Partir.
Su cuerpo se mecía con el movimiento del columpio, sentía el aroma fresco de los árboles gracias a la brisa primaveral, combinado con la humedad de la lluvia que pronto comenzaría a caer y el aroma a la tierra mojada bajo el juego, era su mezcla favorita desde que tenía memoria y nada podría reemplazarla. Sus ojos cerrados y la sonrisa en su rostro demostraban lo mucho que estaba disfrutando su pequeño "paseo" balanceándose de atrás a adelante y viceversa. Eren estaba feliz y no había manera de poner en duda aquello.
Levi le observaba con demasiada atención, su cabeza recargada de la cadena que sostenía al columpio y sus manos sosteniéndose sin mucha fuerza debido al casi nulo movimiento de su columpio, se sentía un poco ridículo a sus treinta y cinco años sentado en un columpio donde sus pies no tocaban el suelo, maldita estatura de hobbit.
Eren comenzó a reducir la velocidad hasta casi detenerse, meciéndose aún con sus pies, sin despegarlos de la tierra, inclinándose un poco hacia atrás, meciendo su cabello. Si era sincero tenía demasiado tiempo sin sentirse tan feliz.
—Vas a caerte.
—No moriré por un raspón o dos.
—Hoy estás muy optimista.
—Es mi cumpleaños, ¿no puedo disfrutarlo?
El azabache soltó un suspiro cargado de cansancio y cerró los ojos, como si así pudiera ignorar la presencia del otro... aunque en realidad no quisiera eso.
— ¿Cuánto tiempo más vas a tardar? —preguntó un poco irritado, tratando de bajar del columpio sin manchar sus zapatos a la medida con lodo—. Tengo una junta a la cual volver, ¿sabes?
—Dame diez minutos más —pidió, tomando aire, inhalando ese aroma tan natural que tenía años sin tener la oportunidad de disfrutarlo.
—No todos podemos darnos el lujo de perder el tiempo, mocoso —volvió a quejarse cuando finalmente pudo ponerse de pie con éxito—. Que tú no tengas nada que hacer no es mi culpa.
—Que amargado, Levi —soltó un suspiro y abrió los ojos, sin detenerse—. ¿Por qué me enamore de ti?
El mayor rodó los ojos, rebuscando en el bolsillo de su pantalón la cajetilla de cigarros y su fiel zippo. Sintió el ardor en su garganta con la primera calada y se cruzó de brazos.
—Eso no lo sé.
Eren se detuvo de forma abrupta y le vio, directo a los ojos.
—Me canse de decírtelo —suspiró y torció la boca, algo decepcionado—, ¿recuerdas por qué terminamos?
—Porque eres un mocoso y siempre me quitabas el tiempo.
Eren esbozó una leve sonrisa, sus ojos brillaron cuando se desviaron de la silueta del mayor y su cabello levemente largo se meció al compás del viento.
— ¿Puedo irme ahora?
—Aún me quedan cinco minutos —respondió meciéndose muy despacio, apretando las cadenas en sus manos—. Levi, ¿alguna vez te enamoraste de mi?
El mencionado se sintió con la guardia baja, hizo una mueca de molestia y desvío la mirada, frunciendo más el ceño mientras le daba otra calada a su cigarro.
—Eren —decidió evadir la pregunta, soltando el humo mientras hablaba—, ¿por qué estoy aquí?
El menor sonrió, volviendo a posar los ojos sobre su ex.
—Pensé que podríamos ser sinceros después de dos años de no vernos para nada.
—Fue muy repentino y me estás quitando el tiempo para comer.
—Y aún así estás aquí —respondió con su tono usual, amable, algo alegre, pero lleno de nostalgia—. Gracias, Levi, la verdad no creí que fueses a venir pero me alegro de haberme equivocado —se puso de pie finalmente, dejando que el columpio se meciera por la forma tan abrupta en que se había levantado.
El mayor frunció el ceño y pegó más los brazos a su pecho, tensándose un poco en su lugar.
— ¿Qué es lo que no me estás diciendo?
Eren rió, cubriéndose la boca con el dorso de la mano mientras desviaba la mirada al suelo, se escuchó un trueno en el fondo como si el cielo quisiera responder en su lugar.
—Siempre fuiste perceptivo con estas cosas —bajo la cabeza y suspiro de nuevo—, o tal vez me conoces bien...
Levi se sintió un poco exasperado, sus palmas cosquilleaban y le dio otra calada al cigarrillo.
— ¿Y bien? —preguntó cuando entendió que el otro no quería hablar.
—Eres libre de mi, puedes volver a tus actividades, lamento haberte puesto incómodo por media hora —cruzó sus brazos sobre la boca de su estómago y giró para comenzar a caminar lejos.
