Capitulo cinco : "Guerra"





— Te juro que no sabía todo esto.

     Carina niega con la cabeza luego de decir aquello.

        Daniel y ella estaban caminando en la acera tomando un café en unas tazas térmicas. LaRusso comenzó a contarle la situación de Robby : su mamá irresponsable, quien se fue con un hombre y dejó solo al muchacho en casa, sin haber pagado las cuentas. Robby vivía solo, sin luz, y sin padres.

— Creí que el té lo había dicho - le dice LaRusso, tomando de su café.

— El no quiere relacionarse conmigo — Carina mira a su amigo —, solo porque tengo el apellido Lawrence.

— Es un adolescente, pronto lo entenderá mejor. Te cuento esto porque el necesita un mejor lugar en donde quedarse.

— Yo le ofrecería que se quede conmigo, pero no le simpatizo y vivo en el mismo barrio que Johnny, así que no estaría muy contento — le dice ella, aún caminando.

— Entonces... estaba pensando que Robby se puede quedar conmigo.

     Lawrence mira a LaRusso y sonríe.

— Eres muy amable. Si, se nota que el te respeta, así que no es mala idea — asiente la mujer —. Pero...

    Daniel alza una ceja.

— ¿Pero...?

— El tiene un padre.

      Daniel ríe con sarcasmo y mira a su compañera.

— ¿Hablas en serio?

— Vamos, Dan. Si quieres que se quede contigo, debes arreglarlo con Johnny.

— Pero, Carina... — Daniel para de caminar y ella igual.

— Deja ese odio a un lado por un momento y habla con el de forma civilizada.

— ¿"Odio"? Por favor — se ríe Daniel, pero deja de hacerlo al ver la cara seria de Carina —. No lo odio.

— Pues no se nota.

     Daniel cierra los ojos con fuerza y suspira.

— Escucha, LaRusso — habla Carina —. Johnny ahora está en el dojo, el saldrá a las ocho. Podrías aprovechar y charlar de ese tema con el.

— Espera, ¿como sabes que sale a esa hora?

— Eso no importa - le dice la mujer, ya cansada —. Lo que importa es que hables con el, ¿okey?

    Daniel se quedó pensando en todo lo que dijo. Después de todo lo que importa es el bienestar de Robby.

— Okey.

— Ese es mi LaRusso — exclama Carina, dandole un pequeño golpe con el puño en el hombro. Daniel ríe ante eso.

— Oye.

— ¿Si?

— ¿No podrías acompañarme a hablar con Johnny?

     Carina ríe ante la pregunta al seguir caminando a su lado.

— ¿Que? ¿No puedes enfrentar a Johnny solo?

   Daniel se ríe y niega con la cabeza.

— Tu lo conoces mejor que nadie. Eres su familia, y creo que la charla sería más amena.

     Carina piensa en eso. Johnny y Daniel son muy explosivos, y si ocurre algo fuera de lo esperado podría salir todo mal.

— De acuerdo, pero solo te protegeré por esta vez.

     Los dos ríen a la vez y toman de su café.


     Se sentían bien uno con el otro. Y no se cansaban de ello.







— Ya llegamos.

       Daniel estaciona el auto frente al dojo de Cobra Kai, el cual estaba cerrado. El hombre trataba de no mirar el símbolo de aquella cobra. Le traía recuerdos que había sepultado hace muchos años atrás.

— Ey.

   Daniel mira a los ojos a su compañera. Ella, con su pulgar, acaricia la mejilla de él con suavidad.

— Todo estará bien — le asegura ella.

    Luego Carina deja de hacer lo anterior para bajar del auto. Daniel se queda un momento sentado en su lugar, pensando en lo que había hecho su amiga. Niega con la cabeza ante esos pensamientos y se baja del auto.

— Creo que fue hasta esa tienda — apunta Carina a una tienda a unos metros del dojo.

— Bien, vamos allá.

    Cuando Carina y Daniel llegan frente a la tienda, se encuentran con algo que no hubiesen deseado ver de nuevo.

— Muerto mis polainas— exclama Daniel con enojo.

— Miren nada más — habla John Kreese, con gracia.

     John Kreese. Ese maldito desgraciado. Aquel hombre ex-sensei del dojo Cobra Kai. El mismo que había hecho que sus alumnos sean unos matones en los años ochenta. Carina rogó no volver a verlo, pero su suerte esta de malas al volver al lugar en donde pasó los mejores momentos.

     Daniel tampoco lo había olvidado. John Kreese era la peor pesadilla de Cobra Kai. Era la abeja reina.

