Epílogo
Su ático aún huele a ella y lo primero que noto al entrar es la foto con el marco roto que está sobre la mesa y el vaso con wiski que descansa sobre ella y que ha terminado de trizar el vidrio que protegía la imagen.
—Ahora entiendo porque ella nunca cambió el marco roto.
Ese marco siempre fue una buena analogía de nosotros, por lo tanto, entiendo porque pasó años y jamás se preocupó por cambiarlo. Y ahora, ya no tiene sentido hacerlo.
Recorro el lugar y casi espero que ella salga en cualquier momento molesta porque entré en su espacio privado sin molestarme en tocar. Pero ella ya no está, he tenido siete largas semanas para acostumbrarme a la idea y para armarme de valor y venir aquí. Aunque no importa a donde vaya o lo que haga, todo me recuerda a Davina.
Davina tiene el ceño fruncido mientras me ve trepar el árbol, no me creyó cuando le dije que las mejores manzanas se encuentran en lo más alto del árbol y ella no está interesada en comprobarlo.
—¿Ves? Yo tenía razón, Davina —le grito después de probar la manzana que acabo de arrancar del árbol.
—Tírame una manzana yo también quiero probar.
—No. Sí quieres una manzana, ven y tómala tú misma. Porque no confiaste en mi cuando te dije que estás eran las mejores.
Yo señalo la canasta con manzanas que están a sus pies y le digo que coma una de esas, pero sí algo he aprendido de Davina en este poco tiempo de conocerla, es que no se rehúsa nunca a un desafío.
Me saca la lengua antes de caminar hacia el árbol y tomar una rama.
—Sí tienes miedo no tienes que hacerlo, Davina.
—No tengo miedo.
—No te creo.
Me acomodo mejor en la rama y la observo, esperando a ver qué va hacer ahora.
—Subiré. No tengo miedo.
Veo que ella sujeta con más fuerza la rama del árbol y empieza a subir.
Yo me asusto cuando veo que ella realmente está subiendo el árbol.
—Davina, espera, no sigas subiendo. Te daré las manzanas que quieras, pero detente, te puedes lastimar.
Pero, por supuesto, ella no se detiene y su vestido se engancha un par de veces provocando que se resbale un poco, pero en ambas ocasiones ella logra estabilizarse. Hasta que está solo a una rama de diferencia de dónde yo estoy, entonces, se vuelve a tropezar y grita cuando casi se cae.
—¡Davina! —grito y me lanzo cerca de donde ella está para estirar mi mano hacia ella—. Agárrate de mí.
Ella sujeta mi mano y yo la ayudo a estabilizarse para que se siente en la rama dónde yo estoy sentado.
—Me asustaste mucho, Vina. No vuelvas asustarme así.
—¿Cómo me acabas de llamar?
Arranco una manzana de una de las ramas y la pongo en las manos de Davina.
Veo que su vestido está sucio y algo rasgado. Papá no estará nada feliz al vernos y seguro me va a castigar por esto.
—Vina —respondo—. Tu nombre es muy largo y me gusta como suena Vina.
—¿Y cómo suena?
—Dulce y fuerte. Cómo tú
Entonces ella sonríe, es la primera sonrisa genuina que le he visto desde que llegó a nuestra casa, desde que empezó a forma parte de nuestra familia y yo me siento tan orgulloso al ser el responsable de esa sonrisa.
—¿Te molesta que te diga Vina?
—No, me gusta. Me gusta que me llames Vina.
Y ahora no puedo ni siquiera recordar la última vez que me dijiste te amo.
¿Dónde me dijiste te amo por última vez? ¿Lo dijiste en serio o solo era parte de tu plan? ¿Me amaste alguna vez, Davina?
No tienes idea, con que facilidad el amor se transforma en odio —la puedo escuchar repetir esa oración todas las noches antes de irme a dormir.
Las primeras noches me consolaba con la idea que al menos eso significaba que una vez me amó, después ya no fue suficiente consuelo al entender que el amor que ella sentía por mí, se había transformado en odio y que lo más probable es que no quede rastro de la mujer de la que me enamoré.
—¿Al menos te arrepientes del dolor que nos causaste, Davina?
