Fragilidad masculina
Autoras: CharlotMAD & ShinjiIkari728 (ex Suneater_Ikari / gato-mon)
Resumen: ¿Qué es lo que ocurre cuando dos chicos lujuriosos y juguetones descubren que su equipaje fue confundido con el de una chica? Seguramente nada bueno.
Género: Comedia, fluff, lemon.
AU escolar normal.
Advertencia: Esta historia cuenta con contenido explícito. Los personajes tienen +16 años y los actos son completamente consensuados.
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En una tranquila tarde de un 18 de Marzo en la ciudad de Tokio, dos chicos se disponían a estudiar normalmente para sus próximos exámenes. De su habitación aun así, provenían unos cuantos suspiros agitados que aumentaban en intensidad y rapidez.
—Kaworu... estás tocando ahí de nuevo...
—Me encanta la voz tan dulce que pones...
—¡No es justo...! Ya salte de encima...
—Y ni si quiera te he quitado la ropa aún...
—¡Y no lo harás porque tenemos tarea que hacer!
Shinji se levantó de golpe de la cama, algo fastidiado.
—Ashh, está bien. Perdón, Shinji... —Kaworu se compuso sobre sí— Es sólo que no podía dejar de pensar en que hace tiempo no lo hacemos...
—Ya sabes que es por los exámenes, es todo. Cuando salgamos de vacaciones encontraremos un momento adecuado... Confía en mí —le acarició amorosamente la cara para luego depositar un tierno beso en su mejilla.
—Está bien... —dijo Kaworu, dando un suspiro resignado.
—Además tú sabes de esta materia, así que te irá bien sí o sí. Yo no sé nada, y en vez de ayudarme a estudiar como buen novio, quieres distraerme aún más...
—¡Pero Shinji! ¿No lo entiendes? Es porque tengo tanta confianza en que aprenderás rápido que me tomo estas pequeñas libertades. Yo confío en tu inteligencia y sagacidad, ¡Soy un excelente novio!
—Mmm... Mejor ayúdame en esto, ¿Sí? ¡Y no me toques el culo! —dijo Shinji, al verlo posicionarse a sus espaldas.
—Bien, cariño. Lo que tú quieras —sonrió servicialmente— A ver, ¿En qué te ayudo?
Los chicos siguieron así un largo rato, y entre refrigerios y estudio hicieron tiempo hasta las 9 de la noche, hora a la que se encontraban descansando ya de todo el esfuerzo, echados en la cama.
—Oye Shinji, tal vez ya deba irme a mi casa para que no te duermas tan tarde, ¿No? —mencionó Kaworu mientras le acariciaba el pelo.
—¡No, espera! Mis padres no llegarán hasta dentro de una hora. Quédate un poco más —Shinji se acurrucó más junto a su novio abrazándolo por el cuello.
—Bueno, está bien. Así aprovecho de saludar a mis suegros —Kaworu rio internamente por el cariñoso e irónico actuar de Shinji, quien al parecer no tenía ya muchas ganas de estudiar— Por cierto, quería preguntarte... ¿Quisieras ir a la playa el próximo fin de semana?
—¿Te refieres a cuando salgamos de vacaciones? —preguntó Shinji.
Kaworu asintió y se acurrucó más a su novio.
—¿Te imaginas, amor? Tú y yo solos en la arena, disfrutando del sol. Libres de tareas y exámenes... Y lo más importante: podré verte en traje de baño o mejor aun; sin él.
—¡Ay, tú siempre pensando en eso! ¡No es posible!
Shinji intentó levantarse pero el albino no se lo permitió. Se aferró más a su pequeño y delgado cuerpo y se dedicó a besarlo apasionadamente.
Como era de esperarse su libido empezaba a despertar de nuevo.
—Ya quiero que llegue el fin de semana... —susurró Nagisa pegando sus labios a la sensible piel del cuello de su chico.
—Créeme... Yo también... —Shinji comenzaba a respirar agitadamente.
Optó por no hacerse más de rogar y dejarse llevar por el momento pero el ruido de la puerta principal los obligó a detenerse. Al parecer sus padres habían llegado antes de lo previsto.
