𝟎𝟏. 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐝𝐞𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐚𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨.
𝐕𝐀𝐋𝐇𝐀𝐋𝐋𝐀 ❗
──────𝑽𝑨𝑳𝑯𝑨𝑳𝑳𝑨
💢 ADVERTENCIA de: violencia,
lengua malsonante, y sangre.
se recomienda discreción
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01. ────
❛ encadenado al destino ❜
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🌋──────presente
Muspelheim
MUSPELHEIM. EL INFIERNO DE LOS 9 MUNDOS. Un Asgard infernal.
Su firmamento era pintado con tonos anaranjados y rojizos. Su Sol, una bola de gas emitiendo calor abrumador a cada segundo del día; vertiendo fuego índigo desde los cielos sin descanso.
Nunca anochecía. Las estrellas no existían, más que débiles puntos blancos. Las nubes, negras cual alma de las criaturas de su fauna. Criaturas demoníacas.
Volcanes a la distancia. Superficie rocosa donde no había sedimentos firmes para caminar -privilegio de la realeza-. Páramos de lava. Fuentes de agua blanquecina. Flora con tonos amarillentos y morados.
Aldeas construidas por ancestros con un material capaz de soportar el calor de su mundo.
Siempre una brisa tibia acariciando rostros de gente, viviendo a gusto entre su infernal hogar.
Muspelheim, un tesoro incomprendido. Con sus joyas en cada lugar del mismo.
Pero la verdadera joya de un mundo así, es donde residen los gobernantes: el Palacio de los Mil Llantos.
Estructura de mil metros de ancho y largo. Asimilado siempre a un gigante forjado en oro negro, que con sus torres puntiaguadas y más altas, deseaba tocar los cielos.
Con cientos de recámaras. Jardínes rojizos. Guardias apostados en cada sección.
Y aún así, Adonis Gormsson preferiría estar en cualquier lugar del Universo, menos en su hogar.
Rompealmas cortó el aire. Una, dos, tres veces, tratando de acertarle un golpe a su hermana. Rowena Gormsson, la princesa guerrera.
Sus pies acariciaban el suelo. Moviéndose al son de exclamaciones y gruñidos. Con el sudor cubriendo sus cuerpos. Esgrimiendo sus armas con un solo propósito en mente: dañar a su oponente. A su misma sangre. Por la presencia indeseada, juzgandolos desde el Pacto Real. Sigurd Gormsson, su padre.
Una golpiza de adrenalina. La sensación de que la victoria estaba en la punta de sus dedos.
Que aquello eran ellos. Sangre caliente. Hijos de las Llamas.
Rowena movió sus pies hacia atrás, sosteniendo sus largas dagas de acero que chocaban contra las hachas de su hermano. Sacando chispas, en tajantes golpes tintineantes. Presionando sus dientes, dando todo de sí. Y así lo harían hasta el final.
La menor de la familia frenó sobre el suelo del patio de entrenamiento, en una exclamación de cólera que advirtió contra Adonis. Se le abalanzó, haciéndole creer que iría a por su pecho, pero cuando el castaño esquivó el golpe certero, Rowena utilizó su agilidad sobrehumana, arremetiendo con la daga derecha hacia el rostro de su hermano. Cortándole el pómulo.
Adonis trastabilló, frenando la pelea.
Palpó el corte limpio con sus dedos, sintiendo cómo el líquido goteaba hasta su quijada. La ira relampagueaba en sus orbes azules, hacia su hermana.
Rowena respiró, con una leve irregularidad, frente sudada y las manos sin dejar de presionar el mango de sus armas. Sus orbes grises, cuál acero, se incrustaron en su hermano.
━━━No descuides tu derecha, stultus. (bruto) ━musitó la advertencia, con un hilo de impostación característico. Señalando sutilmente el palco con la mirada.
El príncipe crujió dientes cuando lo divisó, olvidándose rápidamente de la herida que deslizaba sangre tibia sobre su sudoroso rostro. Apretó el mango de sus hachas, ladeándolas con fuerza, en un silbido de poder.
Con una exclamación que le rasgó la garganta, arremetió, sin pensarlo dos veces.
La adrenalina se agolpó contra cada parte de sus extremidades, impulsandolo a esgrimir el hacha contra su hermana en un golpe seguro y directo.
Rowena esquivó hacia abajo un golpe que le hubiera cortado el rostro, aprovechando la posición para ir a por el hombro de Adonis; dándole un corte limpio sobre sus ropas oscuras, casi con gracia.
Éste ni se inmutó por ello, volteando en el acto para entrechocar sus armas y obligarla a retroceder, al proporcionarle un puñetazo en el rostro a la peliblanca en cuanto volvieron a estar de frente.
Rowena trastabilló de nuevo, recuperándose al instante para detener el hacha de Adonis siendo dirigida a su rostro. Cruzó sus brazos, con sus dagas entre chocando el arma contraria.
Inclinándose hacia atrás, teniendo que soportar el peso descomunal de su hermano.
Un grito de susto brotó de los sirvientes que admiraban desde la galería a su alrededor. Con miradas expectantes.
Solo los príncipes emitían sonido alguno. Los presentes, se limitaban a tener el corazón en vilo.
Ambos presionaron sus dentaduras, queriendo que el otro cediera a toda costa.
Una fina capa de sudor goteaba de sí mismos. Sus corazones bombeaban con adrenalina extasiada. La presión de ir más allá por la presencia de su padre, les acusaba en sus mentes.
Rowena gruñó por el esfuerzo por última vez, a escasos centímetros del rostro de Adonis. Con sus miradas incisivas.
Azul electrizante, y acero cortante.
Exhaló con brusquedad, viendo cómo el hacha poco a poco cedía a escasos centímetros de su rostro.
Los músculos de ambos ardían en dolor, la victoria estaba a punto de ser más que clara.
Pero Rowena utilizó su haz bajo la manga.