Dio dos pasos para detenerle antes de que se alejara más y le sostuvo con firmeza para obligarle a girar, quería saber el motivo de esa llamada tan repentina y la actitud tan extraña de su ex, si había accedido a ir era por... pues no sabía, no estaba seguro, al principio había pensado en negarse, pero a pesar de haber dicho que no al final se había presentado... así que lo justo era tener una respuesta decente.
— ¿Qué pasa? —preguntó alzando la voz—, te conozco bien y no me habrías llamado a menos que fuera importante.
Se pasó una mano por el cabello y tragó saliva con dificultad, debatiéndose entre la verdad y la mentira, o la evasión, dudó bastante para contestar.
—Levi —hubo un suspiro que no pudo contener y se mordió el labio, indeciso.
—No te atrevas a mentirme.
Volvió a torcer la boca, evadiendo su mirada a cómo diera lugar, no quería ver su expresión.
—Hoy... es mi último día de vida —soltó, luego de tratar de contener la verdad que había bailado en su boca desde que había descolgado la bocina de un teléfono público para llamar a Levi—. Sólo quería pasar un rato contigo antes de... bueno, eso.
— ¿Es... una maldita broma? —preguntó sintiendo que su mandíbula se tensaba más de lo normal—, porque no es graciosa.
—Jamás había sido tan serio en toda mi vida —comenzó a jugar con el borde de su sudadera, con nervios—. Hace un año comenzaron a aparecer moretones en mi piel, perdí el apetito y dormía todo el tiempo, luego comencé a olvidar cosas, a toser sangre y a desmayarme casi todo el día... estuve en coma una semana incluso, y nadie sabe qué es lo que tengo.
Estaba parado ahí, sintiendo que su cuerpo entero temblaba y que el cigarro comenzaba a terminar de consumirse. Se sentía incapaz de hablar.
—He entrado y salido de infinidad de hospitales, me han hecho estudios hasta el cansancio y mis brazos están llenos de cicatrices de las agujas —se subió las mangas para mostrarle sus brazos delgados y amoratados—. Me han dado medicamento de todo tipo, pero nada funciona, y estoy desahuciado desde hace un mes —se apresuró a limpiar sus ojos y tragó saliva tratando de deshacer el nudo en su garganta—. Ha sido un mes interesante, tener fecha de expiración te da una perspectiva diferente de la vida...
— ¿Por qué...? —tuvo que carraspear y tomar aire muy despacio para que su voz no se quebrara—, ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué me llamaste a mí para esto cuando pudiste hacer cualquier otra cosa mejor?
Eren sorbió la nariz y soltó una risita cansada, sin ganas, su sonrisa no llegó a sus ojos y su expresión era un poco confusa.
—Sabes bien que no tengo familia —desvío la mirada, de nuevo, se sentía tan apenado—. Mis padres murieron hace mucho y no le intereso a Zeke, los pocos amigos que tengo están tan lejos...
Levi pudo ver la mandíbula de Eren temblar al hablar y noto perfectamente lo mucho que se estaba conteniendo para llorar.
—Hoy es... mi último día en este mundo y quería verte una vez más —se limpió los ojos con la manga de su sudadera y tomo aire por la boca—, creí que con media hora sería suficiente.
—Eren —dio dos pasos más, tratando de acercarse a él.
—Estoy aterrado, Levi —soltó todo el aire que había contenido en sus pulmones y cubrió sus ojos con su brazo—. No quiero morir solo —un hipido se coló en medio de la oración y volvió a jadear.
Dejo caer el restante del cigarro al suelo cuando quemo sus dedos y lo aplastó con el pie, relajando la posición a la defensiva que había tenido desde el momento en que puso un pie en ese parque, terminando por acortar la distancia para tomarle de las muñecas, esperando poder verle a los ojos... se sintió un poco vulnerable al ver el genuino temor en los orbes apagados que una vez se asemejaron al mar.
Se sintió débil al escucharle tomar aire y quiso decirle mil cosas que simplemente quedaron atoradas en su garganta por no saber como empezar. Deslizó sus manos de la manera más suave que recordaba y tomó su rostro, buscando consolarle de alguna manera, pero sentía torpe y estúpido, ¿qué decir? ¿Cómo darle consuelo a esa criatura que se suponía apenas comenzaba su viaje y la vida misma le estaba quitando las alas? Comenzaba a sentirse tan aterrado, casi tanto como Eren.
—Eren —le llamó, tratando de sonar lo más firme posible—, ¿te gustaría ir por una hamburguesa?
El joven sonrió, sus ojos hinchados y ojerosos acompañaron el gesto, sinceros ante la simple pregunta del mayor.
—Me encantaría.
Levi tomó su mano, entrelazando los dedos con suma delicadeza, a ese treinta de marzo le quedaban nueve horas, a Eren, tal vez menos.
