Tiempo

Desde Érebo destacaban dos estrellas, aunque este planeta artificial estaba fuera de la zona de influencia de ambas. Una era Helios, la estrella de Hydra. La otra fue nombrada Pyros. Hacia ésta tomó rumbo la nave Ítaca. Pyros era mayor que el Sol o Helios. Si desde Érebo se veían iguales, era por la distancia mayor de Pyros. Su sistema también estaba compuesto por cinco planetas, todos mayores que la Tierra o Hydra. Krona era el único en la zona de habitabilidad y el mayor de los planetas.

Cuando Ítaca salió del hiperespacio, Krona ya parecía un planeta gigante, y todavía faltaba mucho espacio que navegar.

Lo primero que distinguieron Cristina y Pablo fueron los satélites. Hércules, el niño con más afición por viajar, descubrió las dudas de los terrestres y aclaró:

—Hay veinte satélites en total, todos son habitables aunque no lo precisan. La superficie de Krona puede alojar mucho más que sus treinta mil millones de habitantes.

Ulises paró los motores. Todos se encaminaron al hangar para montar en un vehículo exclusivo para este planeta, con capacidad para doce personas, sobraban tres asientos. Sin alas y con cuatro ruedas.

Lo primero que vieron fue un gran océano. Ulises explicó:

—Krona tiene cinco océanos y cinco continentes. La proporción de la superficie es el sesenta por ciento marina y cuarenta sólida. Como en Hydra, los océanos no tienen nombre. Los continentes son Paz, Amor, Progreso, Libertad y Hogar.

Minutos después, avistaron la costa del continente Hogar, situado en el hemisferio norte. La zona entre trópicos es la menos habitada por las altas temperaturas. Pablo indagó:

—¿A qué hora llegaremos?

—Krona no recibió su nombre por el Titán, sino por su significado textual. La luz de Pyros y su ausencia duran días. Por eso no se usa el tiempo. Cada kroniano tiene muy desarrollado su reloj biológico y adapta sus actividades a él. Suelen convivir casi siempre con su familia para compartir sus actividades. Una excepción es el colegio para los niños.

—Comprendo. Tendremos que habituarnos a sus costumbres.

—Sería casi imposible; cada familia se planifica a su manera, hay un sinfín de hábitos diferentes. Sólo debéis habituaros con Hestia, la lideresa. Residiréis en su palacio. Por cierto, ahí podéis verlo.

No era un espejismo, ni una ilusión, sino una imagen real; la isla era idéntica a la de Olimpo en Hydra, incluso con el mismo nombre. Rectifico, la única diferencia era un túnel en la colina norte. Ulises pilotó el coche a ese túnel y lo aparcó en el garaje del sótano. Recogieron sus equipajes y caminaron al ascensor directo a palacio.

Dos personas les esperaban. Una de ellas a quien ya conocemos, Hermes, quien vestía el mismo uniforme. Y una mujer alta, bien proporcionada y con aspecto agradable, vestía una túnica larga de color rosa y larga hasta las rodillas. Ulises les presentó:

—Majestad, ellos son Pablo García y Cristina Rico. Amigos, ella es Hestia. Ya conocéis a Hermes.

Mientras, la antigua diosa del Hogar besó a nuestros protagonistas y dio la mano a los demás, como muestra de su trato de distinción. Hermes dio la mano a todos. Después ella les correspondió:

—Es un gran placer conoceros. Para celebrar vuestra llegada, hemos preparado una cena especial a la que todos estáis invitados.

Pablo habló por ambos:

—Majestad, el placer es nuestro, además de un honor. Puede solicitarnos lo que precise.

—De momento, os ruego que nos tuteemos. Nuestro idioma es casi igual al hydrano, una de las diferencias es que no existe el tratamiento de usted.

Por dentro, el Palacio era distinto al de Hydra, estaba separado por aposentos. Caminaron por un pasillo hasta el comedor terraza, con vistas al cercano continente de Hogar. La isla estaba situada en el suroeste del continente. La temperatura era agradable, unos veinticinco grados.

La cena estaba compuesta por carne, pescado y verduras en raciones generosas, un verdadero banquete. Vino para beber, que Pablo aceptó por ser un acontecimiento especial, sin abusar. De postre una crema con textura similar a las natillas y sabor como a chocolate y menta. En Krona sí existe el azúcar.

