Cap. 23
Lean se encuentra sentado en el techo de un edificio –No lo puedo creer, hasta mi mejor amigo se volvió mi enemigo. –Piensa al recordar que vio a Rafael con Amelia –Ya no aguanto... -aprieta con fuerza sus puños poniéndose de pie, entonces grita con todas sus fuerzas -¡Les hablo a todos los exiliados, vengan!
Unos segundos después unas sombras aparecen a su alrededor que se confunden con la oscuridad de la noche -¿Qué es lo que quieres Lean? –pregunta uno.
-Los llamé para unir nuestras fuerzas. –responde serio.
-¿Y eso cómo para qué? –dice otro con un tono desinteresado.
-Para vengarnos de los que nos convirtieron en exiliados. –agrega molesto.
-¿De Nina y Miguel? ¿Pero cómo? Ellos nunca bajan a la tierra. –dicen serios mientras los demás murmuran.
-¿Y creen que eso no lo sé? tengo un plan. –inicia mientras comienza a caminar mirando a todos y cada uno de los presentes –Les tengo una noticia que los sorprenderá, sé la ubicación de dos ángeles, uno de ellos en un arcángel.
-Un arcángel no puede ser guardián. –corrigen serios.
-Sin embargo lo es, pero lo más importante es que conozco al híbrido de quien todos hablan. –dice haciendo que los demás se pongan tensos.
-¿Al á-ángel... mitad humano? –pregunta sorprendida una chica, ella es alta, delgada, de ojos azules y cabello castaño.
-Pero es un híbrido, un monstruo. –habla otro, es parecido a la chica solo que sus ojos son verdes oscuros.
-Jajaja. –Ríe burlón –Kearrents no es más que otro ángel inútil, si los atacamos Nina y Miguel bajaran y podremos vengarnos. –finaliza Lean convenciendo a todos.
Al día siguiente, Kea despierta a Amelia trayéndole el desayudo a la cama –Hola Lía ¿Cómo dormiste? –saluda entrando por la puerta y se sienta a los pies de la cama.
-Bien, gracias por dejarme quedar en tu cuarto. –sonríe ella sonrojada.
-No es nada, además yo no puedo dormir. –ironiza riendo.
-Kea ¿Ya pensante en qué te gustaría trabajar? –pregunta ella tomando el té que él le preparó.
-Bueno... no tengo idea. –se rasca la nuca.
-Debemos pensar en algo. –murmura pensativa.
-Ajá. –dice Kea mirando fijamente la margarita que él mismo puso junto al desayuno de Amelia como detalle, entonces su estómago ruge muy fuerte. Amelia suelta una risita haciéndolo sonrojar.
-¿Tú desayunaste? –pregunta Amelia sonriendo.
-No, todavía no. –contesta tomando su estómago.
-Entiendo. –ella le entrega la margarita que Kea devora rápidamente.
-Gracias. –Dice lamiendo sus labios, en eso Amelia sonríe -¿Qué tienes? –pregunta él confundido.
-Es que... sigues sonrojado. –aguanta la risa mientras que Kea parpadea un par de veces. Él toca su cara y siente que sus mejillas se encuentran calientes, rápidamente corre al baño y se mira al espejo –Es cierto. –Dice sonriendo -¿Cómo se hace para estar normal de nuevo? –pregunta mirando a Amelia quien está un poco sorprendida con esa pregunta, la verdad no sabe cómo.
-No sé. –sube y baja los hombros.
-No importa, nadie lo va a notar. –dice Kea sonriendo.
-Kea, ¿Sabes dónde está mi mochila? –pregunta Ricky pasando por el pasillo.
-Te ayudaré a buscarla. –se propone él, a Amelia le parece algo muy tierno, Kea antes no era así, solo le importaba él mismo pero ahora es un excelente hermano mayor.
-¡La encontré! –dice sacándole de debajo del sillón. Ricky mira la hora y se le hace tarde para ir a la escuela.
-¿Me llevas a la escuela? –pregunta haciendo carita de cachorro.
-Okey, sube. –acepta su hermano dándole la espalda y arrodillándose para estar a su altura.
-Ir volando es genial, pero yo pensaba en manejar. –habla Ricky mostrándole las llaves del auto.
-¿Se las quitaste a mamá? –pregunta Kea serio cruzándose de brazos.
-No, se las pedí. Le dije que llevarías a Amelia a pasear y que necesitabas el auto. –confiesa inocentemente.
-Está bien, te llevaré a la escuela en auto. -Una vez en estacionamiento él toma el asiento del conductor, Amelia el del acompañante y Ricky sube atrás. Kea pone las llaves y toma el volante del Toyota 4x4 <<A su mamá le gusta manejar máquinas potentes>> con ambas manos y se queda un momento con la mirada fija hacia adelante.
-¿Qué pasa? ¿Por qué no arranca? –le pregunta el pequeño a Amelia.
-¿Kea... sabes conducir? –habla ella inclinándose un poco para mirarlo.
-No sé. –dice apoyando se frente por el volante haciendo sonar el claxon.
-Jajaja, no importa yo te digo cómo. –ríe ella.
Entonces...
-Nos vemos Ricky, ahora te paso a buscar. –lo despide Kea moviendo su brazo.
-¡No! Será mejor volver caminando. –responde entrando a la escuela corriendo. Kea camina hacia la Toyota que, está un poco abollada y cubierta por un poco de cemento y hormigón, y sube, Amelia se encuentra en shock aferrada al asiento con las uñas y su cabello está un poco desordenado.
-¿Lía estas bien? –pregunta él al verla.
Ella parpadea un par de veces y responde –Sí, estoy bien. No me importó pasar todos esos semáforos en rojo y entrar accidentalmente a una obra en construcción que casi terminaste demoliendo. –dice rápidamente mientras ordena su cabello.
-Bueno, volvamos al departamento. –sonríe tomando el volante.
-¡No! –Grita ella –Yo conduciré. –dice pasando sobre él y empujándolo al asiento del acompañante.
-Ve despacio porque el freno no anda muy bien. –le aconseja él sonriendo apenado.
Cuando ambos llegan al departamento, Amelia estaciona la 4x4 y miran su estado, está muy sucia y hay una gran abolladura en la puerta del conductor.
-Mmm... no se ve tan mal. –dice Kearrents rascándose la cabeza.
-Tu mamá te va a matar. –a Amelia no le gusta nada de esto.
-No creo... -de repente la puerta se cae asustando a los dos –Bueno, tal vez.
En ese momento el celular de Amelia empieza a sonar, es una llamada -¿Hola? –Atiende ella –Kea es para ti, es Zariam creo. –dice pasándole el celular.
-Sí ¿Qué pasa Zariam? –pregunta él un poco preocupado, algo no está bien.
-Es Ariel, está en problemas. –entonces un chilla Lauren al fondo -¡Siiiiii! Pareció su sexy hermano y lo atacó. No sabía que tenía un hermano. –habla ella disgustada por no saber.
-¡Cállate Lauren! –Le grita Zariam molesta –El asunto es que es maldito lo atacó y se lo llevaron.
-¿Llevaron?
-Sí, eran como 20.
-Ay no... -murmura Kea bajando lentamente el teléfono y teniendo su mirada en la nada.
-¿Qué pasa? –le pregunta Amelia confundida.
Él no responde y se pone pensativo -¡Rafa, se que estás ahí! –exclama haciendo que el otro aparezca sobre la rama de un árbol.
-Me descubriste. –dice sonriendo y dando un salto para caer justo al lado de Amelia.
-Cuídala. –Le ordena comenzando a correr –Debo salvar a mi amigo. –dice alzando vuelo.
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