En El Espejo

La noche era joven. Una chica yacía acostada junto a mí. Estaba desnuda y levantaba su trasero. Había sido un sexo aburrido, pero lo suficiente como para llenarme. Llevaba años sintiéndome vacío, y odiando cada parte de mi existencia. Era temprano, pero la chica estaba agotaba. No sabía que hacer, más que mirar a la nada mientras trataba de descubrir que carajo ocurría conmigo. Nada me satisfacía. Nada me hacía feliz. Odiaba todo. El sexo. Las drogas. Las fiestas. Todo. La vida no era más que una especie de intermedio encima de mis deseos. No me gustaba afrontarlo, pero era verdad. Sólo intentaba hacer que la gente creyera que yo era alguien que verdaderamente no era. Me odiaba tanto sólo por eso. Todos a mi al rededor predicaban la libertad, y celebraban la aceptación... pero nada de eso parecía querer incluirme. Era cómo si en realidad mis pasiones no fueran más que un secreto oscuro que nadie en la sociedad quería atreverse a mirar. Cómo si no fuera lo suficientemente digno cómo para que se me aceptará y se me amará. Para ellos sólo sería un depravado... pero al menos no lo notaban. Era bueno fingiendo. Ocultando mis emociones. Nadie sospechaba nada de lo que ocurría detrás de mi cabeza, ni parecían realmente preguntárselos. Era como si en realidad los hubiera convencido de que era una persona muy directa. Obviamente no lo era. En realidad era un perdedor frustrado que simulaba ser un campeón sexual para que la gente no mirará debajo de mi convincente disfraz. 

Fanny seguía dormida en la cama. Descansaba como un ángel. A las mujeres les encantaba tener sexo conmigo, ya que usualmente ellas se venían primero. Honestamente yo nunca me venía. No era que no quisiera, era sólo que no podía. No encontraba excitantes a las mujeres con las que tenía sexo. Modelos delgadas. Actrices hermosas. Ninguna de ellas se comparaba con mis verdaderos deseos. Deseos que muchos otros considerarían estupideces, o una falta de escrúpulos. Me levanté de la cama. Miré a Estefania dormir. La forma de su cuerpo era linda, me fascinaba. Siempre había creído que era una chica muy linda, pero tampoco quería terminar teniendo sexo con ella. Pero debo sacar mi dolor de alguna manera. Ella fue la que quería hacerlo, y no podía decir que no. Encerrarme sólo provoca que los pensamientos de mis oscuros deseos fueran visibles. Lentamente camine hacía el baño. No era mi casa, era la de Fanny, por lo que me costó trabajo encontrar el interruptor para encender las luces. Una vez que estaban encendidas, observe el baño. Tenía una tina. Tenía regadera. Tenía un bote de basura con forma de canasta de baloncesto. Era adorable. Creó que a ella le gustaban los deportes, y mencionó muchas veces haber jugado en un equipo de baloncesto cuando iba en la preparatoria. Su cuerpo demostraba estos hábitos... pero no lo se. Muchos matarían por tener a esta chica cerca, pero yo no. Era linda. Era amable. Pero no era la indicada. No era el tipo de mujer que yo había estado tratando de encontrar. Su mente no llegaba a los extremos de las perturbación sexual, cómo la mía. Era una persona normal, y lo envidiaba un poco. 

Giré mi mirada. Ahí se encontraba el espejo del baño. Lo que yo buscaba. Cerré la puerta del baño, y abrí la tapa del retrete para que sonara cómo que me encontraba dentro del baño (En caso de que Fanny despertará). Me vi en el espejo. No tenía puesto nada, más que un calzoncillo. Me miré en el espejo. Mi delgado cuerpo aún tenía marcas de mi gorda adolescencia. Me observé, y lentamente saqué mi panza. No era una panza de alguien gordo, pero era notoria. Me recordaba a un pasado en el que por alguna razón odiaba mi cuerpo. Era una prueba de que alguna vez había llegado a ser lo que quería... Alguna vez había sido gordo. Ese era mi deseo. Esa era la razón por la que me encontraba vacío. Quería engordar, pero eso simplemente no se podía. Mi familia lo vería mal. Mis amigos lo verían mal. No habría más sexo, porque nadie se fija en el gordo perdedor. No sería nadie. Pero las cosas cambiaban en el espejo. Ahí todo era algo más. Me miré. Hice mi mayor esfuerzo por sacar mi papada y hacer lucir mi panza. Me gustaba el espejo, porque era cómo viajar al único lugar en donde existía el verdadero yo. En el espejo me veía cómo deseaba. En el espejo me visualizaba creciendo. Me visualizaba viendo cómo mi panza crecía y crecía hasta volverse gorda y peluda. Me visualizaba respirando agitado, mientras me veía gordo y comiendo frente al espejo. Visualizaba mis gordos glúteos. Visualizaba mi papada, y mis gordas manos. Vi mi mano frotándose cerca de mi ombligo. Me vi con una panza, y con el cuerpo de un perdedor. Me vi jugando videojuegos y comiendo basura en casa. Me vi con alguien cómo Fanny, abrazándome por la espalda y frotando mi panza. Me vi siendo alimentado por una chica, la cuál parece sólo buscar que yo sea un gordo flojo y estúpido. Me vi disfrutando de todas las comidas posibles. Me vi siendo gordo. Me vi en el espejo.

Me senté en el retrete. Saque mi pene del calzoncillo. Estaba erecto, y comencé a frotarlo. Me vi dentro del mismo baño. Abriendo los ojos después de masturbarme y dándome cuenta de que ahora era un hombre de 150Kg de peso. Me vi levantando emocionado, y observándome y tocándome en el espejo. Me vi saliendo del baño, y viendo a Fanny, quien poco a poco despertaba y se daba cuenta de quien era. La vi alzándose de la cama y acercándose a mi. Su rostro lucía encantado de que ahora mi cuerpo fuera el de alguien con obesidad mórbida. Ella se acercaba a mi y yo la comenzaba a besar. Le tocaba las entrepiernas, y sudaba cansado por mi sobrepeso. Ella se colocaba encima de mi y yo lentamente la penetraba hasta hacerle sentir el mayor placer posible. Esta vez yo me venía, y ella sólo me abrazaba. Feliz por estar con un hombre de mi talla. Feliz por estar con un gordo. Regresé a la realidad al venirme. Limpie el semen y jalé la taza para disimular lo que estaba haciendo. Me miré una vez más en el espejo, y suspiré. Me sentía avergonzado de mi mismo, y me odiaba. No quería ser yo. Me salí de la habitación y vi a Fanny aún acostada. No se había despertado, y yo igual comenzaba a tener sueño. Tal vez en mis sueños podrían ser ese hombre. En mis sueño podía vivir en el espejo. 

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