Era un día normal en la casa de Geno. Estaba sentado tranquilamente leyendo un libro, cuando de pronto la puerta se abrió de golpe. No es que odie las visitas, pero la cantidad de personas que pueden y permite dejar entrar son muy limitadas, así que ver a alguien que no reconoció a primera vista logró alterarlo un poco.

—¡Geno! — Gritó Alter entrando alterado a la casa. El dueño de aquel sitio levantó la vista y se quedó atónito. Frente a él estaba Alter, pero su cuerpo ahora era... ¿Cómo decirlo? Con características femeninas. Claro que lograba reconocerlo, tenía su mismo rostro, pero tenía curvas y ciertos atributos visibles bajo su ropa.

—A-Alter... ¿Qué te pasó? —Preguntó totalmente ruborizado y sin entender qué estaba sucediendo. Sabía que era su pareja, pero no tenía ni idea de lo que había pasado mientras tenía su día tranquilo. Finalmente comenzó a explicarle agitadamente lo que ocurrió. Esa mañana había ido a ayudar a Science con unos experimentos en su laboratorio. Lust también estaba allí curioseando, solo quería estar al día con los chismes o algo así, estaba aburrido.

En un descuido de Science, Lust tomó una botella con un líquido extraño que tenía una etiqueta de "No usar". Le pareció divertido probar de qué se trataba y antes de que nadie pudiera detenerlo, le arrojó el contenido encima a Alter, pero en realidad no fue a propósito... De hecho, Lust bromeó con tirarlo, pero se resbaló y de verdad ocurrió. Inmediatamente su cuerpo comenzó a cambiar, tomando forma femenina. Science le explicó avergonzado que se trataba de una poción experimental para cambiar de género que aún no estaba lista. Pero para su alivio, el efecto solo duraría unas horas. Alter tuvo que regresar a su casa así, esperando volver a la normalidad. Por eso había ido corriendo a refugiarse con la única persona en quien confiaba plenamente en esa embarazosa situación: Geno.

—Ya veo... No te preocupes, te acompañaré hasta que vuelvas a la normalidad. —Dijo el de bufanda roja, reconfortándolo. Pasaron la tarde juntos intentando distraerse y no pensar mucho en ese cambio temporal. Geno lo observaba de reojo, siguiéndolo pareciendo atractivo sin importar su apariencia, y Alter se sonrojaba al notar sus miradas.

¿Quién podía culparlo? Después de todo, Geno solo sabe una cosa, y es que ama a su querido Alter, no importa cómo se vea.

Para cuando llegó la noche, el efecto comenzó a desaparecer. Alter sintió su cuerpo estirarse y ensancharse, recuperando su complexión habitual. Suspiró aliviado cuando todo terminó.

—Me alegro de que hayas vuelto a la normalidad, aunque te veías lindo de cualquier forma. —Halagó el de bufanda, abrazándolo con cariño.

—Gracias a ti...—Después de todo, Alter le debía una por esto.

Siempre sabía que podía contar con Geno.