Capítulo narrado.

Kim TaeHyung.

¿Dolía? Demasiado.
¿Ardía? Más de lo normal.
¿Sentía? Ya no podía sentir.

Al fin me sentía libre, listo para irme de este mundo cuando sentí las sirenas y a Hyung llorar a mi lado; quería decirle que no llorará pero no podía, no me podía mover, no podía hablar y creo que no podía respirar.
-.aun tiene pulso, tenemos que llevarlo de urgencia. Ha perdido mucha sangre si esperamos un minuto más puede morir.- tomaron mi cuerpo para pasarlo a una camilla y es que vi como la hacían más no sentí cuando me dejaron en esta, Jin Hyung corrió detrás de los paramédicos llorando y gritando porque me salvarán.
Cuando me subieron a la camilla puede verlo, tenía lágrimas en los ojos y sus dedos estaban blancos al ser constantemente apretados pero en ningún momento se acercó, quería mi muerte. YoonGi muy en el fondo de su corazón esperaba esto con ancias por el simple hecho de que yo le había quitado a sus padres, porque yo provoque un accidente que nos costó la vida de nuestros padres y ahora era yo el que estaba entre la vida y la muerte.

Cuando yo estaba en la ambulancia podía observar como Hyung tomaba mi mano pero no sentía sus caricias, veía como lloraba más no podía consolarlo. Me vendaron e intentaron parar las hemorragias externas que provocaban una constante pérdida de sangre, el aparato comenzó a sonar: solo podía significar una cosa estaba muriendo.
.-lo perdemos, voltaje.- volví a la vida, pero aún tenía los ojos cerrados, de mis brazos, piernas y vientre aún emanaba ese líquido rojo que me ayudaba a seguir con vida, aún latia mi corazón pero en menor cantidad. Estaba muriendo más no dejaban que lo hiciera, Hyung se aferraba a la idea y la razón de que me salvarían, de que podría cumplir mis sueños pero todo se veía complicado.

Ya no vi a Jin Hyung, ya no veía mi cuerpo, ya no veía los paramédicos y la sirena de la ambulancia al igual que la voz de Jin Hyung se estaba haciendo más y más baja, al punto de ya no oír nada.
Oscuridad, solo podía ver oscuridad y una pequeña luz, camine hacia aquella luz con pasos lentos y firmes; se iba intensificando, cada vez brillaba más hasta que llegue a un umbral, caminé hasta pasarlo pero sentía aún un fuerte tirón en mi espalda.

¿Esto es el paraíso? Un bello bosque: el césped brillaba en su esplendor, flores de todo tipo, rosales, árboles y arbustos frutales, animales corriendo de todas las especies y en el centro de todo estaba ella, la mujer más hermosa de este mundo: su pelo largo y castaño llegaba hasta su cintura, su piel no muy clara más no oscura, sus ojos hermosos y negros como la noche me miró.
-.hijo mío, ¿Qué haces aquí?.- me dijo con serenidad y camino hacia mi con su vestido blanco meciéndose al viento, estaba descalza.- Mi pequeño Tae, Aún no es tú hora.- lloré porque por fin podía tener una imagen clara de lo que era mi madre, mi padre estaba a unos metros de ella pero cuando me vio se acercó corriendo a mi, tomo mi muñeca y me alarme pero no había rastro de heridas o cortes. Ambos me abrazaron y me negaba a irme de ese bello lugar pero la intensidad de aquel hilo invisible tiraba con más fuerza de mi.
-.Tae es hora que vuelvas, seas feliz y no dejes que nada ni nadie te quite esa felicidad que tanto te mereces, campion.- dijo mi padre y se alejó de mi, mi madre aún aferrada a mi susurraba esa canción de cuna que aún puedo recordar.- Cariño es hora de dejar ir a Tae, no hagas que se quede, no es tiempo de que este con nosotros.- no quería que me soltara, al fin estaba con mi madre y quería quedarme aquí con ella pero me dejó ir al momento que me soltó me fui alejando de ella con rapidez hasta que llegue al umbral de aquel hermoso lugar.
-.Dile a SeokJin que lo amamos demasiado y que hizo un gran trabajo con su hermanito pequeño, amor no dejes que esto vuelva a pasar porque la siguiente vez no dejaré que te vuelvan a alejar de mi.- dijo mi madre con lágrimas en los ojos y su característica sonrisa, mire por última vez a mi padre y me hizo la misma seña que me hacía cuando me iba a la cama, repetí la acción y ambos sonreímos.