Revelación #1
NOTA
Esta historia inicialmente estaba hecha para ser su propio proyecto, pero eventualmente me di cuenta que su tematica - y la manera en la que la escribi - encajaba un poco más dentro del contexto de una compilación. Espero la disfruten.
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BODA.
- Te amo - esas fueron las primeras palabras que le dije a Marco cuando llegamos al salón y todos nos recibieron con aplausos. Recuerdo que me beso en los labios y apreto mi trasero con una de sus manos. Ese era el Marco que amaba. El hombre que se sentia orgulloso de la mujer con la cual se habia casado. Siendo honesta, no lo culpo. Cuando tenia veintinueve tenia el cuerpo de una supermodelo, con mis lineales curvas y mi abdomén marcado. Solia ejercitarme de manera constante, de hecho fue asi como conoci a Marco. El era mi entrenador en el gimnasio, y siendo honesta... desde el primer dia que lo vi supe que terminaria teniendo sexo con el. Por aquella época era un hombre sumamente atractivo, y el hecho de que fuera entrenador en un gimnasio era como un bonus. Aunque en si su empleo no era solo ese, porque fuera del gimnasio se dedicaba a ser corredor de bolsa. Estudio por mucho tiempo economia y finanzas en Estados Unidos, y en cuando le conocí estaba pasando su año sabático fuera de Wall Street. Fue una coincidencia muy grande que decidiera regresar a su natal México, pero esa coincidencia le llevo a conocerme. Nunca imagine en mi vida que un chico rico, con rasgos europeos se fijaria en alguien como yo. No es muy común ver a hombres como él casandose con una chica indigena y afrodescendiente. Digamos que la gente como yo no es del todo aceptada entre los de su tipo, por eso me ilusionaba saber que con nuestro matrimonio estabamos rompiendo esas barreras. Era el corredor de bolsa blanco casandose con la psicologa negra, estabamos conscientes de que seriamos causa de muchas miradas entre la gente de las clases altas que tanto frecuentaban a Marco. Hasta antes de eso habia vivido el racismo de manera moderada, pero conocer a todas esas personas me hizo realizarme del odio tan absurdo que mucha gente puede guardar por simples caracteres fisicos y culturales. Pero hasta eso logre sobre-llevarlo bien, ya que era el amor entre los dos lo que importaba.
- Estoy orgulloso de ti - escuche a un tio decir entre toda la gente que se acercaba a felicitarnos y abrazarme. Recuerdo haberle agradecido con una sonrisa y alzando una de mis manos.
- Se va a poner gorda - repetia una de las tias de Marco mientras reía con un grupo de señoras. Las conocia a todos, y a pesar de que ese tipo de comentarios pasivo-agresivos me molestaban, no deje que arruinaran mi noche.
- Lo hicimos, amor - Marco tomo mi mano y me beso en la mejilla. Logramos abrirnos paso y caminar hacia la mesa, seguido de un mar de aplausos. Mis padres y sus padres se levantaron a dar un brindis. Mi padre lloro durante el suyo y me hizo llorar, pero su padre fue un poco más generico y frio. Pude captar algunos comentarios racistas en su discurso, pero siendo honesta mi familia ya estaba acostumbrada y preferian ignorar esos detalles para no arruinar mi dia especial. Suena como un desastre, pero la boda en si fue todo un éxito. Un éxito tan grande que todo el mundo termino emborrachandose y haciendo de la fiesta algo muy ameno. La comida fue todo un éxito. La música habia sufrido de algunos errores durante nuestra canción, pero nada que arruinara el momento. Marco y yo estabamos juntos, todo se sentia como algo sacado de un cuento de hadás. Inclusive en la noche, cuando todo estaba acabando y solo quedaban las canciones y los invitados que estaban muy ebrios. Recuerdo haber salido un rato del salón a disfrutar de la noche mientras tomaba agua y observaba las estrellas. Sentia que este seria el climax de mi vida, y que a partir de ahi todo tendria sentido. Lo habia logrado - ¿Porque te saliste? - giré mi mirada y Marco caminaba hacia mi. Traía puesto ese traje que le hacia lucir tan bien, y lucia algo cansado de todo lo que habia pasado ese día. Yo igual estaba agotada, pero como novia debia de lucir bien y esperarme a que la noche terminara por completo.
- Queria sentir el aire de la libertad, porque ahora soy presa de un hermoso matrimonio - me gire y Marco me tomo por la cadera, para luego plantarme un beso apasionado. Me recargue en su pecho y logre sentir como alzaba su brazo, ya que traía consigo una botella completa de champagne y estaba tomando directamente de esta. Me sonrío y luego le dio un trago a la botella - ¿Estas seguro que eso no te hara terminar tirado al lado de la cama? - reí y el me abrazo alegre.
