UNA SORPRESA PARA MIS LECTORES...
Cartas de medianoche.
(Inicio de un próximo libro)
Me aterra la forma en la que prefiero ser consumido por la maldad que por la libertad, creyendo que cualquier príncipe azul me rescataría de la torre más alta. Estoy buscando un amor que todavía no tengo por mí mismo, soy tan ingenuo que entrego el tesoro antes de ser rescatado, ofreciendo mi cuerpo y mi alma al primer ladrón que viene por mi inocencia.
Estoy comenzando a desconocerme a mí mismo, soy una versión distinta para cada persona y el único que no puede verse de la forma en la que quisiera. Puedo conocer tu mejor y tu peor versión, pero siempre preferiré quedarme con la mejor para contemplar el vacío del daño que me hiciste.
Nunca entenderé por qué vienes a mí para luego partir sin retorno, será la paradoja que marcará el recuerdo de tus caricias y tus abrazos, porque hipotéticamente el tiempo se detiene cuando me besas y dices que me quieres contigo para arrancar mi alma y plasmarla en alguien cuya mirada te recuerde a la mía.
Sé que ante mis ojos soy irrepetible, pero ante los tuyos soy reemplazable. Quisiera entender lo inentendible para comprender tu distancia, porque cuando me tenías en tus brazos creía que ningún poder supremo rompería la fuerza que me hace volver a ti, haciéndome creer que lo único que merezco es tu rechazo y tu indiferencia. Cada noche en la que siento tu calor me derrito para luego congelarme en tu apatía.
Te deshaces de mí para contemplar la miseria en la que me transformas con tu desprecio, prefieres salvar tu ego y tu hombría que darme la mano en la penumbra de tu cobardía. Mientras tú te construyes a partir de mis escombros, yo me destruyo en el inseguro terreno de tu inestabilidad; así es como te fortaleces, siendo el terremoto que sacude las ruinas de mi autoestima. Eres la catástrofe de mis mares, surges del abismo como un funesto maremoto para ahogarme en mis propias aguas.
Todavía me pregunto sí el amor existe como en las películas y en los cuentos de hadas, a veces quisiera saber qué se sentiría ser amado y deseado por alguien que no tenga ojos para alguien más.
Todo este tiempo he estado viviendo de fantasías y perplejidades, porque la forma en la que siempre soy la opción que nadie elige es algo que me terminará matando. Estamos en un mundo tan moderno y perverso en el que la responsabilidad afectiva se ha extinguido, en nuestros tiempos es más importante que alguien te siga en instagram a que quiera pasar un día contigo. Las redes sociales son el puente perfecto que se desmoronan al vacío cuando ya no te quieren, te derrumbas al abismo con todo ese tiempo perdido que le dedicaste a alguien que desapareció en la miseria.
He perdido la fe del mundo que me rodea, pero todavía tengo la esperanza de que haya algún día en el que yo sea el universo entero para alguien, solo que para llegar a ello, primero debo reconocer que yo soy mi única estrella y ninguna brillará tanto como debería hacerlo mi autoestima.
Sé que no ha pasado mucho tiempo desde que te conocí, pero se siente como si te hubiera conocido toda una vida. La manera en la que transformas mi realidad es tan mágica como esa luz que destellan tus ojos, haría todo lo que fuera para quedarme a tu lado observando el color de tu alma y nutrirme de la energía que proyectan tus manos.
¿Qué nos está pasando?
Preferí ignorar las señales de este accidente para no sentir el dolor del impacto, sí lo hubiera hecho antes no habría dolido tanto como ahora, estoy haciéndome pedazos mientras todavía espero en la hemorragia de la incertidumbre. Es una espera agónica y melancólica que me hace olvidarme de mí mismo. ¿En qué nos estamos convirtiendo uno para el otro? Actúas como si yo ya no fuera nada para ti, he estado haciendo lo más que puedo para seguir dando todo de mí y lo único que haces es ignorarme. ¿Acaso es lo que según tú yo me merezco? ¿Tu indiferencia y tu cobardía? Nunca sabrás las noches en la que me levanté llorando, esperando a que aparecieras, recordando cuando dormíamos abrazados hasta el amanecer. Todo lo que siento en este momento es ira, depresión y ansiedad. Solo anhelo que recuperamos lo que estamos perdiendo. No solo tú me estás perdiendo, porque yo también me estoy perdiendo y tú solo te agrandas con tu frialdad.
