— ¡Saga! — Grito desesperado él menor, alertando al mayor quien no tardo ni un segundo en aparecer.

— ¡¿Qué sucede?! ¡¿Qué le hicieron a mi Kanon?! ¡Los matare a todos y bailare sobre sus tumbas! — Grito exaltado mientras sostenía firmemente una sartén y tenia una pañoleta en su cabeza.

— C-calmate Saga... Solamente quería mostrarte lo que encontré — Dijo sonriendo y enseñándole unas diademas  con lo que parecían ser una orejas de gato.

— .... ¿Eso sigue vivo?... ¡Dame mis orejas! — Grito mientras le arrebataba al menor una de las diademas y poniéndoselas.

Mientras Kanon se ponía la otra diadema haciendo que ambos parecieran gatitos humanos.

— Kanon ¿Te acuerdas de cuando hicimos cosplay de Mario y Luigi cuando niños? — Pregunto sonriente al recordar esos tiempos, obteniendo de respuesta una pequeña risa.

Así se la pasaron jugando el resto del día a que eran pequeños nekos, como cuando eran unos pequeños niños y mientras se tomaban fotos que nunca tendrían la intención de mostrar a nadie... Mucho menos a su amigo Milo.