     Johnny se encontraba al lado de su antiguo sensei, sin emitir ninguna palabra.

— La pandilla de reúne nuevamente — el viejo palmea el hombro de Johnny de forma amistosa. Kreese mira a Carina y a Daniel y sonríe con malicia —. Bueno, casi todos — se inclina hacia adelante, fingiendo tristeza —. Mis condolencias.

      Carina cierra los puños al escuchar aquel comentario. En verdad se atrevía a hablar del señor Miyagi en su presencia.

— Agradece que el no está aquí— le amenaza Carina, apuntándolo con el dedo.

    Daniel mira a Carina para luego mirar a Kreese, esta vez con diversión.

— ¿Como están tus nudillos, Kreese?

   A Kreese se le fue la sonrisa del rostro. Carina sonrió esta vez con malicia : recordó que después del Torneo All Valley, cuando Kreese, en vez de pegarle a la cara del señor Miyagi, le pegó a la ventana de un auto. Su mano había comenzado a sangrar al instante.

    Parece que Kreese recordó lo mismo, ya que se agarró la mano y la acarició con pesar.

— Johnny, ¿que significa esto? — habla Carina a su primo, quien no había hablado en ningún momento. El hombre estaba estático ante su prima y su nemesis. Carina se sintió decepcionada. Ver a Johnny con aquella cobra asquerosa no le podría hacer nada bien a Cobra Kai — Crei que...

— Que, ¿que creíste? Traidora, por favor, esta es una guerra en la que no quieres meterte— ríe Kreese.

— ¿ "Guerra" ? ¿Hablas en serio? — La mujer tomó aire con fuerza para poder calmar sus impulsos.

         Daniel, confundido, mira a Carina. Kreese la había llamado "traidora". ¿Por que?

— ¿Esto es parte de tu nuevo Cobra Kai, Johnny? — habla Daniel, mirando a su nemesis.

— No se de que estás hablando, viejo — dice Johnny. Era cierto. No sabía que estaba pasando.

— Si, claro, ya vi suficiente — Daniel estaba por irse, pero Carina lo agarra del hombro suavemente.

— Daniel, espera, recuerda a lo que vinimos — le susurra Carina, tratando de calmarlo.

— Quizás quieran ver un poco más. Porque Johnny hará que Cobra Kai sea más grande y mejor que nunca — asegura Kreese, apoyando su mano en el hombro de Johnny.

     El hombre Lawrence mueve su hombro para que Kreese deje de tocarlo y se acerca a LaRusso.

— ¿Que haces aquí? — pregunta Johnny, frente a frente con Daniel, dejando de lado a Carina. No quería discutir con su prima.

— Vine a preguntarte algo. Pero ya sé la respuesta — luego de decir eso, Daniel mira a Kreese —. Se van a sorprender.

      Daniel les da la espalda a Johnny y a Kreese para irse.

— Esperen, aguarden un momento — implora Carina, pero Daniel no le hizo caso, y Johnny tampoco.

       La mujer mira con desdén a Kreese. Este sonríe con malicia.

— Esto no se quedará así — amenaza Carina al anciano, y Johnny puso sus ojos en ella. La mujer negó con la cabeza  decepcionada y se fue de allí para seguir a Daniel, quien ya estaba sentado en el auto.

— Daniel, ¿que te sucede? — le die Carina al entrar al auto.

— Que, ¿qué me sucede? — Daniel estaba exasperado — Ese idiota esta con el maldito de Kreese, esto va a terminar mal, muy mal...

— Tranquilízate.

— No puedo — Daniel agarra con fuerza el volante y mira a Carina.

— Vinimos por Robby — le dice ella —. Pero ve que esto no va a llegar a ningún lado nunca.

    Los dos se quedan callados en el auto.

— Solo... llévame a casa, ¿quieres?

    Daniel miró a su compañera y eligió no decir nada. No quería enfadarla más de lo que estaba.




— Te llamaré mañana, ¿está bien? — le dice LaRusso, a la vez que estaciona el auto frente al hogar de su amiga.

— ¿Para que?

— No lo se, seguramente querré verte de nuevo — Daniel quiso golpearse por lo que acababa de decir.

   Carina deja de tener su semblante serio y sonríe un poco. No podía estar enojada con Daniel tanto tiempo. Esas actitudes de inmaduro con Johnny en verdad le molestaba.

    La mujer se acerca y deposita un beso en la mejilla de LaRusso para luego bajar del auto. Cuando ella cerró la puerta, Daniel parpadea un par de veces y suspira.

    Aquella mujer lo estaba volviendo loco.

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