Capítulo 3: Esperanza perdida

Está oscuro. Tiene la boca tapada. Le cuesta respirar. El sonido de las gotas repicando contra el suelo le está volviendo loco. Le duele la pierna derecha, el brazo izquierdo y le escuece la espalda. Tiene frío y solo ve oscuridad, solo siente el frío suelo de cemento bajo su espalda. Puede oír las voces que hablan sobre lo que planean hacer con él y luego, de repente, la gran luz que entra por una puerta.

Ahí es cuando nota las ataduras en las muñecas y George se sienta en la cama, con un grito que despierta a toda la casa.

— ¿Qué es lo que pasa?

Charlie ha venido desde Rumanía de nuevo, aprovechando la situación familiar de mierda que tienen en esos momentos y planeaba quedarse hasta que todo estuviera más o menos tranquilo. Y desde que estaba por allí era mucho más sencillo tratar con Atria, que se pegaba como una sombra tanto a él como a Harry, así que por Goerge que se quedara todo el tiempo que quisiera, eso le dejaba su libertad.

— Otra estúpida pesadilla, nada más.

— Bueno, nos has despertado a todos, ¿no quieres contarla? —le pregunta Ron desde la puerta y George no duda en lanzarle uno de los cojines de la cama de Fred, moviendo a Atria en el proceso.

— Oye, desconocido, no me quites mi cojín —le contesta ella y aprovecha para lanzarle la almohada.

— De verdad, te voy a llenar la cama de esos papelitos pegajosos que tanto te gustan —dice George y Hermione, desde la puerta, se ríe.

— Post-it, George, se llaman post-it —dice y George solo pone los ojos en blanco porque son las cuatro de la mañana y tiene en la habitación a toda su familia.

— Lo que sea, ¿podéis dejarme en paz? Quiero ver si duermo otro rato.

— Nada de hechizos silenciadores en la habitación —dice Arthur, mirando a George—. Queremos saber si estáis bien.

— Sí, papá, ¿nos dejáis tranquilos?

— Bueno, a mi me podíais explicar algo, ¿sabéis?

— No, tú te vas a dormir y mañana por la mañana te explico lo que quieras.

— Vale, gruñón.

A veces George piensa que Atria ha vuelto de verdad y supone que todos también lo piensan cuando ella contesta como antes. Pero no, Atria no ha vuelto y lo saben a la mañana siguiente, cuando hay que volver a presentarse. En ese momento lo decide, se acabó el tener que explicarle todo a Atria, si no hay forma de hacer ahora mismo que tenga memoria a largo plazo va a tener que tenerla de forma externa. Así que desayuna, espera a que Atria termine y entonces se la lleva al pueblo muggle que tienen al lado de casa, concretamente a la papelería que hay allí.

— Venga, elige un cuaderno, elige bien porque te vas a cansar de verlo.

— ¿Para qué quiero un cuaderno?

— No tienes memoria, pues vamos a hacer que la tengas, escribes todo lo que te pase en el día ahí y luego al día siguiente, mientras desayunas, te lo lees.

—Ah, pues no es mala idea, gracias Geralt.

— George —hoy, por lo visto, los nombres no son lo suyo.

A Molly ya la ha llamado por error Margot varias veces, con Arthur su cerebro ha hecho una conexión extraña y se ha empeñado en que se llama Merlín. A Ginny no deja de llamarla Morgana por lo mismo y a Harry, por algún motivo que todos desconocen, le llama Harriet. Ron y Hermione son hoy Ronaldo y Herminia y a él le ha tocado ser Geralt, así que viendo que no va a ser un día muy bueno compra también pegatinas que dicen "Me llamo" y dejan un hueco para que escribas tu nombre.

George espera que Madame Pomfrey los llame pronto con alguna idea o se va a volver completamente loco porque no es sostenible, tal y como están ahora no es algo sostenible. Todos los días hay que explicarle lo mismo a Atria y todos tienen miedo de decirle algo por si acaso se rompe. No puede explicarles que sabe que Fred está vivo y, cuando sale el tema, George siempre señala la aguja del reloj.

— ¡Sigue estando en peligro!

— Las agujas de Fabian y Gideon tardaron meses en caer, George, ¿te acuerdas? —le responde Molly y ahí suele ser cuando George se va a intentar realizar múltiples hechizos fallidos de localización.

También va a todos los sitios donde se le ocurre que puede estar Fred y también se pasa por el Ministerio de Magia y habla con Tonks, que está demasiado centrada en el trabajo.

