Capítulo 1

—¡Nova!

Nicholas Durant grita y Delilah solo pestañea.

Una vez. Dos veces. Tres veces.

Le duele la garganta, ¿por qué le duele la garganta?

Nicholas Durant calma a la niña que lleva en brazos y Delilah vuelve a pestañear tres veces seguidas.

La niña no deja de llorar y, entre los nuevos pestañeos, Delilah consigue ver algo más de la niña.

—¡Rachel! —Nicholas Durant vuelve a gritar, pero esta vez no grita el nombre de su primo y su varita se mueve lo suficiente como para que Delilah pueda ver a la niña.

La niña es una copia bastante exacta de su primo, ojos incluidos, aunque el color de pelo se parece más al de Rachel, no es tan oscuro como el de su primo. Ella sigue llorando y no para de llorar hasta que alguien le pone un chupete y parece que, así, se calma.

O no, porque hay otro llanto, pero no viene del mismo lado, no viene de la copia de su primo, viene de los brazos de su primo y en ellos hay una copia exacta de Nicholas. Aunque los ojos podrían ser de Rachel, Delilah no está segura del todo de lo que está viendo.

Pestañea de nuevo, tres veces, esquiva la luz de la varita de Rachel y sabe que le están hablando, pero lo último que ha oído es su nombre en algún momento y ahora no entiende nada.

—...casa....

—...no... shock...

—...sangre...

Pestañea, otra vez, intenta centrarse, pero solo puede oír los llantos de las dos niñas y ninguno de los tres adultos son capaces de calmarlas a pesar de que las tienen en brazos.

Delilah estira el brazo, tiene hierba en la mano, ni siquiera sabe como la ha cogido, y se lo deja encima de la copia de su primo. Ella se queda callada y coge la hierba, la mira, tira el chupete e intenta llevarse la mano a la boca, pero Nick impide que se lo coma y eso causa risa.

La risa es más agradable que el llanto, la risa hace que Delilah vuelva a pestañear y ya no hay una risa y un llanto, ahora solo hay una risa. Pestañea y mira a la otra niña, que tiene el chupete en la mano y la mira, girando la cabeza. Quizá sonríe o no, Delilah no lo tiene claro porque la luz de la varita de Rachel entra de nuevo en su campo de visión.

—...bien? —pregunta la chica, entiende que está preocupada, pero no entiende que le está diciendo—. ¿Delilah?

Asiente, eso sí que lo ha entendido, puede responder a eso. ¿Cómo ha llegado hasta allí? ¿Cuándo ha llegado? Ah, Kreacher, Regulus ha mandado a Kreacher a que la lleve allí.

Regulus.

Regulus la ha sacado de la cueva. Regulus la ha sacado de la mansión.

Quizá todo vuelve de golpe muy rápido, o quizá no lo suficientemente rápido. ¿Cómo lo ha olvidado? ¿Cómo ha podido olvidar toda esa sangre? ¿Cómo ha podido olvidar los cuerpos de sus padres en el suelo, inertes? ¿Cómo ha podido olvidar la tortura mientras los mataban desangrandoles? ¿Cómo se le ha olvidado estar delante del Señor Tenebroso, temblado, suplicando, mientras Barty no dejaba de reírse?

—Delilah, ...leer..., favor... no... seguro —sigue sin entender, sabe que está llorando, le está faltando el aire, Rachel le tiende un papel y parece importante que lo lea.

Pero las letras bailan, se mueven demasiado, no puede enfocarlas porque tiene los ojos llenos de lágrimas y le está costando respirar. Parpadea para limpiarlas, tiene que conseguir limpiarlas, es importante que lea el papel, no sabe por qué, pero es importante porque ellos señalan a la nada y están en un jardín y está claro que esa es su casa, reconoce el jardín.

Pestañea de nuevo, pero no sirve de nada en ese punto porque lo único que puede ver es que ella está cubierta de sangre. Pero la sangre no es suya, lo sabe, tiene algunos cortes, sí, los nota abiertos, pero toda esa sangre no es suya, es de sus padres. Puede verles de nuevo, puede ver a su madre con la mirada perdida, como lleva teniéndola meses después del ataque y puede ver como su mirada desaparece por completo.