La conversación se inició por la presencia de Hermes, quien aclaró:

—He venido por mi cuenta, para explicar a mi tía el nuevo medio que vuestro hijo tuvo la gentileza de enseñarnos. Permaneceré hasta que sea realidad aquí.

—Podemos pedir a Jose que venga, para que puedas ocuparte de tus deberes en Hydra.

—No será necesario, mis ayudantes pueden hacerse cargo. Tomé con entusiasmo esta empresa y me considero capacitado para desarrollarla.

—Estoy convencido de que eres capaz.

Hestia comprobó que sus huéspedes sabían bastante de Krona y resolvió sus pocas dudas:

—Se puede agrupar la sociedad en familia, trabajo, abastecimiento y colegio. Alguien decide tener pareja, celebran su Unión como se hacía en Gea y planifican su rutina. Favorecemos el trabajo en el hogar. Voy a poneros como ejemplo, sois pastelero y peluquera, no precisaríais desplazaros. Cada cual recibe a sus clientes en su hogar, todos los residentes comparten la labores domésticas.

La anfitriona tomó un trago de agua, los demás esperaron.

-Bien es cierto que hay trabajos fuera del hogar, lo realizan tanto uno como otro. Siempre coincide cuando los niños están en el colegio. Tanto los colegios como los centros de trabajo siempre están funcionando. Nos guiamos por nuestras necesidades de comer y dormir. Al principio fue complicado, se puede vivir sin estar pendiente del tiempo, cuando alguien abandona su labor, otro la continúa.

Un nuevo trago, que Pablo aprovechó:

-Si no se miden por el tiempo, ¿cómo controlan que alguien trabaje menos?

-Al principio se estableció turnos por tiempo, ahora no porque cada persona está habituada y la amenaza de Érebo pesa mucho.

-Creo entender que cada familia se planifica a su manera. ¿Cómo se apañan para que coincidan el fin laboral de uno con el inicio del otro?

-Buena pregunta. Somos nuestros relojes, nadie rompe su rutina familiar, la conserva toda su vida. Excepto en casos de parejas con rutinas diferentes, cuando deciden unirse deben establecer su rutina común. Cuesta explicarlo, recomiendo que lo asimiléis sobre la marcha.

Cristina respondió:

-Nos parece bien. ¿Puedo preguntar algo personal?

-Claro.
-Te admiro por dedicar toda tu vida al bienestar en el hogar. Siempre he creído que la mejor manera de demostrar es con los hechos más que con palabras, por eso me sorprende que nunca hayas querido fundar una familia.

-Tengo el mismo poder que mi hermano os regaló; lo uso para cumplir mi prioridad, es la felicidad ajena, porque siempre vuelve a mí. No odio a los hombres, sí a mi padre. Mi infancia fue triste porque notaba sufrir a mi madre. Me prometí que jamás tendría pareja.

La cena finalizó. Ulises y su familia tomaron la decisión de abandonar el Palacio, para que la anfitriona y sus invitados pudieran descansar. Ellos también lo precisaban.

Pyros seguía reinando en lo alto, los forasteros se sintieron raros porque el sueño se presentaba. La infusión relajante contribuía.

Nadie despertó a Pablo y Cristina. Él tuvo el impulso de mirar la hora, lo que vio fue su muñeca desnuda, recordó que decidió por la noche guardar el reloj en la maleta. Debían guiarse por su intuición. Indicaba que habían reposado lo suficiente. Cristina también estaba despierta y ambos compartían esos pensamientos.

Hestia les esperaba en la terraza. Pyros había descendido y desplazado al oeste. No sabían cómo saludar y ella se adelantó:

-Hola. ¿Cómo habéis descansado?

-Hola. Muy bien gracias, ¿y tú?

-También, gracias.

Hermes llegó casi a la vez, saludó igual. Los sirvientes trajeron el desayuno, compuesto por una bebida caliente y dulce y, para compartir, una bandeja con frutas y otra con pasteles.

Pablo tuvo un recuerdo fugaz, Atenea. Hestia lo captó y se ofreció:

-Yo seré vuestra guía. ¿Adónde queréis ir?

-Recomendaste asimilar sobre la marcha. Nos gustaría visitar a los padres de Atenea, pero no sabemos sus nombres ni dónde viven. También conocimos a su hijo Héctor en Érebo.