- Es el mejor día de mi vida, tengo todas las razones del mundo para terminar tan ebrio como Jim Morrison - ambos reimos. Abrazarle me hacia sentir a salvo, como si todos esos conflictos internos simplemente desaparecieran y solo quedaramos Marco y yo. Marco y Raquel, la pareja perfecta. M y R. Pase mucho tiempo recordando ese momento, y siempre que tenia problemas con Marco ese recuerdo me hacia ver lo tanto que nos amabamos. De una forma u otra el se convirtio en el sentido de mi vida - ¿Tu no estas ebria? - me pregunto mientras nos recargabamos en la pared y contemplabamos el cielo. Recuerdo haber reído y recargado mi cabeza en su hombro.
- No tome nada de alcohol en todo el día - Marco se enderezo sorprendido y me miro a los ojos para confirmarlo. Estaba sorprendido, porque todas mis amigas y familiares habian terminado muy intoxicados y el supuso que yo les habia acompañado. Reimos un rato y luego me recargue en su pecho - Las mujeres embarazadas no podemos tomar alcohol - al principio Marco sólo sonrió, pero tras algunos segundos se enderezo sorprendido y con los ojos llorozos. Me pregunto montones de cosas y luego comenzo a reir emocionado, abrazandome y besandome como nunca. Su mayor sueño se haria realidad... seria padre. Todo lo que siempre habia querido era tener un hijo al cual enseñarle a vivir. Siempre me insistia con la idea de que eso era lo que le daba sentido a la vida de un hombre. Provenía de una familia muy patriarcal, por lo que para el la idea de ser padre era como seguir el linaje y la tradición de toda su familia. Recuerdo que me tomo de la mano y me juro estar a mi lado por siempre, asi como todo el amor que le ofreceria al hijo que tendriamos. Si hoy pudiera regresar en el tiempo y advertirme de todo lo que pasaria, probablemente lo haria, tal vez asi me ahorraria vivir toda la mierda que pase con ese imbecil. Todo el odio. Todos los engaños. Todos los insultos. Todos los problemas que me llevaron a donde estoy ahora; tirada en el suelo de mi departamento de soltera con dos cuerpos a mi lado y una bala atravesando mi cuello. Tal vez si nunca me hubiera casado no hubiera despertado ese amor por la gordura que me trajo a lo que probablemente sea mi muerte.
Lo que estoy por relatar es la historia de la revelación más grande de mi vida, asi como el momento en el cual este cuento de hadas llamado matrimonio se convirtio en una farsa y en un simple instrumento para mi potencial muerte. Si tan solo no hubiera decidido dejarme llevar y creer que la vida se resolvia con una ceremonia simbolica y un papel que expresara mi amor. Si tan solo no hubiera ido al gimnasio en donde Marco entrenaba. Si tan solo no hubiera hecho las cosas como las hice. No se si hice lo correcto, pero se que soy una martir y que mi historia no sera olvidada.
10 AÑOS.
Para ser especifica iniciare con el dia que cambiaria la manera en la que veía mi vida, diez años después de mi boda. La vida habia cambiado radicalmente. Mi pequeña Daniela nació el mismo año que nos casamos por lo que por aquella época tenia tan solo diez años. Después de su nacimiento la dinámica de mi vida cambio por completo. El deporte y todo eso fue lentamente desapareciendo de mi vida y mi rutina, comenzando a ser sustituido por la cocina y los restaurantes de comida rápida. Lo que al principio fue un helado para relajarme, comenzo lentamente a ser una hamburguesa para el desayuno. De una hamburguesa pase a un combo entero, y de ese combo al día pase a tres combos para las tres comidas del día. En diez años subi unos 80Kg, y pase de princesa psicológa a una ama de casa con obesidad. Era la platica de todos mis amigos y familiares, los cuales presenciaron como lentamente me habia sumido en la comida y convertido en una madre gorda. Siendo honesta al principio me preocupaba, porque no me gustaba ser vista en la calle por viejos amigos y que me señalaran el hecho de que habia engordado tanto. Era vergonzoso y no era el tema más comodo para discutir. De la misma forma a Marco comenzaba a molestarle verme asi, siempre me hacia inscribirme en gimnasios y contrataba nutriologos privados para que me hicieran dietas personalizadas. Ir al gimnasio ya no era lo mismo, tanto porque terminaba agotada como porque sentia que toda la gente me observaba y se burlaba de mi, esto último era más que nada mi paranoia diciendome que ya no era lo suficientemente atractiva como para ir a un gimnasio y lucirme. No era feliz con este gordo y nuevo cuerpo que habia desarrollado, hasta que un día algo cambio.