— Estoy bien, solo tengo trabajo de oficina, no salgo a hacer misiones y puedo ir y venir cuando quiera así que mi madre me avisa y yo voy a darle el pecho a Teddy y luego vuelvo.

— Solo tiene dos meses, Tonks, ¿no crees que deberías estar con él? —pregunta siempre Dawlish y Tonks tiende a hechizarle todas y cada una de las veces.

— ¿Por qué no te callas?

George nunca le dice nada, porque la verdad es que entiende que Tonks quiera estar distraída. A veces se pregunta si él no está haciendo lo mismo que ella, distraerse en una búsqueda imposible para evitar pensar que Fred está muerto. Todos se lo dicen, sabe que le han enterrado, pero también sabe que ese cuerpo que enterraron podría ser de cualquiera, estaba quemado y todos habían aceptado que era él no solo porque físicamente lo que quedaba se parecían, sino también porque la varita había estado con ese cuerpo. Y porque habían sido lo suficientemente cabrones como para dejar el cuerpo en el valle de Godric.

Al menos es lo que le habían dicho Lee, Angelina, Alicia y Katie cuando estuvieron en la tienda, limpiándola. Fue poco después de ver a Mara y George es perfectamente consciente de que no tenía que haberles gritado. Tampoco tenía que haberles echado de la tienda y, mucho menos, haberles dicho que no quería volver a verlos. Pero ya lo ha hecho y no piensa ir a disculparse porque los que se van a disculpar son ellos en cuanto encuentre a Fred.

Aunque se va quedando sin sitios, George sigue pensando en todas las posibilidades. Cuando no está viendo a ver si el Ministerio se molesta en registrar casas de mortífagos George siempre vuelve a la tienda del Callejón Diagón y joder, como duele verla así, como duele que Fred no esté ahí con él para reconstruirla y siempre la acaba rompiendo un poco más. Total, ya está rota, no le va a pasar nada si se rompe un poco más. Verity sigue haciendo pedidos desde Wetvalley, así que no tiene porqué sacar adelante esa tienda todavía, puede tomarse su tiempo y puede buscar a su hermano.

El piso es otro de los lugares que George más destroza, sobre todo los días que se levanta como si le hubieran dado una paliza. Y no lo entiende, no entiende por qué se levanta así, pero le duele todo y gritar en un apartamento vacío le ayuda a no pensar, así que destroza todo lo que puede y, cuando ya tiene los nudillos llenos de sangre, lo arregla todo y se cura. Funciona, porque luego llega a La Madriguera mucho más relajado, mucho menos cabreado y con menos ganas de discutir con toda su familia.

Solo que el mismo día del sueño fue todo muy distinto. Se quedó dormido en el apartamento, con la varita en la mano y, al poco rato, despertó de la siesta improvisada con un gran dolor en las costillas. Y eso no era jodidamente normal. Podría arreglarlas, claro, pero también podría liarla porque el dolor iba a poder con él, así que solo cerró los ojos y se concentró en La Madriguera. Obviamente no fue bien, pero era mejor haber perdido las uñas que seguir notando como una costilla se le clavaba por dentro.

— ¿Estás bien, Geralt?

Genial, y había dado con Atria. Negó y ella empezó a hablar muy deprisa, tan rápido que George ni siquiera entendía qué estaba diciendo —probablemente porque el acento galés la traiciona— y no supo cómo, pero consiguió parar todas esas palabras.

— Busca a Charlie.

Lo bueno de Charlie era que en el momento no hacía muchas preguntas. Ni en el momento ni luego, solo esperaba pacientemente a que se lo contaras. George y Fred tenían la teoría de que se había hechizado a sí mismo para causar ese efecto en la gente, porque más de una vez le habían confesado más de una broma hacia Percy y ahora Atria parecía que confiaba completamente en él. Aunque eso quizá se debía a que antes ya lo hacía, no estaba muy claro qué pasaba exactamente con Atria.

— ¿Te has metido en alguna pelea?

— Estaba durmiendo, he tenido otra pesadilla.

— Deberías hablar con Bill o Fleur, creo que estás maldito —eso tenía sentido, ¿no? Los sueños habían empezado poco después de encontrar el cuerpo de Fred, primero esporádicos y, durante la última semana, más comunes.

— ¿Y por qué iban a maldecirme? —dice George y Charlie solo suspira y mira hacia la casa.

Por la ventana pueden ver a Molly, hablando con Harry y a Atria la lado, mirando distraída por la ventana. Ron y Hermione pasan por delante y también se ponen a hablar con Molly y Ginny no tarda en llegar.

