El Viejo Cuerpo
RELATO PARCIALMENTE INSPIRADO POR "Fat for a Year" DE I-Am-Fatniss
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VII.
Estaba sentada en la sala de espera. Hoy era el día. Por fin obtendria la respuesta a una cuestión que me habia estado atormentando. Se definiria si volveria a ser linda o me quedaria atrapada en este obeso cuerpo. Estaba nerviosa al respecto, pero sabia que cualquier cosa podria llegar a pasar. A diferencia del resto de mis citas, se me aviso a ultimo momento que esta vez la consulta seria en un edificio de hospital especialmente usado para dar resultados finales de la Inyección. No habian dejado entrar a mi madre, asi que simplemente estaba yo. La sala de espera estaba algo llena, pero en completo silencio. Lo único que se podia escuchar eran las respiraciones pesadas y el ruido de un ventilador. Una televisión estaba prendida, pero no tenia el audio activado. Era un lugar deprimente, lleno de gente como yo cuyas vidas dependian de esta última inyección. No queria pensar mucho al respecto, pero habia mucho en juego en esta inyección. Algo en mi no queria que la tomara, pero otra parte de mi deseaba regresar al pasado. Extrañaba una vida como chica delgada, siendo atractiva y luciendo bien en todo lo que me pusiera... ahora no era eso. Pero esta gordura lentamente consumia mi espiritu y la forma en la que veía mi sexualidad. Conocer a Mauricio era algo que habia cambiado la forma en la que percibia mi cuerpo. Tal vez ser gorda no era algo tan malo como lo habia visto en televisión y en los medios. Tal vez pueda encontrar una ventaja en este obeso cuerpo. El reloj de la sala me hacia sentir nervioso, pero continue divagando en mis pensamientos. ¿Es que acaso habia encontrado la alegria en ser una obesa? ¿Me habia consumido toda esta nueva forma de ver la vida?
Puse mi mano en la parte baja de mi barriga y la acaricie. Todo mi cuerpo vibro como una gelatina, y pude agachar mis ojos y ver como mi barriga se recargaba en mis muslos. Aún me costaba trabajo respirar, por lo que tenia la boca abierta todo el tiempo y respiraba pesadamente. Era una monstruosidad obesa, una figura muy lejana a quien alguna vez fui. Mis lonjas se apilaban unas con otras, y mi barriga era tan grande que su forma ya lucia como la de un sillon arrugado. Era un monstruo... queria deshacerme de ello, pero algo en mi sabia que ya me habia acostumbrado a lucir asi. Podria vivir siendo gorda. Supongo al momento pense que era mi cerebro buscando una absurda razón para mantenerme cuerda, nunca imagine que las cosas serian diferentes. Mire mis piernas. Gordas, celuliticas y gelatinosas. Mis rodiolas estaban rodeadas de piel hinchada, asi como mis pantorrillas eran inmensas. Mis muslos como tal eran muy grandes, y mis piernas no paraban de rozarse. No podia cruzar las piernas al sentarme, mi extrema gordura lo impedia. Mire mis pies puestos en una sandalias. Eran grandes, gordos y bastante resecos, por lo que no encontraba muchos zapatos de mi talla, lo que me llevo a usar sandalias casi todo el tiempo. No me reconocía a mi misma, y me estaba convertiendo en un reflejo de todo lo que este mundo considera no atractivo. Era una obesa mórbida, peluda, con pies grandes, lentes, brackets y una espalda ancha. Me sentía como Mr. Hyde. Me habia convertido en todo lo que alguna vez desprecie. Muchas personas no se sentirian tan tranquilas en una situación como la que yo estaba pasando.
"¿Angela Salatier?", grito una enfermera. Me levante con dificultad de mi asiento y alze mi gordo brazo. La enfermera camino hacia mi y me llevo hacia una puerta bastante hancha por la cual podia pasar sin problema. Me dijo que me sentara en un sofa rojo y la obedeci. El sofa parecia especial para gente obesa, porque fue el primer sofa en todo el año que no trono cuando me sente. La enfermera saco el aparato para la presión y me la midio. Pense que estaria fatal, pero de hecho lo tenia en el rango normal. Me checo el corazon, la boca, los reflejos y luego me indico pararme en una bascula bastante grande que se encontraba frente al asiento. Esta era por lejos el mejor consultorio en el que habia estado durante todo este proceso. La bascula indico que pesaba 225Kg. La enfermera se mostro sorprendida, pero continuo su rutina. Me indico que me sentara y salio del consultorio. Me quede esperando otra vez, el letrero de la compañia estaba enmarcado en una pared. Un par de dias antes lei una disparatada teoría sobre esta compañia donde decian que todo era parte de una organización secreta alienigena llamada los Nirien y que buscaban engordar personas para colonizar el planeta, o tambien se decia que le pertenecian a la infames familia Angels y todo era parte de una forma para causar caós fetichista en la sociedad. Todo eso eran solo eso... teorías. No se sabia mucho de los que controlaban la compañia, asi que las teorias eran a lo mucho rumores. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando de la nada una doctora entro a la habitación, su bata indicaba que se llamaba Fyona. Se sento en su escritorio y me dio una sonrisa amable. "¿Como has estado?", me dijo despues de presentarse. Conversamos un rato respecto a mi peso y como iba mi vida. Pregunto bastante sobre mi vida sexual, lo que hubiera sido raro en otro contexto pero parecia hacerlo mas por razones cientificas que sexuales o de acoso. Tras un rato saco un folder del cajon, me dijo que eran los resultados que tanto habia esperado. Lo que determinaria si podia someterme a otro tratamiento o esto ya no tenia solución. Mis regordetas manos comenzaron a sudar.
