Alguien nuevo en la familia
Viernes 26 de Enero de 1973. Paul madruga como todos los días. Me quedo en la cama por si la protagonista del día se despierta. Baja a la cocina. El olor del café le despabila. En casa del herrero cuchillo de palo, le esperan en un plato las tres porras habituales
—Buenos días, Merche.
—Buenos días, Pablo. Siéntate.
Llena dos tazones con café y leche bien caliente. No solo por ser invierno, no soporta el desayuno templado. Desayunan.
Este día es especial, no saldrá de casa aunque el propio generalísimo se lo pida. Luis va a encargarse de su labor en la pastelería. Paul propuso cerrar el día de hoy, pero él se ofreció para sustituirle.
En los trece meses que hemos vivido aquí, Paul ha estado en la cocina pocas veces. El tamaño está acorde con el resto de la casa. Merche la tiene bien organizada y basta una explicación suya para saber dónde guarda cada cosa. Como aquí no se hacen pasteles, ayer trajo lo imprescindible para hacer la tarta. El horno, aunque no tanto como el de la pastelería, es el más grande que hayamos visto en una vivienda.
Cuenta con la colaboración de Merche sobre todo, también Sonia y Marcos. Gracias a ellos puede hacer la tarta en poco más de una hora. Dibuja el olivo y a su lado a Laura con el vestido que va a llevar puesto y jugando con la sorpresa del día.
Sube, nosotras nos hacemos las dormidas. Saca ropa del armario y entra en el baño. Llena la bañera y se mete dando la espalda a la puerta. Entramos con disimulo, sin hacer ruido. Dos manitas tapan sus ojos.
— ¿Quién soy?
Laura con solo nueve meses dio sus primeros pasos y balbuceaba. Ahora con un año ya habla claro varias palabras.
—La niña más guapa que conozco, Chispita.
—Siiií.
Se vuelve, la coge, la come a besos y le dice:
—Feliz cumpleaño.
Ya estoy a su lado en la bañera, le abrazo y le beso.
Pasamos la mañana jugando con nuestra hija en casa. Luego se abrigan y salen al jardín. Me quedo en casa debido a mi avanzado estado.
Pasa un rato mientras veo por el amplio ventanal como Paul hace fotos a Laura. Salgo para sorprenderles, tiro una bola de nieve a la espalda de Paul, que rebota en su nuca. Hay poca nieve, pero bastante para hacer bolitas que nos tiramos, yo solo me ensaño con Paul, él conmigo y Laura con los dos, nosotros le damos las bolitas. Me sorprende su fuerza, pero disfruto como ella.
Ana llega con su hijo Pablo. Nos ve y exclama:
—No sé quién es más crío de los tres.
Nos saludamos con besos. Cojo a Pablo, aún no ha cumplido seis meses y se siente a gusto en mis brazos. Ana coge a Laura y la felicita.
Ya mencioné a Jessica. puede hacer varias cosas a la vez sin cometer errores, es la actividad hecha persona, se basta ella sola para llevar la tienda. No es alta, más o menos un metro sesenta. Más bien gordita, porque suele vestir ropa amplia. Usa gafas.
No dudamos en invitarla porque le encantan los bebés y hace buenas migas con Laura, aunque ella y yo hayamos ido pocas veces a la pastelería. También me llevo bien con ella. Llega a las 2.15 acompañada por Luis.
Miguel y Antonio también llegan antes de las 2.30, hora fijada para la comida
El plato estrella es la tarta. Paul la trae y la deja delante de Laura, quien no habla porque no sabe ciertas palabras:
"¡Qué bonita! Con el olivo, yo y...¿qué es eso?"
Yo le respondo: "Una sorpresa."
Paul pone la vela en la tarta, la enciende y habla:
—Sopla y piensa un deseo sin decirlo
Yo le había enseñado con cerillas previamente. Todos aplaudimos cuando la apaga. Su deseo es ver a su padre más tiempo, Contesto en silencio:
"Iremos todos los días a verle."
Lourdes le regala un vestido de pura lana virgen y de color rojo.
Su abuelo Miguel le regala un triciclo, ha tenido que ir a su coche aparcado en el camino de entrada para traerlo.
Luis le regala un juego de construcción de madera.
Jessica un osito de peluche más grande que Laura.
Ana una muñeca que habla apretando su tripa y se le puede cambiar la ropa.
Antonio seis vestidos para esa muñeca.
Merche un libro de dibujo con siluetas para colorear y un estuche "Alpino" con 12 lápices de colores.
Sonia otra muñeca.
Marcos, algo relacionado con él, un coche a fricción que hay que rodar hacia atrás, se suelta y avanza rápido.
Mientras Laura está embelesada con tanto regalo, Paul y yo nos escabullimos y traemos los nuestros. Le doy el mío antes: la bicicleta más pequeña que hemos visto, aún así es grande para ella; esperamos que le sirva para el verano.
Paul le da una caja de zapatos con agujeros y atada con lazo rosa. Laura ya sabe deshacer lazos, quita la tapa y sus ojos brillan cuando ve un chihuahua dentro.