Recuerdo haberme despertado temprano como era mi costumbre. Mire el vecindario por la ventana y bosteze. Ya llevabamos nueve años viviendo en Estados Unidos, y nueve años viviendo entre gente rica. Recuerdo haber bajado a la cocina, esa mañana me cocine huevo con tocino y basicamente me acabe el tocino entero sin decirle a nadie. Habia algo en la grasa del tocino embarrando mis dedos que simplemente me agradaba. Tome muchos vasos de soda que se encontraba en el refrigerador, y recuerdo haber eruptado después del último. Ya era una mujer casada, no me importaba comportarme de esas maneras tan "poco femeninas". Despues de ello me dirigi al baño, donde me sente para orinar y mire mi celular por un buen rato. Habia estado encontrando perfiles en Instagram de varias mujeres gordas que modelaban y trabajaban con diversas marcas de ropa, ver esto me hacia sentir confidente y consciente de que ser gorda no era necesariamente ser fea. Recuerdo haber bajado mi mirada y observado mis piernas por unos segundos. Ya no eran las piernas de una chica enamorada del spinning, sino la prueba de que muchas hamburguesas te pueden hacer tener muslos inmensos. Me comenze a frotar la pierna, suave y gorda, para luego apretarla y sentir todo ese relleno en mis manos. Tener piernas gordas era algo que no me molestaba de mi nuevi cuerpo, pero preferia no pensar en ello ya que si me consideraba a mi misma gorda todos quienes me criticaban tendrian la razón, yo no queria eso. Era muy orgullosa. Mi momento con las piernas desaparecio cuando escuche la alarma en el cuarto de Daniela. Era hora de llevarle a la escuela.
Al salir del baño tome las llaves del auto y camine hacia la habitación de Daniela. Siendo honesta llegue agotada y respirando pesado, pero afortunadamente la pequeña ya se encontraba bañandose. Saque de sus cajones la ropa que deberia ponerse para ese día y me asome un poco por la puerta del baño para decirle que cuando terminara de cambiarse bajara a desayunar. Sali del cuarto en unos segundos y me dirigi otra vez hasta la cocina. Acomode el huevo que le habia preparado a Daniela, y comenze a cocinar unoss hot-cakes. El aroma de la comida me habria el apetito, y cuando porfin termine de cocinar los hot-cakes sin darme cuenta comenze a comerlos. Me servi un vaso de leche y lo tome como si de agua se tratara. Cuando Daniela bajo ya solo quedaban cuatro hot-cakes de los catorce que habia preparado, no me di cuenta pero habia comido diez de esos en menos de veinte minutos. Recuerdo ver el rostro de mi hija y sonreir. Mi vida era algo miserable pero saber que debia de proteger y cuidar de un angelito como ella me hacia sentir orgullosa de lo que habia creado. Era una niña inteligente, linda y obediente, todo lo que una madre podia pedir. Aunque Marco no estaba muy satisfecho con ella, de hecho la trataba algo mal por el hecho de que era mujer y el siempre habia soñado con tener un hijo, no una hija. Daniela no significaba mucho para Marco, pero al menos sabia que podia contar conmigo para cualquier cosa. Como madre daria mi vida por ella. Después del desayuno lleve a la pequeña al colegio, de regreso a casa pase por McDonalds y pedi el combo del día. Ya era costumbre pasar por ese lugar y comprar la última parte de mi desayuno, a unas pocas horas de comprar frituras y comenzar a cocinar la comida. Regrese a casa y note a Marco en la cocina, con su traje y desayunando los huevos que habia cocinado.
- ¿No hiciste tocino? - me pregunto mientras comia. Lo mire nerviosa y oculte la bolsa de McDonalds detras de mi trasero - Para la proxima deberias hacerlo, el tocino que haces es bastante bueno - asentí con la cabeza y me miro de manera sospechosa. El lucia tan fornido y guapo como el dia que nos conocimos, sabia que no merecia ser la mujer gorda de alguien tan atractivo y con tanto amor por el deporte. Se acerco lentamente hacia mi y noto que ocultaba algo - ¿Que tiene detras de ti? - reí nerviosa y le dije que nada, a lo que el no contesto y simplemente se abalanzo a mi brazo y logro quitarme la bolsa. Cuando la abrio y vio lo que habia adentro me miro a los ojos con furia y confusión - ¿De que se trata esto, Raquel? No te das cuenta que estoy pagandole a un doctor para que te ayuda a bajar de peso, y me sales con que estas comiendo este tipo de basura - mi rostro se puso rojo y trate de hablar pero el no dejaba de interrumpirme - Atente a tu dieta, y no comas este tipo de cosas - camino hacia la basura y tiro la bolsa - Si veo que no cambias estos habitos de gorda, juro por dios que mandare a que te hagan una lipo y te engrapen el jodido estomago - trate de hablar y el me dio una bofetada en el rostro que termino tirandome al suelo. Sentir esa mano en la cara no me hacia odiarlo, sino odiarme. Era estúpida y creia que merecia sus castigos por lucir asi y no poder detener mi maldita gula y apetito eterno. Me odiaba más de lo que estaba dispuesta a aceptar - Eres una puta cerda - Marco tomo su portafolio y salio de la casa. Yo me quede recargada en la pared, llorando y con una mano tocandome la mejilla en la cual Marco me habia abofeteado. Esa era la vida que habia pedido y aceptado al casarme con él, no quedaba más que conformarme.