Relajó su mente, centrando la atención en sus manos, obligando a su habilidad brotar de las mismas. Tornándolas de un blanco porcelana, sintiendo cómo el fuego comenzaba a emanar de las mismas; a calentarlas, con un aroma a azufre penetrante.
Adonis percibió el calor y el aroma penetrante proveniente de las manos de su hermana. Pero antes de que pudiera apartarse, las llamas blancas resurgieron violentas contra él.
Un zarpazo de ardor quemó sus manos, apartándose violentamente con un quejido de dolor.
El dolor cegó su mente un instante, suficiente para sostenerse la mano izquierda, quien fue la más afectada. Su hacha se le zafó, cayendo al suelo en un sonido retumbantemente metálico.
Sus manos despedían humo blanquecino. Con la dermis a punto rojo carmesí.
━━━¡Rowena! ━gritó, sosteniéndose la muñeca de una de sus manos. La ira congestionó su rostro, divisando a su hermana que portaba una sonrisa de lado.
Ambos orbes se alzaron al Paco Real, con la mirada atenta de Sigurd Gormsson sobre ellos por lo ocurrido.
El Rey le asintió a la peliblanca, quien inclinó la cabeza en señal de agradecimiento. Alzando las dagas, mostrando sus intenciones para con él: Respeto.
Pero a Adonis, le recriminó con la mirada, antes de voltearse hacia sus aposentos. Sumiendo el patio de entrenamiento, en un suspirar amargo por parte de todos los presentes.
Adonis escupió sangre a un lado, limpiándose con el hombro la sangre goteando de su quijada. Su corazón latía en amargura y orgullo herido.
Divisó a Rowena advertirle a un sirviente a la distancia que trajera un Elixir para la quemadura. Tras emprender paso hacia él, deteniéndose para alzar a Rompealmas con un sonido zumbante de poder. Obligándole a rechistar en el acto.
━━━Te advertí de vigilar tu derecha ━dijo, en un ápice de diversión. Sostuvo a Rompealmas tras guardarse una las dagas en el cinto de cuero━. Dejas que su presencia te afecte demasiado.
Acusó, obligándolo a bajar la mirada hacia la quemadura.
Abrió y cerró su fuerte mano, viendo cómo ampollas de porcelana comenzaban a nacer en su palma; el aroma a azufre aún podía palparse en el aire.
Exhaló. Pese a que Rowena tenía razón, jamás le diría que estaba en lo cierto.
Adonis sentía una presión descomunal en presencia de su padre, no solo por cómo le juzgaba al luchar, sino por cada centímetro de sí.
La presión de ser el heredero a la corona cuando su padre muriera, la sola idea de cargar con la presión política y miradas juzgadoras hasta aquel día; le revolvía el alma.
Pero no planeaba hacerse con el Trono del Averno. La repulsión hacia todo lo relacionado con él, siempre estaba latente.
Solo estaba limitándose a cumplir los deberes comunes de un príncipe.
Atacarse entre hermanos, era solo la punta de lanza.
━━━Dijiste nada de poderes ━dijo, ignorando su última afirmación. Alzó sus cejas━. Si eres así de injusta, yo tendré que usar los míos,
Se burló, queriendo aplacar la tensión que se había formado por el enfrentamiento.
Rowena negó, a sabiendas que uno de sus poderes era invocar criaturas demoníacas.
Los pasos del sirviente no tardaron en llegar a sus oídos, con una jofaina en sus manos.
Se detuvo junto a ellos, inclinando la cabeza. Portaba un chaleco sin mangas, oscuro, con pantalones a juego y sandalias; y un collar con un rubí resplandeciente colgando de su cuello. Como todos los sirvientes. Símbolo de la Realeza.
Rowena sujetó la mano de Adonis, acercándola al Elixir, blanco como sus poderes.
Adonis presionó su dentadura en cuanto el líquido blanquecino le dio una punzada de ardor en la mano. Teniendo que tragarse toda clase de maldiciones hacia su hermana, quien había sonreído disimuladamente de lado.
Pero no logró contener su descargo mucho tiempo.
━━━Estúpido entrenamiento ━refunfuñó, viendo cómo Rowena tomaba un paño que el sirviente tenía en su hombro. Mojando la punta y acercándose al pómulo de él━. No entiendo por qué nos hace entrenar de esta forma. Ya sabe que somos buenos... Lo hace a propósito porque tú usarás los poderes.
Se descargó, haciendo una mueca de dolor en cuanto el paño tocó su herida. Torciendo el rostro a un lado, Rowena le rechistó en un murmullo.
━━━No seas midgardiano. Aguantate ━carraspeó ante la mueca de Adonis━... Lo hace por nuestro bien. ¿Creés que el ser Rey impedirá a nuestros enemigos atacarte directamente?
Cuestionó, haciendo que su fibra sensible latiera en su sien. No quería ser Rey.
Se tragó las palabras por la presencia del sirviente. Pero Rowena reconoció su mirada evitativa, dándole una orden para que se fuera al instante. Quedándose con el paño húmedo de Elixir. Agua de Muspelheim, encantada para usos medicinales.
Le entregó a Rompealmas, no sin antes comprobar que la quemadura estaba diluyéndose poco a poco.
━━━Dilo ━ordenó, mirándole de reojo con sus orbes grises━. El sirviente ya no está.
Adonis exhaló bruscamente, sacando del agarre de Rowena con gentileza. Guardando sus hachas en el cinto con la mano sana.
Mordisqueó su labio inferior, con Rowena de brazos cruzados, esperando a que dijera lo de siempre.
━━━No quiero ese maldito trono. ━aseguró, con un sabor amargo en su boca.
Rowena entrecerró sus ojos, replicando en tono de burla.
━━━Que directo.
Suspiró, negando. Ladeó una mano con el sentimiento brotando de sus poros.
