La guerra de la seducción
Disclaimer: Naruto no me pertenece, todos sus derechos son de Masashi Kishimoto.
6. La guerra de la seducción
El arte de la seducción no era de la forma que ella esperaba, no se encontraba en un manual, no había reglas o pasos a seguir. Era más como una ciencia, algo que se aprende empíricamente, eso a Tenten le encantaba. Encontrar la debilidad de Neji fue difícil y una vez que la encontró… el camino al infierno se desataba cada noche.
Porque Neji, como cualquier humano, tenía una debilidad. No era de piedra, no era un santo como todos creían.
Cuando Tenten descubrió la debilidad de Neji, fue pura casualidad. Su amiga Ino, en su cumpleaños más reciente le había regalado un conjunto revelador de encaje en color negro. Por culpa de su flojera no había lavado en mucho tiempo, por lo que ese día sin pena se colocó esa ropa interior. ¿Qué cosa podría pasar? Algo como Neji entrando sin permiso a su cuarto sin tocar.
Al verla con ese provocador conjunto, la bestia salió a jugar. La acorralo en su cama y la devoro como si fuera su cena. Pero todo en una ciencia es sobre cálculo y error; creyó que el aumento de ferocidad en Neji se debía a su cabello raramente suelto. Se soltó el cabello varias veces en la intimidad de su casa, cuando él estaba ahí, pero nada sucedía.
Entonces Tenten formulo otra hipótesis y compro material de investigación. Un lindo corsé azul pastel con encaje negro, liguero y unas pantaletas a juego; simplemente se puso su nueva adquisición y espero a que Neji llegara a casa. Al verla, Neji se encendió en todas las formas posibles, esa noche las horas fueron pasando y Neji cada vez se volvía más rudo e imparable.
Y ahí lo descubrió. Bingo. Neji tenía un extraño gusto por la ropa interior sexy de Tenten. Con esa información, podría hacer lo que quisiera con Neji, lo tenía en la palma de su mano. Y aun así, lo que hizo fue aumentar su catálogo de lencería.
Desde unas cómodas y funcionales camisolas de seda, pasando por unos atrevidos babydoll hasta cosas que no había conocido antes, como los torsolette. Y todo para el disfrute del Hyuga que le encantaba jugar con ella, tentándola, haciéndola gemir tan alto como para perder la voz y desvistiéndola tan fascinado por una prenda nueva.
Pero Tenten también era muestra de estudio para el ojiperla, a él le encantaba verla en cualquier tipo de lencería, hacía que se excitara rápidamente verla con un corsé y ligueros. No por nada era un genio, cuando descubrió que eso lo ponía. Tampoco puso resistencia alguna cuando ella compro casi toda la tienda de ropa interior; porque Tenten también tenía un punto débil.
A ella le encantaba ponerse esa ropa porque Neji se volvía más rudo, más fogoso, más brutal. Y Neji lo sabía. A Tenten le encantaba que fuera tosco con ella, que Neji le mordiera la piel hasta dejar marcas mientras la recuesta –avienta– a algún mueble, que clavara sus dedos en la piel, que sus movimientos al entrar en ella fueran rápidos y potentes.
Seducir es planear una debilidad para tu pareja, mantenerlo feliz mientras buscas algo que te sirva como defensa. Porque el arte de la seducción es una guerra y ninguno iba a ceder territorio.
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