Día 25: Viaje
Era un día especial para Alter y Geno, celebraban su tercer aniversario como novios. Querían festejarlo por todo lo alto realizando un viaje épico por los universos alternos. Sería toda una aventura recorrer esos fascinantes mundos juntos. Cargados de entusiasmo, emprendieron el camino. Ink les prestó su pincel para viajar cómodamente entre portales (Y con prestar, fue específicamente Geno rogándole que era para algo muy importante, que lo mejor sería como vacaciones para el pintor).
Primero visitaron universos de naturaleza exuberante, con exóticos paisajes nunca antes vistos, al menos para ellos, que sus universos eran bajo tierra como la mayoría, encerrados, ahora podían viajar por todos lados.
Caminaron por senderos rodeados de flores multicolores, vastos océanos de agua turquesa y bosques de árboles de cerezo. La belleza era abrumadora. Luego conocieron mundos de avanzada tecnología, repletos de inventos asombrosos, pasearon por ciudades de rascacielos imposibles. ¡El futuro estaba al alcance de la mano!
Pudieron incluso recorrer tierras mágicas plagadas de criaturas mitológicas. Montaron dragones, nadaron con sirenas y volaron en alfombras sobre desiertos interminables. Fue como vivir un cuento de hadas, una aventura que no olvidarían pronto.
En cada parada aprovechaban para conseguir recuerdos: Ropas típicas para pasar desapercibidos, artesanías únicas, objetos tecnológicos. Querían llevar un pedacito de cada mundo a casa para recordarlo siempre. Pero lo que más disfrutaban era explorar juntos, tomados de la mano (En realidad era para no perderse, Alter solía emocionarse mucho). Admirando espectáculos extraordinarios, riendo con locuras inesperadas y apoyándose mutuamente cuando el cansancio apremiaba.
Luego de lo que parecieron varios días de aventuras sin parar, decidieron que ya era hora de volver a casa. Atravesando un último portal aparecieron en la acogedora sala de Alter. Suspiraron aliviados, dejándose caer exhaustos pero felices en el sofá. Había sido el viaje de sus sueños, lleno de maravillas y momentos inolvidables. Pero no había nada como el dulce regreso a casa.
—Fue increíble, pero extrañaba esto. —Dijo Alter, recostándose en el hombro de Geno y cerrando los ojos.
—Tienes razón, esto es único... Y tú eres único, no hay más tu. —Contesta el de bufanda roja.
—Lo mismo digo. —Rie en respuesta.
Se sentían satisfechos.
Durante los próximos días desempacarían todas sus compras, colocando recuerdos por doquier. Cada objeto traería a la mente una parte de esa aventura compartida. Pero sabían que los verdaderos tesoros fueron esas memorias, ese tiempo que pasaron juntos.
Mientras estuvieran juntos, cualquier lugar sería su hogar. Pero volver a estar en casa y disfrutar su amado rincón era la mejor sensación del multiverso.
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