-Puedo ayudaros. El caso de Héctor es famoso. Sus padres son Paris y Helena, los mismos que vivieron en la Tierra y causaron la guerra de Troya. Se dedican a crear ropa, tengo vestidos hechos por ellos. Viven en el sur de Hogar, bastante cerca de aquí.

El chófer les acompañó al garaje, que seguía guardando el coche de Ulises. Entraron en otro pequeño para cuatro, justo los que iban.

La salida del aparcamiento es una rampa ligera y larga, el conductor tomó velocidad. Cuando terminó el suelo, alzó el volante y el vehículo voló sobre el mar. La costa del continente estaba cerca, algo así como un kilómetro. Vieron edificios con estilo clásico y de altura media. Las playas estaban casi vacías.

Akronizaron en una larga calle con edificios unifamiliares, cada uno con un rótulo que muestra su actividad. El tráfico era intenso. Nuestros protagonistas creían que tardaron más rodando que volando. Vieron su destino antes de llegar, el cartel anunciaba Paris y Helena Diseño de Ropa. La entrada al aparcamiento subterráneo estaba nada más pasar. El chófer permaneció en él.

Una mujer muy atractiva, alta, complexión normal, rubia y con ojos negros abrió la puerta.

-Majestad, qué agradable sorpresa.

-He venido a presentaros a Pablo y Cristina, vienen de la Tierra.

-Es un placer conoceros. Pasad.

-Gracias. El placer es nuestro.

Fueron a la sala de trabajo. Paris se sorprendió como su esposa, quien hizo las presentaciones. Tras los saludos Pablo fue directo al grano:

-Hemos tenido la fortuna de conocer a Héctor y Atenea, podéis estar orgullosos de vuestros hijos.

El modisto se quedó perplejo. Helena reaccionó antes:

-Vamos al salón para sentarnos, por lo menos yo lo preciso.

Nada más llegar, la madre sacó cinco copas y una botella de licor. No hacía falta leer el pensamiento para saber su intención. Pablo avisó antes de que abriera la botella:

-Disculpa, Helena. No puedo beber alcohol. Tengo tratamiento de corazón.

-El alcohol está prohibido en esta casa. Habladme de Héctor.

Cristina contestó:

-Es un buen hombre, sólo que tiene voluntad débil. La mejor solución es la que ha tomado. ¿A qué se dedicaba aquí?

-Es un genio en diseño de ropa. Gracias a él aumentó nuestra clientela, como ejemplo nuestra majestad aquí presente.

Pablo no pudo reprimir su risa. Todos leyeron su pensamiento y rieron también. En un planeta como Hydra donde la única ropa está tejida por tres mujeres y donde sus habitantes sólo se visten para comparecer ante el líder... ¿sigo?

Paris confesó:

-Me siento avergonzado por Atenea, creo que no debimos abandonarla.

-Lo ha superado, la soledad le vino bien y ha madurado.

-¿Tiene pareja?

-Tan sólo Zeus y sus hermanos pueden tener pareja. Los demás no tienen diferencia física de género, para que no haya reproducción.

-¿Es feliz así?

-Hasta que conoció a José, nuestro hijo. Él se enamoró de ella y la invitó a acompañarle a la Tierra. Ella tuvo un dilema, abandonar su posición y estabilidad por una aventura desconocida y tal vez peligrosa. Decidió permanecer. Nuestro hijo sufrió y lo está superando.

Mientras Pablo hablaba, Cristina recibió un correo. Cuando su marido calló, ella comentó:

-He recibido un mensaje de Atenea, voy a leerlo en voz alta:

"Querida amiga. Hoy tengo día libre pedido con antelación. Estoy en el hospital de Olimpo, esperando que finalice la operación de Héctor."

"No odio a mi hermano. El primer encuentro fue tenso, la desconfianza predominaba. Poco a poco, fuimos descubriendo virtudes que la fue convirtiendo en confianza."

"Gracias, amigos. Vuestro ejemplo ha sido muy útil. También vuestra influencia, Hera me ha prometido que cambiarán la ley para que pueda ejercer su oficio de diseñador."

Helena estaba emocionada:

-¡Qué alegría! No sabíamos nada de ella. ¿Cómo es posible?

-Hermes ha conseguido su objetivo, establecer contacto por internet entre Hydra y Krona.