Me dirigi a mi habitación y me acoste un rato en la cama en lo que el dolor en mi rostro y mis lagrimas desaparecian. Mire al techo, pensando en todos esos amores del pasado que habia cambiado por este matrimonio. Me di cuenta que no era feliz, pero debia seguir con Marco para que mi hija tuviera un futuro estable. Me levante de la cama y esta trono como de costumbre. Comenze a desnudarme, ya que a esa hora era cuando usualmente decidia bañarme. Me retire la gigante camiisa roja que usaba para dormir y me quite el colgado pantalón pijama que llevaba puesto. Me saque el bra y luego procedi a quitarme mis bragas. Desnuda camine hacia el baño, tome el cepillo de dientes y comenze a lavarme los dientes. Mire mi rostro en el espejo, con mi papada y mi mejilla con la gigante mano de Marco en ella. Siempre me habia sentido confidente de la belleza de mi cara, y a pesar de mi peso y las circunstancias seguia luciendo hermosa. Las atractivas ojeras debajo de mis ojos, asi como mis morenos labios. Mi adorable papada y mis mejillas de gorda. Termine de lavarme los dientes y me mire bien, realizandome de que mi rostro lucia inclusive más bello que lo hizo en el pasado. Baje mis ojos y contemple mis senos, los cuales ocupaban una copa tan grande que no se parecian en nada a mi cuerpo antes de casarme. Eran unos senos grandes, morenos y con unos pezones excepcionalmente amplios... fue asi como me di cuenta que los tenia parados, estaba extrañamente excitada de verme al espejo. Senti miedo pero baje más mi mirada y me encontre con mi barriga. Grande, morena, con un ombligo profundo, lonjas gigantes, estrias pintadas como si se tratara de olas maritimas, pequeños granitos provocados por el exceso de grasas que consumia y el hecho de que ya no me importaba mucho mi apariencia. La manera en la que mi barriga colgaba y se encontraba con mis piernas, ocultando mi coño entre tanta grasa. Esa figura que tanto me perturbo en la juventud y me hacia sentir humillada en mi adultez... de repente me hacia sentir sensual, voluptuosa y totalmente confidente de mi misma. Mire mis piernas otra vez, y esta vez entendi lo jugosamente grandes y lindas que lucian. Acaricie mi celulitis, y senti que hice las pases con mis imperfecciones ocasionadas por la gordura. Alze mi barriga y senti toda mi figura gelatinosa. Me encontre mirandome al espejo fascinada y encantada de como lucía. Observe mi vagina, y note que claramente estaba excitada.
Mire mi cuerpo otros segundos y luego de manera sensual camine hacia la bañera. El agua caía en mi y se sintio como un segundo bautizo. Pase mis manos por todo mi cuerpo, acariciando mi barriga mojada y apretando mis lonjas. Sentia ganas de orgasmearme, y por mi mente pasaron montones de fantasias en las cuales comia y me veia engordar. Me vi creciendo y convirtiendome en una completa cerda, dejandome llevar por una gorda figura que era imposible de cambiar. Nada volveria a ser lo mismo al salir del baño, porque fue ahi donde me decidi a querer engordar y glorificarme en esta figura mia. Creanme, nunca imagine que esto era un instinto dentro de mi, y a pesar de que fue extremadamente excitante... sabia que sentir eso no era del todo normal.
10 KILOS.
Seamos honestos como seres humanos, los deseos son algo que eventualmente sabemos que llevaremos a cabo. Eso me paso después de aquel despertar en el baño. Comenze a acostumbrarme a la idea de ser una mujer gorda, y el deseo de engordar más se convirtio en la meta de mi vida. Fue como encontrarle un sentido a todo después de vivir en la incertidumbre y el dolor por diez miserables años. Duplique la cantidad de cosas que desayunaba, comia y cenaba, asi como compre una vascula y comenze a pesarme todo el tiempo. Inicie en los 115Kg, pero ahora me encontraba en los 125Kg. Mis trucos y mis dietas funcionaban de manera ideal, y la forma en la que comenze a percibirme fue maravillosa. Me amaba, y después de tantos años en dolor, pude desnudarme frente al espejo y contemplar mi cuerpo con orgullo. Cada estria nueva y el volumen adquirido me hacian enloquecer como a nadie. Sentir mi gordura provocaba un cosquilleo en mi vagina que superaba a todo el sexo que habia tenido con Marco en los últimos años. Pensar en mi cuerpo lentamente desarrollandose más, y fantasear conmigo siendo una mujer con extrema obesidad, se convirtieron en parte de mi rutina. Cada que Daniela y Marco se marchaban de la casa, me desnudaba y masturbaba mientras acariciaba mi gordura y fantaseaba con encontrar a alguien que me amara tal y como era. Esto me llevo a estar en el internet, donde descubri que esto era más común de lo que imaginaba. Descubri que no era la única persona que se sentia asi, y que habia montones de chicas en el mundo que buscaban tener mi cuerpo o ser más gordas que yo. Tambien vi que habia montones de personas que amarian acariciarme y verme engordar. Fue como encontrarme otra vez y entender que a pesar de que Marco odiaba mi figura, habia gente en el mundo que me consideraria una supermodelo No tarde en abrir una cuenta en Feabie, donde comenze a publicar fotos mias - sin enseñar el rostro - y a conocer gente como yo.
