Capitulo tres : Cobra Kai.






Había estado toda la tarde con los chicos, y aún no había mejora en la técnica de la rueda. Sam y Robby no llegaban nunca a coordinar, y terminaban frustrándose. Terminaron descansando por unos momentos.

Luego oscureció, y era hora de que cada uno fuera a su casa. Sam ya se había ido. Robby estaba por salir de la casa del señor Miyagi cuando una voz lo llamó.

— Hey, Robby - dice Carina, llegando al lado del adolescente - ¿Quieres que te acompañe?

Robby miró a la mujer. No parecía ser familiar de su padre, tenían rasgos diferentes.

— No gracias, yo puedo solo - responde Keene, dándole la espalda a la prima de su padre.

— ¿Estás seguro? Esta muy oscuro a esta hora - Carina mira el cielo estrellado -. Además me haría bien hablar contigo un mom-

— Escuche, señora Lawrence. No tengo intención de establecer una reunión familiar, mi familia murió hace mucho tiempo.

La frialdad con la que Robby le habla hace que Carina se quede estática. El muchacho era fuerte, pero parecía tener oscuridad en su corazón por todo lo que había pasado con sus padres ausentes, aunque eso Carina no lo sabía. No sabía la historia detrás.

— Lo siento, Robby, yo solo quiero...

— Solo... - la para Keene - Solo olvide que estamos relacionados, ¿okey? No quiero tener nada que ver con mi padre ni con gente relacionada a el.

Y con eso último dicho, Robby Keene se fue del lugar, dejando sola a la que es su tía lejana. Ella sintió cómo se estrujaba su corazón, nunca le habían hablado de una forma tan fría. La mujer niega con la cabeza y sale a pedir un Uber para llegar a Reseda Blvd.

Al llegar a su nuevo hogar, directamente se acostó en la cama, ni siquiera se había cambiado. Antes de caer dormida, su celular comenzó a sonar. La mujer agarra aquel aparato y atiende sin leer el contacto.

— ¿Hola?

— Carina, ¿estás bien?

— ¿Daniel?

— Lo lamento por haberte dejado con los chicos, es que tenía trabajo que hacer — se disculpa LaRusso - ¿Llegaste bien a casa?

— No hay problema, Daniel - dice Carina, y sonríe al escuchar que parece estar preocupado por ella —. Ya estoy en casa, no te preocupes, se nos hizo rápida la tarde al entrenar.

— Sabes que si necesitas ir a casa, yo estoy aquí.

— Gracias - dice ella, tratando de no reír del nerviosismo. Daniel es tan amable con ella.

— ¿Vas a volver mañana? Ya se me ocurrió una idea para que los chicos hagan la técnica a la perfección - Daniel parecía estar contento.

— Claro que iré, no me lo voy a perder —le asegura Carina — Debo ir a dormir, hoy fue un día largo. Buenas noches, Dan.

— Buen...

El hombre no pudo continuar, ya que Carina había cortado. Daniel se queda mirando su celular, y lo guarda en su bolsillo para luego sonreír. Era bueno tener a Carina de vuelta en su hogar.










Al día siguiente, antes de ir a la casa de Miyagi, Carina decidió hacer una pequeña visita a un lugar especial.

La mujer abrió las puertas de aquel lugar y sus ojos vieron a muchos chicos con gi blancos puestos, y descalzos en las grandes colchonetas. Parecía que nadie había notado su presencia, ya que todos aquellos niños estaban formados en cuatro hileras, mirando a alguien. Y ese alguien era el mismísimo Johnny Lawrence. A su lado están dos muchachos.

— Hawk - habla Johnny a uno de sus alumnos que tiene una gran cresta azul en su cabeza —. Atacaste a tu oponente cuando estaba de espaldas, ¿cierto?

— Si, sensei - responde Hawk, extrañado por la pregunta.

— Díaz - ahora Johnny le habla a Miguel, a quien Carina reconoce como el hijo de Carmen, su vecina— ¿Golpeaste a propósito la lesión de tu oponente?

— Si, sensei - responde el muchacho.

Ahora Johnny estaba dándoles la espalda al grupo de chicos, pero miraba a sus dos alumnos estrella frente a él.

— ¿Y se creen muy rudos por eso?

La pregunta de Johnny no es respondida ni por Miguel ni por Hawk. Es más, ellos se quedan callados, sin saber que decir.

— ¿Que pasa? ¿No pueden responder una pregunta? - dice Lawrence, probando a sus estudiantes — Tal vez necesiten ayuda.

El sensei de Cobra Kai se aleja de sus dos alumnos y se dirige a una muchacha que está en la primera fila, en la última hilera.