Los chicos tuvieron que parar y bajar a recibirlos actuando como si nada hubiera pasado.
—¡Kaworu! —lo saludó la madre de Shinji, tan cariñosa como siempre, seguido de un abrazo— ¿Estaban estudiando, chicos?
Ambos se delataron tontamente mirándose algo incómodos y sonrojándose casi en seguida.
—Claro, mamá. Ya sabes que tenemos mucho que estudiar para esta semana —dijo Shinji, desviando un poco la mirada.
—Espero que realmente hayan estado estudiando, hijo.
—comentó Gendo— Kaworu.
—¿Sí, señor? —el mencionado se incorporó nada más escuchar su nombre con tanta severidad.
—Confío en que un muchacho recto y estudioso como tú no esté haciendo más que alentar a mi hijo a ser más responsable. Eso espero y nada más —dijo secamente, acomodándose las gafas.
—Ay, querido... No exageres... —Yui negó con la cabeza. Su esposo solía ser muy exigente a veces. Aunque por otro lado bastante había hecho con aceptar de buena gana la relación estable que sostenía su hijo con el chico albino desde hace ya casi seis meses.
—De eso no tiene que preocuparse, suegro. Yo siempre me aseguro de que Shinji aprenda muy bien la materia, y también de que no se distraiga en clases.
—Me alegro, aunque... —lo tomó levemente del hombro para hablarle por lo bajo— Señor Ikari está bien.
—Bueno, Kaworu, ¿Te quedas a cenar? —intervino Yui, bajo la mirada nerviosa de Shinji.
—Me gustaría mucho, señora Ikari, pero no puedo. Les dije a mis padres que llegaría antes de las 10 —dijo Kaworu, haciendo una reverencia— Para otra vez estaría encantado de quedarme a cenar.
—Muy bien, entonces buenas noches —Yui se despidió de Kaworu con un abrazo y Gendo lo hizo con un apretón de manos.
Shinji acompañó a Kaworu unos pasos hasta la puerta de la calle y ahí le dio un suave beso de despedida.
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El día de los exámenes había llegado. Ikari se sentía muy nervioso, pues la condición que su padre le había dejado para poder realizar ese ansiado viaje a la playa con Kaworu era que tenía que salir con calificaciones altas. No precisamente un 10 pero tampoco quería verle con un 6 o un 7.
Kaworu le repetía que tuviera confianza en sí mismo, pero eso solo ponía peor al castaño. Fueron días verdaderamente intensos hasta que al fin les entregaron los resultados finales
Para la fortuna y alegría de Shinji, había salido con promedio de 9.
—¿Ves, amor? Te dije que confiaba en ti —El albino no había dejado de abrazarlo ese día.
—Gracias por creer en mí, Kaworu. Te amo...
—Y para que me ames más todavía, mira esto... —sacó de su bolsillo un par de boletos de viaje— Los compré hoy en la mañana, antes de llegar a la clase.
—Definitivamente ansías hacer este viaje, ¿Verdad? —preguntó Shinji coquetamente.
—Es justo y necesario. Además aprovecharíamos para festejar que salimos con buenos resultados este semestre, ¿No crees?
El castaño no pudo evitar darle la razón. Además él también se moría por pasar el fin de semana en la playa con su bello novio. No iban a permitir que nada les estropeara sus planes. Todo debía salir perfecto.
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Al día siguiente se levantaron muy temprano para empacar. Decidieron llevar sólo una maleta de equipaje para no tener que lidiar con tanto.
Estaban super emocionados y durante el trayecto en el tren, aprovechaban cada pequeño momento para brindarse mimos y caricias mutuas.
A pesar de las insistencias del menor, Kaworu como siempre, no dejó que en ningún momento Shinji cargara la maleta, para que descansara de absolutamente todo.
Después de todo el viaje y el ajetreo, llegaron por fin a la cabaña de playa que era propiedad de los padres de Kaworu. Y lo primero que este hizo fue lanzarse a la cama, totalmente agotado.
—Bbrr... de haber sabido que hacía tanto aire fresco en la playa hubiera traído un abrigo más grande...
Se tomó unos pocos minutos para descansar hasta que Shinji le habló.