—Gracias, papá. —Sigue su eterna retahíla de gracias cambiando solo el apelativo. —Es el mismo de la tarta.
—Sí, chispita. Cuídale.
Los que trabajan se despiden y nos quedamos los residentes más Ana y Pablito. Laura comparte los juguetes con él y todos nosotros.
Laura, Paul y yo notamos la presencia de alguien más.
— ¡Hola, yaya!
Todos nos quedamos pasmados por el saludo. Mary la regaña:
"Calla, Laura. Hay gente que no sabe que estoy aquí."
Paul reacciona pronto y cuenta toda la verdad. Lourdes pregunta:
— ¿Significa que podéis hablar con Sebastián?
—No exactamente hablar, podemos comunicarnos por telepatía. Concéntrate en él y estará contigo.
Lo que fue una metedura de pata de Laura ha servido para aumentar la lista de confidentes de nuestro secreto. Advertimos a Laura que debemos guardarlo ante quienes no saben nada y le decimos quienes lo saben.
Dejamos el tema, los lápices de colores llaman la atención de Laura. Cojo un papel y hago un garabato para enseñarle y le doy el cuaderno de dibujo; por un lado tiene el dibujo coloreado para que sirva de ejemplo. Laura coge el lápiz como yo, pero no verde como el modelo, sino rojo como el vestido regalo de Lourdes. Vemos como pinta sin garabatos sino uniformemente. Nos sorprende por ser la primera vez que lo hace.
.
Domingo 25 de Marzo de 1973.
"Papá, ¿dónde estamos?
Mamá Mary responde por él:
"En un cementerio. Aquí están los restos de quienes tuvimos que irnos."
"¿Qué hacemos aquí?"
"Hoy hace dos años que me fui a Gea, Habéis venido para recordarme."
"No lo entiendo. Hemos estado juntos en Gea y en casa, no podemos olvidarte."
"Nuestro caso es especial. Para los demás, aquí acaba todo y solo les queda el recuerdo de sus seres queridos."
En ese momento llega Jose con su padre, hermanos y cuñada. Saludan a papá, a Rafa, a Paul, a mí y a Laura. Jose exclama:
— ¡Qué lástima que no haya conocido a su abuela!
Los cuatro temblamos temiendo la respuesta, pero Laura les sorprende:
—He visto sus fotos y sueño con ella.
Mientras la oímos, Paul y yo comprobamos que Mary se lo ha dictado. Mientras charlamos de África y Mary, siento algo que todos adivinan:
—Paul, creo que viene.
Antonio, padre de Jose, ordena:
—No perdáis tiempo en despedidas, id al hospital.
Obedecemos, por fortuna el cementerio permite pasar coches y el 600 de Miguel está cerca. Hablo:
—Miguel, no corras, con Laura esperé dos horas.
Tenemos un seguro médico con una clínica de maternidad en la calle O'Donnell, solo tardamos veinte minutos. Nuestro hijo nace a las 12.
—Es precioso, Cris. Pero no hemos decidido el nombre.
— ¿Te gusta Miguel Ángel?
—No quiero nombres de la familia, me gusta Ángel a secas.
—Lo que tú digas.
Desahoga su emoción mientras piensa: « ¡Qué maravillosa es la vida! Mamá se fue hace dos años. Ha estado con nosotros a menudo y ha sido la única que ha podido acompañar a Cris en el dolor del parto. Hemos pasado del sitio habitual del final al del principio en un escaso margen de tiempo.»
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Esa noche, en Gea:
"Pablo, Cristina. Cualquiera que venga es bienvenido en Gea, no es preciso que pierda su cuerpo o haya estado a punto como vosotros."
Pregunto: "Jesús, ¿significa que podemos traer a Ángel?"
"En efecto, sería injusto que crezca en desventaja con su hermana y vosotros."
Habíamos llegado solos. Laura tiene el mismo sueño y aparece con su hermano.
"Ángel, bienvenido a Gea. Mi nombre es Jesús y estoy aquí para ayudarte."
"¿Por qué te oigo y no te veo?"
"Porque estás en tu cuna durmiendo y estás aquí para aprender. Eres muy pequeño y tienes mucho tiempo por delante, déjate guiar por tus padres y tu hermana."
.
No quisimos esperar tanto tiempo como con su hermana. El mismo día de su primer cumple mes y nuestro cumpleaños, Aldo vuelve en su furgoneta trayendo otro olivo menudo. Esta vez no tiene que explicar nada. Paul se emociona mientras lo planta, coge a su hijo en brazos y repite el mismo discurso que a su hermana.
—Ángel, éste es tu olivo. Tú crecerás, pero él crecerá más que tú, aunque te cueste creerlo. Cuando tú seas como yo de alto, tu olivo te dará sombra. Ámalo y cuídalo, yo te iré enseñando.
.
Puede parecer increíble que una niña con solo un año pueda expresarse como Laura, pero tengamos en cuenta que ha recibido una formación psíquica durante más de ese año. Laura os dará más sorpresas relativas a su desarrollo durante su infancia.
Hay casos de niños precoces, Laura ganará a todos.
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