Flor del desierto

Disclaimer: Naruto no me pertenece, todos sus derechos son de Masashi Kishimoto.

Flor del desierto.

Siglo XIX. La gente se expande por américa buscando riquezas, a costa de los indios "salvajes" de la región. El viejo oeste era salvaje e inhóspito, lleno de varias pruebas de sobrevivencia para los hombres, un lugar donde podías morir por cualquier cosa. Desde los animales venenosos, morir deshidratado o por un balazo. Hermoso lugar.

Pero en ese paramo alejado de la mano de dios es donde se desarrolla nuestra historia. Konoha era un pueblo pequeño mezcla de civilización salvaje en el que todos se conocían, casi nunca habían caras nuevas y la mayor parte de los pobladores eran gente de bien. Y como en todo lugar del viejo oeste existía un salón, donde la gente iba a emborracharse, apostar y seguir emborrachándose.

Neji Hyuga iba entrando por las puertas de dicho salón, la pianola se oía por todo el lugar que estaba repleto de gente. Los Hyuga eran nobles europeos hacendados, con terrenos enormes y fértiles que eran cuidados por empleados nativos. Neji Hyuga acababa de llegar de Londres, él no había estado nunca en esa parte desértica del mundo, debido a negocios petroleros en ese lugar Neji debía estar unos días ahí por lo que llego a casa de su tío, Hiashi. A comparación de Londres, Konoha era tan... sucia.

Llena de tierra, seca, sin sombra y con el sol quemando a las personas que se atrevían a salir por ahí. Neji solo había salido de la mansión de su tío por una reunión con un viejo amigo, Lee, termino atrapado en ese salón de mala muerte. Se sentó en una mesa lo más apartado de las personas que fuera posible, todos se giraban a verlo, una nueva cara en Konoha siempre era chisme por una semana.

Una chica de cabello castaño, la piel morena por el sol pero algo pálida comparada con los demás, de cabello castaño recogido en un peinado alto que dejaba ver su suculento cuello, vestía de una manera demasiado inusual para una mujer, botas vaqueras, vestido corto color café que era cubierto en parte por un delantal blanco en una de sus manos llevaba una libreta mientras la otra sostenía una charola de latón.

– Bien, ¿Va a ordenar algo o se me quedara viendo más tiempo, señor? –Neji se vio sorprendido por la chica, que lo había atrapado viéndola.

– Solo espero a una persona –Neji no se iba a sentir avergonzado solo por verla, ella era hermosa, no en la forma discreta y sofisticada de Europa, sino en una forma salvaje y libre. Tenten solo asintió a lo dicho por Neji, pero después de que él terminara la oración alguien llego corriendo a su mesa.

– ¡YOSH! ¡Neji, cuanto tiempo! –Saludo Lee, de traje verde, ojos enormes y cejas demasiado pobladas, mientras trataba de abrazar inútilmente a Neji.

– Lee –Saludo la chica– ¿Lo de siempre?

– ¡Tenten! Si y lo mismo para Neji. –Dijo Lee. Al instante Tenten se marchó a buscar su orden.

– ¿La conoces? –Le pregunto Neji, tratando de no oírse tan interesado.

– Aquí casi todos se conocen. Tenten es camarera aquí y en su tiempo libre ayuda en la comisaria –Lee hablo sobre Tenten– Si tratas de conquistarla ten cuidado, ella ha roto más narices que todas las mujeres de Konoha juntas.

Ambos voltearon al oír vidrios romperse y un grito de dolor.

– ¡No soy vaca de tu rancho para que me andes tocando! –Grito Tenten. A sus pies se encontraba un hombre que sujetaba su nariz sangrante. El salón se mantuvo en un silencio sepulcral solo por unos momentos para después el ruido de la pianola y las voces volvieran a inundar el lugar. Si Neji quería conquistar a Tenten sería algo muy difícil, ella era una flor del desierto lista para atacarlo si hacia algo mal.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top