Birthday
Hola, es Vincent de nuevo.
Estoy muy nervioso. Esta noche invite a Homura-san a mi casa con la excusa de enseñarle a cocinar, sé que es su cumpleaños y le tengo una sorpresa preparada, incluso compre un regalo para él, por alguna razón lo vi en la tienda y me recordó mucho a Homura-san.
Realmente considere el hecho de darle un cachorro real a Homura-san, pero... No quiero decir que es irresponsable o idiota, aunque realmente lo sea, solo no creó que sea capaz de cuidar de un perro por si mismo. Sin mencionar que seria muy vergonzoso darle un regalo como ese.
Tengo casi todo preparado para esta noche, mis padres saldrán a celebrar un aniversario y convencí a mi hermana de salir con sus amigas, de hecho tuve que darle el dinero para que invitara a sus amigas al cine (creo que van a ver la película de Capitana Marvel, le había prometido acompañarla pero no puedo desaprovechar esta oportunidad) porque quiero estar a solas con Homura-san, sé que no era necesario porque Zaria lo haría sin tener que engañarla, pero me avergüenza que mi familia sepa que me gusta un hombre.
Tengo un poco de miedo que mi familia se enteré de esto, tuvimos suficientes problemas en Londres después de... algo... pero realmente quisiera darme una opotunidad con Homura-san aunque estoy seguro que terminra mal, muy mal, cuando él me conozca mejor... no quiero que eso suceda.
Pero esas cosas no importan ahora.
Espero que a Homura-san le guste lo que preparé, compre su pastel favorito en la tienda. Hubiera querido preparar su comida favorita pero mis padres me verían extrañado si comprara carne cuando nosotros comos vegetarianos (bueno, mi madre y yo somos vegetarianos, mi padre y mi hermana fueron sentenciados a comer lo que mi madre y yo preparemos).
Deseenme suerte. Creo que acabo de escuchar el timbre.
Vincent Spectre dejo su teléfono bloqueado sobre su escritorio, se vio rápidamente al espejo que estaba colgado en su puerta aun escuchando el piano que tocaba un suave y lento ritmo de jazz en las pequeñas bocinas del equipo de sonido que había instalado en su habitación. Arreglo su camisa blanca de mangas largas ocultando las marcas que no deseaba que nadie viera y arreglo un poco su cabello.
Se debatió entre dejar la música o pagarla. Al final la apagó y corrió hacía la puerta donde, a través del ojo espía, pudo ver que se trataba de su invitado de esa noche.
Cerro los ojos tratando de recordar donde se encontraba el pastel de selva negra que había comprado rogando porque Zaria o su madre no lo hubieran comido (sabía que ellos eran amantes de los dulces), recordó donde había dejado el regalo a la vez que recordó la vergüenza que sintió cuando su padre lo encontró y decirle que era suyo y no de su hermana.
Soltó un suspiro antes de abrir la puerta con una sonrisa, estaba preparado para esa noche.
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