¿Es justo tener que guardarme todo lo bonito que llegué a sentir por ti? Vivo con el miedo de hablarlo y que me hagas sentir más insuficiente de lo que soy. Por favor, ten piedad de mí y ya no destroces más mi corazón. ¿Dónde quedaran los esfuerzos que hacíamos para vernos y tenernos? Cuando moríamos de la risa hasta dormirnos en nuestros besos, cuando dibujaste un mapa para señalar los lugares que te gustaría recorrer a mi lado. Antes de que demostraras tu verdadero yo me sentía seguro, creyendo que lo nuestro era probablemente lo que siempre estuve esperando. Mi mente está revirtiéndose con tus espantosos cambios, me hace sufrir creer que todo este tiempo me culpé a mí mismo de lo que veía hasta que me di cuenta que eso siempre fue lo que existía. Me castigo cada día al pensar en si ya me reemplazaste, jamás tuve los motivos que tengo ahora para dudar de ti.
¿Qué somos y a dónde vamos? Me has enterrado vivo y ahora deambulas sobre mi tumba. No entiendo la persona en la que te estás convirtiendo, sé que debo irme pero aún no puedo hacerlo hasta confirmar lo que puedo persuadir. A pesar de la brutalidad con la que me atacas en silencio, todavía creo que es mi culpa cuando actúas de ese modo. Ya no quiero sufrir más por ti, estoy exhausto del miedo que siento a que me sigas hiriendo. No paro de temblar.
Ya no es sano revisar la última conexión de tus redes sociales, porque verte en línea sin responder solo confirma que todo este tiempo estuve pensando lo correcto. Quizá estás mejor sin mí y es lo que me duele reconocer, pero es peor aún saber que mi ausencia es lo que menos te importa. ¿Por qué no puedo hacer lo mismo? Vivo con el recuerdo de cuando me llevaste a recorrer ciudades antiguas y bosques encantados, para mí no es tan fácil deshacerme de ti como tú lo estás haciendo.
Ahora que solo somos dos desconocidos no me queda nada más que cubrir las ventanas del dolor que perpetra mi alma, abrazaré estos momentos y los liberaré con mis lágrimas el día en que te supere y me recuerden lo feliz que estuve de conocerte.
No es sano seguir esperando a que regreses, pero todavía no puedo decirte adiós aunque tu crueldad sea la razón por la cual deba marcharme. Los días pasarán y el 27 de enero quedará marcado para siempre en mi calendario, para bien o para mal, sé que en un futuro me levantaré y aplastaré la memoria que perturbaste con tu retorcido encanto. No será fácil reorganizar mi vida a como estaba antes de ti, pero sí hubo felicidad antes de que llegaras, la tristeza que habrá después de irte me ayudará a entender que las lecciones como tú no se repiten dos veces.
Sé que el tiempo me demostrará realmente quién perdió a quién, por el momento no me queda nada más que afirmar que la razón de mi sufrimiento fue idealizarte. Supongo que es mi culpa por creer que lo nuestro sería recíproco, sobre todo porque lo que creí que yo recibiría se lo entregabas a otra persona.
El rechazo es uno de los sentimientos más abrumadores que podría experimentar el ser humano, especialmente cuando empezamos a indagar entre nuestras inseguridades para buscar una respuesta a la indiferencia, razonando en la ira y la vergüenza de que ya no nos sentimos queridos. Lo más triste del proceso es aferrarse a una esperanza y esperar un cambio que nunca llegará, aunque esa persona demuestre abiertamente que ya no siente nada por ti, es allí cuando la espera sea hace agónica y matadora.
Quiero creer que la vida sigue y que aquí no ha terminado, porque mi miedo es tan grande que mi autoestima se ha exterminado. Todavía estoy caminando en la cuerda floja mientras espero una señal, pero esperar a que regreses desequilibra el sentido del rumbo al cual tú mismo me desviaste. Comenzaste siendo una de las maravillas más extraordinarias de mi vida, me hiciste sentir especial en cada noche para después irte con la miseria a la que le llamas sinceridad, porque el hecho de que seas sincero no te hace más honesto sino más miserable. Escupes tu honestidad en forma de balas, disfrutas al verme sangrar porque los egoístas como tú prefieren matar de esperanzas a que aceptar su maldad.