— ¿Por qué fueron a por Fred? —Charlie lo pregunta suavemente y deja de mirar a la casa para mirar a George—. Sé que no crees que era él, pero...

— ¿Pero qué?

— Lo enterramos —parece que Charlie no sabe cómo decirlo y vuelve a suspirar—. No me extrañaría que cualquiera de nosotros fuera el siguiente, las defensas en la reserva aumentaron bastante cuando fui porque saben que ayudé en la guerra y pueden querer vengarse porque hemos protegido siempre a Harry.

— O sea que me estás diciendo que Fred está muerto por venganza y que yo estoy maldito por venganza.

— Básicamente, sí. Y sé que no te lo crees, pero joder George, lo enterramos, Atria tiene su varita y... Joder, ojalá tengas tú razón y nos hayamos equivocado todos y este vivo en algún lugar.

— No crees que esté vivo.

— La verdad es que no —Charlie es sincero y por eso le pasa un brazo por encima de los hombros a George—. Sí tú tienes razón...

— Que la tengo —le interrumpe George, pero Charlie no hace caso.

— ... y resulta que Fred sigue vivo en algún lugar lo estarán torturando y estará sufriendo. Creo que... creo que prefiero pensar que está muerto a que uno de mis hermanos pequeños está secuestrado y siendo torturado por mortifagos.

George duda. Por unos segundos duda. Y desea que Fred esté muerto y no sufriendo. Pero rápidamente el pensamiento desaparece. No, está vivo y si está sufriendo acabará porque lo van a encontrar, claro que lo van a encontrar.

— Ayúdame a encontrarlo, por favor, sé que está ahí —le suplica a Charlie, pero él solo niega.

— No se lo digas más veces a mamá y papá, por favor, ¿me prometes que si te ayudo dejarás de decir delante de ellos que está vivo?

— Trato hecho.

Está bien el trato. No tiene ni idea de cómo va a hacerlo, de cómo pueden ponerse a buscarle, pero al menos ahora tiene a Charlie de su parte. Y, por algún motivo, al día siguiente también tiene a Ron, Ginny, Hermione e incluso a Harry, que cada vez habla menos con él. Y lo entiende, la verdad, entiende que no hable con él.

— ¿Por dónde quieres empezar? —pregunta Ron, cruzándose de brazos y George no sabe ni qué decir.

— Quizá deberíamos probar algunos hechizos localizadores, he estado buscando y... —Hermione empieza a hablar sin parar de todo lo que ha leído y todos la dejan hablar de lo que necesita para que funcione.

— Quizá en la tienda de Wetvalley hay algo —dice George cuando termina de hablar—. También está el jersey que se dejó en La Cueva.

— Debería valer, sí, no lo habéis tocado, ¿verdad?

— Bueno, si no te vale nada tengo una copia de la llave de la casa de Atria y Fred.

Ahí sí que todos se callan. Una cosa es entrar en la tienda, la tienda que es de los dos, otra es entrar en la casa de dos personas que ahora mismo no pueden darles permiso para entrar.

— No creo que debamos entrar a su casa —acaba diciendo Harry y George asiente.

— Sí, al menos hasta que Atria no vuelva allí sería lo mejor.

— ¿De verdad crees que puede volver a su casa? —Harry no entiende cómo a George le puede dar tan igual que Atria esté así, sobre todo porque la dejó hacerlo.

— Sí, en algún momento Madame Pomfrey nos avisará y podrá volver a tener recuerdos. Luego solo tenemos que encontrar a Fred y él se encargará de que Atria se acuerde de todo.

George ve como Harry coge aire y se sube las gafas, como Ginny se pone a su lado y le pone la mano en el hombro. No tiene muy claro qué le susurra su hermana, pero parece que Harry deja de juzgarle, al menos por el momento.

— Bueno, vamos a la tienda.

Charlie es quien cambia el tema. Ginny no puede hacer magia todavía, pero no importa porque va con muchos magos y ahora mismo van a un lugar donde los mortífagos no pueden entrar. Tardan un rato en conseguir que el árbol reconozca a todos y los deje entrar, pero al menos pueden hacerlo.

— ¿El árbol habla?

George se queda mirando fijamente a Ginny, como si no se creyera lo que está diciendo. ¿Quizá Mara tenía razón y el árbol hablaba? Porque Ginny no podía haber hablado con Mara, ¿no? No se podrían haber compinchado y haber decidido que iban a gastarle una broma.

— Son raros, pero hay árboles que hablan, sí —dice Charlie y se acerca a mirar al sauce.

— Mara también dice que habla —suelta George y todos se le quedan mirando.