Puede ver a su padre, suplicando a Bellatrix y a Barty que les dejen vivir, que son fieles al Señor Tenebroso, como todos los Selwyn y puede ver como Barty se ríe delante de él, como se recrea cuando saca un cuchillo y esa es la parte que a Bellatrix más le gusta porque ahí es cuando la magia deja de sujetar a Delilah para ser Bellatrix quien la sujeta. Y es Barty quien mata a su padre, quien se recrea con cada puñalada, cada vez que retuerce el cuchillo.

Es Bellatrix quien la suelta cuando Barty se aburre de abrir a su padre tantos agujeros que se tira en el suelo, en la sangre, y no deja de reírse. Delilah intenta salvarle, recuerda perfectamente cómo ha intentado salvar a su padre pero solo ha servido para llenarse de sangre porque ya no había nada que salvar.

—¿Crees que tu primo llegará para salvarte? —Barty habla muy alto, sigue hablando muy alto a pesar de que ya no está allí y se lo ha susurrado al oído, mientras la cogía del pelo. Vuelve a reírse en la cabeza de Delilah, vuelve a gritar, pero vuelve a bajar la voz—. Donovan Crowan, Donovan Selwyn.

Pestañea de nuevo porque no está en su casa, esa que La Orden del Fénix les había dado para protegerles, con hechizos muy buenos y que no han servido de nada para Bellatrix Lestrange y Barty Crouch Junior.

Sus padres están muertos y un mortifago sabe el secreto de su primo.

Le falta el aire, le falta más de lo que le faltaba antes, se lleva la mano a la garganta, como si eso fuera a hacer algo, sabe que no hay nada que le impida respirar, pero siente que sí y siente que no va a poder más y...

Son dos manitas, una en cada pierna. Están mojadas, quizá algo pegajosas y Delilah siente ganas de quitarlas con fuerza, pero algo suave acaba en sus manos y, cuando mira hacia ellas, solo ve naranja.

Pestañea. ¿Cuándo ha llegado un zorro a ese jardín?

Está suave y las manos siguen pegadas a sus muslos. Tiene los muslos llenos de sangre, quizá no deberían estar tocándola, pero puede pestañear y ve un poco más. Ve al zorro y ve a las niñas, ya no lloran, solo la miran, sentadas en la hierba, con las manos pegadas a ella. Una de ellas da un golpe y la otra la imita.

No saben que dicen, pero intentan hablar a su forma, son muy pequeñas, pero intentan hablar. El zorro se mueve en sus manos, llama de nuevo su atención. Le llena de sangre al acariciarle, pero es muy suave y Delilah agradece poder acariciarle.

—Tienes que leer esto, por favor, Delilah, no es seguro estar aquí fuera —ahora sí entiende a Rachel, deja de mirar al zorro y les mira a ellos.

—¿Y Nick? —falta Nick, ¿cuándo se ha ido?

—Llamando a La Orden —responde Nova y vuelve a ponerle el papel delante. Tiene las marcas de sus huellas, llenas de sangre—. Lee.

Esta vez sí que puede leer y, en cuanto deja de fijarse en el papel la casa aparece de golpe delante de ella y debe de asombrarse o algo porque Nova parece que lo nota y la levanta, no dejándola andar.

—¡Déjala en el salón! —oye gritar a Rachel y Nova, que ya se lo ha saltado, da la vuelta.

Rachel lleva a una de las niñas, Nick lleva a la otra y tiene algo de sangre en el pelo. No recuerda si se ha acercado a ella o no, pero puede haberle manchado en cualquier momento. Los dos dejan a las niñas en el suelo y luego cierran la puerta que da al jardín, levantan las varitas y comprueban que no puede volver a abrirse.

Pero tienen que volver a abrirse, tienen que ir a por Regulus, así que vuelve a ponerse en pie y va hacia la puerta de la terraza, esquivando a las dos niñas que gatean por el salón. ¿No deberían estar dormidas?

—¿Qué cojones ha pasado? —Nova no se corta cuando habla y Delilah le mira.