━━━Sabes que nunca lo quise. Me repugna la sola idea de sentarme ahí por horas. Hablar con lords altivos. Ir a bailes. Usar seda. ━alargó la última palabra, como si fuera una blasfemia portar aquello. Aunque sí lo veía de aquella forma. Le incomodaba toda ropa que no sean las suyas. Ropas comunes.
Rowena viró la cabeza a un lado, llevándose el paño al hombro. Emprendió una marcha suave hacia la galería. Supuso que Adonis le seguiría.
━━━Bueno en eso te apoyo. La Corte es insoportable, incluso para mi ━aludió━. Pero, si sabes que toda tu vida se resume en ese momento, ¿no? Tu propósito es ser Rey, Adonis.
Lo miró una vez que se posicionó a su lado, sintiendo cómo unos sirvientes les seguían, guardando la distancia.
━━━¿Y qué si me rehúso a ese propósito? ━cuestionó, mirándola de lado━ ¿No creés que es válido mi deseo de ser otra cosa?
Rowena soltó una risa de burla repentina, deteniéndose en seco. La incrustación de su mirada le quemaba.
━━━¿Te estás escuchando? Suenas igual que nuestra madre muerta. ━dijo, en una entonación violenta. Su semblante se oscureció, obligándole a imitarla.
Negó, presionando sus dientes. Su corazón se apretujó en angustia inconsciente.
━━━No hables así sobre ella.
Rowena reconoció haber tocado una herida suya: la ausencia de su madre. Por lo que desvío la mirada, y el tema sutilmente. Sin vacilar en su voz.
La mirada de Adonis era ígnea, ocultando su orgullo herido, tan bien como el Elixir estaba curando sus heridas.
Pero Adonis sabía de la pasión de Rowena por su mundo, por el reino. Una incondicional con los suyos. Devota para el trono. Algo que él nunca podría ser.
Y en Rowena, aquella diferencia encendía el peor de los sentimientos.
━━━Tu deber como primogénito es ser Rey. Encargarte de tu Reino y dejar de lado los deseos banales de tu corazón ━dijo, quebrando el silencio apacible que se había formado━. Nuestra madre abandonó su deber por seguir los deseos de su corazón. Nos abandonó para servir a Odín...
Adonis no dejó que siguiera, cortándole la palabra, pero sin brusquedad.
━━━No voy a tomar la corona. Puedes quedártela si quieres. Eres mejor en la política que yo. ━confesó, volviendo a caminar por la galería.
Rowena chaqueó la lengua, siguiéndolo con cierto recelo.
━━━¿Y qué planeas hacer? ¿Convertirte en Protector de Odín? ¿Sirviente? ¿Bailarín tal vez?
━━━No te burles ━farfulló
Suspiró luego, tomándose un momento para seguir.
Tenía un vacío respecto a su futuro. Una incertidumbre dolorosa━. Quiero averiguarlo. Quiero conocer los Mundos y otras cosas para hacer ━dijo, frunciendo el ceño. Rowena guardó silencio por la sinceridad de sus palabras━... No sé quién soy, Rowena. No sé qué quiero hacer de mi vida. Además de ser un guerrero.
━━━Estás sonando como un midgardiano ━susurró, refiriéndose a aquel mundo nuevamente.
Le obligó a detenerse antes de llegar al final del pasillo, quedando a metros de la entrada.
Su mano rojiza y delgada presionó el antebrazo fuerte de Adonis, casi con cariño a regañadientes━. Eres Adonis Gormsson. Príncipe del Averno. Hijo de las Llamas. Heredero de Muspelheim ━aseveró, abriendo sus ojos con cierta ironía en su voz; evitando volverse sentimental━. Acostumbrate a que te llamen "Majestad".
Adonis iba a replicar, pero fue interrumpido antes de tiempo.
━━━Majestades.
Una voz aterciopelada les llamó a la distancia, obligándolos a voltearse.
Elend Thorn, la mayordomo de la familia Gormsson, avanzaba hacia ellos con paso preciso.
Adonis exhaló con exasperación por su presencia. No porque la pelinegra le fastidiaba, sino por lo que significaba su aparición: deberes reales.
Elend se detuvo a un metro de distancia, inclinándose hacia adelante en modo de saludo.
Con su característico semblante sereno, que podría ocultar un sinfín de emociones e intenciones. Pero podía descifrar una con claridad: ordenarle a los príncipes qué hacer y cómo comportarse. Pero ese era su deber después de todo.
Adonis asintió, impaciente.
Solo quería huir de allí antes de que le dijera que sudar no era apropiado para un príncipe.
━━━¿Qué sucede Thorn? ━preguntó Rowena, con el mentón elevado, soltando su antebrazo sin prisa.
No le sorprendió que ocultara tan bien su actitud de hace unos instantes, en un tono impostado y respetuoso. Casi le envidió aquello.
━━━El Rey Sigurd requiere la presencia de ambos, princesa. En el Salón de la Guerra. ━dijo, acariciándolos con sus orbes morados.
Adonis se volvió a su hermana ante la mención de tal ubicación. Con una creciente ansiedad por lo que podría significar aquello.
━━━¿El Salón de la Guerra? ¿Están atacando Muspelheim? ━cuestionó rápidamente, apretando el mango de sus hachas que casi había olvidado portaba a los lados de su cinturón.
Elend negó, con sus manos unidas y ocultas detrás de su espalda. Le dio curiosidad el vestido negro que se ceñía a su figura. Solo lo usaba en ocasiones importantes.
━━━En realidad no, majestad. Diría que es una reunión de último momento. Entre el General del Ejército Infernal. Y Lord Leif. ━dijo, en un tono sincero de sorpresa por la propia información.
Siguió frunciendo el ceño.
Ellos solo se reunían con su padre cuando se trataba de asuntos políticos.