—Vamos, Kaworu. Tenemos que desempacar todo...
Nagisa hizo una mueca de desagrado, intentando dar lástima.
—Amorcito... más tarde, ¿Sí? Tenemos toda la tarde libre... Relájate, por favor.
Shinji no le respondió y se dispuso a desempacar por su cuenta. Aunque cuando abrió la maleta tuvo que tallarse los ojos pues creía que era un espejismo o una especia de broma de mal gusto.
De muy mal gusto.
—Kaworu...
—¿Qué sucede?
—¿Estás seguro d-de que este era nuestro equipaje...?
—No entiendo... Claro que sí, ¿Por qué no...? —Kaworu se levantó al ver a Shinji pálido como la cal.
—¡¡NO ES NUESTRO EQUIPAJE!! —chilló Shinji— ¡AQUÍ NO ESTÁ NI TU ROPA NI LA MÍA!, ¡SÓLO FÍJATE EN LO QUE HAY AQUÍ!
—Shinji, cálmate, claro que... —Kaworu no pudo terminar la frase pues efectivamente esa no era la maleta que cargaban al principio antes de llegar a la estación del tren.
Por fuera era exactamente idéntica, pero por dentro el contenido era otro. Lo que más les sacaba de onda era que traía dos uniformes escolares estilo marinero color negro, ambos empaquetados, totalmente nuevos. Alguna chica había confundido su equipaje con el de Kaworu y Shinji.
El menor sentía que le daría un infarto.
—¿¡Q-Qué vamos a hacer, maldita sea!? —se llevó ambas manos a la cara.
—Tranquilo, Shinji... Puedo llamar a la estación de inmediato para resolver el problema —Kaworu sacó su celular e intentó comunicarse de alguna forma con alguien que estuviera recepcionando el lugar. Pero fue en vano, ya que a su celular siempre le costaba agarrar señal en la playa— Maldita sea... esta porquería no marca...
—Santo cielo... Tal vez tengamos que volver a la estación y resolver desde ahí...
—Mmm... Pero no te apures... acabamos de llegar. Además mientras tanto podemos ponernos aunque sea esto... —dijo Kaworu en tono de broma señalando los uniformes— ¡Si te das cuenta son de nuestras tallas!
—¡NO DIGAS TONTERÍAS! ¿No te das cuenta? ¡La dueña de esto se llevó nuestra ropa! Y por si fuera poco, también los cargadores de nuestros teléfonos y sobre todo algo de dinero que me había dado mamá... No podemos andar en la playa solo con esto que traemos puesto y mucho menos con estos uniformes de colegiala. ¡Por Dios, Kaworu!
Kaworu no dijo nada. Se sentía un poco culpable puesto que la maleta se había quedado bajo su responsabilidad. Además Shinji tenía razón. Ahora sólo contaban con lo que traían puesto, y ya se sentían algo incómodos con ello.
El albino cerró la petaca y se dirigió al baño mientras Shinji daba vueltas alrededor de la habitación, murmurando varias cosas.
—¿Y si llamo yo a la estación? No, mi celular tiene batería baja y mi cargador se fue en la maleta... Podríamos ir personalmente, pero... Kaworu tiene razón. Queda muy lejos de aquí, y fue un largo camino... ¡Rayos! Voy a enloquecer si no solucionamos esto...
—¿Shinji...? —La voz relajada de Kaworu lo sacó de sus pensamientos.
—¿Qué quieres? ¡Estoy ocupado pensando!
—Shinji, voltea por favor... —dijo con una voz un poco más seductora esta vez.
El castaño volteó de mala gana hacia donde le hablaba su novio. Al momento de hacerlo dio unos pasos atrás cayendo a la cama de golpe.
—Te lo dije, Shinji. Son de nuestra talla —Nagisa sonrió contento y satisfecho.
Kaworu tenía puesto uno de los uniformes. Para ser un chico, le asentaba muy bien. Se veía coqueto y atractivo. Además era de color negro, lo que hacía un bonito contraste con su pálida y perfecta piel, y estaba adornado con un listón rojo que combinaba muy bien con sus ojos como rubíes.