—Llama a Sirius —responde y este niega—. ¡Llama a Sirius!

—¿A dónde crees que vas? —su primo no le hace caso, la coge del brazo y hace que vuelva hacia atrás, lejos de la puerta, pero tiene que salir.

—¡Qué llames a Sirius, joder, necesita a Sirius... !

—¿Necesita? ¿Quién necesita a Sirius? —Nick interrumpe y Delilah se impacienta porque es bastante obvio quien necesita a Sirius.

—Llamad a Sirius, ¡ya!

Quizá no tendría que haber gritado porque eso asusta a las niñas y quizá debería intentar explicar algo, pero tienen que llamar a Sirius porque no hay más tiempo que perder. Él tiene que hacer volver a Kreacher, el elfo tiene que llevarles con Regulus, tiene que sacarle de esa cueva, necesita sacarle de esa cueva.

Rachel es quien hace caso y levanta la varita para convocar un patronus. ¿Y su varita? ¿La tienen los mortífagos o está en su casa? No lo recuerda.

—Tengo que volver a casa —dice y ahí es Rachel quien intenta que se siente en el suelo de nuevo.

—Delilah, no puedo dejar que te vayas a ningún lado —la novia de su primo parece bastante segura de lo que hace cuando levanta la varita y la apunta. Sabe que tiene que confiar en ella, sabe que no la va a hacer daño, pero no puede evitar empujar a Rachel—. Solo quiero examinarte, te lo prometo.

Lo sabe, que lo hace por su bien, pero por mucho que lo intenta, no puede dejar que Rachel se acerque con la varita.

—Sujetadla, por favor, me preocupa la herida que tiene en la cabeza.

Nova la sujeta por la espalda y su primo es demasiado grande como para salir corriendo. Le vuelve a faltar el aire, a pesar de que sabe que es su primo y que no le quiere hacer ningún mal, a pesar de que sabe que Rachel solo quiere curarla, Delilah vuelve a sentir que no puede respirar hasta que Nova no la suelta.

—Ya está, Delilah, ya está, no pasa nada —Rachel ya no tiene la varita en la mano, se acerca a ella y le da las manos.

—Te voy a manchar de sangre —responde, pero Rachel solo la agarra, niega, como si no le importase que la manchase.

—Ya estás a salvo, ¿vale? No pueden llegar hasta aquí, estás a salvo —Rachel lo repite y Delilah asiente. Y luego niega, da igual que esté a salvo.

—Tengo que ir a buscar mi varita.

—Nova irá a por ella.

—No —no puede ir Nova, no puede y Rachel parece que no lo entiende, vuelve a intentar que se siente en el suelo. Quizá es buena idea, le duele la cabeza.

—¿No?

—Que vaya Nick.

Porque si va Nova a a ver a sus padres en el suelo, va a verles sobre ese charco de sangre. Son sus tíos, va a ver a sus tíos muertos, va a ver a sus padres muertos. ¿Qué le queda ahora que sus padres están muertos?

—Vale, va Nick —seguro que piensan que es porque quiere que Nova esté cerca, pero no, no quiere que esté cerca, se va a enfadar cuando diga que Barty lo sabe.

—¿Y Sirius?

—¿Por qué no nos cuentas qué ha pasado? —Nick habla en un tono muy suave, arrodillado junto a Rachel. Sonríe, es enseñado, lo hace para tranquilizarla, pero no puede tranquilizarse.

—¿Dónde está Sirius?

—Está viniendo, Delilah —responde Rachel, pero ella no ha visto ningún tipo de respuesta por parte de Sirius, ¿cómo sabe que está viniendo?

—Tendría que estar ya aquí, tiene que llamar a Kreacher, tiene que hacerle volver.

—¿Por qué es tan importante? —por fin Nova se pone delante de ella, a la misma altura que Rachel y Nick. Pone la mano sobre el hombro de Nick, Delilah ve como le aprieta suavemente e intercambian los sitios—. ¿Por qué es tan importante que venga Sirius, Delilah?

—Barty lo sabe —suelta, mirando a su primo. No puede callarse más, no puede seguir callada con esa parte. Nova no reacciona, al menos hasta que no se deja caer y una de las niñas, la que es clavada a él, gatea hasta él.