Usaba muchos foros y chats anónimos, fue entre esos donde conoci a un chico que se destacaba de entre un mar de mensajes. Era unos nueve años menor que yo pero parecia entenderme de formas que nadie hacia. Era romantico, simpatico, atractivo y veia en mi figura a la mujer de sus sueños. Tenia mucho que nadie me hacia sentir asi, y el asunto era que nisiquiera lo conocia en persona. Habiamos tenido conversaciones en videollamada, pero nada más. De hecho viviamos en la misma ciudad, aunque a distancias algo alejadas. Soñaba con encontrarme con el y conversar sobre todo lo que esta revelación sobre mi estaba provocando, tal vez seducirlo y luego tener sexo fetichista... pero era casada, no podia darme el lujo de actuar como cuando era joven. Solo quedaba fantasear y pensar en el como alguien con quien quisiera estar en mi vida pasada. Su nombre era Diego, trabajaba en una empresa muy grande de la ciudad, asi como se dedicaba a las relacioned internacionales. Mentiria si no digo que sonaba ideal para mi, porque lo era, ese chico simbolizaba todo eso que mi yo gorda deseaba que la vida pudiera ser. Me masturbe pensando en el durante meses enteros, y muchas veces soñe con poder tocarlo y sentir sus labios. Queria ser su mujer. Queria ser su cerda, a la cual podria engordar y alimentar las veces que el quisiera. Queria hacerlo sentir orgulloso con cada kilo de mi cuerpo, y que pudiera apretame mi gordura con la seguridad de que era solo suya. No queria estar casada. No queria estar atada. Me hacia querer ser libre de todo este infierno.
Me dolia saber que mi matrimonio estaba en ese punto. Ya no amaba a mi marido, y el tampoco me amaba a mi. Le repugnaba mi cuerpo, asi como continuaba dandome bofetadas y amenazandome con el divorcio. Muchas veces lo hacia frente a Daniela, para hacerla sentir mal y humillarme frente a ella. Solia burlarse de mi, gritandome sobre el asco que le daban las mujeres gordas. Llegue a acostumbrarme a los mensajes de mis amigas, en los que me decian haberlo visto con otras mujeres en la calle. Por ello la idea de conocer a Diego en persona, no me sonana como algo moralmente incorrecto. El problema era mi hija, no queria que algo como esto le arruinara su futuro. Estaba dentro de una de los escuelas más caras y prestigiosas del país, asi como su vida entera se la habia pasado viviendo entre todos estos lujos. Sabia que Marco era un pesimo padre, pero tenia dinero. Supuse que mantener las cosas en total secreto seria lo mejor. Mi vida social era ahora parte del internet, el único lugar en el mundo que me hacia ver que era hermosa, sensual y una diva. El único lugar en donde ver mi barriga era algo sensual y que podia hacer a un hombre entegarme su todo. Obvio igual estaban los raros que se excedian, pero Diego no era uno de ellos. En realidad pensaba mucho en simplemente iniciar algo fuera de mi matrimonio, era un constante debate conmigo misma que ocurria en mi cabeza cada que hablaba con este chico. Tan grandes eran mis deseos de libertad que podia pasar dias enteros sin hablar con mi marido, pero no podia pasar ni uno sin chatear con el chico. No tenia mucho que ambos dormiamos en cuartos diferentes, por lo que lentamente parecia que todo el matrimonio se desvoronaba. Mis deseos de ser gorda parecian haber aumentado el proceso. De hecho aún recuerdo aquella conversación que tuve con Marco pocos días antés de mi primer encuentro con Diego.
- ¿Aún me amas? - le pregunté en el desayuno, un dia que se desperto de malas y comenzo a hablar mal de lo que habia cocinado - ¡Contestame! - recuerdo que su mirada era terrorifica. Pense que me mataria, pero no fue asi. Simplemente se me acerco y me miro directamente a los ojos.
