𝑑𝑖́𝑎 𝟤𝟪

Cuando llegaron al lugar el olor les preocupó.

Buscaban a Undyne por todos lados sin éxito.

En ello escucharon su grito y el sonido de un vidrio siendo destrozado.

—¡Pez precavida vale por dos! ¡Menos mal no me deshice de ella! —Undyne llevaba su lanza tan característica.

—¡Ya llegamos! —se acercaron preocupados al ver cómo la Oficial empezaba a toser.

—Menos mal... No puedo quedarme mucho tiempo aquí. Blueberry está a salvo.

—Váyanse de aquí. —pidió Sans.

Se alejaron lo más rápido que pudieron. El fuego había comenzado a quemar todo a su paso.

—¿A dónde irán? —Carrot los vio alejarse.

—Bueno, si te digo ya no sería un secreto. —guiñó una cuenca. —Es un sitio seguro.

—Confío en ti, bro.

Pronto salieron cuatro personas del lugar.

—Cuanto tiempo. —dijo la castaña. —Es una lástima que su amigo el de ropas oscuras no esté aquí. Realmente quería divertirme.

—Hehe, niña. Vas a pasar un mal rato.

Empezaron a acercarse. Carrot logró separar a dos de ellos para que Sans solo tuviera que lidiar con la chica y el otro joven.

Comenzaba a sudar por el calor del lugar. Tenían que lidiar con ellos primero.

Fue fácil para él esquivar los ataques. Las trampa de huesos fueron rápidamente esquivada por la chica pero el joven quedó atrapado sin capacidad de moverse.

—Vamos, sé que hay algo de bondad todavía en tu alma. No es necesario esto. —intentaba convencerla como solía hacer en la batalla final.

—Deja de hablar. Eres irritante.

Se lanzó contra él hacia sus espaldas.

Estuvo a punto de recibir un ataque letal si no fuera porque Sans volteo a verla.

—Nunca debes bajar la guardia, ¿sabes?

Un gaster blaster apareció para darle justo en la espalda.

Su vida bajó considerablemente.

A pesar de que había podido quitarse una molestia de encima se sentía agotado por la cantidad de magia que estaba utilizando.

La castaña quedó en el suelo con intenciones de levantarse.

—Estuve muy molesto con Fell cuando lo encontré a punto de matarte. Aún creía que podía haber otra solución que no fuera está. —dio varios pasos. —Pero, admito que estaba equivocado. Ojalá no hubiera intervenido en ese momento. Estarías en un mejor lugar, niña.

Logró ponerse de pie y limpiar algo de sangre de la comisura de sus labios.

Unos pasos en la espalda de Sans le hizo esquivar el ataque de su compañero que se liberó.

Invocó unos huesos para dejarlo en la pared de una casa.

Le quedaba muy poca vitalidad.

Justo en eso la fémina corrió hacia él pero notaba con facilidad lo agotada que estaba.

Agarró su alma y la hizo golpearse varias veces contra el suelo.

—Será mejor para ti hablar. No puedes ganar. ¿Tanta necesidad tienes de continuar con esto? Vamos, te dije que no era necesario, heh.

Solo faltaban pocos números en su vida.

Ella le miró sin poder moverse.

—Es-está bien... Te diré, ya... Ya no quiero seguir con esto...

Sans solo le observó.

—Un niño fue quien nos pidió hacerlo. Nos convenció aunque era extraño porque parecía que tuviera dos personalidades. —tembló. —Solo... Lo hice por el poder que sentía.

—¿Y qué hay del esqueleto con el pañuelo azul?

—Bueno... A él no le agradaba, quiero decir, el que nos decía que debíamos hacer. Cuando hablaba de una forma más temerosa este le rogaba que no le hicieran daño.

El silencio de Sans era muy tenso.

—¿No había nadie más involucrado?

—No... No había nadie más, lo juró.

—¿Estás segura? —uno de sus ojos brilló.

—¡Sí, sí! ¡Por favor no me mates! —rogó.

El de suéter azul observó cómo llegaban los bomberos.

—Bien. Al menos terminaste siendo de utilidad. —apareció un hueso en su mano y lo clavó con fuerza contra su espalda. —Pero no puedo perdonar lo que has hecho.

Rápidamente hizo lo mismo con el otro que se encontraba contra la pared.

Empezó a pedir perdón.

—Arrepentirte ahora no servirá de nada.

Cuando volvió con Carrot este se notaba algo cansado.

—Qué bueno que estés bien. Hubo uno que se me escapó. —suspiró.

—No te preocupes, tarde o temprano lo encontraremos. —empezó a sudar, tanto así que quería sentarse.

—¡Oye, cuidado! —lo ayudó a recostarse de una pared cercana.

—No te preocupes por mí. Tienes que ir a evitar que les hagan daño a más personas.

—Vino a ayudar por parte de mi universo y de underfell. No te preocupes por eso.

Pronto el fuego se detuvo.

—Escríbele a Fell, puede que lo necesitemos ahora. —le pasó su celular.

Carrot asintió para revisar los mensajes.

—Oh, al parecer su hermano está apoyando en el laboratorio.

—Heh, sabía que no estaba de más llamar a Undyne para que fuera.

—¿Le dijiste que se uniera?

—Sí, después de todo tardarán un poco en llegar.

El de suéter naranja sacó un cigarrillo para llamar a Fell y explicarle la situación.

—Ya debería llegar. Es bueno para ti, seguramente ya lo extrañas.

—Amigo, no es momento para esto. Me harás avergonzarme. —Sans miró a otro lado.

—Oh vamos, para mí no es ningún secreto.

Aquella frase quedó en el aire.

—No le digas por favor...

—Eso sería quitarle lo divertido a la vida.

Vieron como una figura se acercaba a ellos.

—¡Fell! —la voz de Carrot le hizo ver hacia dónde ellos.

—¿Qué fue lo que sucedió? —llegó rápido con un gesto serio.

—Bueno, es algo difícil resumirlo todo. Principalmente ya vez todo lo que causaron. Intentaron hacer una distracción para llevarse a Blue pero por suerte vino el apoyo de Undyne de tu universo con algunos de underswap. —miró a Sans. —Intentamos hacer lo posible para evitar que lastimaran a inocentes, por suerte no lo lograron.

Fell tensó la mandíbula.

—¿Entonces alguno logró escapar? ¿La chica que empezó todo esto también?

—Ah, por ella no te preocupes. Ya es historia.

—¿Quién...? —preguntó intrigado.

Carrot observó a Sans.

—Digamos que termine tu trabajo. ¿Te lo debía, verdad?

—Eres un tonto. No tenías que hacerlo.

—Vamos, no me regañes. Tanto como tú tenía la culpa por la situación.

Fell se quedó callado.

Abrazó a Sans.

A Carrot se le cayó el cigarro de la boca.

Cuando se separaron ambos tenían un rubor notable.

—Yo también quiero un abrazo. —pidió el fumador.

Ya bésense. 

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