—¿Lo sabe? —susurra Rachel y Delilah asiente. Ahora la niña se pone en pie usando a Nova como punto de agarre y la velocidad con la que su primo reacciona cuando nota como la niña pierde el equilibro le parece de récord, sobre todo porque su primo no está mirando a la niña, la está mirando a ella.

—Sabe que Nova es un Selwyn.

—¿Estás segura? —pregunta Nick y, de repente, es como si los tres estuvieran muy asustados. ¿Qué ha hecho?

—Ha dicho Donovan Selwyn —responde y Rachel deja de mirarla para mirar a Nova.

—Da igual que lo sepa, no puede entrar aquí, ninguno de los dos pueden entrar aquí —Rachel habla rápido, gira la cabeza de Nova para que la mire—. Aunque sepan que eres un Selwyn no pueden llegar hasta aquí, traeremos a tus padres y a Cassie y las niñas están seguras, no va a pasar nada.

—¿Cómo? —oye pregunta a Nova, pero casi piensa que se lo está imaginando, casi no oye a su primo.

—Da igual, ahora da igual, Nick irá a por tus padres y Cassie y les traerá, ¿vale? No va a pasar nada, Nova, la casa es segura y...

Rachel habla sin parar, Nick se pone en pie y empieza a moverse por todo el salón, siendo perseguido por su copia en miniatura, que le va llamando mientras gatea detrás de él.

—Voy a por ellos, ¿dónde tienes las llaves, Nova? —Nick coge a la niña en brazos y esta chilla de alegría hasta que Nick la deja sobre los brazos de Rachel, que los chillidos se transforman en un llanto.

—Coge a Mallory, no vas a por mis padres —Nova se pone en pie y la mira—. Vamos a por tu puta varita y luego te largas.

—Nova, no está para irse a ningún lado —el tono de Rachel es de advertencia, pero a su primo parece que le da igual porque la pone de pie cogiéndola del brazo—. ¡Nova, sueltala!

—No se va a quedar aquí, se larga a su casa y que su padre...

—Mis padres están muertos.

Interrumpe a su primo solo para decir eso y el agarre en su brazo se afloja, solo un poco hasta que vuelve a ser fuerte porque Nova la mueve de nuevo hacia él. Y no entiende a su primo, no puede hacerlo, es alguien que sabe que no va a entender nunca porque ya no la saca de la casa, solo la mueve hasta que llegan a un baño.

—Rachel te va a traer ropa ahora, dúchate.

—Tengo que estar cuando llegue Sirius.

—Entrará a la ducha si quieres, pero quítate toda la sangre.

—No vayas a por mi varita, creo que está en el salón, con ellos.

Sí, le suena que está en el salón de casa, sabe que la han desarmado cuando estaban allí. Cree que ha sido Barty, pero no lo recuerda con claridad, solo puede recordar lo rojo con claridad, toda la sangre, la que sigue estando en su cuerpo. Si pudiera se movería para limpiarse, pero Nova ya se ha ido y no se puede mover del baño, sigue allí quieta, con la puerta cerrada y el grifo del agua caliente abierto, llenando una bañera. ¿Cuándo se ha abierto el grifo? ¿Por qué Sirius no llega todavía?

—¿Necesitas ayuda? —la voz de Rachel es suave y Delilah sabe que asiente. Es más fácil ahora que Rachel la ayuda a moverse, le quita la camiseta y el sonido que hace cuando da contra las baldosas del baño hace que Delilah tiemble.

La camiseta estaba llena de sangre, pero los pantalones cortos están peor. Delilah es capaz de verlos unos segundos antes de que Rachel los aparte de una patada. Están completamente rojos, sus pantalones blancos ya no son blancos porque son rojos gracias a la sangre de sus padres.

—Ven, apóyate en mi para entrar en la bañera, siéntate y te lavaré la cabeza —el agua está ardiendo, quema, pero es agradable. Se tiñe de rojo según entra y vuelve a temblar—. Cierra los ojos, no mires el agua, solo respira profundamente, despacio, aquí estás a salvo, te lo prometo.

