Capitulo dos : El Verdadero Karate.









       Carina se había despertado temprano ese día. Era sábado y el día estaba soleado. Ordenó un poco su pequeño hogar y se preparó para salir. Salió de su pequeña habitación y bajo las escaleras que daban al patio. En ese momento, vió como una mujer salía de su vivienda, con un bolso en su hombro.

—Buenos días- dijo Carina, respetuosa.

—¡Buenos días! Eres la nueva del 20, ¿verdad?

—Si, me llamo Carina Lawrence - dijo la chica, estrechando la mano de la mujer.

—¿Eres algo de Johnny Lawrence?

—Si, soy su prima- le dice Carina, con una pizca de pesar.

—Ya veo - dice la mujer, sonriente-. Me llamo Carmen, Johnny le enseña karate a mi hijo.

—¿Tu hijo? - pregunta Lawrence, ahora acordándose del muchacho que había visto ayer con su primo.

—Miguel, si - le hace saber Carmen-. Gracias a Johnny, Miggy está más feliz.

—Me alegro de oír eso - dice Carina, pero en realidad estaba mintiendo. Si Miguel estaba en Cobra Kai, sabía que tipo de entrenamiento estaba siguiendo. "Golpear primero, golpear duro, sin piedad" recordaba las palabras de aquel entrenador psicótico, John Kreese. Esperaba no volver a ver a ese hombre nunca jamás.


Luego de aquella pequeña charla con su vecina, Carina se tomó un Uber hasta la antigua casa de Miyagi. Al llegar, bajo del auto y le pagó al conductor. Entró al recinto y por segunda vez admiró los autos que eran del señor Miyagi, los cuales estaban recién encerados. La mujer sonrió y recordó la vez que junto con Daniel habían encerado esos mismos vehículos.

Esto es un fiasco- se quejó la joven Carina, terminando de encerar el auto amarillo. Cuando algo le molestaba, tenía la misma actitud explosiva que su primo Johnny.

—Opinó igual- dice un adolescente Daniel, ahora dejando de encerar, para apoyarse en el auto-. Se supone que nos enseñaría Karate.

—Veremos que sucede mañana- le dice Carina, dejando la cera y la esponja a un lado-. Si nos toma el pelo, nos vamos al carajo.

Carina rió ante ese recuerdo. No sabía lo que en verdad era el verdadero Karate hasta entonces. Si no hubiese sido por aquel japonés, no habría sabido cómo defenderse. Estaría agradecida toda la vida desde ese entonces, y aún lo está.

—Me alegra que hayas vuelto.

Esa voz masculina hace que la chica se de vuelta. Daniel estaba apoyado en el marco de la puerta de la casa, de brazos cruzados. La sonrisa que le da hace que la mujer se la devuelva. El hombre estaba vestido de forma deportiva, con una musculosa azul que dejaba ver sus músculos y unos pantalones negros.

—No podía negarme, Dan.

El apodo con el que se refiere a el hace que a Daniel se le acelere el corazón. "¿Que me sucede?" piensa en su mente.

—Muéstrame.

—¿Q-que?- pregunta Daniel nervioso.

—Muéstrame el lugar, me dijiste que ibas a remodelar- le dice Carina, con un toque de diversión al ver que su compañero estaba distraído.

—¡Ah, si! - Daniel recapacita y entra a la casa - Sígueme.

Carina sigue los pasos de Daniel hasta que esté abre una puerta corrediza que da al patio trasero. La mujer, nuevamente, se queda fascinada con el lugar, un patio tan lleno de vegetación y paz.

—Papá - dice una chica, quien estira sus piernas a unos metros lejos de Daniel.

Carina parpadea un par de veces al ver a la muchacha. Así que ella era la hija de su amigo. "Samantha" recuerda.

Robby deja de golpear la bolsa de boxeo para ver a Daniel y a la que es su tía lejana. Se acerca a ellos junto con Sam.

—Sam, ella es Carina - la presenta Daniel. La adolescente mira a la mujer. Jamás la había visto en su vida. ¿Que hacía con su padre? ¿Acaso por ella había dejado a su madre?

— ¿Es tu nueva novia, papá? - dijo Sam sin filtro, con un toque de enojo. Parecía de niña caprichosa, pero para ella no lo era.

      Daniel parpadea un par de veces ante la pregunta de su hija y ríe con nervios. Carina negó con la cabeza ante las ocurrencias de aquella chica. Robby miraba aquella escena con diversión.

— No, tienes que quedarte tranquila.... Sam, ¿verdad? - habla Carina, tratando de simpatizar con la adolescente - Solo soy una vieja amiga de tu padre, hacíamos karate juntos de jóvenes.

— Nunca me habías hablado de eso - le dice Sam a Daniel, y este no sabía en donde meterse con tantas preguntas.

— Así que nunca me había mencionado - dice Carina llevándose una mano al pecho, fingiendo que se le rompía, a la vez que mira a Daniel -. Eso me duele, LaRusso.