El muchacho de ojos rojos caminó coquetamente hacia donde estaba su novio, que lo miraba todo atontado.
—Kaworu... ¿Qué haces...?
El albino posó sus labios sobre los de Shinji besándolo intensamente solo como él sabía hacerlo, mientras se posicionaba sobre él de manera muy provocativa.
En unos segundos Shinji lo obligó a quebrar el beso debido a que sentía que se le acababa el aire.
—Kaworu... Por favor... Esto es serio...
—Shinji, mi amor... Solo póntelo —Le susurró Kaworu con voz ronca.
—¿¡Q-Qué!?... Por supuesto que no... yo... no podría...
—Vamos, Shinji. Póntelo tú también, ¿sí? —Se levantó de la cama y le extendió el uniforme que quedaba al castaño.
—¿Con estas cosas ridículas incluidas? —señaló las largas calcetas negras.
—Yo me las puse... y mira que bien me quedan... —se levantó un poco la falta, dejando ver sus largas y bellas piernas, sólo para provocar a Shinji.
El menor tragó en seco y sintió unas cosquillas inusuales en su entrepierna.
No sabía porqué ni cómo había pasado, pero a final de cuentas Shinji se dejó convencer y salió del baño totalmente apenado por usar esas prendas femeninas.
La de por sí poca masculinidad que tenía se le había ido al caño ya.
—¿Y bien...? —el castaño quería salir corriendo directo al baño a quitarse eso.
—Te ves tan hermoso, Shinji... —Kaworu lo miraba de arriba abajo, como hipnotizado— Simplemente precioso... No, perfecto.
Kaworu no estaba equivocado. Shinji se veía extremadamente adorable y provocativo. El uniforme escolar le quedaba muy bien a su delgado cuerpo.
—Ahh... Genial... —Respondió Ikari tratando de sonreír —¿Ya me lo puedo quitar?...
—¡No! No lo hagas....
Kaworu lo abrazó por detrás para evitar que se fuera mientras acariciaba sus piernas por encima de la falda.
—Kaworu... esto es vergonzoso... —Shinji se sentía demasiado acalorado ante la situación. No quería terminar cediendo ante las muestras provocativas de su novio, quien adivinando todo lo volteó hacia él para besarlo otra vez.
—No puedo resistir más, Shinji.
El castaño rodeó el cuello de Kaworu con sus brazos, accediendo al fin mientras sentía como la lengua del albino se enrollara con la suya por completo y sus manos juguetonas se encargaban de hacerlo perder más y más la cordura.
Entre besos y jadeos leves se arrastraron mutuamente hacia la cama, y arrodillados uno frente al otro entrelazaron sus manos. Shinji pasó hábilmente hacia el cuello de Kaworu, provocando que gimiera de improviso. Pasaba su lengua y mordía la suave y pálida piel de su novio, quien se mostraba fascinado por su accionar. Luego, Shinji jugó aún más con su atrevimiento e introdujo una de sus manos por debajo de esa falda que percibía tan incitante y llamativa, deslizándola por las nalgas de Kaworu, y apretando a su antojo.
—¡Ahhh...! Shin-- Shinji... —el albino se sobresaltó un poco al percibir la mano traviesa y sobretodo fría del chico.
—Qué suave eres, Kaworu... —dijo mientras seguía devorando vorazmente su cuello y clavícula.
Shinji invirtió casi de inmediato su actitud dominante para luego colocar sus brazos al rededor de del cuello del chico, acurrucándose ahí con cariño.
Kaworu lo estrechó en sus brazos de vuelta, presionádolo fuerte contra su pecho, y en seguida lo recostó suavemente sobre la cama, quedando justo encima de él.
—Shinji, te lo dije antes y lo repito, te ves muy hermoso así...
—Tú también, Kaworu... Realmente no creí que te vieras tan bien con sólo un uniforme... que tiene falda...
—Y la verdad es que yo siempre tuve la fantasía secreta de verte vestido de esta forma. No sé porqué, pero siempre me gustó la i-- —Shinji lo interrumpió, asaltando abruptamente sus labios.
Siguieron besándose con ferbor, mientras Kaworu se deleitó agarrando con firmeza las nalgas de Shinji, devolviéndole el favorcito.