Cada día es más difícil que el anterior, es una pesadilla despertar a la medianoche creyendo que todavía recibiré un mensaje de buenas noches, ya es enfermizo fantasear con que aún me quieres y esperar inocentemente a que me llames por la mañana. El despertar ya no tiene sentido sino veré tu sonrisa en el amanecer, te adueñaste de mis hábitos y ahora no sé cómo recuperarlos.
Ya no entiendo qué está sucediendo conmigo, verdaderamente empiezo a asustarme al ver cómo pierdo mis días pensando en los de la otra persona. Ya no estoy viviendo por mí mismo sino por él, le temo mucho a ese viejo y repetitivo dolor que me atrapa desde que abro los ojos hasta que los cierro. Me asusta ver cómo me paralizo al perder el motivo y el ánimo de enfocarme en mí mismo, me quedo entumecido en mi cama mientras millones de preguntas llegan a mi cabeza, es ese momento cuando mi ansiedad toma el control de responder las dudas que siento por él. Mi alma se está rompiendo a pedazos, tengo pánico al ver cómo sigo repitiendo errores sin aprender de mis lecciones. Mi psicólogo ya no sabe cómo ayudarme, ni siquiera tengo el control de mí para tomar decisiones y empezar a beber los medicamentes de la ansiedad y la depresión.
Estoy enamorándome perdidamente de alguien que ha estado cambiando su personalidad, él es la razón de mi inestabilidad, porque solo recibo su amor cuando él quiere y no cuando yo lo necesito. Él puede seguir su día a día sin recordarme, mientras que yo paso las horas de mis días esperando a que me demuestre el interés que tuvo por mí en los primeros días. Me estoy envejeciendo al esperar algo que posiblemente no va a regresar, pero siento algo tan fuerte que se combina con mi desequilibrio mental para tergiversar la realidad. He estado llorando los mares en los que me estoy ahogando, soy el náufrago de mi abismo y mi tempestad. Me desespera no saber qué hacer en tiempos como estos, ahora que tengo la libertad para volar he decido entrar una prisión de la que ahora quiero escapar, pero para huir tengo que renunciar a él y todavía no estoy listo para irme.
Mi psiquiatra siempre tuvo razón sobre mi estado mental, nunca he estado lo suficiente bien aunque me haya cambiado de tiempo y espacio, pero... ¿Qué se supone que deba hacer sí ya hecho lo suficiente? Entro en pánico cuando sobrepienso las razones por las que él puede hartarse de mí y marcharse, estoy desarrollando la peor dependencia emocional de mi vida y eso me aleja de las posibilidades de correr. Soy un masoquista sin dignidad y amor propio, cada día me miento diciéndome que voy a mejorar, pero lo único que hago es empeorar y repetir el mismo ciclo que el día anterior. Estoy dejando pasar mi momento y no sé qué hacer para detenerlo. Tengo tanto miedo que podría derrumbar un rascacielos de cristal con mis gritos, estoy perdiéndolo a él y parece que es lo único me preocupa, porque es más fácil recuperarlo a él que recuperarme a mí.
Estoy escribiendo esto con la finalidad de pedirle auxilio a mi yo del futuro, porque solo él podrá entender el desastre que soy en este instante. Ya no soy inteligente, astuto y calculador, sí lo hubiera sido ya habría dejado de sentir todo estoy que siento ahora mismo. No me cansaré de repetir desesperadamente el miedo que tengo, he estado dando todo de mí que ahora me quedé tan vacío y me pudro por dentro. ¡Auxilio! No puedo seguir más con esto, ya no sé qué debo hacer para seguir adelante sin pensar en él. Estoy enfermo. Me vuelvo loco cuando él desaparece sin dejar rastros, esta es la evidencia clave de lo abandonado que me siento. No tengo con quien hablar en días grises como estos, solo me aferro a la esperanza de algún día leer esto cuando sea la mejor versión de mí mismo. Me estoy quemando en silencio, estoy arrancando mi piel con el llanto de mi tormento. Mi mundo se está terminando y sólo quiero estar en sus brazos.