━━━¿El General Meraki y Lord Leif? ¿Por qué están en reunión ellos? ━casi sonó inepto, pero estaba pensando en voz alta.
━━━¿No es obvio? El Salón de la Guerra es para eso, hermanito. Ya deberías saberlo como próximo Rey ━replicó Rowena en un tono de burla disimulado, evadiendo su mirada━. Avisale a mi padre que enseguida iremos.
━━━Así lo haré. Y Majestades... ━se detuvo, mirándolos de reojo━ Deberían ir a purificarse.
Aludió, haciendo referencia a que se limpiaran y cambiaran de ropas.
Se volvió por donde había venido, tras el asentimiento de Rowena para que se retirara.
Chasqueó su lengua, negando. Emprendió camino para cruzar la galería, en evidente y repentina impaciencia por esa reunión.
Si se reunían en el Salón de la Guerra, significaba que hablarían de estrategias. Algún plan de ataque con enemigos políticos. Incluso una posible avanzada en territorio enemigo.
Eso sí requería su atención. Como un fruto dulce entre un jardín venenoso.
Rowena no tardó en seguirle el paso, en una ventisca sutil con el aroma a azufre que aún seguía latente en ella.
Movió la mano herida por su culpa. La quemadura se había diluido por completo. Pero el fantasma del dolor, aún seguía palpitante en sí.
━━━Hey. Más te vale comportarte. ━dijo, entrando en la galería. Siguiendo por el camino donde estaban sus aposentos. Los sirvientes aún les seguían, casi ansiosos por querer asistirlos en lo que necesitaran━. Sabes que ese Lord insiste en acudir a las reuniones solo por ti.
Aquella advertencia le hizo fruncir el ceño, casi ofendido.
Era el príncipe, podía decir lo que quisiera en el Salón de la Guerra. Era su derecho como hijo de una guerrera. Su madre.
Pero la peliblanca tenía razón. Los Lords lamían las botas de su padre solo por él. Porque querían casar a sus hijas, con el futuro Rey de Muspelheim.
Pero no iba a darle la razón. Ni tampoco dejaría que eso sucediera. Necesitaba libertad.
━━━Preocupate por ti, hermanita ━dijo, sin mirarle. El pasillo oscuro por las paredes brilllosas de oro negro, era iluminado por unas antorchas a la derecha. Contorneando sus rostros con un fulgor agradable y por el día que vertía su luz rojiza sobre el palacio━. Puedo encargarme de un lord inepto.
Diversión cosquilleo en su voz, alertando a Rowena.
━━━Tu arrogancia es insoportable ━susurró, negando. Observó cómo Adonis sonreía de lado. Pero aquello le picó en su corazón. Se estaba tomando a juego todo.
Paró en seco delante suyo, con los cabellos sueltos de su peinado alto, acariciando su rostro aún con un rastro de sudor.
Adonis elevó el mentón, a sabiendas de qué diría. Podía palpar la cólera en su mirada.
━. Ser Rey es tu deber. Tómate en serio tu rol en esta vida, Adonis ━dijo, recuperando su compostura, en cuanto miró por encima del hombro del castaño, a los sirvientes.
Su voz fue atenuada por qué imagen estaba dando. Adonis solo se limitó a presionar su mandíbula━. No seas una molestia para nuestro reino, como lo fue Nótt Haraldsen.
Adonis se quedó de pie, allí, viendo cómo su hermana se alejaba a paso impostado. Como si le hubiera clavado una estaca sin piedad. Terminando lo comenzado en el entrenamiento.
Tratando de contener la ira arremolinándose en el pecho, llevó sus dedos a la herida de su pómulo, donde sentía un cosquilleo por el Elixir.
El corte había desaparecido, solo quedaba una fina línea intangible cual relieve sobre su piel.
Deseó por un momento, que sus problemas pudieran desaparecer con esa facilidad.
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Salón de la Guerra
EL PLAN DE ADONIS, consistía en convertirse en guerrero. Como su madre.
Tras haber sido entrenado desde pequeño en el arte de la guerra, y la política de Muspelheim, mediante una rigurosa infancia que acarreaba con dolor insoportable en su alma; podía decir que al menos tenía su refugio en todo ello.
Esgrimir sus hachas, luchar. Seguir el legado de su madre.
Una guerrera que dio su vida por quien protegía: Odin. El Padre de Todo.
Si bien nunca la había conocido, estaba fascinado con las historias que rondaban su existencia pasada; y el precio que había llegado tras eso. El odio de Muspelheim, y de su hermana.
Entendía el deber que su madre tenía para con Odín, incluso la admiraba que haya tomado la decisión de seguir a su corazón, antes que su propósito como Reina y esposa de Sigurd.
Pese a eso, siempre le dolió su ausencia. Porque debió pagar con haber sido criado por su padre.
Ensimismado, en que tomara el Trono tras su muerte.
El Salón de la Guerra era de los pocos lugares que encontraba incómodamente agradable en el palacio.
Un salón con enormes paredes y un techo casi tan alto cual cielo de oro negro. Del cual colgaban candelabros de hierro, con fuego encendido a cada momento del día. Las imponentes columnas oscuras también llegaban al techo.
Una norme mesa circular en el centro, donde trazaban los planes de guerra, y justo detrás de esta, uno de los tronos donde se sentaba el Rey. Incómodo, forjado a base de oro negro también, con incrustaciones de rubíes puros.
Se extrañó que los ventanales circulares enormes, de cristal, estuvieran cubiertos por cortinas bermejo; evitando así la luz diurna rojiza.
Alfombras oscuras adornaban el piso de piedra.
Todo sumido en una luz tenue, con oscuridad apacible y rojiza; si no fuera por los candelabros, y los pozos hechos en el suelo, de donde brotaban llamas inquietas -colocados a los lados de la sala cual chimeneas provenientes del suelo- todo estaría sumido en oscuridad.