—Yo... - dice Daniel, alzando las manos en señal de rendición. Nunca la había mencionado a ella no porque no era importante, sino porque en verdad ella se había alejado de su vida. No la veía hace treinta años.

—Es broma. A ver, ¿que entrenamiento harán hoy? - pregunta Lawrence, cambiando de tema.

— Eso ya lo verán, síganme - dijo Daniel, volviendo para el patio delantero siendo seguido por Carina, Sam y Robby.

   Ya en el patio delantero, en donde están todos los autos de Miyagi, Daniel agarra un pequeño saco de arena, lo abre con un cuchillo y empieza a hacer un gran círculo de arena en el suelo de tierra seca. A Carina le brillan los ojos al ver lo que está haciendo. Ese entrenamiento lo había hecho junto con Daniel cuando eran jóvenes, aunque no salió muy bien, ya que no tenían buena coordinación entre los dos.

—Si queremos arena, ¿por que no vamos a la playa? - pregunta Sam. Carina ríe ante el comentario.

—Hoy no - dice Daniel, dejando la bolsa de arena a un costado. El se para al lado de Carina y frente a sus dos estudiantes -. Haremos algo diferente esta vez. Hace mucho que este dojo no tiene un alumno y una alumna, y al ser dos se supone qué hay el doble de defensa, ¿no?

Robby y Sam se miran y alzan los hombros.

— Pues no — interrumpe Carina, y Daniel se sorprende -. Uno de los principios de Miyagi-Do Karate es moverse siempre en círculo - explica la peli marrón-. Y con la técnica de la rueda verán que dos personas pueden ser tan fuertes como veinte.

Robby y Sam se miran y le esbozan una pequeña sonrisa a Carina. Daniel pone su mano en el hombro de su compañera.

— Aún lo tienes - le dice Daniel a ella. Luego mira a sus alumnos - ¿Estan listos?

— Hagámoslo - exclama Sam preparada.

— Excelente - Daniel junta sus manos en un aplauso -. Ahora, entren al círculo.

    Los dos adolescentes ingresan al círculo, uno frente al otro.

— ¿Haces los honores? - Daniel pregunta a Carina. Ella no se esperó eso, pero le asintió con la cabeza.

— Claro - ella, fuera del círculo, se posiciona mirando a los adolescentes -. Mírenme a mi -los dos chicos la miran -. Saluden.

       Sam y Robby hacen una reverencia hacia Carina.

— Mírense. Saluden. - ordena Carina, y la hija de LaRusso y el hijo de Johnny se miran para luego hacer una reverencia —. Pónganse en posición.

    Los dos alumnos se ponen en la misma posición y empiezan a hacer el ejercicio, el cual es una forma del kata, pero lo hacen sin coordinación.

—No, no, chicos, tienen que hacerlo uno igual al otro — dice Daniel al ver que no hacían los mismos movimientos a la vez —. Háganlo de nuevo.

   Sam rueda los ojos y Robby suspira con pesadez. Los dos se ponen en posición dentro del círculo, pero nuevamente realizan en ejercicio sin coordinación. Daniel niega con la cabeza y Carina ve como su compañero se exaspera al no ver buenos resultados.

— No, chicos, deben estar sincronizados, sino la técnica no funciona - les dice LaRusso.

Sam detiene sus movimientos al igual que Robby, el cual estaba cansado de aquel ejercicio.

— ¿ "Técnica"? Se parece más a un baile - se queja Robby. Carina mira al que es su sobrino, y su actitud le hace recordar a ella y a Johnny.

— Es como bailar la Macarena y dar la vuelta - se queja igualmente Sam.

— Chicos, confíen en mi, si dominan esta técnica, nadie se meterá con ustedes - dice Daniel.

— Dan, dales tiempo - le recomienda Carina a su compañero -. Sabes que es algo difícil, nosotros nunca pudimos sincronizar en esta técnica. Si nos debe tomar días, tendrán que ser todos esos días, pero lo aprenderán - Carina mira a los dos adolescentes sonriente -, se los prometo.

— Tienes razón - acepta Daniel, e iba a seguir hablando pero le llegó una notificación a su celular.

     Era un mensaje de Amanda, su ex-esposa y actual compañera de negocios en la empresa. Lo necesitaba en el trabajo, y era algo urgente. LaRusso miró a sus alumnos y a Carina.

— Debo ir a ayudar a tu mamá al trabajo - le dice Daniel a Sam, y luego mira a Carina —. Car, ¿te encargas de ellos?

— Umm, claro - dice Carina, y ve como Daniel se despide de ellos y se va del lugar, dejándola sola con los dos adolescentes. La mujer respira profundo y sonríe a los chicos - ¿Preparados? Hagámoslo una vez más.












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¡Buenas! He visto que les gustó la historia, así que decidí continuarla💖


¡Gracias por el apoyo!

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