Capítulo 7
El coraje y la impotencia ardían bajo su piel, con solo ver sus manos empuñadas, sintiendo la necesidad de la furia descargar con el verdadero culpable de la desaparición de su Alfa y compañera, pero casi había herido de gravedad a Rock, y eso la tenía engullida entre vergüenza, molestia y resentimiento. Isabella jamás tuvo una buena vibra estando cerca de ese nativo Quileute pretencioso, y ahora lo comprendía mejor, siempre fue un impostor y una criatura sobrenatural embustero, que a la mínima era capaz de ser el traidor.
«Leah siempre supo la verdad detrás de su tribu y ese maldito embustero»pensó molesta al no haberle podido advertir a su Leona del peligro.
—No se castigue, lo sucedido no ha sido su culpa, Luna Isabella —interrumpió el Alfa Rock Saint, mientras ingresaba al despacho junto a Leah.
—Aunque me hubiera encantado que los mates, así se terminaba la era tóxica. —dijo Leah en un murmullo.
El Alfa de cabello blanco con gris, gracias a los años de existencia. Con esos ojos negros y barba tupida. Se recuesta por el dorso de su escritorio, con brazos cruzados.
—Mi Reina, por la moral, sabes que no es lo correcto. —comentó el Alfa, negando el comentario de su Luna. «El rencor jamás se le quitará, pero sé que sabe tocar tierra.»
—Necesito respuestas, Alfa Rock. Dígame que es lo que pasó con mi Alfa, ¿Dónde puede estar? ¡Dígame para ir a buscarla!—exigió la Luna Isabella nerviosa, estirando su cabello castaño y con una mirada de fiereza pura.
—Según los guardias sombras, quiénes han ido explícitamente para asegurar que el terreno esté despejado, al igual que son encargados de alertar y de eliminar las posibles amenazas; me han dicho que todo el secuestro del Alfa había sido una emboscada, no había secuestro si no... Un intercambio. —dijo el Alfa Rock, con una expresión seria.— Habían dos hombres lycan, que tomaron a Leongina sin problemas, como si fueran inmunes a Maxam o su propio mal carácter.
—Entonces estás confirmando el hecho de que dieron de intercambio a mi Alfa. —expresó con una voz furiosa y contenida, Isabella.
—Así es. Nuestra sospecha es que los desconocidos la estaban buscando, y la cura que Uley necesitaba para su impronta ellos se lo darían a cambio de que consiguieran que Leongina diera con este supuesto secuestro. —dijo Rock, mientras tensaba la mandíbula por su propio coraje retenido— Es curioso que los hayan dañado a él y su mujer, podría haber un hecho mucho mas profundo que desconocemos. Consiguieron a Leongina por Sam, pero, ¿Porqué los atacaron luego de conseguir su objetivo? ¿Que pudo ocurrir? Eso es lo que estamos investigando, Luna Isabella.
La castaña gruñó molesta, con esos ojos celestes impregnados en sus ojos, lo sabía por el fresco calmante que percibía en sus cuencas oculares.
—Quiero volver a mi manada. Sé quien puede ayudarme a buscarla. —exige Isabella finalmente tras un gran dolor en su mirada.
—No tengo permitido dejarte salir sola. Ni mucho menos sin que ella vuelva, debes confiar en que ella volverá, no es débil, recuérdalo —dijo el Alfa Rock.
Isabella soltó una maldición. Mirándolo con molestia profunda.
—¿Quién lo dice así?—preguntó irónica — Te recuerdo que soy la Luna de la manada Ginonix, debo volver junto a mi gente.
—Tu Alfa. Lo dictó de esa forma y así será, te voy a proteger bajo todos mis medios —confesó con una sonrisa fría— Eres su talón de aquiles, si te expones al peligro, la matarás. ¿Acaso eso es lo quieres?
Leah en silencio y escuchando todo eso desde su lugar, sentada en un sofa ancho, permanecía en silencio por respeto a su amiga.
Isabella se mordió el labio inferior.
—Pero ella está en peligro, puedo encontrarla. —persistió.
—Aunque sé que es así, le juré a ella protegerte durante el tiempo que estuvieras en mi territorio hasta que ella volviera. —volvió a recalcar el Alfa Rock, mientras admiraba en secreto la obstinación de esta joven mujer.
Isabella suspira molesta y resignada.
«Me dejó en tutela a su mejor postor. La entiendo pero la necesito mucho»pensó tras revelar su dolor y tristeza a través de sus ojos castaños, dejando atrás a los celestes, pero en ese momento de cambio su cuerpo tambalea tras un escalofrío que la hace caer de rodillas.
Leah la socorre, pero lo único que logra ver es todo borroso, perder la consciencia y caer en la oscuridad.
[...]
El médico de la manada Saint, había salido de la habitación de la Luna Isabella con una expresión de miedo y preocupación. El Alfa Rock no soltó la mano de Leah en ningún momento, temía que las noticias fueran malas.
—¿Qué pasa doc?—pregunta Rock.
—La salud de la Luna Ginonix ahora se encuentra estable, el desmayo es claro signo de estar alterada en su estado delicado, Alfa. —contesta el médico.
—¿Cómo que en "su estado delicado"? —pregunta Leah con un sudor frío recorrer su nuca.
El médico nervioso dice respetuoso:
—La Luna Isabella está en proceso de gestación, en otras palabras, está embarazada, mi Luna.
Leah siente un malestar inminente al escuchar eso, y más sabiendo que Bella se ha descompensado por el dolor y pena de tener perdido a su Alfa.
—¿Qué cuidados necesita?—pregunta el Alfa Rock, comprendiendo la delicada situación, haciendose responsable.
Leah incrédula lo mira.
—¿Acaso tu lo sabías? —preguntó molesta a su compañero.
—Lo sospeché en cuanto el Alfa Ginonix se marchó, y ella dormía más y comía más que antes. Aunque, nadie planeó que el Alfa no volviera Leah, esperaba que Leongina volviera para advertirle de su cachorro aunque... Ahora comprendo porque me encargó cuidarla mucho —aclara el Alfa, mientras sonríe un poco divertido ante la incredulidad de su Luna— ¿Te enojaras conmigo por no decir una sospecha?
Leah enseguida se sintió avergonzada ante esa sonrisa que la cautiva y vuelve tonta enamorada, al igual que su enojo sin fundamento.
—No lo iba a hacer. Solo que me, me tomó por sorpresa. —comentó.
Tras ello, el médico les indica como cuidar a la Luna, y claro de recomendarles que no tuviera mas sustos o emociones alteradas por el bebé que esta delicado su situación.
Leah mira desde el marco de la puerta a su amiga Bella, preocupada y nerviosa. Nisiquiera ella era la que estaba embarazada, y ya se sentía con miedo y estrés, «¿Cómo sería Bella sabiendolo?»pensó.
Rock Saint, abrazó a su Luna. Tratando de confortarla, a partir de hoy en más debían hacer lo necesario para tenerla con bien, al menos hasta que su amiga volviera sana de aquel supuesto secuestro. «Tan solo espero que no sea nada grave tu desaparición, Leo»pensó el Alfa de la manada Saint en España.
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