-¿Internet es eso que Hermes vino a desarrollar?

-Así es.

-¿Podemos responder a Atenea?

-Desde luego. Podéis usar mi teléfono o dictar y yo escribo.

-No estamos habituados, mejor que escribas tú.

-Antes quisiera explicar que estamos con vosotros.

-De acuerdo.

Cristina tardó poco y añadió:

-Estoy lista, podéis empezar.

-Querida hija Atenea. Estamos muy felices por saber de ti. Nos gustaría estar con vosotros en este momento tan delicado.

Pablo interrumpió: -Es posible, Ulises puede viajar en el tiempo. También nos gustaría volver.

Helena prosiguió su mensaje:

-Agradezco a Pablo y Cristina, tus amigos y ya nuestros, que nos hayan visitado; hablado de vosotros y comunicado que hoy podemos estar con vosotros. Por eso, voy a finalizar este mensaje para preparar nuestro equipaje. Nos veremos luego.

Así fue. No sin antes explicar su rutina. Desayuno, trabajo de costura y atención a los clientes, comida, de nuevo trabajo, cena temprana, ocio y final en el dormitorio.

Ambas parejas y Hestia caminaron al garaje. Pablo llamó a Ulises para explicar la nueva misión. El piloto estaba conforme y les esperaba en el garaje del Palacio.

Hydrizaron a media tarde en el portaaviones atracado en el puerto de Olimpo, tres horas después del correo de Atenea. El reencuentro en el hospital fue emotivo para todos, aunque breve. Alguien informó que Héctor fue trasladado a la habitación, donde pasaría la noche. Permitieron que los cinco visitantes le acompañaran.

Héctor y Atenea ya eran iguales físicamente. Él pudo superar su complejo de inferioridad provocado por la operación, gracias a la presencia y apoyo de su familia. Antes de conocer a los terrestres en Érebo, jamás imaginó que una castración le haría libre por fin.

Pablo y Cristina se despidieron al ver traer la cena. Ulises esperaba en la entrada del hospital:

-Zeus nos invita a cenar, mi familia ya está en el Palacio.

Einstein, Hawking. Son genios terrestres que jamás salieron de la Tierra, acertaron con sus teorías. Sólo voy a referir sus teorías sin extenderme. Los escasos días vividos fuera de Hydra se convirtieron en semanas de este planeta y años en la Tierra. Pablo y Cristina ya habían sobrepasado la fecha de retorno a su planeta y nuestro. Los viajes en el tiempo sólo son posibles atravesando agujeros negros, no existe ningún peligro. Jesús fue el primero que se adentró y descubrió la fórmula para salir en el momento conveniente, sólo él y sus discípulos saben esa fórmula y la mantienen en secreto. La velocidad de la luz es el único factor absoluto, si la luz desaparece en los agujeros negros, también sus consecuencias.

Pasado, presente, futuro. ¿Qué tiempo verbal debo usar? Para nosotros ya es futuro, para Hydra presente, Krona sólo usa el presente; si alguna vez usé otro tiempo, la causa fue para vuestra mejor comprensión. Decido escribir en presente a partir de ahora.

Internet ya es realidad en Hydra. Todos sus habitantes aprendieron las explicaciones de José antes de volver a la Tierra. Su conferencia fue emitida en directo por televisión a todo el orbe.

Renovarse o morir. La televisión debía evolucionar para no perder audiencia. Existen emisoras locales y continentales que cambiaron su plataforma para emitir por internet en exclusiva. Se han sumado instituciones, colectivos y ciudadanos que emiten en la nueva tecnología. José también explicó el modo de crear redes sociales. La primera y más popular es Fylios.

Precisamente, Zeus entra en su perfil de Fylios después de la cena, para publicar una foto con su familia e invitados, tomada por un sirviente. Pablo escribe el texto.

"De nuevo estamos aquí. Quiero agradeceros vuestra acogida antes y ahora. También al líder Zeus que ha tenido la gentileza de invitarnos a su hogar."

"Hemos vuelto para acompañar a un buen amigo, quien está pasando por una situación que todos vosotros habéis experimentado. Mañana regresaremos a Krona. Prometo que volveremos para disfrutar de vuestra hospitalidad."

"Gracias y hasta la vista."