- No puedo sentir amor por una gorda de color - me contesto y luego dio la sonrisa más malvada que le habia visto. Senti un agujero en el estomago, y un dolor gigantesco me invadio. Pero no lo exprese, porque fue en ese momento que realmente me di cuenta que estaba preparada para tener una aventura y divorciarme de ese imbecil.
CITA.
No fui dificil concretar una primera cita con Diego, y cuando me confirmo su asistencia me senti como una adolescente otra vez. Estaba por verme con un hombre atractivo que me consideraba linda y comprendia lo que yo sentia. Imagine montones de escenarios mientras me arreglaba. Lleve un apretado rosado que no usaba desde ya hace un rato, pero que claramente me hacia lucir más gorda. Me puse un labial color vino, y me lleve unos zapatos negros, asi como un cituron negro que simplemente apretaba mi barriga. Me mire al espejo del baño y me visualize con Diego abrazandome por detrás, poniendo una de sus manos encima de mi barriga y besando mi cuello. Me senti húmeda de tan solo imaginarlo, pero después de un rato decidi pedir un Uber. Habia quedado de encontrarlo en la noche en un bar que estaba a veinte minutos de su casa pero a una hora de la mia. Logre convencer a Marco de dejarme ir con la mentira de que tenia una reunión con unas viejas amigas de la secundaria, cosa que afortunadamente funciono. Todo ese día me habia estado texteando con el, enviandole fotos de mi ropa y expresandole lo emocionada que estaba. El parecia aceptar mi amor, algo que habia necesitado todos estos año para poder amarme a mi misma. Se que suena triste, pero cuando vives en una relación abusiva la vida pierde mucho sentido y el auto-odio se convierte en algo necesario para entender la realidad. Pero ahora las cosas parecian tener sentido. El Gaining y el Feederism se convirtieron en una razón para vivir conmigo misma, en un simbolo de mi emancipación y de mi autonomia. Ya no era la esposa trofeo de un millonario, ni la tipica mujer que perdio su figura después del embarazo, me sentia como Raquel otra vez. Dispuesta a hacer de todo para ser feliz y comprender mis anhelos.
Tras unos diez minutos, mi Uber llegó. Entre al auto, salude al conductor y luego simplemente recargue mi cabeza por la ventana. Fue un viaje intenso, porque montones de recuerdos llegaron a mi mente para atormentarme. El recuerdo de esa primera conversación que tuve con Marco. El recuerdo de cuando le dije que estaba embarazada. El recuerdo del dia que nació Daniela. El recuerdo de los primeros kilos que gane. El recuerdo de los nutriologos presionandome y recetandome anfetaminas a ordenes de Marco. El recuerdo de mi apreciando mi figura frente a un espejo. Toda una serie de eventos que parecian haberme llevado a esta situación. Tal vez esta seria la verdadera revelación en la que tanto habia estado. Tal vez Diego me haría despertar de mi realidad. El auto se detuvo y baje del Uber, para entrar a un bar algo vacío pero con una fachada considerablemente llamativa. Camine a la entrada y recibi un mensaje de Diego, en el cual me decia que tardaria unos diez minutos en llegar. Suspire pero entre al lugar. Me sente en la barra y encendí un cigarrillo.
- Me podrías dar un Vodka con soda - le dije al chico de la barra, quien asintio con la cabeza y me sirvio el trago. Tenia mucho que no salia a una cita, por lo que temia que hechara a perder mi oportunidad de tener un amorio. Tome mi trago y observe el lugar. Era un bar bastante lindo, con unas decoraciones algo vintage pero lo suficientemente bien acomodadas como para dar un aire moderno - ¿El lugar siempre esta asi de vacío? - le pregunte al chico de la barra, quien se enderezo mientras lavaba un vaso.
- Depende, hoy es un dia tranquilo pero mañana y pasado mañana probablemente el lugar este repleto - el chico sonrio amablemente y continuo con su trabajo. Siempre habia querido comprar un bar en mi juventud, asi que acostumbraba preguntarle a los bartenders sobre sus locales, esto usualmente indicaba el valor y la calidad del lugar - ¿Espera a una cita? - me pregunto el chico tratando de entablar una conversación casual, y probablemente curioso porque yo no lucia como el tipo de persona que frecuentaba su local.
- Si, es un tipo que conoci en internet - le conteste y el sonrío y demostro interes. Conversamos por unos minutos, pero eventualmente llegaron otros clientes y el se ocupo. Yo seguia sentada esperando a Diego, y con el miedo inmenso de que me dejaria plantada. No se si podria haber soportado eso, pero mi mente no dejaba de darle vueltas al asunto. Incluso cuando sabia que este chico era diferente, mi temor por el rechazo seguia circulando mi cabeza y recordandome que estaba ahí. Pero entonces lo vi entrar al bar, con una camiseta casual y un pantalon de mezclilla azul oscuro. Sus pectoras relucian, y su apariencia destacaba en todo el lugar.