— ¡Señorita Robinson!

— ¡Si, sensei!

— Hay dos cobras en la jungla. Una mata a un leon, y la otra a un mono herido — habla Lawrence a Aisha, una de las alumnas del dojo. Carina oye con atención desde la puerta — ¿Que cobra quieres ser?

— La que mata al leon, sensei - le responde la chica, segura de si misma.

— ¿Por que?

— Porque mata al animal más fuerte - responde Aisha.

— ¡CORRECTO! - exclama Johnny, con seguridad. El hombre mira a todos sus alumnos, caminando entre ellos — Estar en Cobra Kai significa ser rudos. ¡Y el más rudo es el que derrota a su oponente cuando este es fuerte!

Carina observaba toda la escena con total atención y escucha.

— ¡No cuando está de espaldas - al decir eso, se lo dice a Hawk frente a frente. Luego se dirige a Miguel para decir lo siguiente :—, no cuando está herido!

Lawrence ahora mira a todos sus estudiantes.

— ¡¿Quedó claro?! - pregunta Johnny.

— ¡Si, sensei! - responde el grupo a coro.

— ¡Esto significa dejar de hacer trampa! Dejar de pelear sucio. A partir de ahora, esos son movimientos de maricas, y no quieren ser maricas, ¿no?

— ¡No, sensei!

— Bien. Por eso, hoy empezarán de cero.— En ese mismo momento, los ojos de Johnny se cruzaron con los de Carina. El hombre se quedó unos momentos callado, pero luego volvió en si y miró a Miguel y Hawk —. Díaz, Hawk, 50 flexiones con los puños — mira a Aisha — Señorita Robinson, diríjalos.

— Si sensei - responde la muchacha. Ella se pone en posición de pelea — ¡Posición de pelea!

Los alumnos, dirigidos por Aisha, comenzaron a lanzar puñetazos con el brazo derecho con sincronización, a la vez que Hawk y Miguel hacían las flexiones fuera de la colchoneta.

Carina aún no podía digerir lo que acababa de ver. El Cobra Kai que presenció en ese momento no era el mismo que el que dirigía Kreese. Era totalmente diferente, y todo era gracias a Johnny. La mujer entró al lugar, con algunas miradas sobre ella (más bien las de Miguel y Hawk), dirigiéndose hasta donde fue Johnny, hacia su oficina. Ella entró sin tocar y vio cómo su primo tomaba una cerveza Coors, sentado detrás de su escritorio.

— ¿Que haces aquí? - pregunta Johnny sin rodeos. No le apetecía ver la cara de su prima.

— Hola Johnny - saluda ella, ignorando con la frialdad con la que habló su familiar. Carina se sienta en el escritorio frente a Lawrence.

— ¿Que es lo que quieres?

— Solo... quería echar un vistazo a tu dojo y...— habla Carina, pero Johnny la interrumpe.

— Si vienes a tirar mierda a mi dojo y a mis alumnos, te ordeno que te largues de aquí — dice Johnny levantándose de su asiento.

— Todo lo contrario — cuando Carina dice eso, Johnny cambia su semblante —. Lo que le dijiste a los chicos allá, primo — habla ella, apuntando con su cabeza a los alumnos en el dojo —, en verdad estuvo bien. Fue lo correcto.

— ¿Asi que eso piensas? - pregunta Johnny, sin creer que su prima estuviera de acuerdo con el.

— Claro que si — asiente la mujer, sonriéndole por primera vez a Johnny —. No es el mismo Cobra Kai que vi hace treinta años. Creo que harás bien las cosas.

Johnny se quedó callado ante lo que dice Carina. Ella también se quedó callada, esperando una respuesta.

— Gracias.

Carina sonríe.

— Ahora tengo que irme, pero - dice la mujer Lawrence en el marco de la puerta de la oficina — ¿puedo pasarme por aquí otro día? Quiero ver cómo haces tu trabajo.

— Quiero creer que todo esto no es una trampa para ir a decirle a LaRusso todo lo que hacemos aquí, ¿verdad?

Lo que hace su primo hace que Carina niegue con la cabeza.

— No soy una espía, John.

Johnny sonríe un poco al oír como lo llamó.

— Claro, ven cuando quieras.

Carina le sonríe a su familiar.

— Aunque no lo parezca, me alegra verte, Johnny.

Y con eso, Carina se va de la oficina y del dojo de Cobra Kai. Al estar en la calle, la mujer mira por su hombro hacia el gran cartel del dojo, con el gran dibujo de la Cobra en lo alto. Ella hace una mueca.




"Tal vez Cobra Kai ha cambiado después de todo"

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