—¿Y mi tía?

—Va a estar bien, su casa está protegida.

—La mía también lo estaba.

Rachel para unos segundos de lavarle la cabeza, pero vuelve a hacerlo. Sabe que le ha dado que pensar, pero no le importa, tiene que tenerlo en cuenta. Delilah cree que es su culpa que Barty lo sepa, seguro que ha sido su culpa, aunque no sabe cómo.

—¿Cómo cojones se te ocurre mandarme un patronus?

La puerta del baño se abre después del grito, Rachel deja de lavarle el pelo y Delilah abre los ojos. El agua está aún más roja que antes, es peor que antes, lo hace todo más real. Es la sangre de sus padres, mezclándose con el agua de la bañera.

—¡Casi me matan, Rachel! ¿En qué cojones estabas pensando? —Sirius vuelve a gritar y Delilah sabe que debería hablar, pero la sangre está en todas partes, está saliendo de su cuerpo, sale de la bañera, por el grifo. Llena las paredes, sale de las juntas, cae del techo y sale del suelo.

—¿En qué cojones estaba pensando? ¡Mira la bañera, Sirius! —Rachel también grita y quiere girarse para hablar, quiere hablar porque no deja de salir sangre y cada vez hay más.

—¿Lilah?

Ahora quien grita es ella porque la han tocado, la han hecho saltar. Pestañea y ya no hay más sangre, solo la del agua, transparente pero con un poco de color rojo.

—¿Lilah? ¿Qué ha pasado? —parece preocupado, eso no está bien, no quiere preocuparles.

—Llama a Kreacher —vuelve a encontrar su voz y Sirius parece confundido—. Llama a Kreacher, ahora.

—¿A Kreacher? ¿Por qué iba a llamar a ese elfo desgraciado?

—¡Llama a Kreacher, joder!

No sabe si le asusta o qué, pero Sirius lo hace y todos esperan. Parpadea una vez, son milisegundos y el elfo está en el baño, solo. ¿Y Regulus? ¿Dónde ha dejado a Regulus el puñetero elfo? ¿Por qué no le ha traído con él? Delilah se levanta de la bañera, sabe que lo está mojando todo, pero agarra al elfo del brazo antes de que pueda irse.

—¡Llévame con Regulus, ahora mismo! —le grita, pero el elfo niega, así que ella le sacude del brazo—. ¡Es una orden, Kreacher, llévame con Regulus!

—Kreacher no acepta órdenes de mestizas —responde el elfo y Delilah vuelve a tirar del brazo del elfo, esta vez asegurándose de que le hace daño.

—No te lo vuelvo a repetir, Kreacher —le clava las uñas, pero el elfo no se inmuta—. Llévame. Con. Regulus.

Se recrea en cada palabra, tirando con más fuerza del elfo. Si hace falta le romperá el brazo hasta que acceda, no piensa dejar a Regulus, él la ha sacado de las manos del Señor Tenebroso, tiene que devolverle el favor.

—Kreacher, ¿dónde está Regulus? —pregunta Sirius y Delilah aprieta con fuerza al elfo, clavándole las uñas.

—Kreacher no responde a traidores —que le saque la lengua solo cabrea más a Delilah, que tira de él hasta que le mete en la bañera.

Si tiene que ahogarle lo hará, no le importa ese puñetero elfo. No, sí que le importa, es el único que sabe donde está Regulus y Delilah grita, frustrada cuando Sirius la aparta del elfo.

—Kreacher, te lo estoy ordenando, ¿dónde está Regulus? —ahora es Sirius quien aprieta con fuerza el brazo del elfo.

Kreacher se retuerce, pero habla, dice que Regulus está en una cueva, pero eso también lo podía decir Delilah y está a punto de decirlo, pero Rachel se acerca hasta ella, con una toalla blanca. Está desnuda.

—La voy a manchar —que estúpido le resulta preocuparse por manchar una toalla cuando sabe que Regulus está en peligro.

—Se puede lavar, tápate antes de que cojas frío —responde la chica y se gira hacia Sirius—. Saca al puto elfo de aquí, Sirius, esto no va a ayudar a Delilah.