De milagro no le despidieron. Había faltado al trabajo una semana entera y cuando Pixis le había pedido amablemente una explicación, su voz se quebró. Era la primera vez que le pasaba en toda su vida y se sintió ridículo por unos minutos mientras trataba de explicar con pocas palabras el motivo de su ausencia. Afortunadamente su viejo jefe le entendió y le dejó estar con una pequeña sanción que le hizo recordar un poco a sus tiempo en secundaria.
Cuando volvió a su oficina Hanji ya le esperaba ahí, con el rostro más serio que le había visto jamás y en completo silencio, viniendo de su amiga sólo podía esperar que se desquiciara en cuanto menos lo esperara.
—Tu teléfono no ha dejado de sonar —dijo cuando le vio tomar asiento en su pequeño asiento giratorio—, jamás habías sido tan solicitado.
—Supongo.
—Conteste la última llamada porque insistieron demasiado —se cruzó de brazos y le vio directo a los ojos—. Era un abogado que quería contactarte para que fueras a la lectura del testamento de Eren.
La mención del nombre le obligó a desviar la mirada y desear poder hundirse en su silla.
—No quiero nada —dijo en un susurro, desviando la mirada, lo que quería era imposible.
— ¿Qué pasó, Levi? —preguntó suavizando su expresión, a una genuina de preocupación.
Mojó sus labios con la punta de la lengua sintiéndolos más resecos de lo normal, su garganta ardía y sentía que su nariz estaba bloqueada.
—Eren llamó la semana pasada y me pidió que lo viera en un parque, estuvimos media hora en silencio sentados en los columpios y cuando finalmente lo hice hablar... —bufó, pasándose una mano por el cabello—, él enfermó de un momento a otro de una mierda que nadie sabe qué era y tampoco pudieron tratar, me habló porque no quería estar solo su último día.
Los labios de la mujer se volvieron una línea y sus ojos se desbordaron sin control.
—Lo llevé por una hamburguesa con queso, luego fuimos a su habitación en el hospital, le leí su libro favorito y se quedó dormido mientras tomábamos té —se mordió la lengua y torció la boca, frunciendo más el ceño—, luego ya no despertó.
La mujer tomó un pañuelo de la caja que había en el escritorio y se limpió el rostro inútilmente, ya que las lágrimas no paraban de brotar.
—No he parado de pensar que fui un idiota —se encogió un poco más y se recargó del escritorio—, lo termine sin razón, pensando que me buscaría en un mes cuando fui demasiado cruel diciendo que no quería verlo de nuevo... y él respeto mi petición y yo perdí tanto tiempo que pude estar a su lado.
—Levi...
—Tengo sus cenizas en mi casa, siento que si las dejo en el sepulcro con su madre lo estoy dejando ir por completo.
— ¿Estuviste solo durante su velación y cuando lo cremaron?
Asintió, sin ganas, incapaz de verla.
— ¿Por qué no me llamaste?
—Sentí que se lo debía.
—Levi...
—Luego me encerré en mi miseria y perdí la noción del tiempo —su voz se quebró de nuevo, sintiendo todo su interior temblar al tratar de tomar aire—. Ni siquiera me dejo darle un último beso porque no sabía si lo que tenía era contagioso y me aseguró antes de dormir que yo era el amor de su vida —el llanto se desbordó sin permiso, para desesperación de Levi, quien creyó ya había sufrido lo suficiente—. Sólo tenía veinticinco años, ¿qué iba a saber?
La mujer tomó la caja de pañuelos y se la acercó, tratando de contener su propio llanto.
—Trata de calmarte —pidió con voz suave, poniéndose de pie—, le diré a Pixis que debemos salir con urgencia.
—No quiero ir de paseo, Hanji, eso nunca sirve.
—Pensaba llevarte a casa y cocinarte algo, te apuesto lo que quieras a que la última comida decente que tuviste fue esa hamburguesa.
Se encogió de hombros, restándole importancia. La castaña le sonrió, sin muchas ganas, y salió de la oficina con prisa. Levi se quedó solo, en completo silencio y observando a la nada. Eren no existía más en ese mundo... y parecía que su motivación para seguir existiendo tampoco.
Hey y'all!
Aquí Rave con este nuevo fic lleno de angst sufridor, no le disimule ni tantito ahora que lo leo(?) empecé de lleno con el dolor, la verdad llevaba tiempo queriendo escribir algo así, desde que supe que *spoilers del manga ahead (en caso de que no lo hayan leído)* el tiempo de vida de Eren era limitado, primero pensé en el universo canon pero me incliné más por esto, espero que les guste Jaja
Fic especial para ItsAshPirozhky, mi hija adorable con la que comparto OTPs y el gusto por el angst cx y para todos ustedes que me leen~ gracias
Mil gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas
Rae Septoxic
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