acercó más a él mientras jadeaba pesadamente.

— Ha sido increíble… creo que ha sido la mejor… experiencia de mi vida…— dijo Marth entre jadeos. Ike lo besó suavemente.

— Opino lo mismo…pero es agotador…

Escuchó una suave respiración a su lado. Marth se quedó dormido por el agotamiento. Ike sonrió. Le besó la frente y susurró algo antes de quedarse dormido.

— Buenas noches mi amor.

Marth se sentía afortunado de tener a Ike. E Ike se sentía afortunado de tener a alguien como Marth a su lado.

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