- ¡Diego! - grito el bartender entusiasmado y alzo un shot de tequila que estaba por servirse. Diego alzo su mano y luego me miro. Caminaba hacia mi, y yo simplemente no podia creer lo que estaba pasando. Me congele por unos segundos, mientras sentia una montaña de nervios formandose en mi. Diego entonces fue interceptado por el bartender, quien habia salido de la barra - ¿Tienes los pasaportes que te pedi para mi hermana? - estaban lo suficientemente cerca de mi como para que lo escuchara. Diego asintió con la cabeza y luego hizo un gesto para indicarle que bajara la voz. El chico parecio darse cuenta que el era mi cita y regreso a la barra.
Diego me saludo con un beso en la mejilla, se presento y se disculpo por haber tardado. Recuerdo que yo estaba muy nerviosa, y probablemente solo le sonreí mientras me sonrojaba. Diego era latino, al igual que yo, pero el provenía de Puerto Rico por lo que su percepción de la vida me parecia diferente en muchas cosas. Me invito a sentarme en una mesa con el, a lo que no me negue y rapidamente nos transladamos a una mesa que el aseguraba era donde se sentaba con amigos cada que iba al bar. Me sentia en un cuento de hadas, y Diego era el principe azul. En el centro de la mesa habia un bowl con nueces y frituras, el cual tome y comenze a comer para tranquilizarme. Mis piernas temblaban, y tenia ganas de simplemente lanzarmele a Diego y terminar con todo esto. Tan solo verlo me habia bastado para saber que deseaba tener sexo con el, sin importar lo que diga el mundo y lo que mi moral me recordaba. Pidio cervezas, dos hamburguesas y una orden de alitas. Encendio un cigarrillo y luego me miro directamente a los ojos con una sonrisa inocente y sincera.
- Hace mucho que no sales a este tipo de lugares, ¿Cierto? - me pregunto mientras sacaba humo de su boca. Reí ligeramente pero luego asentí con mi cabeza. Diego golpeo la punta del cigarrillo con sus dedos y lo puso en el cenizero - Yo tampoco soy mucho de salir a socializar, honestamente solo suelo venir a este lugar cuando se encuentra asi de vacio - volvio a sonreir y apago su cigarro - ¿Y que cuentas tú? ¿Como has estado ultimamente?
- Bien... simplemente he estado esperando este dia ansiosamente - me senti estúpida cuando esas palabras salieron de mi boca, pero Diego las recibio de manera positiva - ¿Es la primera vez que tienes una cita aqui?
- Algo asi - las cervezas llegaron y Diego le agradecio al chico que nos las dio - No soy mucho de tener citas en bares, me es dificil encontrar a personas que capten mi interes emocional y fisico - agacho la cabeza y tomo una de las nueces del bowl - La gente como nosotros rara vez logra tener una vida emocional estable, simplemente no somos normales - las alitas llegaron a la mesa y comenzamos a comer - Por cierto, siempre he querido preguntarte algo que me parece algo inapropiado para los mensajes que nos enviamos - dio una risa nerviosa y continuo - ¿Como descubriste esto? ¿Que te llevo a querer engordar? - sonreí y tome una de las alitas.
- Pues simplemente me vi un dia al espejo y me di cuenta de lo que deseaba. Quiero ser gorda, y se que suena raro pero es una idea que no abandona mi vida sexual y mis fantasias - Diego miraba con curiosidad y asintia su cabeza. Podia notar que observaba mis dedos llenos de la grasa en las alitas, asi como la mancha de salsa en uno de mis labios - ¿Que hay de ti? ¿Como lo descubriste? - Diego dio un trago a su cerveza y suspiro.
- Conoci a un par de chicas por un negocio que tenia en aquellos años, y ellas me iniciaron en esto. Me hicieron darme cuenta de que esto era una manera alternativa de ver las cosas, y al igual que tu, fue algo que ya no podia sacarme de la cabeza - me miro y volvi a notar que le encantaba verme comer, inclusive cuando simplemente estaba sentada frente a el. Le sonreí y me lami lentamente la mancha de salsa en mis labios. Ambos estabamos excitados, pero tambien ansiosos por conocer más el uno del otro - ¿Que es lo que más te gusta del fetiche?
- Me hace sentir atractiva - le conteste en un tono algo frio. Diego noto algunos de los moretones en mi cuerpo, yo le habia contado que era casada pero nunca le habia mencionado los maltratos fisicos por los cuales Marco me hacia pasar - Me hace sentir feliz, y le da a mi vida algo que no habia sentido en años - Diego tomo mi mano y sonrío.
