30 de Diciembre

Los tres estaban sentados en la mesa de la casa de Yoosung.
Se respiraba la tención en el cuarto y un poco de incomodidad.
Estaban ahí para hablar sobre como llevarían a cabo su extraño noviazgo y qué harían el próximo día que era Noche Vieja.
Para Yoosung era extraño, no sabía cuánto mal le había deseado a aquella chica hacía unos días... ¿Cómo se suponía que sería su novia ahora?
— Si no van a decir nada entonces empezaré yo – dijo MC después de que el silencio había sido eterno — Le di esta opción a Saeyoung porque también me gustas, Yoosung – confesó ella.
— ¡¿Eh?! ¿En... Enserio? – preguntó él extrañado.
— En serio, no hubiera dado esa opción si no fuera así ¿no crees? – dijo ella y Yoosung podía jurar que estaba sonriendo con su típica sonrisa amable.
— Pero... Eh... MC, siento que estos días no he sido justo contigo – admitió con él.
— Está bien, entre tú y yo no hay problema – contestó ella y de nuevo otra sonrisa — No sabías esto y pasaste días malos, lo comprendo –
Yoosung estaba que moría de la amabilidad de MC, quería abrazarla en ese momento pero se obligó a no ser impulsivo.
— Creo que primero debe quedar claro que será una relación entre nosotros solamente – comenzó a decir Seven — Y que no debe haber celos entre nosotros, si eso pasa lo mejor será hablarlo – añadió.
— Yo... Quiero pedir que sean pacientes conmigo, será la primera vez que estoy en una relación en general. No estoy seguro de cómo voy a hacer para estar con ustedes sin saber nada – dijo Yoosung algo preocupado.
— Ni teniendo varias relaciones se sabe cómo llevar la que sigue, así que es cuestión de práctica. No te preocupes – contestó ella.
Si volvía a ser tan linda y amable, Yoosung no se iba a aguantar las ganas de pedirle un abrazo. Si su vista siguiera intacta él iría fácilmente hacia ella sin preguntar.
— ¿Puedo decirles por apodos lindos – preguntó Seven con un tono malicioso.
— Supongo que por mí no hay problema – contestó el rubio.
— Conmigo tampoco – dijo MC.
— ¿Pueden acercarse los dos? – pidió Yoosung.
Ellos hicieron lo que pidió y el rubio extendió una mano a cada uno.
Ambos le dieron su mano y él comenzó a acariciarlas notando cada detalle de ambas.
— Saeyoung... – dijo levantado su mano derecha — Y MC... – levantó su mano izquierda.
— ¿Cómo...? – comenzó a preguntar MC.
— Saeyoung tiene sus dedos un poco torcidos, supongo que consecuencia de la computadora. Tú los tienes parejos y tu piel es más suave – respondió él sonriendo.
Después de aquello las cosas se habían vuelto un poco más agradables entre los tres, MC había quedado que ella haría la cena del día siguiente. Mientras que Saeyoung había prometido traer bolsas de Honey Budda Chips como botana.
— Yo no puedo hacer mucho más que poner mi casa para que vengan – dijo el rubio muy apenado.
Se sentía muy inútil sin su vista, era la peor parte para él de todo lo que le había pasado.
Ni siquiera el gusto amargo le molestaba tanto como no ver, incluso prefería mil veces escupir más flores si aquello le regresaba la vista.
— Oy... No digas tonterías, Yoosungie. Eso es suficiente – dijo el pelirrojo y le dio un beso en la frente.
— Mucho más que suficiente – aseguró también MC mientras le daba aquel abrazo que él había estado pidiéndole mentalmente desde hacía varios minutos atrás.
Aspiró con fuerza y sonrió.
Moras azules y frambuesa era el olor característico de aquella chica.

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