—Dile que te lleve con Regulus, dale la orden, Sirius —dice ella y sabe que debería dar explicaciones para que lo entendieran, porque ahora no lo entienden, ellos no lo entienden—. Ayuda a Regulus, por favor.

Aunque ella tampoco lo entiende, nunca ha entendido nada de cómo ha reaccionado cuando estaba cerca de Regulus. Nunca tendrá sentido, nunca podrá perdonarle por todo lo que ha hecho, pero a la vez... a la vez quizá puede... puede...

—Llévame con Regulus, Kreacher, ahora mismo.

Algo cambia en Kreacher, Delilah no sabe qué, pero al menos, esta vez, obedece de forma más directa, más inmediata. Se desaparece con Sirius y ella se queda en el baño, envuelta en una toalla, con Rachel, con el suelo lleno de agua.

—Lo siento —se lo ocurre decir, mientras mira al suelo y el agua desaparece.

—Voy a volver a llenar la bañera, vamos a cerrar la puerta y saldremos cuando estés lista —Rachel quita el tapón de la bañera y el agua empieza a bajar, poco a poco, el rojo desaparece y solo quedan algunas manchas en los bordes de la bañera que Rachel hace desaparecer con un movimiento de varita.

La bañera se rellena de agua caliente casi de inmediato y Rachel la ayuda a volver a meterse dentro. Está vez el agua no está roja, sigue igual de clara todo el rato. Está llena de burbujas que ha conseguido Rachel con un jabón y le ha dado dos patitos de goma que flotan entre las burbujas.

—¿Y los bebés? —no puede dejar de mirar los dos patitos. Son como las dos niñas, una versión de ellas para el baño.

—Son tus... ¿sobrinas, creo? No tengo muy claro cómo va eso.

—Pero están abajo.

—Están con Nova, quizá consigue dormirlas.

—Pero...

—Delilah —la voz de Rachel no tiembla cuando dice su nombre y ella se queda callada—. Las niñas están bien, ¿vale? Tienen a su padre y cuando Nick vuelva con tu varita tendrán al otro. No te preocupes por ellas, ¿vale?

—Vale.

Lo intenta, pero no sabe si puede. ¿Debería estar allí? Quizá Nova tiene razón y tiene que irse, hay dos bebés en la casa y ella es un peligro. Y ha mandado a Sirius a que busque a Regulus. Ni siquiera sabe si Regulus se ha arrepentido ya o no de unirse a los mortífagos, que la haya sacado de esa mansión no significa que se arrepienta, solo significa que sigue teniendo esa fijación con ella.

Delilah cierra los ojos e intenta respirar tranquilamente, sin agobiarse. Deja que Rachel le lave el pelo varias veces y se deja agobiar cuando la chica la pone en pie y puede ver como el agua desaparece por el desagüe, llevándose la poca sangre que le quedaba.

—Ven, dame la mano, ahora te doy otra toalla, ¿puedes esperar cinco minutos mientras mientras busco algo de ropa?

—Claro.

Rachel la mira fijamente y parece que duda en si irse o no, pero finalmente lo hace. No cierra del todo la puerta, la deja un poco abierta y Delilah se queda mirando la puerta. Oye la voz de su primo, discutiendo con Rachel y la puerta se abre un poco. Todavía no sabe el nombre de esa niña, pero gatea hasta ella y la otra, Mallory, llega detrás.

—Oa —dice la primera, la copia de su primo, la que no sabe como se llama.

—Oa —repite Mallory y Delilah mira a ambas.

Sabe poco de bebés, no tiene ni idea de si son muy mayores o muy pequeñas, pero entiende que son bastante curiosas. Y que se escapan con facilidad. No entiende cómo a su primo no le preocupa que se caigan por las escaleras, como las deja sueltas por la casa.

—Oa —repite la primera niña y Delilah supone que está esperando a que ella le diga algo.

—Hola —les habla bajito, con miedo. No quiere que Nova oiga que está hablando con sus hijas, no quiere que la eche de allí.