— ¿Mara? ¿La amiga de Atria? —pregunta Ginny y George asiente.

— También es mi amiga, ¿sabéis? Nos ha ayudado mucho a Fred y a mi con Sortilegios.

— ¿Y cuándo la has visto? —Ginny sigue estando curiosa y George ahora se encoge de hombros, porque justamente esto es lo que quería evitar, ¿por qué la ha mencionado?

— Hace unos días —responde y empieza a andar hacia el pueblo para evitar que Ginny siga preguntando.

Más bien había sido una semana, y no ha vuelto a saber nada de ella desde que apareció por la puerta de la tienda y luego soltó que se iba a hablar con Diggory. La verdad es que, si no le hubiera pillado tan de sorpresa, le hubiera dicho que si quería ir acompañada. Quizá distraerse estaba bien y discutir con Mara era entretenido. Estaría bien que estuviera ahora por el pueblo, quizá le preguntaba de nuevo por el árbol y eso de que hablaba.

— Aquí tenemos despachos separados, el suyo está al fondo a la izquierda —dice George y le tiende la llave del despacho a Ginny.

Saludan a Verity antes de pasar al fondo de la tienda y él decide que no va a entrar, al menos ahora mismo. Quizá luego, así que aprovecha para preguntarle a Verity cómo va todo. La respuesta es que todo va bien y que parece que cada día van aumentando el número de pedidos. Los niños se quedan mirando siempre el escaparate, queriendo entrar, pero la tienda no está lista todavía para abrir al público.

— Quizá para el mes que viene —le dice a Verity y ella asiente.

— Iré preparando todo entonces, señor Weasley.

Confía plenamente en ella, así que la deja que lo organice. Quizá cuando Fred vuelva tienen que hablar sobre nombrar a Verity socia o algo así porque nadie se ha implicado tanto en la tienda como ella. Podrían ponerle la condición de que tiene que llamarles por sus nombres o algo así. Ya lo pensará cuando Fred vuelva, tienen tiempo.

— No funcionan los hechizos, no lo entiendo, deberían decirnos, como mínimo que está en Hogwarts —la voz de Hermione sale clara del despacho de Fred y George se queda parado en el pasillo.

— Quizá no funciona porque justamente es Hogwarts, ¿no decías que era ilocalizable y que lo pone en Historia de Hogwarts? —Ron siempre había escuchado a Hermione, y eso era algo que no había dejado de sorprender a la chica.

— ¿Y no podemos probar con otra persona que esté allí a ver si funciona? —pregunta Charlie y Hermione asiente.

— Supongo que podemos probar con Remus, pero... bueno, dará el mismo resultado.

No podía ser por eso por lo que no le encontrasen. No, era imposible, no. Lo sabía, no podía ser porque estuviera en Hogwarts y eso fuera ilocalizable. Tiraría los hechizos abajo si con eso podría demostrar que Fred no estaba allí.

— Podemos probar igualmente en La Cueva, George había dicho que había allí un jersey de Fred, ¿no? —Charlie lo sugiere y todos parecen estar de acuerdo, así que salen al pasillo y es el momento de George de fingir que no sabe nada.

Así que menciona que pronto van a abrir la sucursal de Wetvalley y luego les pregunta que si han conseguido algo. Ninguno dice claramente que no, solo que quieren probar más cosas y que quieren ir a La Cueva para contrastar la información. Así que George se queda fingiendo que no ha oído la conversación y les lleva hasta allí.

Tonks no quiere volver a La Cueva porque eso le recuerda a Remus y, como Atria no está en condiciones, la casa está sola en el bosque y nadie ha pasado por ella en un buen tiempo. Lo que un día fue un lugar lleno de vida ahora solo es una sombra y parece que se quedará así un largo tiempo.

— ¿Dónde está el jersey de Fred?

— En la habitación de Teddy, subiendo las escaleras al final del pasillo. Es amarilla.

Hermione asiente y sube para coger el jersey mientras que Ron va a por algo de Remus. Y esperan a que ambos bajen para ver como, los hechizos, vuelven a fallar.

— Eres una bruja estupenda, Hermione, pero estás haciendo algo mal, seguro —le dice George al ver como vuelve a fallar y ella solo niega y se le llenan los ojos de lágrimas.

— Sabes que no estoy haciendo nada mal, George, lo siento mucho.

— ¡No! ¡Lo habéis dicho! Pueden fallar porque Hogwarts no se puede localizar, si han aplicado los mismos hechizos donde sea que le tengan...