Tengo tanto miedo a perderte que me estoy perdiendo a mí mismo, dijiste que serías mi Luna y terminaste siendo el asteroide que arrasó con mi mundo. Te vi caer y caí contigo para levantarnos juntos, pero fuiste tú quién se levantó primero para hundirme en el agujero que hiciste con eso que llamas amor. Estoy buscando la luz que me diste en el agujero de tu inseguridad, cada vez que avanzas por tu cuenta me arrastras en la negrura de tu abismo. Quise darte la mano para ayudarte a salir de la tumba y me enterraste en ella como un vil traidor, ahora suplico tu nombre en voz alta para que no me dejes morir sin ti. No me mates de la forma en la que lo estás haciendo ahora. Tu crueldad desgarra la piel que solías tocar cuando tus miedos te hacían gritar, tu indiferencia me ha cortado la lengua para no volver a expresar aquello que me solía salvar.
Tengo temor a que me abandones como lo hice conmigo, aunque ya cerraste la puerta yo sigo afuera esperando a que la abras mientras la lluvia de mis lágrimas me deshacen como el azúcar de tu encanto. Dijiste que me amabas solo porque algo necesitabas, por eso lloro en el lugar en el que me abrazabas mientras mis recuerdos se transforman en torturas. Vuelve y dime que todo esto es una visión distorsionaba de mi realidad, acércate y sujétame en los brazos que fueron el refugio de mis temores.
Es primero de abril y lo primero que debo hacer es contener mis lágrimas, nunca imaginé que te diría adiós en esta ruidosa estación de trenes. Los últimos días estuvimos uno para el otro como si estuviéramos casados, nunca creí que pasaría noches enteras abrazando a alguien que se duerme escuchando el latido de mi corazón. Quiero pensar que todo el miedo que siento no es real sino imaginario, por primera vez me estoy aferrando a creer que solo es parte de mis inseguridades y no de mi intuición. Sin idealizarte con exageración puedo ver el brillo que resalta tu alma.
Hay muchas cosas que me gustaría decirte ahora mismo, pero el silencio de mi mirada ojerosa puede hablar por sí misma, no quiero seguir reprimiendo lo que siento porque parece que el tiempo se termina y el destino nos separa. Estamos viviendo lo último de nuestra historia y yo sigo condenado en el silencio, me aterra creer que huirás de mí sí te digo los colores que veo cuando estoy contigo, tengo la inquietud de perderte y no volver a sentir algo tan perfecto como lo que me haces sentir. Debo confesar que me perturba imaginarte dándole el amor que me das a otra persona.
Cuando veo tus ojos puedo vernos bailando sin música durante la noche, cantando nuestras canciones favoritas mientras acaricio tus mejillas y me pierdo en el océano azul de tu mirada, eres el sueño del cual no quiero despertar.
Mis pesadillas desaparecieron desde que tomaste mi mano para apretarla fuertemente mientras dormías en mi pecho. No me alcanzan las palabras para describir lo mucho que significas para mí, creí que el amor era doloroso hasta que el azul de tus ojos me demostró lo contrario, contigo he descubierto la felicidad al sumergirme en el abismo marino de tu campo visual.
Hoy puedo mirar atrás sin sentir el ardor de las heridas que cicatrizaste con tus besos. Las noches que dejé morir pensando en alguien más están reviviendo con las nuestras, destruiste todo aquello que incineró mi alma por 22 noches.
No te mereces mis dudas, porque fui yo quien permitió el daño que en algún momento sufrí como para no volver a confiar, pero cuando te veo siento que eres todo lo que siempre estuve esperando. Sé que mañana solo seremos un recuerdo, por eso quiero que sepas que desde ahora serás lo más bello de mi memoria. Eres el amanecer de mis noches más perversas.
Dijiste que me amabas y ahora abrazo el espejismo de lo que hoy desconfío, lo repetiste tantas veces que parece que te agotaste de tanto hacerlo, porque nunca más volviste a decirme que me amabas y que te hacía feliz. Aquí estoy de nuevo en la encrucijada de mis inseguridades, creyendo que ya no te importo y que terminaré herido como siempre lo he estado.
Ahora estoy en el tren recordando nuestra despedida, sintiendo aquel último beso que me diste entre la multitud. Es difícil creer que recordarás mis labios hasta el día en que vuelvas a besar los de alguien más, pero puedo estar seguro que revivirás mis recuerdos cuando te encuentres en París, la ciudad donde yacen los sueños que nunca pudimos cumplir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top