Las dos niñas dejan de gatear para sentarse y empezar a aplaudir, algo que Delilah no termina de entender, pero ella también lo hace. Nunca ha visto un bebé, casi todos sus primos maternos son más mayores que ella menos Brooke, pero no recuerda casi nada de cuando Brooke era un bebé. Y a Cassie nunca llegó a conocerla cuando era un bebé, así que... no sabe nada de bebes.

—¡Nova, se te han escapado! —dice Rachel y las dos niñas siguen aplaudiendo a su madre—. Otra vez. Creemos que Hazel sabe abrir la puerta que tienen en la habitación, pero nunca hemos visto quien lo hace de las dos. Se supone que está demasiado alta para ella, pero... no conoce peligro.

—¿Hazel y Mallory? —pregunta Delilah y Rachel asiente, pero parece un poco distraída con la ropa.

—Ahora que te miro no sé si... —le tiende la ropa interior y una camiseta, pero no le da los pantalones—. Vigila a las niñas, quiero hablar con Nova y Nick un momento, ahora te traigo unos pantalones y tu varita.

—¿Nick ya ha vuelto?

Rachel asiente y Delilah vuelve a sentir ese nudo en la garganta que no la deja respirar. Nick ha visto a sus padres, en el salón. Ha caminado por la sangre de sus padres, ha cogido su varita y luego ha dejado los cuerpos allí mismo, lo sabe, sabe que no les ha cogido, sabe que no les ha traído de vuelta a la casa. Les ha abandonado, pero ella les ha abandonado primero, ¿puede culpar al novio de su primo por dejarles allí? Tienen que enterrarles, tienen que ir a por ellos y...

El ruido de la puerta hace que se sobresalte y las niñas vuelven a aplaudir. Tiene que vigilarlas, aunque no sabe qué es eso realmente, pero se viste con lo que le ha dado Rachel y deja la toalla en una percha que ve en el baño. Hazel gatea hacia la toalla y decide que va a tirar de ella, así que Rachel la quita de ahí y la pone sobre el lavabo. Ahí la niña no llega y no corre peligro de caerse.

—Oa —lo repite otra vez para acercarse a ella y sentarse sobre su pie.

—Eso es mi pie —la niña se señala el pie y la otra también lo hace—. Mano.

Ahora las dos levantan la mano y parece que se saben algunas partes del cuerpo. Saben que es una oreja, un ojo y la nariz. No saben que es un dedo, una pierna o la boca. Se sienta en el suelo con ellas y las ve gatear hasta que llegan a su lado y se sientan. Hablan, en su idioma, no las entiende para nada, pero Delilah asiente ante lo que le cuentan.

Mallory bosteza y le pega el bostezo a Hazel, resulta hasta divertido ver como las dos se tumban en el suelo unos segundos después del primer bostezo. No debe de ser muy cómodo tumbarse, así que Delilah busca en el baño hasta que encuentra dos toallas.

Las dos niñas están ya dormidas en el suelo cuando las ha encontrado y le da miedo moverlas por si las despierta y lloran, pero no puede dejarlas en el suelo, está frío, es cerámica y pueden ponerse malas. Así que tiende una toalla primero, es lo suficientemente grande como para que entren las dos niñas. Moverlas sin que despierten es complicado, pero lo consigue después de muchas maniobras y yendo muy despacio. Y luego las tapa con la otra toalla.

Supone que todo llega de golpe cuando empieza a llorar, en el suelo del cuarto de baño, mirando a las dos niñas dormir. No hace ruido, no quiere despertarlas, Rachel ha dicho que quizá Nova era capaz de dormirlas y eso debe de significar que no han sido capaces de dormirlas hasta ahora. No sabe qué hora es, pero ya era bastante tarde cuando ella ha llegado, ¿cómo no va serlo ahora que parece que lleva horas en la casa?

Sigue llorando, se tapa la boca, al menos ya no ve sangre, pero ve a las dos niñas y se pregunta si ellas también van a acabar como ella, huérfanas. ¿Cómo ha podido llegar a este punto? ¿Por qué no ha protegido mejor a sus padres? ¿Cómo ha podido ser tan descuidada de dejar que entraran a su casa? ¿Acaso cerró la puerta? ¿Acaso revisó las protecciones la última vez que entró en casa? ¿Acaso se aseguró de que nadie la seguía? No lo sabe, no se acuerda, no puede acordarse porque solo es capaz de recordar a sus padres, en el suelo, muertos, llenos de sangre.