El calor se podía palpar, pero necesitaban del mismo; eran Hijos de las Llamas. Su fuerza vital provenía del calor.
Cualquiera diría que era un lugar tétrico, y los cuadros en las paredes, alentaban a esa definición.
Cuadros enormes que retratan las hazañas de antepasados contra los demás Mundos colgaban de las paredes; y que Adonis sabía su historia perfectamente.
Entre ellas, se encontraban: La Cacería de Vanaheim. Los 100 Años en Jotunheim. Y el que más le intrigaba a Adonis: El Pacto De Odín.
Adonis traspasó las imponentes puertas de hierro, a paso conciso, jugueteando con un fruto a medio morder en su mano.
Admiró de lejos quienes acompañaban a su padre; callándose apenas y se percataron de su presencia.
Los Guardias, con sus armaduras, yelmos y lanzas en punta de hierro, cerraron las puertas tras de sí con un estruendo.
No pudo evitar sentir un escalofrío por cuán imponente era el salón. Imponentemente amplio, con los Pozos Ígneos chispeando llamas para mantener todo cálido e iluminado.
El aroma a sangre fresca era un perfume recurrente en algunas partes del Palacio, por los eventos que habían ocurrido en ellas. Y, en el Salón de la Guerra, la sangre era una caricia palpable en el ambiente.
Detuvo sus pasos frente a la mesa circular, donde las miradas incisivas y duras de los presentes no tardaron en llegar a él.
Divisó su asiento, con un cojín negro en él. Elend Thorn se encontraba justo al lado de éste, aguardando, con un semblante sereno. Aún portaba el vestido oscuro como sus cabellos.
━━━Padre. General. Lord Leif. Rowena. ━saludó a cada uno con desdén, mientras tomaba asiento con una exhalación abrupta; sus músculos se lo agradecieron.
Rowena rodó los ojos, manteniéndose de pie al igual que los hombres en el lado derecho.
Lord Leif, un lord que estaba en representación de las demás familias importantes.
Le caía como puñetazo al rostro, siempre con su porte imitando a su padre, pero con una sonrisa de lado. Había insistido desde que Adonis tenía consciencia, en que fuera comprometido con una de sus hijas.
Rostro delgado. Cabello, cejas y barba blancas arreglados al detalle. Un traje oscuro a la medida, pero con las mangas convirtiéndose al final en guantes elegantes. Lord Leif, era la contradicción de que la gente de Muspelheim era salvaje y poco ética.
El General Meraken en cambio, era un hombre de semblante duro, con numerosas cicatrices y rostro cuadrado.
Sin cabello, más que una cicatriz irregular sobre su piel parda Casi se apenó de que no llevara su mazo consigo. El arma que usaba en la batalla.
Uno de los Generales más importantes del Ejército. Hablaba por la fuerza militar de todo Muspelheim.
Le extrañó que aún llevara su armadura moldeada a la medida, del metal al sur de Muspelheim; Forjadores de Lava.
Creyó haber visto una fina capa de tierra en su rostro.
Le dio un mordisco al fruto rojizo, casi con un sonido grotesco, sintiendo cómo el líquido dulce se le escabullía por los labios. Subió una pierna encima de donde debería estar su brazo, acomodándose hasta que su padre se dignara a hablar.
Estaba sentado en el trono, a varios metros detrás de la mesa, casi entre la oscuridad; los escalones debajo suyo le elevaban del piso; siempre en lo alto. Sutil recordatorio de su estatus.
Casi siempre hablaba desde allí, mientras los presentes trazaban un plan. Adonis creía que era por arrogancia, y para no tomarse la molestia de estar de pie.
Le exasperaba su elocuencia y paciencia.
Un escalofrío le recorrió el lado derecho del rostro, al sentir cómo Elend se acercaba para hablarle en un susurro, mientras los presentes miraban el plano de Muspelheim en la mesa.
━━━Majestad. Un príncipe no se sienta de esa forma. ━aclaró, haciéndole que le mirara de reojo, de forma incisiva.
Iba a sentarse como gustara.
Le ignoró, recordando las clases de modales que había recibido en tiempos anteriores. Una de las tantas que odiaba con su ser, y que no había pasado.
Chasqueó la lengua, alzando su voz para llamar la atención.
━━━Entonces, ¿a quién atacaremos? ━miró el fruto redondo y jugoso, del tamaño de su mano; y de reojo la mirada acusadora que le estaba dando Rowena.
Tenía el cabello suelto, y su uniforme al cuerpo; blanco como su cabello, decorado en líneas negras y metálicas. Con cinturón de cuero y guantes negros.
Se veía justificando uno de sus tantos títulos que se había ganado con el pasar de los años: Comandante de las Tropas Infernales.
A diferencia de él, que solo estaba cómodo. Con su pantalón marrón al cuerpo, botas y chaleco que se ajustaba desde el frente por encima de una camisa oliva oscuro; y guantes sin la punta de los dedos.
Se había vestido para la ocasión, según él.
━━━En tu ausencia, querido hermano, padre expuso su deseo de atacar Asgard finalmente. ━contestó Rowena, haciéndolo incorporarse en el asiento. Atacar Asgard.
Sonrió, ampliamente. Sentándose erguido hacia adelante. La ironía surcó su rostro.
Claro que quería atacar Asgard, no tenía problema con ello. Conocía las historias pasadas sobre Asgard y Muspelheim.
Habían sido enemigos naturales hasta el Pacto de Odín, donde debía preservarse la paz..
Las injusticias hacia Muspelheim rebosaban en sus libros. Había leído innumerables tomos, y aún se sabía de memoria eventos especiales. Bajo el oro de Asgard, solo había ríos de sangre.
Construyeron un paraíso, a base de cuerpos y huesos; casi como Muspelheim. Pero eso fue mucho antes de que su familia llegara al trono. En los primeros siglos de la creación. Cuando los antepasados de Gormsson, eran conquistadores despiadados.
