Capitulo 2: "El amargo sabor a soledad"
¿Si la noticia me había caído como un balde de agua fría por todo el cuerpo?
Es verdad.
¿Si me había dolido enterarme de la boda de mi mejor amigo por un papel sin que él lo hablara conmigo personalmente?
Eso también es verdad.
¿Si me había quedado todo el fin de semana viendo películas románticas llorando a lágrima pura manchando mi pijama de helado y abrazando a mi gato?
Absolutamente verdad.
Ahora que había pasado mi etapa de depresión seguía la de negación. Me encontraba tiraba en mi sofá observando la carta tirada en algún lugar de mi mesa manchada de helado. Esa tarjeta había arruinado mi felicidad y pensaba dárselo de comida a mi gato o utilizarla dependiendo de cómo me sentía en ese momento.
Cuando estaba pensando cómo partirla en pedacitos para echarla en su plato mi teléfono fijo comenzó a sonar asustándome. Me pare rápidamente y conteste casi tropezándome.
— ¿Aló? — Conteste agarrando el teléfono para sentarme.
— Bueno aún no te has vuelto loca. — Contesto mi mejor amiga Mikayla al otro lado del teléfono. — Eso es un gran paso. Estoy muy orgullosa.
Si tan solo supiera...
— Estoy a casi nada de entrar en la locura. Ver esa tarjeta me está matando. — Ella río y yo resople molesta. Había mensajeado a Mikayla horas antes contándole sobre la tarjeta y ahora sufría las consecuencias que traía haberle dicho, es decir, ella burlándose de mi desgraciada vida como siempre. — ¿Sabes lo peor de todo? Es que ni siquiera conozco a la novia. ¿No se supone que ella es alguien conoce de años? Pues te puedo confirmar que he pasado la mitad de mi vida con él y jamás la menciono en ningún momento.
— ¿Tal vez la conoció en la universidad? — Pregunto ella con cautela. — El 80% de las personas conocen a sus futuros esposos ahí.
¿Por qué tenía que usar estadísticas en este momento? No notaba mi dolor con solo escucharme. Mis ojos comenzaron a picar al recordar cuando nos alejamos al entrar en diferentes universidades.
— Supongo que tienes razón. La verdad es que, si alguna vez me decías que el Evan, el chico rompecorazones del instituto, se casaría probablemente me reiría muy fuerte en tu cara. — Conteste sonriendo, pero deje de hacerlo al recordar la realidad. — De todas maneras, no pienso ir.
— ¿Porque? - Pregunto ella fuertemente dejándome completamente sorda. — No puedes faltar a la boda de tu mejor amigo y esa bruja. Tienes que contarme todos los detalles además no te da curiosidad reencontrarte con Evan. Revivir momentos del pasado y que todo sea como antes.
Todos los recuerdos de esa noche antes de partir volvieron a mi cabeza como escenas de una película. Cosas que nunca nos dijimos y que no debieron pasar.
— No voy a negar que me muero por verlo otra vez. Por estar a su lado; entre sus bra...— Pare abruptamente antes de meter la pata. — Además de estar sumamente indispuesta a ir no tengo vestido y menos una cita.
— De eso me encargo yo. Son detalles menores no te preocupes. — Dijo Mikayla riendo. Iba a contradecirle hasta escuché el ruido de la puerta abriéndose de fondo y mi mejor amiga despidiéndose para después cortar el teléfono.
Estaba muy segura que había llegado Max.
Max era el novio de Mikayla. ¿Si se podría llamar así? Su relación era muy complicada porque ninguno de los dos quería un compromiso serio y buscaban divertirse. Sin embargo, el me caía muy bien y esperaba seriamente que se quedara con ella.
Otro caso diferente al mío. Yo me encontraba hundida en un horrible y amargo sabor a soledad. Lleno de helado y popo de gato.
***
Holaa! Regreso con nuevo capítulo, espero que les guste. Lo escribí ayer en la tarde pero por alguna razón Wattpad no guardo el capítulo y tuve que reescribirlo otra vez. Recién se va presentándose los personajes y aún faltan más, los veo el viernes ❤️
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