Ya poco importa que sepan que les ha escuchado antes. No importa porque no tienen razón, no tienen razón, está vivo y no le encuentran por eso. ¿Cómo no se dieron cuenta antes de que los hechizos localizadores tenían ese fallo? Tiene que arreglar el problema de Atria y ella le ayudará a crear un hechizo que rompa ese problema.

— No tenéis razón, os lo demostraré yo... arreglaré a Atria y... entre los dos os lo pienso demostrar.

Ron intenta acercarse a él para darle un abrazo, pero George es más rápido y se va de La Cueva a La Madriguera para ir a por Atria. Y, una vez que le ha explicado a donde van y qué van a hacer, ella dice que vale a ir a Hogwarts, pero con una condición.

— Quiero que me enseñes donde estudié. Y que me digas cual era mi asignatura favorita. Y que me enseñes los lugares donde pasaba más tiempo. Y...

— Sí, sí, te lo enseñaré todo, pero primero vamos con Madame Pomfrey y luego exploramos el castillo.

Cuando llegan Madame Pomfrey claramente no les espera, pero les atiende. Tiene algunas pruebas, solo experimentos, pero Atria parece motivada para poder, al menos, no sentir ese dolor cada vez que mencionan a Fred o Remus.

— Es raro, no consigo recordar nada de lo que pasó ayer, pero sé que hace unos días sentí muchísimo dolor en la cabeza.

Y es verdad. Porque tan solo tres días atrás George había explotado con todo el mundo, ella había intentado tranquilizarle y entonces... se le olvidó que ella no recordaba y que no podían hacerle recordar. Así que le echó en cara que se hubiera desmemorizado solo porque creyera que Fred estaba muerto. La noche no acabó bien, claro, pero Atria no recordaba eso.

Aprovechan la tarde para probar todas las pociones que se le han ocurrido a Madame Pomfrey y siempre tienen que mencionar a Fred o a Remus y George acaba decidiendo después de la séptima poción que solo va a hablar de Remus porque si vuelve a mencionarle a Fred acabará en una de las camas de la enfermería con un filtro de paz.

— No tengo más cosas que probar por hoy, id a descansad y...

— Volveremos mañana, la ayudaré a crear cosas —George la interrumpe y Madame Pomfrey suspira.

— Está bien, pero Atria no debe venir mañana, está agotada.

— Yo quiero venir —murmura ella con los ojos cerrados y los dos saben inmediatamente que va a ir, aunque la cabeza le esté explotando. Porque esa es Atria y son esas cosas las que les dicen que sigue allí, debajo de ese destrozo que ha conseguido.

— Mañana lo vemos —declara Madame Pomfrey y no tarda en echarles de la enfermería—. A vuestra casa a dormir.

— ¡Pero George me había prometido que me iba a enseñar el castillo! —se queja Atria.

— Vas a venir mucho, tienes tiempo para verlo.

Con eso cierra la puerta y Atria se cruza de brazos y le saca la lengua a la puerta, algo que consigue sacar una carcajada a George. Y joder, que raro es reírse.

— Tienes una carcajada divertida —dice ella, sonriendo y George no puede evitar sonreírle de vuelta.

— La de Fred te gustaba más.

Espera que Atria vuelva a quejarse, espera que haga algo, pero no se espera que, por unos segundos, la mirada de Atria se aclare y se le llenen los ojos de lágrimas.

— Le echo mucho de menos —susurra, antes de desmayarse en mitad del pasillo.

Es una suerte que George siga teniendo los reflejos suficientes para cogerla antes de que se golpee la cabeza.

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Sinceramente si ha habido lágrimas en este capítulo no me las esperaba porque estaba corrigiendo y he tenido que parar porque no recordaba que esto fuera así???? O sea que necesidad de poner todas esas cosas uf

Por otro lado, que ya estamos en diciembre???? si subí el prólogo en septiembre madre mía y este es el último capítulo del año. Lo bueno es que esta vez no va a ser un mes de espera, va a ser menos porque os veo el seis de enero como regalo de reyes unas poquitas más de lágrimas.

Si queréis saber el título del siguiente capítulo lo vais a tener en instagram (ya sabéis @ _Ogaira) jejejeje lo subiré unas horas después, para dejar un poquito de tiempo entre unas lágrimas y las siguientes. ES BROMA (en realidad no).

Seguiré actualizando semanalmente Doce momentos y un te quiero y, por supuesto, podéis leer Magneficiently cursed, la historia compartida con mis besties (os quiero chicas perdonad por los ataques continuos en la historia) de vanpiras y lesbianas

Mil gracias por leer, mil gracias por votar y mil gracias por seguir aquí día tras día <3

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