73- Geno.
Arreglaba el vestido algo malhumorado, todavía no se acostumbraba a usarlo y que todos le mirasen sorprendidos, ya llevaba unos días de los cuales su hermano todavía no sabía nada de su situación, siempre cuando llegaba se iba a cambia rápidamente. Así estaba su secreto hasta que su amigo Ink apareció por un lado, sonriendo bastante nervioso, jugando con sus manos.
— ¡Hola, Geno! ¡Sí que te ves guapo, ha-ha-ha!
— Nos vimos en la mañana, ¿Por qué me saludas de nuev... —Paró en seco, notando la expresión nerviosa adversa, eso le hizo entrecerrar su cuenca sospechando— ¿Ahora qué te ha pasado?
— ¡Ahaha...! No es nada, pero... Creo que metí la pata.
— Suéltalo de una vez, Ink.
— Le conté a Error que te pillé con Reaper besándote y... Creo que no reaccionó muy bien.
Tales palabras fueron pronunciadas con extremada rapidez, pero Geno ya podía entenderlo, reaccionando con su cuenca oscurecida, no se creía lo que le estaba diciendo, tomó del brazo del menor acercándolo frunciendo el ceño.
— ¿Que qué? ¡Ink, se supone que yo se lo iba a contar a su debido tiempo!
— ¡Se me escapó, aaah, ten piedad de mí!
El de bufanda suspiró, soltando a su amigo mientras apretaba el puente de su nariz con sus dedos.
— ¿Cuándo lo supo?
— Ahorita mismo.
Es decir que era inevitable, ya estaba ahí y era mejor evitar algún problema en el local, pidió con más calma, pues debía tenerla a que su hermano fuera hasta arriba en unos minutos, era mejor tener un traje más cómodo o si no, Error iba a explotar como nunca.
El tiempo pasó y escuchó con claridad los pasos de alguien al subir, allí salió el azabache con el ceño fruncido, buscando las respuestas que debía darle como debía.
— Escúchame, hermano, yo te lo iba a decir tarde o temprano.
— No es necesario que me digas tus excusas. —Interrumpió sus palabras alzando una mano, suspiró— Eres el adulto acá y has dado consejos y no puedo privarte de tus propias decisiones, tristemente tus elecciones sean tan malas.
Geno no se esperó tal diplomacia para afrontar el tema, parpadeando por un momento antes de poder hablar, aunque sus palabras no salieron.
— Eh... ¿Gracias...?
El de cuencas rojizas rodó sus pupilas y bufó, se volvió un momento tenso hasta que el menor volvió a hablar, ya decidido a irse o si no sacaría su furia real.
— De todas maneras lo voy a vigilar, ese idiota no se saldrá de las suyas otra vez.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top