39- Stave.
Se cubrió el rostro con sus manos esperando calmarse, se sentía pésimo, hasta deseaba tirarse por la ventana a ver si el dolor físico lo distraía de sus presiones. Desde el día que había tirado sin querer el café hacia aquel sujeto que tan bien le había tratado lo hacía sentir culpable; su autoestima permanecía inestable creyendo que no servía ni para esas cosas.
Había pasado una hora desde que debió salir al local a trabajar, pero no se sentía adapto para tal función, su cuerpo no lo permitía, no se movía y trataba de no mirar más allá de sus propias manos, tenía justo su espejo de cuerpo completo en frente, y estaría obligado a mirar el desastre que era.
No se consideraba feo, sino que sentía que realmente no sabía cómo comportarse, sus manos eran torpes, apenas podía hablar con algunas personas sin estar incomodo, se suponía que el trabajo temporal en el que estaba era para desarrollar su personalidad, pero ni un hola le salía, ni una sonrisa sin nervios salía de su boca al tratar de ser amable y no mostrarse nervioso. Podía ser que era llamativo por eso, las jóvenes que querían que él le atendiera amaban su nerviosismo, pero si quería ser un profesional, a nadie le gustaría un niño que se frustra rápido y desee huir cada momento.
Suspiró entrecortado, y la puerta de su habitación se abrió, no tardó en alzar la mirada, viendo a su hermano mayor interponer aquel espejo con su cuerpo, gesto que agradeció por completo pero no se atrevía a decir más que un "hola" muy bajo.
— ¿Todavía? —Preguntó Blard, ya consciente de lo que estaba pasando su hermano, era muy difícil que Stave no le contara algo que sucediera, no cuando era muy fácil de saber que le pasaba algo que atentaba su inestable paz.
—... Sí.
Blard suspiró y le dio una caricia en su cráneo.
— No puedes faltar a trabajar así como así, hermanito. —Se sentó a su lado, sin dejar de mimarle con suavidad para que no dolieran sus pecas.
— En cualquier momento me dará un ataque de pánico... No quiero sufrir más en público.
— Llevas solo tres días desde el incidente, y hasta ahora no ha habido ninguno.
— Porque en esos días no ha llegado nadie que estuvo ese día... Si se me quedan mirando...
Blard no le dejó hablar, y le dio un cálido abrazo fraternal.
— No quiero que sufras... Te daré unos días de descanso para que puedas ordenar tus ideas. ¿Vale? Llamaré a Geno avisándole, pero con la condición que al menos comerás y no te encerrarás en la habitación.
— Bien... Lo haré. —Sonrió más calmado— Gracias... Blard.
— De nada, Stave. Puedes dormir hasta las once, así que disfruta tus días "sabáticos" hasta que te recuperes. —Rió.
Ambos rieron, y Blard tras llamar al de bufanda notificando lo sucedido, se fue a trabajar. Stave al quedar solo, miró el techo de la habitación, recordando la mirada que Outer le había dado, no era una de enojo, no estaba molesto... Era mejor dejar de pensar en el trabajo por un rato.
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