"He leido tus resultados y me he dado el tiempo necesario para procesar y saber lo que se debe hacer contigo. Esto es una prueba rigurosa y que pasa por muchos filtros medicos...", continuo hablando e indicandome todo lo que se hacia para determinar el resultado, para suspirar y luego decir; "No hay solución. El quimico ya esta en tu sangre, por lo que sera imposible revertirlo". Senti un agujero en el estomago. Todo el miedo y tristeza se acumularon lentamente en mi pecho hasta que... se fue. No me sentia tan triste como lo habia imaginado en el pasado, de hecho toda la situación me fue algo indiferente. Me di cuenta ahi de que no habia nada malo en amarme ahora, porque ya no habia vuelta atrás. Estaba atascada en este cuerpo de gorda, y no me quedaba de otra más que aceptarlo. Angela delgada estaba muerta, esta ahora era yo, la chica mas gorda de todo la universidad y de todo el vecindario en el que vivia. La doctora se sorprendio de mi reacción y lo anoto, para luego simplemente explicarme cosas que no me interesaron hasta que termino la consulta. Saliendo de esta camine hacia el baño y me lave la cara, para relajarme y digerir todo lo que acababa de pasar. Vi mis gordos y peludos brazos en el espejo. Agache la mirada y vi mi obesa silueta, lo inmensa que era y lo suave que se sentia. Me senti atractiva, y hasta cierto punto bella... porque ya no habia de otra. Nada podia cambiar el como lucia, asi que... ¿Porque no entregarme de lleno a esto? Tenia la edad suficiente para mudarme con Mauricio para vivir como la obesa eterma que era ahora, el me amaba y se sentia sexualmente atraido por mi. Todo tuvo sentido, o tal vez solo me convenci en aceptarlo. Solo se que en ese baño fue donde murio la Angela a la que le importaba el pasado, y le dio el paso a la obesa mujer que ahora se lo entregaria todo a una torcida forma de narcisismo.
VIII.
Me lanze a la cama y esta trono como si una roca hubiera caido encima. Contemple el techo por horas y luego tome una rebanada de pizza que estaba a mi lado. Eso era todo, me habia rendido... y no me sentia mal al respecto. Me di cuenta que debia de amar mi obesa figura, y tenia que disfrutar el momento como si no hubiera un mañana. Me pase la rebanada por la boca y me embarre parte del rostro con la salsa de tomate. Mis gordos dedos grasos aun sostenian la rebanada. La pizza estaba por terminarse, asi como un galon de refresco ya se encontraba vacio en el suelo. Esta era yo. Tal vez muy adentro esto fue lo que siempre habia deseado, pero tenia miedo de afrontar mi verdadero yo. Mi gorda panza sobresalia llena, le di un golpe pequeño y esta vibro como gelatina, para que luego yo aventara un eructo. Pude escucher a mi madre llorar en su cuarto, triste y descepcionada de que ahora tenia un monstruo obeso como hija. Pero no me importaba. Por mas raro que pareciera, me sentia más libre que nunca. Me encantaba verme desnuda al espejo, y toda esa inseguridad que tenia previo a la inyección ya no parecia existir. Algo en ser gorda me hacia sentir femeninamente ideal, y sentia que ahora era libre de toda atadura fisica del pasado. Podia comer como cerda y no sentirme enferma, ya que al final del dia seguiria siendo gorda. No habia vuelta atras. La inmobilidad ya ni siquiera me sonaba como una posibilidad lejana, pero tampoco sonaba como una pesadilla. Nada importaria mas, podria morir inmobil y no me interesaria.