- Yo creo que eres una de las mujeres más hermosas que he visto en toda mi vida - sonreí y aprete mi mano con la suya. Esto era todo lo que necesitaba, y Diego era perfecto - ¿Que te parece si pedimos esas dos hamburguesas para llevar? - nunca habia aceptado algo tan rápido en toda mi vida, pero lo hice. Ambos salimos del bar, luego al auto de Diego y eventualmente a su elegante y moderno apartamento. Me invito a sentarme en el sofa mientras el tomaba una llamada del trabajo. Me gusto el minimalismo y la belleza que su apartamento tenia. Era tranquilo y erotico, todo lo que habia imaginado cuando el me lo describia en mensajes. Eventualmente termino su llamada y se sento a mi lado - Disculpa por eso, hemos estado algo ocupados en el trabajo desde que todo ese incidente de la modelo desaparecida ha estado explotando por todos los medios - sabia de lo que hablaba, pero estaba perdida observando su rostro y su cuerpo, por lo que solo movia la cabeza y sonría ante todo lo que dijera.
No pude contenerme y eventualmente lo tome de la mano y le hice tomar la bolsa en donde venian las hamburguesas. Me miro nervioso, y luego saco una de las hamburguesas. Me la acerco a la boca y le di una gigante mordida. Pude notar la erección en su pantalón lentamente creciendo. Tome otra vez una de sus manos y la acerque a mis senos, los cuales apreto lentamente mientras me alimentaba. Senti como bajaba sus manos y comenzaba a acariciar mi barriga, asi como apretaba mis lonjas y sentia lo gelatinoso de mi figura. Las boronas de la hamburguesa caian en mis pechos, asi como la mostaza y la ketchup habia embarrado toda mi boca y caian a mis gordas piernas. Acaricie su miembro mientras el me alimentaba y lentamente alze mis piernas y me puse de rodillas en el sofa. Cuando termine la hamburguesa me desate el cinturon y comenze a quitarme la falda roja que traía. Diego me ayudo, y cuando presencio mi forma semidesnuda se lanzo a mis labios y comenzo a besarme de manera apasionada. Sentia como apretaba mis nalgas con una de sus manos, y como acariciaba mis gordas piernas en su frenesi. El recurrido que sus labios dieron por mi papada fue espectacular, y sentir como apretaba toda mi gordura me hacia sentie más bella de lo que nunca me habia sentido en toda mi vida. Me quite el bra y me sente a acariciarme los senos frente a el mientras continuaba alimentandome. Recuerdo haberme embarrado mostaza por todos los pechos, para luego lamermelos frente a el y disfrutar como se acercaba y besaba mi barriga. Recuerdo como recorria con sus dedos el borde de mi barriga, y trataba de sentir mi entre-pierna bajo toda esa gordura, jugueteando con mis lonjas vaginales y mis jugosas piernas celuliticas. Me encontraba húmeda. Continuo acariciandome las lonjas con una de sus manos, pero luego sus dedos lograron traspasar mis lonjas, entrar en mis pantias y masturbar mi gordo clitoris. Podia sentir como jugueteaba conmigo, apreciando toda esta grasa que alguna vez considere un fracaso, y queriendo complacerme sexualmente. El no queria ser el único en venirse, le interesaba que yo disfrutara de esta experiencia. Fue algo que nunca habia logrado vivir Marco, ya que para el todo era placer masculino. Cuando me vine, Diego beso me cuello y apreto mis lonjas. Tuve un orgasmo que probablemente se escucho por todo el edificio, y cuando porfin me estabilize saque el pene de Diego y simplemente lo masturbe. Le susurre al oido todo lo que deseaba. Le hable de mis fantasias de engordar. De mi sueño de tener un trasero que abarque espacios gigantescos, asi como tener unos brazos colgados y una barriga inmensa. Le dije de mi sueño de tener a alguien que me lleve a la obesidad extrema. Le dije lo tanto que fantaseaba con ser engordada, asi como mis deseos porque el fuera quien me engordara. Cuando se vino igual dio un grito gigantesco. No hubo penetración aquella noche, pero lo que vivimos fue una experiencia sexual que me cambio para siempre.
Al finalizar conversaba con el, mientras el estaba recostado en mi barriga desnuda y escuchabamos música. Eramos la pareja perfecta. No hubo penetración, pero pude ver que el sentia una verdadera conexión conmigo y no queria simplemente penetrarme. Miramos la televisión por un rato y eventualmente me fui de su casa. Me prometio que nunca me perderia el rastro. Yo no podia prometer nada, a pesar de que deseaba tenerlo en mi vida. Me di cuenta que nada seria lo mismo despues de esa noche, y que probablemente debia contarle a Marco sobre esta fijación antes de que las cosas empeoraran. Tal vez asi encontraria una forma de safarme y vivir como realmente queria vivir. Pense que tal vez mi libertad y el sentido que estuve buscando toda mi vida porfin llegarian, es curioso como nunca cruzo por mi mente la idea de que esto seria la causa de mi muerte.
CONTINUARA...
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