—Kaworu... —se separaron unos breves instantes, para recuperar algo de aliento, en lo que Shinji trataba de hablar con algo de claridad— Kaworu... Quiero que me folles con el uniforme puesto...
—No te preocupes, no pienso quitártelo... —Kaworu descendió salvajemente a su cuello, quitándole aún más cordura al tierno castaño.
—¡No! Hablo de que tú... ¡Ahhh! —gimió al sentir que Kaworu le jalaba el cabello para tener un mejor acceso— ¡Hablo de que tú no te quites el uniforme!
Kaworu asintió como pudo, para luego seguir esforzándose al máximo en inundar de placer los sentidos de Shinji. Le subió la camiseta lentamente, deslizando las manos por su delgado pecho; y comenzó a lamer y chupar intercaladamente ambos pezones. Shinji gemía muy fuerte, provocando que la aprisionada erección de Kaworu sufriera cada vez más. Decidió seguir bajando, depositando por el vientre de Shinji un rastro de besos y dejando leves marcas en su cuerpo. Y una vez llegó a la entrepierna, subió un poco la falda y comenzó a lamer desesperadamente su miembro.
El castaño casi desfalleció al sentir tan de pronto ese lascivo contacto. Sentía como la intrépida lengua de Kaworu se enredaba hábilmente por todo su falo, dando atención a lo largo y ancho de toda la zona. Acariciaba y manoseaba sus muslos, jalando un poco sus medias negras, llevando una actitud completamente dominante a diferencia de otras veces en que Shinji le dictaba el ritmo que debía seguir o en pocas palabras, le follaba la boca.
En un momento dado, comenzó a masturbarlo, a la vez que succionaba suavemente sus testículos y estimulaba oralmente su entrada. Por un lado, lo hacía para acrecentar su disfrute pero también, para prepararlo para después.
Al cabo de un rato, Kaworu invadía cada vez más profundamente con sus dedos lubricados el cuerpo de Shinji, al mismo tiempo que devoraba su miembro hasta hacerlo gritar y jadear intensamente de placer.
—¡Kaworu...! ¡Aaahh...! ¡Ya voy a terminar...! —intentó quitar la cabeza de su novio de su entrepierna, para así evitar mancillarlo con sus fluidos, pero fue en vano, ya que Kaworu no podía estar más ansioso por recibirlo y tragárselo todo.
Llegado el momento, el albino masturbó frenéticamente a Shinji, quien se corrió con total satisfacción en la boca chorreante de Kaworu.
Luego de limpiar sus comisuras, miró detenidamente a Shinji y creyó que ya su turno. Como ya estaba preparado, sólo le dio unos segundos para reponerse y luego lo volteó sobre la cama. Shinji no opuso ninguna resistencia, es más, estaba encantado de que su novio prosiguiera tan rápidamente para proporcionarle el placer completo. Kaworu se acomodó en la cama, agarró de las piernas a Shiji y lo arrastró algo brusco para atraerlo hacia él. Le levantó la corta falda, se colocó en medio de sus nalgas y vertió algo de lubricante en su propio miembro, el cual ya estaba palpitante y urgente de atenciones. Rozó levemente su virilidad ahí en medio durante unos instantes, para después proporcionarle una fuerte nalgada. Seguidamente lo tomó por las caderas y se hundió de a poco en su interior.
—¡Aaahhh...! —jadeó Shinji. El chico podía sentir perfectamente el cálido liquido pre-seminal escurriendo del pene del albino acoplándose y sirviendo perfectamente como una mayor y más deliciosa lubricación. Sentía como sus caderas eran atraídas automáticamente a las embestidas profundas y certeras de Kaworu. Ya que el mayor estaba haciendo todo el trabajo sobre su cuerpo, no había necesidad de hacer ningún esfuerzo, sólo de dejarse llevar y disfrutar.
Kaworu penetraba arduamente, y depositaba suaves caricias en la espalda de Shinji cada que podía. Se sentía increíblemente excitado al mirarlo envuelto en ese sensual uniforme. Así era como siempre se lo había imaginado, pero nunca se había atrevido a pedírselo y tampoco creyó que realmente se atrevería a ponerse algo así.