Recorde por un segundo el pasado. No era la chica más linda del mundo, pero me gusta creer que era atractiva y muchos chicos se sentian atraidos por mi... ahora estoy segura que Mauricio es el único. El es el único hombre que entenderia quien soy, y es el unico que aceptaria mi gigantesca figura. Sabia que el no era como los otros chicos, y que su atracción por mi cuerpo le era una pasión fetichista, asi como tambien venia de una familia adinerada. Podria sentar cabeza con el, y de una vez aceptar el rol de mujer gorda dependiente. Casada con el podia pasarme todo el dia comiendo en casa, y engordando para que el me considere más bella. Podia darle algo de sentido a mi podrida y obesa vida, honestamente no me quedaba de otra y el era un chico bastante tierno. No tenia miedo de abrazarme en la calle, y parecia compartir una pasión deslumbrante por hobbies similares a los mios. Sabia que era el indicado, y el universo me lo habia demostrado con mis resultados del tratamiento como si del destino se tratara. Tome una rebanada de pizza y lanze un eructo, procedi a darme un par de palmadas en la barriga y suspirar. Mi celular sono y me levante a contestar una llamada. Era Mauricio, era como si mis pensamientos lo hubieran invocado. Hablamos por un rato de cosas triviales, hasta que la pregunta que explicaba la llamada por fin salio de sus labios. "¿Y como te fue en la consulta, amor?", dijo algo tembloroso. Sabia el resultado que queria el, asi que le di las noticias con una alegria gigantesca. "Espera... ¿No te sientes mal?", le conteste que no y todo lo que estaba pasando por mi cabeza desde que me dieron la noticia. La linea se quedo muda y escuche la risa de Mauricio. "Te amo", me dijo un par de segundos despues. Sabia que eso lo habia hecho sentir excitado, y no me sorprendi cuando me dijo que se apresuraria en el trabajo para verme mas tarde. Sonreí, y colgue la llamada.
Me levante de la cama y tome otra rebanada de pizza. Me vi al espejo, con mi ropa apretada y mi barriga sobresaliendo. Tenia el boton del pantalon desabrochado, pero mis gordas piernas aun se notaban apretadas. Mis peludos brazos sobresalian, y mi gordo y poco atractivo rostro me hacia sentir raramente hermosa. La belleza es un concepto tan absurdo y tan objetivista, no tenia sentido preocuparse más por esto. Mis lentes, mis dientes chuecos, mis vellos gruesos y mi obesa figura no eran algo que odiara, sino que lentamente se habian convertido en algo de lo que me sentia orgullosa. Me amaba como era, y eso no era nada malo. Pase mis curvas atraves de la gordura en mi cuerpo, para lentamente comenzar a quitarme el pantalón. Mis muslos, con apariencia de bloques de grasa con estrias, se hicieron visibles. Me quite lentamente la blusa que traia, y luego el bra. Suspire, me vi al espejo y despues de pensarlo me quite mis bragas. Una lagrima salio de mi ojo izquierdo, era marca de mi encontrada y nueva felicidad. Estaba desnuda frente al espejo, viendo lo que esa jeringa me habia causado y amando cada segundo de ello. Contemplando el tamaño de mis lonjas, de mi barriga, el grosor de mis piernas y mis brazos, asi como mi cambiado rostro. Esa gorda poco agraciada, desnuda y con los senos inmensos... era yo. Tome mi barriga y la aprete, tocando asi algunas de mis estrias y un barrito de grasa en una lonja, cosa que se estaba haciendo cada vez más común conforme aumentaba de peso. Senti la gordura en la palma de mi mano. Sudaba como cerda y mi respiración pesada no ocultaba para nada lo excitaba que me sentia. Porfin habia sucumbido a mi total depravación, y me sentia más que bien al respecto. Agite mi barriga y la vi agitarse de forma gelatinosa, mis piernas se estremecieron al sentirlo. Eso era lo unico que ahora encontraba sexual en mi vida, mi jodida gordura excesiva.
Mi figura era la de una diosa fertil ahora. Mis curvas eran tan circuncidantes como las de un circulo. Pero esa chica en el espejo pronto se iria, porque no pensaba dejar de engordar. Esa gorda creceria hasta niveles inhumanos y que me lleven a lucir como un fenomeno de circo, queria ser la figura femenina mas depravada y obesa de toda mi ciudad. Sabia que no era la única gorda gracias a la inyección, pero en definitiva estaba dispuesta a crecer más que el resto. Solo quiero ser hermosa, y creo que esa es la forma ideal para continuar siendolo. Mientras mas grande y gorda me veo mucho mas hermosa. Cada kilo. Cada estria. Cada lonja. Todo ello me causaba la sensación de querer seguir y nunca deternerme, porque mi gordura era ahora eterna. Yo soy la gordura. El viejo cuerpo era ahora solo un simbolo de una miserable existencia odiandome a mi misma y alejandome de todo, esta obesa forma era un nuevo comienzo. Esa chica en el espejo aun no sabia lo que esperaba, y mucho menos a todo el tipo de alimentos que estariamos descubriendo. Queria verlo armarse cada vez de mas gordura y luego simplemente perderse en la nada. Eso era ahora normal, perderme en la nada de mis pensamientos y adorar la masa obesa de mi nuevo yo. La vida porfin tenia sentido y no pensaba simplemente quedarme a lamentar las glorias del pasado. Esta era la nueva yo. Alaben mi gordura, mi apetito y mi enorme barriga, porque no pienso cambiar nada.
FIN.
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