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Despiertan en una habitación que les resulta familiar; por un instante imaginan que su odisea, nunca mejor dicho, ha concluido. Zeus y Hera no sólo les han invitado a cenar y dormir, han decorado la habitación de invitados casi igual que la suya, siguiendo las instrucciones de Ulises. La sorpresa de nuestros amigos fue inmensa la noche anterior.

Desayunan en Palacio, se despiden prometiendo su retorno y pasean hasta el hospital.

-Buenos días, Héctor. ¿Cómo te sientes?

-Buenos días. Libre, gracias a vosotros. Aquí he comenzado una nueva vida. Nunca debimos marchar. Papá, mamá, no lo toméis como un reproche.

Pablo inquiere:

-Suponemos que Atenea marchó para trabajar.

-Así es. Se fue poco después de vosotros. Voy a seguir viviendo en su casa porque encontrar otra me ha sido imposible. Además, así espero que algún día me perdone.

-Ya te ha perdonado. -Revela su madre.

Hablan de temas intrascendentes para amenizar la espera, que no es muy larga. No hubo ninguna complicación durante la noche y el doctor permite su marcha.

La casa está en Mykonos. Ulises lleva a Héctor y los dos matrimonios. Sólo el recién operado sale del avión, aunque sus padres insisten en acompañarle.

-Prefiero despedirme aquí para seguir con mi labor.

-Está bien. Prometo que volveremos.

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La organización de Krona es por familias, aunque cada cual es libre para vivir solo o en compañía. La cuestión es que las viviendas para una o dos personas sólo se construyen en el continente Libertad. El sistema permite acceder a sus necesidades sin desplazarse en exceso, cada ciudad dispone de todo. La distribución de productos es similar a la utilizada en Hydra.

Cada continente posee un Parlamento, regido por un presidente y formado por veinticinco diputados, quienes desempeñan su actividad profesional. Se comunican con el presidente para explicar las novedades. Si lo considera de interés, convoca reunión. Hestia recibe información de lo tratado y tiene la potestad de convocar reunión en el Parlamento Mundial, a la cual asisten el presidente y cuatro diputados de cada Parlamento.

Tal como sucedió en Hydra, el Parlamento Mundial se reúne la víspera de la marcha de los terrestres. Además de ellos, Hermes está invitado a la sesión. Es el primero en comparecer, para explicar todo lo que sabe de Internet. Es su último acto en Krona y partirá a su planeta nada más concluir.

Pablo toma la palabra como último punto de la sesión:

-Majestad, señoras y señores diputados, ciudadanos. Gracias a todos. Nuestra visita ha sido muy provechosa. Nos habéis mostrado el camino a seguir en la Tierra. Si la Paz fuera un árbol, vosotros sois las raíces. Tenemos cinco hijos, cuando nació cada uno, planté un árbol en nuestro jardín. Cuando vuelva, plantaré un sexto árbol, que representará a la Paz. Alguien en la Tierra dijo una vez: "Aunque sepa que mañana es el fin del mundo, hoy plantaré un árbol.

Pablo precisa un trago de agua, el respetuoso silencio prevalece. Retoma su discurso:

-Ese no será el caso, será similar a un nacimiento, el de la Paz. Será nuestra tercera hija, la cuidaremos como a sus cinco hermanos. Sabemos que el mayor obstáculo será el dinero, nos habéis demostrado que se puede vivir sin él. Nuestro plan consiste en eliminarlo poco a poco. Provoca desigualdad y miseria, un pequeño porcentaje de terrestres posee la mayoría del dinero y domina el planeta a su antojo. Sin dinero no habrá guerras.

Un nuevo trago, nadie interrumpe.

-Tenemos el privilegio de poder viajar a Gea. Jesús es nuestro maestro, le conocí antes de nacer. Cuando me encargó la misión, pensé que no sería capaz de triunfar donde él fracasó. Ahora estoy seguro de mi éxito. Jesús ha permitido que nuestros hijos puedan viajar a nuestro mundo original. Así podemos seguir en contacto y conocer todo lo que pasó, pasa y pasará en la Tierra. Tenemos millones de seguidores por internet que nos ayudarán. Vosotros ya lo estáis haciendo con vuestro recibimiento y experiencia. Muchas gracias. Para acabar, sólo viajaremos a un planeta más, volveremos aquí antes de nuestro retorno a la Tierra. Gracias por vuestra atención.








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