━━━Atacar Asgard, eh. Me agrada ━dijo finalmente, poniéndose de pie. Examinó los mapas en la mesa con orbes ansiosos. También había un mapa de Asgard━. Pónganme al tanto entonces.
Rowena suspiró sutilmente.
Lord Leif miró al General Merake, quien se limitó a obedecer.
━━━Su Majestad dijo que debemos atacar antes del Ragnarok. ━dijo, viéndole con ojos pardos inyectados en sangre. Su altura y musculatura se asimilaba a la de un gigante, pero su voz, era sutil y casi delicada; grave.
━━━¿Y por qué no esperar a que el Ragnarok los destruya? Después de todo, van a morir. ━Lord Leif cuestionó al instante, con su voz caracterizada por un desdén despectivo.
Rowena negó, y clavó sus ojos grises en los verdes del Lord.
━━━Nuestro reino no tiene buena relación con Surtur, como deberías saber, Lord Leif ━dijo━. Si atacamos durante el Ragnarok, tendremos la desventaja de que Surtur también nos ataque a nosotros. ¿Por qué crees que está del otro lado de nuestro Reino, enterrado casi en las profundidades?
Lord Leif se removió incómodo en el lugar.
Adonis intervino al instante tras la mención de Surtur; estaba relacionado al Ragnarok. Quería poner en práctica sus conocimientos de historia.
━━━Eso y, según las profecías, un Invierno azotará Asgard, anunciando la llegada del Ragnarok en sí ━se atrevió a agregar, solo porque disfrutaba de la incomodidad del Lord━. Y como ya deberías saber, mi Lord, somos débiles ante las temperaturas bajas.
Finalizó en tono de burla, imitando a Rowena. Lord Leif le fulminó con la mirada, pero Adonis solo se limitó a darle otro mordisco al fruto en su mano ante tal reacción.
El General Meraki suspiró.
━━━El Príncipe tiene razón. El invierno nos debilitará si atacamos para entonces. Debemos hacerlo antes, si ese es el deseo de Majestad. ━recalcó, inclinándose a donde su padre admiraba todo en silencio.
Adonis quiso rodar los ojos, pero entonces recordó por qué Lord Leif no quería atacar en realidad antes del Ragnarok. Y sacó eso a la luz. Por mera diversión.
━━━Oh sí. El Dios del Invierno... El Verdugo Invernal ━intervino. Ensombreció su voz, dejando que fluyera lenta y apacible━. Las profecías dicen, que se levantará de su tumba gélida en Jötunheim... Traerá el Invierno más crudo a los 9 Mundos, anunciando el inicio del Ragnarok ━Lord Leif le miró, ensimismado en sus palabras━. Los Hijos de las Llamas pueden morir con solo el toque de sus manos heladas. Y cuando se le mira a los ojos... ¡Extrae tu alma! ━exclamó violentamente, golpeando la mesa en un sonido sordo.
Lord Leif se sobresaltó en el lugar, provocándole una risita maliciosa al instante. Volvió a su asiento, satisfecho por su accionar.
El General Meraki solo se limitó a disimular una sonrisa, y Rowena, a recriminarle nuevamente con la mirada.
Era una leyenda. Un supuesto Dios proveniente de Jötunheim, capaz de hacerle frente a los Hijos de las Llamas. Una profecía más del Ragnarok. ¿Para Adonis? Un cuento con el que asustar a los Lords.
Elend Thorn intervino, con su voz melosa y susurrante.
━━━Príncipe....
Le miró, a sabiendas de qué decía en su mirada: que se comportara.
Se hizo el desentendido, encogiéndose de un hombro.
━━━¿Qué? Me gustan las historias.
Ignoraron su acotación, con Lord Leif carraspeando por su reacción; vio un ligero rubor en su arrugado rostro.
Rowena retomó el tema principal.
━━━Siquiera y sabemos si es real. Además, el Ragnarok terminará lo que empezaremos ━replicó, alzando el mentón━. Es una cuestión de saldar deudas con los Odinson antes de que mueran.
Suspiró, rodando los ojos nuevamente.
Estaba diciendo eso porque era lo que su padre quería oír. Pese a que les apoyaba en atacar Asgard para saldar las injusticias de sus antepasados, en parte no le veía sentido.
Los asgardianos morirían en el Ragnarok.
Pero todos eran conscientes del rencor de su padre. No iba a desistir de tal idea tan fácilmente.
A menos que algo realmente grave sucediera.
La voz de Rowena le sacó del leve trance en el que se había metido.
━━━Podríamos entrar con la vanguardia desde el Portal del Norte. En las Montañas cerca de los Forjadores de Lava ━prosiguió la ojigris, señalando un lugar alejado del Palacio en el mapa. Adonis lo conocía a la perfección. Había intentado huir de Muspelheim por allí en un arrebato extremo de rebeldía tiempo atrás━. Nuestra retaguardia es más fuerte que la suya. Pero tenemos ganada la batalla si infiltramos a las Criaturas Oscuras primero.
━━━Si sabes que las Criaturas Oscuras no son tolerantes al Sol de Asgard, ¿verdad? ━acotó, ganándose una mirada furtiva━. Lo mejor será enviar a los Demonios de Fuego.
Rowena exhaló.
━━━Por supuesto. Tirar abajo la puerta y alertar a todo Asgard de que atacaremos.
━━━Nuestros demonios soportan el Sol de Asgard. Las Criaturas Oscuras, por algo, son "Oscuras" ━dijo, pero por su mirada, pudo deducir qué planeaba en realidad. Se movió inquieto en el asiento━... Espera, ¿planeas atacar de noche?
━━━La oscuridad nos favorece. Odín no tiene tan buena visión con un solo ojo. ━se burló, haciendo sonreír al General━. ¿Por qué crees que nuestro padre se encargó de las vandrende? El lugar donde habitaban estaba sumido en la oscuridad.