No creo que Archer vuelva a confiar en nadie más, está totalmente devastado por la traición de su hermanita, tanto así que después de lo sucedido y que le dije que Davina se había ido, él se encerró en su ático y no salió de ahí por trece días. Después de eso, no quiso hablar con nadie sobre el tema y todos sabemos que la única persona que podría ayudarlo, es la misma que lo dejó en ese he estado.
Mi padre aún sigue mal, no creemos que en algún momento se llegue a recuperar, está profundamente sumido en el dolor por la pérdida de Davina, más que por su traición.
—¿Ves lo que nos hiciste, Davina?
Morgan se fue al laboratorio de Alemania con su madre, dejando a Mikel y la historia que pudieron tener. Max siguió a su hermana y hemos mantenido un mínimo contacto desde que ellos se fueron. Spencer también regresó a los laboratorios de Alemania, dejándonos solo a Archer y a mí para lidiar con el desastre que dejó Davina, para limpiar los escombros de su destrucción.
Leila también se fue, Archer la despidió, sé que en el fondo lo hizo por Davina, aunque nunca lo vaya admitir. Mientras que Arthur es el cascarón vacío de lo que un día fue, haciendo todo en modo automático y pensando en todo el daño que le hizo a Vina.
Saco mi teléfono y marco su número, sé que ella no va a responder, pero necesito escuchar su voz, es el único consuelo que me queda.
—Hola, usted se ha comunicado con el teléfono de Davina Hart, en este momento no estoy disponible, pero deje en un mensaje y en cuánto pueda, me comunico con usted. Buen día.
Repito el mensaje un par de veces mientras vago por su ático recorriendo la hilera de libros que ella tanto amaba y sonriendo con nostalgia ante la gran cantidad de biografías que tiene en su biblioteca, porque por alguna extraña razón, ella ama leer biografías y también ama las flores.
Archer, mandó a quitar todas las flores del invernadero y lo quiso destruir, pero mi padre dijo que no, y tanto mi hermano como yo, sabemos que mi padre aún alberga la esperanza que Davina regrese. Por eso ha cerrado su oficina en los laboratorios y mantiene este ático tal y como ella lo dejó.
—Pero ella no va a regresar.
Yo aún llevo la argolla matrimonial en mi dedo porque siento que es la última conexión que me queda de ella, incluso sí ella se casó conmigo solo como parte de su plan, para mí fue real.
—¿Sería diferente sí te hubieras ido con Arthur cuando tuviste la oportunidad? Creo que al menos así estarías lejos de los secretos, de los engaños, pero te quedaste y mira todo lo que eso te costó. ¿Sería diferente sí tú y yo no hubiéramos empezado algo? De esa forma ella no tendría por qué revelarte la verdad, o creo que sería diferente si jamás la traíamos a nuestras vidas. Aunque nada de eso importa. Al menos ya no.
Tomo una hoja de papel y empiezo a escribir.
Querida Davina.
Estoy enojado contigo, no tienes idea como espero paciente a qué el odio que debería sentir por ti llegue, porque debo odiarte por lo que has hecho, pero no te odio, al menos todavía no y mientras aún te amo, no puedo dejar de preocuparme por ti y de buscarte para traerte a casa, quiero que estés a salvó en casa y decirte que no me importa nada de lo que has hecho o la forma tan cruel con la que rompiste mi corazón, yo te amo.
Te amo con cada maldita célula de mi cuerpo y solo quiero que vuelvas a casa, solo quiero que vuelvas, pero sé que eso no es lo que tú quieres. Tú no quieres regresar, siempre estabas pensando en escapar y por fin pudiste hacerlo.
De todas formas, yo aún te espero. Incluso sí no vas a volver, yo aún voy a estar esperando.
Con amor, Bastián.
P. D.: Aquí adjunto una lista de 27 cosas que NO te dije y que TÚ querías escuchar.
Doblo la carta y la dejo sobre la mesa, ella nunca la va a leer, pero a mí me da igual.
Doy una última mirada a su ático antes de salir y cerrar el lugar, cerrando también mi historia con la mujer que solía habitar ese lugar.
***********
Y un tiempo después, cerca del Mediterráneo, una hermosa mujer de cabello negro y ojos verdes rasgados, a quien han herido y mentido demasiado y cuya alma está empañada por tanto dolor y engaños, estaba empezando su propia lista a la que título... 27 cosas que dije y que TÚ no querías escuchar.
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