—Kaworu... más... ¡Ahh...! Más fuerte... por favor... no puedo resistirlo... —Shinji pedía a su novio con cada vez menos decoro que aumentara el ritmo y la intensidad de sus estocadas. El ardiente contacto entre su próstata y el miembro de Kaworu estaba cada vez más cerca de hacerlo estrellar.
Unos momentos después, el albino experimentaba la presión que Shinji ejercía involuntariamente para apretar su miembro, y supo que él mismo estaba cerca de terminar. Pasó sus manos de la cintura a nuevamente los gluteos de Shinji, apretando con mayor fuerza, casi como tratando de retenerlo. Era la primera vez, de todo lo que llevaban de novios e incluso amantes, en la que sentía que terminaría tan rápido.
—Shinji... Ya me voy a correr... —soltó Kaworu, con sólo un ápice de cordura disponible, totalmente inmerso en su exitación.
—Está bien, Kaworu... Yo también... ¡Aahh...! —gimió alto— Hazlo dentro, por... por favor...
Unos segundos despues, con eso en mente, ambos alcanzaron justo al mismo tiempo el orgasmo. Shinji eyaculó sobre la cama, soltando un agudo grito de placer, y sintiendo un intenso calor rellenando poco a poco su cuerpo junto a las últimas embestidas de Kaworu; y este por su parte cerró los ojos con fuerza, y se sintió en extremo privilegiado al sentir cómo las intensas contracciones de Shinji estrujaban su miembro, haciéndolo eyacular en su interior hasta el último vestigio de su propia esencia. Así ambos potenciaron mutuamente su placeres.
Luego de tan intenso acto, se echaron totalmente rendidos sobre la cama, con la respiración agitada, y pocos segundos después se cubrieron con las sábanas. Después de todo, hacía cada vez más frío y ya habían comenzado a perder algo del intenso calor corporal antes conseguido.
Se abrazaron juntos bajo las sábanas, apoyando mutuamente sus cabezas y entrelazando nuevamente sus manos. Se sentían tan felices, plenos y satisfechos...
Luego de un rato, cuando ya se habían calmado y habían recuperado juntos y acurrucados su calidez, Kaworu rompió el suave silencio.
—Shinji, amor. ¿Sabes? Creo que este es el mayor golpe de suerte que hemos tenido como pareja... Y el destino quiere que lo aprovechemos...
—¿A qué te refieres, Kaworu...? —dijo Shinji algo somnoliento, pues aunque fuera de tarde, ya estaba listo para dormir apaciblemente.
—Me refiero a que tal vez debemos quedarnos con estos uniformes... No vayamos a recuperar nuestro equipaje, pues nos quitarían este seguramente —Kaworu dijo esto con cierto temor, pues conocía a su novio, y sabía que él era un chico bueno. Todo un angelito correcto que no gustaba de engañar o estafar, y mucho menos robar a los demás. Definitivamente Kaworu sólo estaba probando suerte.
—Yo iba a decirte lo mismo, Kaworu. Quiero esa falda para ti, que te queda excelentemente bien —Shinji estaba ya con los ojos cerrados así que no pudo contemplar la cara de estupefacción de su novio al escuchar sus palabras— Además ya marcamos estos uniformes. ¡Legalmente son nuestros! —rio levemente.
Kaworu depositó un suave y amoroso beso en la frente de su novio, a la par de una sonrisa cálida y complacida.
Shinji era un chico mesurado, pero era verdad que a veces se dejaba llevar por sus emociones y sus pasiones.
—Tienes mucha razón, Shinji... No sé porqué lo pregunté si quiera. Ahora ven aqui... —rodeó completamente con sus brazos el cuerpo de Shinji y lo estrujó con sumo amor.
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Después de un buen rato, Shini creyó a Kaworu dormido, y aprovechó para manosear nuevamente sus piernas.
—Shinji... ¿Qué pasa? ¿Quieres segunda ronda, amor? —le acarició el pelo con cariño.
—No lo sé... —suspiró— Lo único que sé es que debo comprarte más faldas bonitas para que las luzcas ante mí...
Fin
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