━━━Sí, ya lo sé, hermanita ━respondió en severa entonación━. Pero las vandrende no tenían un ejército dorado, liderado por el Padre de Todo. Solo tenían sus maldiciones ridículas...
Un sonido sordo le hizo detener su habla. Volvió su vista hacia su padre, que estaba de pie.
Había golpeado su mano contra el trono.
La sala se sumió en un silencio de respeto y pavor. Viéndose obligados a inclinar la cabeza, en cuanto su padre comenzó a bajar los escalones hacia ellos.
Su cabellera sedosa caía sobre sus hombros ocultos por una capa negra, con el interior rojizo; con el resto de sí, arrastrándose detrás suyo, con gracia.
Pese a que era de la misma edad que Odín, su rostro se mantenía fuerte y delgado, con apenas y arrugas surcándolo, cual cicatrices orgullosas.
Su cabellera color ónix, con mechones blanquecinos, era adornada por la Corona de Cenizas.
Una reliquia negra como el palacio, con relieves irregulares y en punta; no era grotesca, era casi elegante. Y con los rubíes incrustados en ella, iban a juego con la vestimenta de Sigurd.
Se detuvo del otro lado de la mesa, con sus largas y fuertes manos entrelazadas, casi ocultándose en su capa.
Olía a bosque de invierno en llamas. Y su presencia, era cual sombra.
Habló.
━━━Nunca debes subestimar a quienes pueden maldecirte, Adonis ━le miró, de habla lenta con tintes de impostación calmados━... Hay otro motivo por el que quiero atacar Asgard.
Sus ojos grises le miraron directamente, atravesando su alma y desnudando su orgullo.
Quería que hablara. Conocía el otro motivo, como una memoria fresca, inculcada desde pequeño.
Suspiró, a regañadientes.
Lord Leif y el General estaban atentos a sus palabras. Rowena expectante y Elend Thorn, una estatua oscura detrás de su asiento.
━━━... La Maldición. ━dijo, casi en un suspiro.
La Maldición que había hecho la vandrende antes de que naciera.
Si pudiera decirlo, diría que era falsa. O al menos lo que decía.
El General habló por todos.
━━━Con todo respeto, Majestad. Yo... no creo que se cumpla. ━cuidó sus palabras, mirándole solo si él lo hacía.
Sigurd le cedió la palabra.
━━━Habla.
━━━Las Maldiciones y Profecías de una vandrende pueden distorsionarse. No estamos seguros si en realidad va a cumplirse ━dijo, alzando la vista━. Pasó mucho tiempo desde...
━━━Se cumplen. Tarde o temprano ━interrumpió ligeramente brusco.
Relajó su cuerpo, viendo al General━. Aún así, comprendo tu preocupación. Pero tengo una suposición de qué ocurrirá con ese... Dios de la Guerra.
La mención provocó un escalofrío incontrolable en su cuerpo, pero no sentía más que miedo por esa profecía. Los entrenamientos que había sufrido desde pequeño, eran para detener a ese Dios.
━━━¿El que quieres que derrote por si intenta algo en contra nuestra? ━cuestionó, ganándose su mirada━. Realmente no entiendo cómo creés en esas maldiciones. Probablemente se cumpla algo que ni viene al caso, Padre. Así funciona su magia.
Culminó, dejando el fruto casi terminado sobre el mapa de Asgard, en un respingo de cólera injustificable.
Estaba molesto por esa maldición, no solo porque creía que era absurda; sino, porque realmente temía qué sucedería.
Ocultaba su miedo con aquella actitud.
Sigurd replicó.
━━━Por eso mismo, creo que el Dios de la Guerra estará en Asgard. Y Odín lo usará en nuestra contra ━aseguró. Volteando a Rowena━. Debemos atacar primero.
Rowena asintió, casi con orgullo oculto.
Le picó en el suyo que se dirigiera a ella; cuando era él quien tenía sed de guerra, de combates. Rowena era una piedra en su bota.
Intervino.
━━━¿No se supone que ese... Dios de la Guerra aparecerá cuando renazca una Diosa? ━dijo, ladeando una mano con desdén. Teniendo la mirada de todos allí━. Además, ¿cómo sabemos qué Diosa es? Hay muchas y mis conocimientos de historia no son tan vastos.
Se burló, recordando las lecciones y las historias que conocía respecto a Diosas.
La sala quedó sumida en un silencio momentáneo, casi incómodo; aguardando a que el Rey respondiera.
Su voz fue lenta, paciente.
━━━Una Diosa de la Vida y la Muerte, hijo mío.
La mención de aquella Diosa le hizo sonreír, casi expulsar una risa. Esas Diosas eran legendarias.
Lord Leif le miró de reojo, no se atrevía a intervenir por algún motivo; pero su mirada ocultaba algo.
Miró al Lord, y luego al General. Su padre fue al final. El tono de Adonis chispeó.
━━━¿Es una broma? Esas Diosas renacen cada siglos, y en diferentes mundos. Es imposible saber dónde...
━━━Traedla. ━le interrumpió Sigurd bruscamente, dirigiéndose al General.
El General inclinó la cabeza, pasando a su lado tras una mirada furtiva. Le vio alejarse y salir tras las puertas que se mantuvieron abiertas aún luego de que saliera.
Se volvió a su padre, quien parecía paciente por qué diría. Rowena habló por él.
━━━Padre, ¿qué está pasando? ━preguntó, en un respingo vacilante.
Sigurd exhaló, y emprendió pasos lentos para rodear la mesa, pasando por donde había estado el General.
━━━¿Saben qué Mundo es Alfheim?
Asintió, replicando con su voz neutral.
━━━Es el hogar de los Elfos de la Luz. ━le miró.