Y las dos hijas de Nova están en el suelo, no se mueven, ve la misma sangre que había en su casa y no puede hacer otra cosa que no sea gritar. Porque las niñas se están muriendo como se estaban muriendo sus padres y no puede hacer nada, no puede hacer nada porque otra vez no tiene la varita y las niñas, las niñas...

Las niñas lloran, la puerta del baño se abre y los tres entran, completamente asustados. Nick coge a una niña, Rachel coge a la otra y Nova se queda con ella, mirándola fijamente.

—¿Qué necesitas? —le pregunta, pero Delilah no lo sabe, no cree que necesite algo.

—Había sangre, con las niñas, había sangre como con mis padres y no tengo mi varita y...

—Creo que no es buena idea darte la varita, Delilah —contesta su primo, pero él tiene su varita, está viendo que la tiene en la mano.

—Dámela.

—No.

—Donovan, dame la varita —repite, porque la necesita, la necesita para estar segura, ¿cómo va a estar segura sin ella? ¿Por qué la dejó sobre la mesa del salón cuando se fue a cenar? ¿Por qué no la llevó con ella? ¿En qué estaba pensando?

Vuelve a faltarle el aire y su primo sigue de pie, delante de ella, con la varita en mano. Necesita su varita, quiere volver a sentir la madera de su varita contra ella, necesita la tranquilidad que le da ese trozo de madera, como su madre lo llamaba cada vez que se lo dejaba por casa.

Llamaba, porque lleva sin oír la voz de su madre un año y ya no va a tener oportunidad de volver a oírla. Su madre lleva muerta en vida un año, pero estaba mejorando y, con más tiempo, podía haber vuelto. Pero se la han arrebatado, le han quitado lo poco que tenía, le han quitado a su madre y le han quitado a su padre y...

—Tienes que respirar, Delilah, necesitas respirar —Nova ha puesto las manos en sus hombros, le hace gestos de cómo tiene que respirar, pero Delilah no es capaz de hacerlo, no puede hacerlo—. ¿Quieres salir?

Asiente, porque no puede hablar y Nova les hace desaparecerse hasta el jardín. Sigue sin pantalones, se está dando cuenta ahora y no sabe si pensar en eso es lo mejor o no, pero al menos el aire frío de la noche la ayuda. Nova sigue haciéndole gestos de cómo tiene que respirar, poco a poco, cogiendo mucho aire y manteniéndolo. Sacándolo lentamente y esperando para volver a respirar de nuevo. Lo importante, dice Nova, es que deje de hiperventilar porque es peor para el ataque de pánico.

Pero el pánico no puede parar cuando tres figuras aparecen en el jardín, haciendo que Nova se sobresalte y levante la varita, apuntándoles. Delilah vuelve a gritar, es lo único que puede hacer, es lo único que le sale.

—¡Somos nosotros! —grita Sirius, iluminando el jardín, pero Nova no baja la varita. Delilah puede ver que Sirius tiene la ropa pegada al cuerpo, está mojado. ¿Se ha metido en el lago?

—Demuéstralo —responde Nova y Sirius lo hace, convocando su patronus. Es un gran perro negro y les rodea hasta que llega a ella y se echa a sus pies, desapareciendo—. ¿Y él?

—¿Del? —Regulus da un paso, sale de detrás de Sirius y la mira. Avanza otro paso, hacia ella y, no sabe como, ella también avanza hacia él. Regulus también está mojado, ¿por qué están mojados?

Regulus se cae redondo al suelo a la vez que Nova agarra su brazo y tira de ella para esconderla detrás de él.

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¿Qué si Delilah está traumatizada? Pues sí, la verdad, pero al menos ya se sabe que pasó con Regulus después de As de picas!!!!!! Se vinieron a casa de los Lightbourne (es definitivamente el nombre oficial, las niñas mandan) y luego pues... la semana que viene más, supongo.

Mil gracias por leer esta nueva historia y nos vemos la semana que viene <3

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