━━━Cuando la vandrende lanzó la maldición, me aseguré de rastrear todo anomalía inusual de magia en los demás Mundos, con ayuda de la magia de los Lords ━dijo, caminando a su lado, señalando a Lord Leif con su mano y alzando sutilmente una ceja━. Y con la ayuda de Las Criaturas Oscuras, que huelen a otros Dioses, y del General Meraki...
Las piezas le cayeron a sus pies violentamente.
Su voz fue musitada por la sorpresa.
━━━Alfheim. Allí renació la Diosa ━dijo, Rowena frunció el ceño━. Pero, ¿cómo hiciste que los Elfos de la Luz te la entregaran?
Sigurd se detuvo casi a su lado, mirándolo. El acero de sus orbes era igual al de Rowena.
━━━¿Creés que el General y Lord Lefi están aquí solo por este plan? ━cuestionó━. Los Hijos de las Llamas, no piden permiso para tomar algo, Adonis.
Palpó el agridulce sentimiento en su mirada. Percatándose, de por qué el General tenía la armadura puesta, y un rastro de tierra en su rostro.
━━━Mataste a los Elfos ━dijo. Sigurd evadió su mirada, mirando al frente. Rowena se adelantó al otro lado de su padre; la sorpresa surcando su rostro━. Y Lord Lefi está usando su magia...
━━━¿Asediaste Alfheim? ━preguntó la peliblanca, tratando de no perder la compostura a su lado; mirándole de reojo.
━━━Los cuerpos de los Elfos cuelgan de sus árboles. Pero sí, también dejé una parte de nuestro ejército allí. Criaturas Oscuras.
Dijo, como si no fuera la gran cosa.
Aquello le inquietó hasta los huesos, obligándose a dar pasos hasta quedar a su lado.
Las palabras brotaron como lo inminente a las puertas de Muspelheim.
━━━Alfheim tiene como aliado a Odín. Tomará esto como una declaración de guerra. ¿Por qué no nos dijiste? ━cuestionó severamente.
Los pasos y las puertas terminando de abrirse interrumpieron su respuesta. Los tres alzaron la vista, viendo a dos guardias y al General cruzando las puertas, con una tercera persona.
Frunció el ceño por la presencia que no conocía. Que se esclareció a cada paso que daba hacia ellos. Una joven.
Sigurd respondió.
━━━Tenemos a la Diosa. Odín no podrá contra nosotros.
Su corazón se quedó en vilo ante tales palabras, viendo esclarecidamente a la Diosa, acercándose a dos metros suyo.
Cabellera rubia. Rasgos delicados. Sus orbes claros le miraban como si fuera un conocido, casi con gentileza divertida.
Un vestido fino, largo y de color de las rosas en Midgard contorneaba su figura delgada y casi delicada. Descalza.
La Diosa de la Vida y la Muerte. Del equilibrio.
Se inclinó hacia adelante, de forma respetuosa ante su padre.
Alzó la mirada, con su voz chispeando en desinterés repentino. No esperaba que hablara.
━━━Majestades ━se relajó en el lugar, en el medio del General Meraki y un Guardia. No pudo evitar sonreír con ironía por sus palabras━... Honestamente, creí que sus perros iban a matarme en Alfheim. Si son perros, ¿no?
Sigurd presionó sus labios, ocultando una fina sonrisa. Casi pareció enternecido por su suposición.
━━━Son demonios, Diosa ━dijo, inclinándose hacia adelante━. Demonios de Fuego.
━━━Oh... Huelen como perros normales. Los de Midgard. ━dijo, realmente ensimismada en sus palabras, ladeando una mano delgada y pálida como su piel.
Aún no podía creer que estaba frente a él. Que su padre había matado a los Elfos para conseguirla, con tal de ganar la guerra contra Asgard.
Pero si iba a usar a la Diosa, solo había una forma: sacrificarle.
Negó, volviéndose a su padre bruscamente.
━━━No voy a matarla. Es sagrada. ━farfulló entre dientes a su lado.
Sigurd se volvió para verlo.
Elend se colocó a su lado, a sabiendas del tono en el que le habló a su padre. Una falta completa de respeto.
━━━Debes dejar las creencias y los deseos banales de tu corazón, hijo ━susurró, tajante.━. La Diosa, te asegura la victoria sobre los demás Mundos.
Frunció el ceño. El corazón se le estrujó en ansiedad. Su voz fue una inundación de consternación.
━━━¿Me asegura?
Rowena intervino disimuladamente, con clara confusión.
━━━Padre, ¿a qué te refieres?
Sigurd exhaló un hilo de confesión. Paralizando su alma.
━━━Voy a cederte el Trono de Muspelheim, Adonis. Antes del Ragnarok. ━dijo.
Sus ojos se abrieron. Su voz brotó como raíces creciendo fuera de su control.
━━━¿Qué...? ¡No! ¡No puedes! ━exclamó, manteniéndose firme en su lugar. Sus ojos irradiaban desesperanza. La cólera subió cuál llamas por su rostro━ ¡Dijiste que...!
Le interrumpió secamente.
━━━Y nuestra batalla no se limitará solo con Asgard ━continuó, mirando a la Diosa ensimismada en la decoración de la Sala━. Tú, mi hijo, Adonis Gomrsson. Devorarás los demás mundos en nombre de Muspelheim.
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VALHALLA ©
vodkxhansson ; (⚡)
✨ N/A:
EL PRIMER CAP UJUU
lamento por la densidad pero era necesario
porque es un "nuevo mundo" y tal
(cualquier cosa pueden preguntar sobre alguna duda o tal uwu)
espero que les haya gustado esta introducción al mundo de Adonis 🤧
advierto que Muspelheim,
otros mundos y el Ragnarok
serán modificados brutalmente <3
ahr
qué les pareció Adonis? 👀
and Rowena?
cuenten que los leo ❣️
✨ nos leemoos ✨
─━─━─━──━─━─━─
(🍎)
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